sábado, 23 de octubre de 2021

Señora mayor con hippy vibes

Ayer me dormí en el cine. Creo que hacía veinticinco años que no me pasaba. Digo veinticinco pero a lo mejor son treinta o nunca. No recuerdo la última vez que me dormí o que intenté no dormirme, ayer ni lo intenté, el aburrimiento era tan extremo que simplemente me dejé ir. No merecía la pena luchar. Recuerdo veces en el cine de indignarme, de cabrearme, de refunfuñar (sin molestar), de sentirme tan inquieta por el horror que estaba sufriendo que no podía parar de moverme. Sesiones de mirar el reloj, de repasar la lista de la compra, de imaginar torturas salvajes para el director, el crítico que había alabado el título o para mi yo idiota que había decidido elegir esa película. Ayer, el sopor era tan intenso como una anestesia general, no llegué ni al siete contando desde diez. A lo mejor estoy sonando un poco Boyero pero no es mi intención.

Ultimamente estoy descubriendo una nueva faceta de mí misma que me tiene confundida. El miércoles se lo comenté a mi terapeuta: «no sé si preocuparme,  me siento como una señora mayor con "hippy vibes" (mi hija Clara dixit)» Ella se río mucho, casi siempre se ríe con mis historias hasta el punto de que algunos días, cuando salgo, pienso que ella debería pagarme a mí. 

Soy una señora mayor con hippy vibes porque me paso el día pensando que (casi) nada merece la pena tanto como para cabrearme y gastar energía. Esto puede parecer una enseñanza tan obvia como para aparecer en una novela de Murakami pero hasta hace poco yo me hostilizaba a niveles estratosféricos por asuntos que ahora mismo dejo resbalar rápidamente por mi piel y abandono en un charquito a mis pies mientras sigo adelante. A mi alrededor, en mi nuevo trabajo, en el que por cierto soy la mayor (de ahí que mi conciencia de señora mayor sea tan acusada), me paso el día diciéndole a mis compañeros: «no merece la pena esa batalla, ya lo has intentado, abandona y pasa a la siguiente, en una semana se te habrá olvidado» o «en serio, ese problema que ahora te parece insalvable en unos días se habrá esfumado. No te preocupes, al final todo sale». Me escucho y pienso ¿Qué me pasa? ¿Dónde está mi increíble capacidad para indignarme, encabronarme y pelear? ¿Es esto una mejora o voy a peor? ¿Debería medicarme? ¿Dejarme el pelo largo? ¿comprarme unas túnicas? ¿llevar gafas estrafalarias? ¿meditar? 

Creo que debo vigilar esta nueva faceta de mi personalidad ¿o quizás es una grieta y debo repararla? Probablemente sea sano no hostilizarme en dos segundos por cualquier nimiedad pero no quiero llegar al punto en que todo me de igual, de ninguna de las maneras quiero ser un "me da igual". Creo que voy bien porque en la misma semana en que decido dormirme la nueva peli de Wes Anderson de principio a fin y despacharla con un "lo mejor es el cartel", claro ejemplo de mis hippy vibes, he desarrollado una hostilidad merecedora de record olímpico hacia un señor imbécil. Él no lo sabe aún pero le espero en el futuro con todo el poder de mi rencor y mi hostilidad. Pensar en esto me tranquiliza, veo que no he perdido mi esencia. 

A lo mejor puedo llegar al equilibro perfecto entre hippismo y hostilidad. Me apetecen unas gafas estrafalarias, a ser posible verdes chillón y dejarme el pelo largo  y, a lo mejor, con ese look cuando me cabree doy muchísimo miedo. Probaré. 

Y, por favor, no vayáis a ver la de Wes Anderson. Ni aunque os inviten. Ni aunque os invite Wes Anderson. Hacedme caso que soy una señora mayor con criterio. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Los hippy vibes no te dan para aguantar a las señoros , ¿eh molinos?. Los señoros a tu edad en cuestiones de hostilidad son la última frontera. No obstante, yo te animo a que hagas un último esfuerzo y lo superes. Un paso más y ya estás fuera. Podría virtualmente sudártela todo. Imaginátelo: verías un hombre imbécil y te inspiraría la misma indiferencia que una sesión de crossfit o, peor aún, el mismo desinterés que una petarda de las de tu sexo.
No obstante, ya te anuncio que encontrar un equilibrio perfecto entre hippismo y hostilidad es difícil. Vas a tener que entrenar mucho y ya sabemos como se te da el deporte.

Anónimo dijo...

Señora mayor con hippie vibes porque " cuarentona vanidosa que se cree que el lógico proceso de relativización de los dramas humanos que se da en todos las personas a medida que envejecen es algo particular o mágico " ya estaba cogido. Vamos, la Joan Baez de Guadarrama: esa eres tû.

Carmina dijo...

Espero que tu nueva actitud ante la vida no llegue al extremo de abandonar los despellejes, Mientras sigamos teniendo nuestras dosis de despellejes, todo me parece perfecto. Atesora toda tu capacidad de hostilizarte para ese momento y tus fans te lo agradeceremos

Yo solo me he dormido una vez en el cine, y fue en la película "Hook". Y es que siempre odié el personaje de Peter Pan, su historia, su "filosofía", sus coleguillas..... Me dormí a pesar de que iba con un compañero de trabajo guapísimo, soltero y sin compromiso. Me dormí sobre su hombro, tan a gusto.

Anónimo dijo...

Concuerdo mucho con el anónimo de las 16:40.
Se llama ir cumpliendo años, no te hagas mucho más lío tronqui. No te pasa nada especial ni super original. Ánimo.

Rataflau dijo...

Jué cómo están los anónimos de aburridos... a lo mejor vienen del cine... pues yo estoy contigo, un equilibrio (inestable, por favor) entre hippismo y hostilidad... frente a señoros aburridos, o porque sí.
Salud,
Rataflau