miércoles, 20 de enero de 2021

Llámalo TAE, llámalo sentirse a salvo

En una Novela natural de Georgy Gospodinov, el autor habla de hacer una lista de cosas que ahuyentan la tristeza. Hablaba de una tristeza concreta, de la suya y de las cosas que le valen a él. Ahora vivimos en una época triste, no vamos a engañarnos, no es un momento para estar feliz, ni espídico, ni exultante, como mucho puedes estar aliviado si eres uno de los agraciados con la vacuna o si tú y tu familia seguís teniendo trabajo. Todos estamos tristones y si nos preguntaran que nos haría estarlo menos diríamos: ¡la vacuna! ¡que se acabe la pandemia! ¡que nuestros políticos supieran gestionar y no fueran una panda de cretinos compitiendo por quién lo es más! Luego hay otras cosas que creemos que nos harían estar menos tristes: ¡que me toque la lotería! ¡dar la vuelta al mundo! ¡encontrar pareja!  En esta lista hay cosas que a priori tienen pinta de ser perfectas para acabar con la tristeza pero que con el tiempo y experiencia descubres que quizás pueden no ser tan efectivas. 

Al tema. ¿Qué hace que mi tristeza huya a un rincón? La lluvia. Cuando, como hoy, se levanta un día gris muy oscuro con la nubes cubriéndolo todo y no para de llover estoy más feliz. Consulto la previsión del tiempo para saber si lloverá o no, si el cielo estára cubierto y pulso con miedo el botón de "previsión para quince días", cuando veo un par de dias grises, cruzando los dedos para que la racha dure. Sé que es raro, sé que mucha gente dirá: eso es porque no tienes que salir de casa, si tuvieras que coger aceituna en La Mancha no te gustaría tanto. Correcto y si fuera rubia y me llamara Lotta sería danesa. Que mi tristeza huya cuando llueve, cuando los días son grises, cuando hay niebla no quiere decir que yo sea imbécil, que no digo que no lo sea, pero no por eso. 

Los días cortos también ahuyentan mi tristeza. El domingo de octubre después del cambio de hora, del cambio bueno, me levanto feliz, energética, contentísima ante la perspectiva de los meses que me quedan por delante con los días más cortos, con las noches más largas, con las tardes en casa con las luces encendidas viendo la calle oscurecerse. Me encanta que se haga de noche pronto porque eso, por alguna razón, termina con la necesidad de salir de casa, de hacer cosas, si es de noche hay que recogerse como decían nuestros abuelos. ¿Dónde vas a estar mejor que en casa? "Si en vez de casa tuvieras un sitio mugriento en el que vivir preferirías los días largos". ¿Y si no tuvieras casa?" ¿Y si trabajaras en la calle?" Y si tuviera plumas sería Caponata. 

Le he estado dando vueltas y creo que prefiero la lluvia, el invierno, la oscuridad y el frío porque me meten en mí. Si llueve, si hay niebla, si es de noche pronto no puedes hacer grandes planes ni reales ni mentales, ya lo pensarás cuando deje de llover. Lo más inteligente, la respuesta evolutiva correcta es hibernar, descansar tanto física como sobre todo mentalmente. No hay luz, no veo lo que hay más allá, lo que está por venir y así no me agobio. No sé explicarlo mejor pero sé que es así. 

Ni soy Lotta, ni soy Caponata, ni estoy loca por preferir la lluvia, el frío, la noche y el invierno. Leyendo por ahí he descubierto que lo que a mí me pasa se llama TEA inverso, trastorno afectivo estacional inverso. Está bien ponerle nombre a las cosas pero llamarlo trastorno no me convence, para mí no es un trastorno, es simplemente una querencia. 

Estos días me siento a salvo. 

12 comentarios:

Anónimo dijo...

no, no está bien ponerle nombre a todas las cosas, nos hace rebaño. Prefiero leerte y entender qué te gusta; que me lo expliques. Al final vivimos en mundo de acrónimos desnaturalizados.

Chitin dijo...

De todo tiene q haber en la viña del Señor, q decía mi abuela.
Yo en cambio, soy "lagartija", necesito ese rayito de sol, que me suba la moral, que me caliente...necesito luz natural, cielo azul y por supuesto calor, verano y tardes eternas.
¿Has pensado en mudarte al norte de Europa?

marthabaz dijo...

Me sienta genial encontrar (por fin) a alguien con quien coincido en esto. Siento exactamente todo lo que tú dices (mirar la previsión del tiempo buscando lluvia, celebrar el cambio de hora que para todos es malo y para mí es bueno). Los días largos, llenos de sol, para mí son agotadores; y los días de invierno con sol, son como ni chicha ni limoná, dame una niebla, una lluvia, un grisor :D

Anónimo dijo...

Siempre digo que soy invierno. Me encanta la lluvia y los días nublados me encuentro mejor física y emocionalmente.

Anónimo dijo...

No estás sola compañera, me representas(en este tema, en muchos otros no pero en este, es completamente yo)

Adicionalmente yo en verano me pongo un fondo de movil de campos escoceses donde llueve.
Y luego me añado a la previsión ciudades como Qatar, Bagdad, etc... para ver que nosotros estamos a 38 grados, pero ellos están a 47, que no me quita de sudar pero pienso lo que será estar a 47 grados....

Los dias de verano, largos y soleados me tiran para abajo... lo ha dicho alguien arriba, tiene que haber de todo.

Yo no digo nada....... dijo...

Vaya. Pensaba que sólo me pasaba a mi, jajajajaja.

Hay quién me dice que debo tener genes escandinavos aunque creo que a ellos les ocurre lo contrario.

Lo paso fatal en verano con tantas horas de luz y sol.

Anónimo dijo...

Estoy contigo, son querencias, nunca imaginé que fuera un trastorno, ¡tanto diagnóstico! como elegir las horas nocturnas de las 24 que dura el día, la noche me ayuda a pensar, la luz me aturulla y de ahí mi querencia al invierno y los días cortos, o yo qué sé, de pequeña me di un golpe o me contaron un cuento o sí, soy rarita pero no tanto y la claridad me gusta pero mejor si no dura mucho. En fin, que somos multitud. La sobreabundancia de estudios... ¿recibe un nombre?

También tengo querencia a aprovechar los comentarios, aprovecho este: ¡Lebowitz al poder! lo descubrí el sábado pasado y sólo me dio lugar a ver un capítulo, la vida no se estira lo que yo necesitaría, y estoy deseando que llegue mañana para disfrutar de su gruñidos. Los gruñones me caen mejor y en general me parecen habitar una realidad más lúcida que los que yo denomino happyflower. Tanta aspiración al buen rollo me resulta sospechosa, profundamente banal. Y me provoca un esfuerzo, ya sea por rebatirlos o por intentar parecerme a ellos y descubrir cómo lo hacen, que me agota. Son cansados, mucho.

Marga

el chico de la consuelo dijo...

Hibernar siempre ha sido
una de mis ansias
como oso.
Besos.

sonia dijo...

Me disgustan los días muy largos de verano pero adoro los días en que brilla el sol y sobre las ocho de la tarde hay que ponerse una camisa o cazadora vaquera.Tambien me gusta la lluvia,las tormentas con sus truenos y rayos me fascinan por infrecuentes donde vivo.A mí me provoca tristeza la niebla persistente,el no ver el cielo azul durante días.

Peach dijo...

Qué bien, has sabido ponerle palabras a lo que siento cuando es invierno, las horas de sol son menos, se nubla (que en el sureste rara vez llega a llover, y cuánto lo lamento), pasas más horas en casa, y no te llaman loca ni amargada por no apetecerte salir... Porque sí, el verano, el calor, el sol... me entristecen y enfadan a partes iguales y odio tener que salir y socializar. Ojalá ese cambio de hora que querian dejar fijo y estaban estudiando, se quede con el horario de invierno para siempre. (¡Que de qué me sirven las tardes más largas del verano, si me las paso sudando, aletargada, triste y enfadada!).

Elennim dijo...

¡Cómo te entiendo! Anoche me acosté un poco tristona y aún me quedaba algo de esa sensación al levantarme, pero al abrir las cortinas y salir a la terraza estaba empezando a chispear y esas gotas se han llevado todo lo malo.
Un compañero del trabajo se mete conmigo (en broma) diciendo que no conoce a nadie que le guste tanto el mal tiempo... Yo nací en otoño, para mí es un honor :D

Silvia dijo...

Mil gracias por poner palabras a lo que siento! siempre me han chiflado los días de lluvia (aunque también tengo una voz interior que me dice que soy egoísta por no pensar a la de gente que le complica la vida el mal tiempo) y los días cortos de invierno.
Te sigo desde que empezaste, eres un regalo! y me encantan tus posts de libros encadenados, nunca fallan tus recomendaciones!
Un abrazo enorme, aunque suene raro, me acuerdo mucho de ti estos días desde que dijiste que habías vuelto a los días iguales, espero que pasen muy pronto.