lunes, 18 de marzo de 2019

Yo quería ser arqueóloga

André Kertész
«¿Mamá, ¿tus amigos han conseguido lo que querían en sus vidas?». 

Una de mis amigas quería ser periodista, lo fue, lo dejó y ahora trabaja con flores. Se destroza las manos, tiene alergia, llega tarde a todas partes y no tiene un minuto de descanso pero está feliz. Otros, por una extraña razón que jamás entenderé, querían ser economistas y lo son. Por la misma extraña razón parece gustarles ser economistas. Otra quiso ser médico, lo fue y lo dejó. Emigró con su marido y tres hijos a Australia con cuarenta y cinco años. Están felices aunque echando de menos España. Otro no quería ser nada, solo quería salir y beber y juerga y ahora es perito tasador de seguros, tiene tres hijos pequeños que corretean entre sus piernas y le trepan por el cuerpo gritando "papi, papi", mientras nosotros le recordamos que él fue un pionero del poliamor. Tiene más canas y le duele la espalda pero sigue llevando las mismas camisas raídas en los cuellos porque son sus favoritas. Otra no sabía que quería ser y fue economista y no le gustó y se fue a Estados Unidos a cumplir el sueño de su vida, componer música para películas. Compone, dirige, baila y toca el saxofón. Ha vuelto y se está buscando la vida. Otro quería hacer algo en la montaña y se hizo ingeniero de montes y descubrió con cuarenta y dos años que lo que quería era ser bombero. Lo ha conseguido y ahora está de cursillo de ser bombero llenándonos el wasap de fotos de su entrenamiento. Nunca le he visto más contento. Otra amiga es enóloga, vive por y para el vino y sus tres hijos pequeños. ¿Qué quería ser cuando teníamos quince años? No recuerdo que la enología fuera una de sus aficiones y tampoco sé si quería tener hijos con la sucesión de novios "para toda la vida" con los que nos encariñábamos. Se casó con otro que llegó por sorpresa.  Otra amiga quería ser diplomática, artista, cantante de ópera y pianista y tener media docena de hijos. Ahora dirige un departamento de recursos humanos, se deja grabar en vídeos corporativos con trenzas y gafas falsas y solo ha podido tener una hija que es igual de fantasiosa que ella porque ella sigue queriendo ser diplomática, artista, cantante y pianista porque es la misma que era cuando nos sentábamos en una tapia a charlar sobre su primer novio. Juan quería jugar al baloncesto y tocar el bajo y es lo que hace, jugar al baloncesto y tocar el bajo en grupos de cuarentones con nostalgia de Nacha Pop. Yo quería ser arqueóloga, vivir en Los Molinos y no tener hijos. Trabajo en televisión, no he conseguido, (por ahora) vivir en Los Molinos y tengo dos hijas que me hacen preguntas locas. Quería no ser como mi madre y en los días buenos lo consigo.  

¿Hemos conseguido lo que queríamos en nuestras vidas? No lo sé. ¿Qué queríamos? ¿Sabíamos lo que queríamos?   No lo sé y tampoco sé reconocer si lo que queríamos con doce, trece, catorce años era un deseo, un sueño loco, un plan maestro o simplemente pensábamos que la vida sería como tenía que ser, como la de nuestros padres. No creo que ninguno hayamos seguido nuestros sueños ni perseguido un ideal. Todos, en algún momento, apostamos por algo con mucha fuerza y lo conseguimos o no, pero también nos hemos encontrado con cosas que ni en nuestras fantasías más locas hubiéramos imaginado. 

Llevo días dándole vueltas a esto y lo que más me preocupa, sin embargo, no es que es lo que hemos hecho con nuestras vidas. Lo que más agradezco, y lo que más miedo me da,  es algo en lo que no pensamos cuando teníamos quince años, algo a lo que no dedicamos ni medio segundo cuando pasábamos la tarde entre botellines, bicis y balones; estamos todos vivos y seguimos juntos. Tenemos muchísima suerte y no sé si nos va a durar mucho más.  


17 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo! Me ha encantado.

JLO dijo...

vivir en definitiva, eso es todo lo que nos pasa... estar bien con uno mismo... esa es la idea...

y viajar y ser abuelo no estaría nada mal eh ja...

Maribel dijo...

Yo quería trabajar en algún sitio que tuviera que llevar casco. No me preguntéis porqué. Por eso estudié una Ingeniería, porque quería trabajar en una fábrica y llevar casco.

Eso es exactamente lo que hago ahora, y estoy del casco hasta el moño (moño que por cierto no puedo llevar por el casco).

Cuando los Dioses quieren castigarnos, atienden nuestras plegariass (O. Wilde).

Besos!

Anónimo dijo...

Yo quise ser madre, ante todo, y tambiėn profesora. Lo soy y lo fui durante varios años. Di clases y disfruté mucho ( colegios, academias, particulares, universidades...) Y en distintos países.
Pero ante todo fui y soy madre, y dejé de trabajar fuera de casa cuando nació mi primera hija.
No se acepta socialmente, pero yo soy feliz dedicándome a lo que más me gusta.

Un post de los que hacen pensar... le daré un par de vueltas más!

Marta dijo...

Somos muchos (o igual es mi consuelo de tonta) los que quisimos tener hijos y no pudimos, quisimos cumplir nuestro sueño profesional y no lo conseguimos... No te envidio, pero sí os admiro, por haber tenido la fuerza de voluntad, la constancia y una chispita de suerte. ¡A por otros 45!

Unknown dijo...

Yo desde pequeña quería ser enfermera. Por circunstancias vitales acabé siendo delineante y después de la crisis y del cierre del estudio de arquitectura en el que trabajaba me reconvertí en correctora ortotipográfica a tiempo muy parcial. En mi adolescencia no pensaba en ser madre pero con la llegada inesperada de mi primera hija descubrí que me encantaba y decidí serlo por segunda vez. Tengo dos hijos, dos parejas y con 56 años he podido cumplir uno de mis sueños que creía inalcanzables: cantar en un coro gospel. Las vueltas que da la vida. Mi yo de 15 años no me reconocería, jajaja.

sonia dijo...

Muy bueno el post,que nos hace reflexionar sobre los sueños o proyectos de nuestra adolescencia.
Ah ,y la fotografía ,espectacular!

Carmina dijo...


Yo quería ser arqueóloga y lo fui durante 9 años. Cuando por fin trabajaba como arqueóloga en el yacimiento más importante de Andalucía (Itálica) tuve mi primera crisis fuerte de fibromialgia y tuve que dejarlo. Luego fui profesora de instituto 21 años y me gustó, mucho. Entonces tuve un ictus y también tuve que dejarlo.

Anónimo dijo...

Yo a los 15 no... Pero a los a los 20 quería casarme en San Lorenzo de El Escorial, en la Basílica con la Escolanía cantando. Por supuesto con mi novio de la Universidad. Viviríamos en San Lorenzo de El Escorial/Madrid/Toledo (las 3 me valían pero mejor la 1era opción). Viviríamos en una casa, no en un piso, y tendríamos un golden además de 2 ó 3 hijos. Y un pastor alemán también. Los hijos... preferiblemente hijas.
A los ya 46 sigo soltera, vivo en mi ciudad de origen en Galicia, y he sido madre soltera por reproducción asistida de un niño que va a hacer en nada 18 meses. Niño, cuando yo sola quería niñas. Mi trabajo no me gusta aunque me dedico a lo que estudie, mi vida laboral es una frustración ... Mi yo de los 20 años no me reconocería... pero creo que le gustaría. Eso de la maternidad en solitario siempre me gustó. Siempre dije que si llegaba el momento de ser madre y no tenía pareja, recurriría a la ciencia. Y lo hice. ES lo único de lo que decía que he podido cumplir.

Marga dijo...

No sė lo que quería ser, no lo recuerdo ni creo que fuera importante. Lo que si recuerdo es cómo creía que sería mi vida aunque resultara ser tan irreal como cualquier composición de forma que uno se hiciera en aquellos años. O quė narices, tan difusa como la que se haga cualquiera al proyectar desde el presente un futuro. Sospecho.

Tu pårrafo final, ahí esta la importancia de este trasiego. Y salvo que te toque ahí andamos, mirando sin ver porque no se aprende sin experimentarlo. Jodia la vida, tiene su puntito de humor negro y poderío. Así se puede...

Mel dijo...

Pues yo con 15 quería estudiar historia, porque era mi pasión. Al final no lo hice porque la carrera no tenía muchas salidas excepto la de dar clase, cosa a la que me negaba.
Acabé estudiando traducción porque me gustaban los idiomas y tenía facilidad para aprenderlos, y a eso me dedico. Me gusta mi trabajo, aunque poco tenga que ver con la historia.

De todas formas, lo que realmente quería a los 15 años era dejar de sentirme el patito feo de la pandilla, que algún chico que me gustaba no me diera calabazas, encontrar amigos de verdad... no tengo un buen recuerdo de la adolescencia. Siempre quería pulsar el botón de acelerar para que pasara lo más rápido posible. Cuando llegué a la universidad conocí a gente majísima y fui feliz, muy feliz. Son amigos con los que sigo manteniendo la amistad.

Ahora estoy casada y tengo un hijo de 4 años. Creo que a mi yo de 15 años le gustaría mi vida actual. No tenía grandes aspiraciones (creo), más que vivir todo lo bien que he podido, que no es poco.

Anónimo dijo...

Yo de niño soñaba con ser el 9 del Madrid. Y es que a mí lo de soñar siempre se me ha dado muy bien. Soñaba y mientras tanto, vivía lo que toca vivir con 10, con 12, con 16...como cualquier otro, como uno más. Como vosotros, como nuestros hijos ahora.Iba por ciencias puras, con unas notas espectaculares y todo eso. Pero en casa la realidad no era precisamente una final de Champions ganada en el minuto 93 y había que elegir qué y donde estudiar una carrera para ser alguien de provecho.

Lo que me gustaba, lo que quería hacer con todas mis fuerzas, implicaba irse fuera y estudiar mínimo seis años y preparar un MIR y todo así de complicado. Mis sueños no encajaban en mi realidad vital. Eran dos dimensiones paralelas que no se tocaban, sin conexión. Mundos diferentes. Al final estudié otra cosa, nada que ver. Para complicar el asunto fui papá en segundo y cuando mis colegas se iban de farra yo al otro lado de la barra les servía las copas para ganar algo de pasta.

Acabé aquella carrera equivocada, busqué trabajo de cualquier cosa, empecé a vender cosas y desde entonces no he parado de hacerlo. Ahora soy viajante. Lo bueno de ser viajante es que conoces mundo y también mucha gente. Lo malo, la soledad de la autopista y los desayunos entre desconocidos en hoteles de tres estrellas.

Después del primero vinieron dos más y entre una cosa y la siguiente han pasado ya unos años. El verano que viene, para celebrarlo nos iremos los cinco a Nueva York. Será nuestro primer viaje transatlántico.

Doy gracias al cielo todos los días. Como decía aquel locutor del basket de la NBA con cada triple de un negro de dos veinte al otro lado del mundo: “la vida puede ser maravilloooosa”.

Y lo ha sido. Aunque no haya sido el 9 del Madrid.

Anónimo dijo...

Yo no quería ser pobre como mis padres. Quería ser rico como mi tío, con coche, piso
en una zona buena de Madrid, casa en la Sierra y en verano un mes de vacaciones en la playa.

Al final me quedé a mitad de camino. Tengo lo que todo el mundo hoy da por hecho que se debe tener. Un piso propio, dos coches, mis vacaciones en verano e invierno,.... nada del otro jueves, pero mucho si lo comparo con mi niñez sin vacaciones, ni casa en el pueblo, achicharrado los veranos en un quinto sin ascensor de 40 m2,.....creo que no me ha ido mal.

Lo de tener una familia maravillosa también se da por hecho.

Hermano E

HombreRevenido dijo...

Yo quiero que te toque la lotería y te hagas arqueóloga vocacional.
Y yo escribiré tu biografía (adornándola un poco si es necesario)

María dijo...

Yo no tenía una vocación definida, pero había dos mundos que me intrigaban mucho, el de las monjas de clausura y el de las prostitutas...

Anónimo dijo...

Yo quería ser sabia ... así, a lo grande. Por qué no?

Anónimo dijo...

Acabo de descubrir este blog y a su autora y precisamente en este momento de mi vida cuando qurda poco para jubilarme constato q mi trabajo no me ha gustado nada pero si me ha permitido la independencia económica q era lo q quería a los 15 años ...no pensaba nada más q en mantenerme , en tener un trabajo y vivir del mismo .. eso lo he conseguido pero mi vida laboral no me ha reportado ninguna satisfacción personal .. el problema es no se hacer otra cosa ..