viernes, 14 de septiembre de 2018

De seis a doce, un día normal


Me despierto una hora antes de que suene mi nuevo y flamante despertador. El hombro derecho me está matando y mientras valoro si volverme zurda puede ser una solución a este dolor que no me deja dormir más de cuatro horas seguidas asisto al encendido de la "luz amanecer" de mi despertador. Una pijada ridícula que, gracias a Dios, puede desactivarse. Pienso en aprovechar que estoy despierta para llegar antes al trabajo pero recupero la cordura y dedico esa hora extra a pulular por casa, desayunar tan despacio que tengo que calentar el café dos veces y darme contorno de ojos, serum y crema hidrante de cara.


Conduzco intentando usar el brazo derecho lo menos posible. He vuelto a mi trayecto habitual, piloto automático y los últimos episodios de Serial. Llego al trabajo. Contesto mails, confirmo vuelos, hoteles. Aprendo que la helicicultura es el cultivo de caracoles de tierra y que sus huevas, llamadas caviar blanco, son apreciadísimas y muy caras. Aprendo sobre mujeres en el medio rural y alucino con que haya empresas prósperas dedicas al arreglo de las máquinas recogedoras de huevos. Cuántas cosas desconozco. De comer brecol salteado y calabacines rellenos de pollo. De postre una rodaja de sandía de sabor sorprendente, unos trozos saben dulces y otros a servilleta.

Abro un excel. Abro otro. Los comparo. Empiezo un cuaderno nuevo de trabajo y apunto veinticinco cosas importantes. Estreno rotuladores. Vuelvo a mirar los excel. Sé lo que necesitamos pero no sé como hacerlo. Discutimos cual sería la mejor manera de organizar el trabajo. «Me piro que llego tarde al fisio» y salgo pitando pensando que soñaré con esa base de datos. Preparar una base de datos es como planear la decoración de tu casa, hay qué tener muy claro qué quieres y cómo lo quieres.

Mi fisio tiene veinticuatro años, lleva las pestañas pintadas y es un encanto. Está muy preocupada porque no mejoro, porque cada día estoy peor. «Ya sé que crees que esta máquina no te hace nada, pero sí te hace». Leo sobre un nuevo documental sobre McEnroe y me termino el New Yorker. Por primera vez en tres años, voy al día. No puedo creerlo.

Conduzco de vuelta. Mismo trayecto, piloto automático. Escucho otro episodio del tema Clinton-Lewinsky. Me alucina el eufemismo del locutor. «Clinton llevó a Lewinsky a uno de los baños de la Casa Blanca y ella le hizo sexo oral. Clinton rompió su propia regla y permitió que ella llevara el proceso hasta su conclusión natural.» Lo paro y le doy para atrás porque me he quedado estupefacta. «hasta su conclusión natural» Aparco en casa, subo, descargo el bolso. Me preparo una tostada con pavo y queso y me la como saliendo por la puerta mientras me pregunto si, cuando vuelva, me recibirá el olor a tostada que dejo flotando. Cojo el autobús y me bajo una parada antes. Una modelo que parece medir dos metros y de cuyos hombros cuelga una túnica blanca con brillos posa frente a la estatua de Velazquez. Subo por la carrera de San Jerónimo y recuerdo cuando trabajaba allí, hace casi veinte años. Ojalá volver a esas oficinas y poder ir a trabajar cruzando el Retiro. Llego al teatro, Mientras veo a mi amiga Lucia hacer de becaria alocada enamorada de Fele Martínez, recuerdo cuando era pequeña y la veía bañarse en la piscina, llevando el mismo bañador que su hermana gemela. No podía distinguirlas.

Tomamos cañas en un bar al lado del teatro mientras la esperamos. Somos una panda de señores mayores rodeados de actores: Javier Gutiérrez, Fele Martínez, Lola Casamayor, Ana Castillo. «Chicas, estoy en un bar con Ana Castillo, de La Llamada»« Mamáaaa...hazte fotos»

«Moli, pásame tu movil que Alsina te busca» Se me hiela la sangre con el botellín en la mano. «Paso de móvil que me regaña seguro. Dale mi mail que así si me ladra me da menos miedo»

Llego a casa a las doce. Abro el mail. Me río yo sola mientras me grabo un audio con un tweet que escribí por la mañana. Ojalá viajar en el tiempo y contarle esta historia a mi yo de nueve años, sentada en su mesa de estudio, escribiendo en su cuaderno cuadriculado el cuento de las nubes. 



Apago la luz. Me sigue doliendo el hombro. Un día normal.


7 comentarios:

Sara M. dijo...

No sabes cómo entiendo lo del hombro, aunque en mi caso es el izquierdo. El fisio lo mejoró, pero lo que me salvó fue una infiltración (antiinflamatorios, cortisona). Ahora está empezando a fastidiarse otra vez, así que me tocará otra inyección.

Anónimo dijo...

Si supiera que Alsina quiere mi número también se me helaría la sangre.
Mejórate pronto.Sagra

SAU dijo...

HOLIS ... me encantoleerte pues hasta me imagine cada secuencia de tu dia...y eso de pulular lo conozco bien porque yo tb lo hago...y hasta leerlo me ha sonado gracioso pues espero te recuperes d tu brazo ..
besines
sau

Kermita dijo...

Lo de la luz amanecer te parecerá una pijada pero en los países del norte con días de menos sol es un requisito para mantener la depresión estacional lejos... Sobretodo de septiembre a marzo. Sin eso no me sacarías de la cama todo el invierno!
El hombro también me duele, pienso que de usar el ratón todo el santo día... He intentado fisio un par de veces y no ha funcionado, los rayos infrarrojos y masajes ayudan más pero lo que más ayuda es estar de vacaciones!
Besos

lo+ dijo...

Dios mio! Lo del hombro me preocupa. Yo tambien lo estoy padecidndo, mucho en el uzquierdo y apunta maneras el derecho Estaremos mutando?

Anónimo dijo...

Jo Moli!, qué pasada !!! qué vida tan fenomenal, no? , y además dices que es un día más. qué vida tan intensa y fantabulosa ( esto lo dice un amigo mío, jijiji ). Ya me gustaría a mí. Yo niños, cole, trabajo, cole, niños, cenas. Chica, ya me contarás cómo lo haces.

ana m.

Anónimo dijo...

Me siento identificada con el último anónimo, me libro de los dos primeros elementos porque los lleva mi marido al cole... De modo que trabajo, cole, niños, cena... En un bucle. Yo también querría una vida un poco fantabulosa (buen término!) pero no sé cómo se hace 😓 Al menos veo que no soy la única, ya me temía no ser "cool". Un saludo!