viernes, 22 de enero de 2016

Buscando una idea

Camino por mi cabeza, poc, poc, poc. Mis pasos retumban en el suelo de madera (de tarima buena) que tiene mi cabeza. Paseo arriba y abajo. Es un espacio bastante grande y con poca luz. Podría poner más luces, focos y tal, pero no me gustan. Soy más de lámparas de "ambiente", como dice mi madre. De ambiente, seguro que es una expresión que tiene que ver con casas de alterne, con puticlubs de esos antiguos. Seguro que se llaman luces de ambiente... ilegal. Me imagino a la gente diciendo que en las casas decentes todo está bien iluminado porque no hay nada que esconder ni ocultar. Bueno, pues yo quiero luces de ambiente y en mi cabeza hay las justas para no tropezar con los trastos que lo llenan todo.  

Ya me he dispersado, como siempre que vagabundeo por mi cabeza. Tengo que centrarme: nada de distracciones. Paso de largo por la pizarra de "mails pendientes de contestar", no dejo que me ciegue el orgullo de ser alguien que contesta todos los mails, no es el momento. Bordeo el calendario de "planes para los viajes de un futuro próximo" y la tentación de ponerme a concretar alojamientos, eventos y restaurantes. Camino con los ojos cerrados por delante de las baldas de atractivas lecturas pendientes, cierro con fuerza los puños y con un esfuerzo sobrehumano consigo no coger uno de esos libros y tirarme en el acogedor sofá de pasar las horas. 

Salto por encima del bulto tapado con una manta que ocupa el centro del salón. No necesito ver lo que hay debajo, porque conozco cada caja, cajón, libro y trasto que hay ahí. Algún día, si me decido a escribir una novela, esos trastos servirán de armazón de la historia. Pero mientras tanto están bien ahí. A salvo de curiosos, a salvo de inoportunos encuentros; sobre todo, lejos de mi día a día. Sé que están ahí y eso es suficiente. Otra opción sería tirarlo todo, quemarlo en una hoguera de recuerdos y que no quedara nada, hacerlo desaparecer; pero hoy no es el día. Lo dejo ahí, que siga cogiendo polvo.

"Despensa de ideas" pone encima de la puerta. La abro de golpe, como en las pelis y con curiosidad, como si no supiera que dentro no hay nada. He venido a mirar por si acaso pero sé que está vacía. Las estanterías tienen polvo, un par de círculos dejados por ideas que ya utilicé y poco más. En una de las baldas superiores está la caja con la etiqueta "cosas de las que no puedo escribir", no por ahora, no en este momento. Puse esa caja ahí, muy arriba, lejos de mi alcance, para no caer en la tentación... que me conozco. Hoy tengo otra para guardar, saco la entrada de "Los odiosos ocho" del bolsillo de los vaqueros y escribo "tarde surrealista en el cine", me subo al taburete, abro la caja y la meto dentro. Eso es suficiente para acordarme de todo cuando llegue el momento. 

Paso la mano por las estanterías por si acaso alguna idea minúscula se ha quedado arrinconada. No, no hay nada. Toca pasear arriba y abajo de mi cabeza, escuchando mis pasos y tratando de cazar algún pensamiento que se convierta en inspiración. Me asomo al salón de los recuerdos: mi nueva habitación de adolescente, el viaje a México, mis 12 años...No me apetece. Me asomo a la ventana, ¿Qué hay fuera? ¿Despelleje? No tengo ganas. ¿Política? Me muero de la pereza. ¿Y si escribo sobre Instagram? Tenía un par de ideas sobre esto, apuntadas en algún sitio. "Dime qué fotografías y te diré cuánto tiempo libre tienes". Psss...

Me desplomo en el sofá de leer. ¿Sobre hombres? Golpeo el cojín de la historia de los tres hombres y una ciudad. Eso puede quedar muy chulo pero me falta el clic. ¿Sobre hombres fantásticos? Esto es una serie guay, es puro placer, dejarme llevar y ya está. ¿Qué fue lo que pensé de esto esta mañana? ¡Ah sí! Que los hombres bajitos son escurridizos y escapistas. Son miedosos y reculan. Bueno, supongo que no todos pero el 100% de los que yo he conocido lo son. A lo mejor es biológico, como son pequeños creen que se les ve menos y por eso  hacen esas cosas. Un tío grande no tiene escapatoria. En fin... lo pensaré. 

Nada, no se me ocurre nada.

10 comentarios:

Sobrevolando los 40 dijo...

¡Un aplauso grande para tí! Para no tener ninguna idea te ha salido un post incréible. Buen repaso a los compartimentos del cerebro y/o de la memoria. Y esa bulto sospechoso a mi me genera una curiosidad tremenda. Espero con ganas ese día en el que te decidas a escribir el libro. Mientras tanto, aquí seguimos. Besos y enhorabuena.

Sprocket314 dijo...

Vaya Moli, con la de ideas que te mando de vez en cuando...

Yo estoy cada vez más cerca de abrir un blog para contar cositas, mitad humor y mitad ensayo. Será que me hago viejo y tengo que contar mis batallitas...

Ya tuve blog hace años, cuando eso de los blogs empezaba (www.testblog.net) y me fue bien, pero tuve mi primer hijo y el blog murió del tirón.

Quizás fuera el momento de retomarlo...

Sprocket

TheEarlyBird dijo...

Los tíos bajos son miedosos y escurridizos.
Zasca!

pelona dijo...

En serio que no se te ha ocurrido nada? Eso es sí ya es una ocurrencia y este post mola mucho. Ojalá mis días en blanco fueran tan productivos. Saludos, Moli y gracias.

Anónimo dijo...

En esa ocurrencia a bote pronto sobre los hombres bajitos creo te has dejado llevado por tu norueguismo. Yo pensaría que es al revés. Como tienen en general las de perder frente a un mundo donde los altos suelen ganar, lo compensan con determinación, a veces demasiada...(Napoleón, Stalin, Mussolini, Sarkozy) todos por debajo del 1.70.

Anónimo dijo...

¿Sabes? Cada día me recuerdas más a la Gaite, a sus vagabundeos mentales, a ese ir tirando del hilo de las ideas a ver por qué derroteros nos conducen. :)

Con respecto a los bajitos, la experiencia me dice que no todos son Houdini. En mi vida hay dos soles que no sobrepasan el metro setenta y son dos de las personas más valientes que conozco. Además sé que siempre van a estar ahí, al pie del cañón.

Un abrazo.

Iraide

el chico de la consuelo dijo...

pero hoy las musas han "pasao" de mí.
Andarán de vacaciones…

recitaba uno de esos cantautores que tanto te gustan. ;)

Unknown dijo...

Qué mal se pasa cuando no hay ideas y qué bien se siente una cuando viene la inspiración y se crea algo genial.

Christine Godefroid dijo...

Fantástico! Qué descubrimiento de blog!
Me gusta muchísimo tu manera de escribir. Vaya mente en blanco, pero si parece el trastero de una brocante bruselense.,))

Quería enviarte mi email pero hay que hacerse una cuenta en yahoo...

molinos dijo...

Se me habia olvidado cometnar aquí, gracias por los comentarios.

A mi me encanta este post creo que refleja muy bien como vago por mi cabeza cuando no encuentro nada que me inspire.

Christine puedes escribirme a [email protected]

Gracias a todos.