viernes, 23 de enero de 2015

Ensayo sobre la chimenea

En el día 23 del año 2015, decimoquinto de mi enfermedad (estoy mucho mejor), he cumplido mi primer propósito para este nuevo año. Si, este año tengo propósitos, uno para cada mes. Todos son propósitos estúpidos, asequibles para mi legendaria faltad de fuerza de voluntad, incapaces de crearme frustración y con una finalidad práctica. Pequeñas metas. 

Redoble de tambores: he aprendido a encender la chimenea. 

Oigo las risas desde aquí pero es que esto no es tan fácil como parece. Encender la chimenea es como el sexo; cualquiera puede hacerlo pero conseguir un buen fuego exige pericia. 

Había encendido bastante chimeneas en mi vida pero un poco chapuceramente: metía mucho papel, leña fina, leña más gorda, usaba tres docenas de cerillas y después de un poco más de papel y mucho fuelle conseguía unas chispas, un pequeño fuego de intensidad interesante pero fugaz. Exactamente igual que al practicar sexo de joven en un coche, muchas prisas, mucho contorsionismo y un resultado como mucho pasable. 

Ahora he aprendido la técnica, la colocación,la posición de las distintas maderas y con ¡redoble de tambores! una sola cerilla consigo un fuego brillante de un bonito color cambiante y que tras un fulgor de llamas, consume la leña poco a poco y deja unas brasas de un rojo brillante de las que no se puede apartar la vista. 

Las chimeneas son un tema muy serio. Tan serio que han proliferado los sucedáneos. 

Las chimeneas que se encienden con un botón y proyectan imágenes de fuego mientras dan calor. Debe ser cómodo y da calor pero eso no es sexo, perdón una chimenea. Eso es como ver porno, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. 

Por supuesto, encender el fuego con pastillas, líquidos inflamables o cualquier otro artilugio es trampa. Y no hace falta que diga a qué se parece. 

Un paso más allá están las chimeneas con cajetín, estufa o como queramos llamarlo. Tienen fuego de verdad pero no. Son como los condones. Son más seguras, dan más control sobre las llamas y puedes no preocuparte de vigilar las consecuencias de que salte alguna chispa...pero no es lo mismo. Este tipo de chimeneas han proliferado mucho, lo entiendo, sino hay otra cosa pueden valer pero siguen siendo un sucedáneo. 

En el top están las chimeneas abiertas de toda la vida. Un hogar de tamaño decente con la suficiente amplitud como para colocar la leña. El fuego se siente, se ve y se oye. Es un completo de sensaciones que si pruebas una vez es complicado que luego te conformes con menos o que al tener que conformarte no eches de menos la verdadera chimenea. 

A pesar de la bonita analogía que me he cascado entre el sexo y las chimeneas, debo advertir que la imagen romántica del polvo frente al fuego no es buena idea. Las chimeneas son un sitio fabuloso para los previos. En compañía, en silencio, fingiendo estar entretenido con otra cosa. El sonido del fuego, la visión hipnótica de las llamas, la sensación de calor...en fin, sale solo.   


Mientras me dedico a pensar en el reto de febrero, un consejo: aprended a encender chimeneas, da muchas satisfacciones. 


21 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja,ja,ja...Me quito el sombrero y hago una doble reverencia.Brava!
Sonia

Peter dijo...

Ya puedes hacer una Barbacoa, que no se como trasladarlo al tema sexual: una orgía?

Silvia dijo...

l tema de las estufas, además de la seguridad, es que son mucho más eficientes ;)

Con una estufa calientas una cocina-comedor enorme que parece que sea verano. Y lo sé de buena tinta que en nuestra casa tenemos ambas cosas en la misma sala. Desde que tenemos estufa usamos la chimenea abierta para asar y la estufa como sustituto a la calefacción (que desde que tenemos estufa ni la encendemos, ¡y estamos hablando de unos cuantos grados bajo cero en la calle!)

Buen post. Siento haber puesto el toque serio pero el tema de la eficiencia energética me gusta mucho :)

Ana María dijo...

¡Jo, pero cuenta cómo se hace bien, deja la receta! No sabes cuántos van (vamos) a apuntar con minuciosidad algo así ;)

Un beso, me alegra que estés muchísimo mejor :*

Anónimo dijo...

Claro, si tienes chimenea. Si no tienes, lo mismo te da. Me alegro de tu mejoría.

Asier dijo...

Hazme un favor: graba el proceso en vídeo y/o explícalo bien (mejor "y").
Yo tambien la sufro en silencio

Oswaldo dijo...

Tarde llego a tu sufrir. Sin embargo no es malo, ya que saberte mejor me ha permitido disfrutar más tu forma de contarlo.

El fuego de una chimenea, sus olores y sobre todo, la magia hipnotizante y sensual del bailoteo de las llamas, más adictiva (aún) que la pantalla del televisor, es tan estupendo, que hasta aquí en el trópico, apenas vivimos a una poca altura sobre el nivel del mar, precisamente buscando climas algo más frescos, lo primero que queremos es una chimenea para disfrutar las sensaciones que producen.
Felicitaciones por haber aprendido a encenderlas.

Con sinusitis no se te vaya a ocurrir cambiar drásticamente de altura sobre el nivel del mar de manera que sufras un fuerte cambio de presión atmosférica. Así SÍ parece que es tu deber alejarte de las demás personas para no hacerles mucho daño al momento en que finalmente estalle tu cara.

Sinusitis, muelas y oídos. Bravos todos (No conozco parto ni regla. ¡Gracias por esa, Diosito!) pero ningún dolor como el del destrozo que produce un pinchudo cálculo renal AL MOVERSE por conductos con dimensión de tamiz, diseñados por la naturaleza para filtrar la sangre, produciendo orina, con espacio apenas para dejar pasar libremente a los glóbulos sanguíneos y por tanto, miles de veces más pequeños que el deforme monstruo. No tiene más remedio que reventar el riñón si quiere escapar del nicho en que nació y sobre todas las cosas, creció.

Me seduce el concepto de plantearse metas "incapaces de crear frustración". Lo cierto es que los pasos cortos también logran avances.

ELISA dijo...

Pero bueno! sí que estás estupenda, no hay duda, ya te va apeteciendo el amor de la lumbre :D

Perfida Canalla dijo...

Muy bueno. Por un instante hasta me he sentido capaz de hacerlo por mi misma siguiendo las pautas del realto.
Pero yo, no soy capaz de encender una chimenea ni haciendo un master!!!

Un saludo coleguita

Anónimo dijo...

Me enseño mi abuelo materno cuando era pequeñita, ahora veo como lo hace mi compi y me pone de los nervios pero le encanta!! Este fin de semana lo hemos pasado enterito delante de la chimenea, pero con niño y abuela...
Salud guapa!
Caracola

Amaya (La libreta de Amaya) dijo...

Es que no tengo chimenea, buaaaa!!! Y programar los radiadores como que no es lo mismo..... Me mata la curiosidad por conocer tu propósito de febrero. Si relacionas encender una chimenea con el sexo, esperaré con ansia tus post de propósitos mensuales!!

Amaya

NáN dijo...

Dime qué pastillas tomas en los últimos meses que como efecto secundario, pone "sin que se conozcan las causas, se empieza a escribir muy rebién. Disclaimer: La empresa farmacéutica no se responsabiliza del sufrimiento de ser escritor en España".

lo+ dijo...

Yo solo la enciendo si la enciendo sola...me pone de los nervios los mirones opinadores.
El sexo....? No me acuerdo..que es eso?..jajajaja
Me alegro que estes mejorando!

Anónimo dijo...

Rompo una lanza por los que desean una buena chimenea y se tienen que conformar con pastillas inflamables porque no hay mas remedio.
Yo le hecho unas cuantas piñas antes para que cuando empiece a arder lo haga bien.

Anónimo dijo...

Un propósito mensual,!!!!!!!

Eres grande Moli.


Un saludo.

Anónimo dijo...

Buenos días Molinos,
En tu último post describías una situación apocalíptica... enferma, muy enferma, transida de dolor, cercada por la nieve y el frío... Y te has levantado de tus cenizas y has combatido el frío con el fuego. ¡Yo tenía razón! Eres una heroína no una villana. El trasfondo oscurillo ya lo trataremos más adelante, ya se manifestará con el tiempo...
Un abrazo.
La Baronesa Noséqué

Anónimo dijo...

Hombre, programar la calefacción de mi casa no tiene el mismo encanto,ni de lejos, pero misterio, misterio le sobra!!!
Nati

Anónimo dijo...

aH, y me alegra tu mejoría.

Anónimo dijo...

Yo tengo la suerte de vivir en un piso y tener chimenea, cosa más habitual en los chalets y las grandes mansiones victorianas o como narices se llaman las de los pastosos que viven en los madriles...

Y sí, es como el sexo, de uvas a peras y sólo de pensar en acarrear la leña ya me da pereza.

Vicent67

Hele dijo...

bueno,de todo tu terribe post me quedo con lo primero: parir no es para tanto. Como a ti en su momento es algo que me acojona sobremanera, pero habrá que animarse algún día.

Unknown dijo...

Si la ropa no te huele a leña quemada cuando te la vas a quitar para ponerte el pijama...No es una chimenea de verdad.