miércoles, 26 de noviembre de 2014

Cositas que he visto: recomendaciones y despellejes


Voy a empezar por lo mejor, así tendréis que llegar al final para disfrutar de los despellejes que es lo que más os gusta. 

Bron/Broen. El Puente. Serie policiaca de coproducción sueco/danesa que comienza cuando aparece un cuerpo en medio del puente de Oresund, justo en la frontera entre Suecia y Dinamarca. Un sólo caso ocupa los 10 episodios de la primera temporada. Hay un policia danés grandote, con manazas y con bastante componente de norueguismo y una policia sueca, rubia, flaca y con las mismas habilidades sociales que una mantis religiosa que trabajan juntos en el caso. 

Como no es una serie americana no hay absurda TSNR entre ellos, ni conversaciones de niños de 17 años. Resuelven el caso y de alguna manera extraña se hacen amigos y comparten sus problemas personales. 

Es una serie policiaca (a los lectores de Wallander les sonará el ambiente) que engancha, entretiene e intriga. Tiene un buen guión y buenos personajes. Que los personajes principales lleven la misma ropa toda la temporada, que la protagonista no se peine jamás y que él sea tan grande que no te puedas creer que quepa en el coche de ella no te saca para nada de la trama. 

Que la productora haya elegido para el porsche 911 de ella, el color caca de diarrea me resulta inquietante pero supongo que era el más barato. No sé en que estaría pensando Porsche para fabricar deportivos de ese color. 

Recomendadísima. Y no lo digo yo sola.

The Newsroom. Aunque los periodistas, la redacción de informativos y los empresarios de la comunicación que aparecen se parecen como una huevo a una castaña a los que conozco yo, es una serie que hay que ver. 

Los personajes son potentes, los guiones brillantes, pone a caldo la situación política de Estados Unidos y sobre todo tiene el mejor personaje femenino que se ha escrito en años en la tv. 

Ni la estirada de Alicia Florrick con su mohín permanente de "soy tan guay que no respiro", ni la loca de Carrie en Homeland, ni siquiera Carmela de los Soprano están a la altura del personaje de Sloan Sabbith que literalmente y según han avanzado las temporadas se ha comido al resto de los personajes de la serie. Sloan es una periodista económica brillante, inteligente, con un sentido del humor fascinante, es responsable, observadora, lista y con muchísima clase. Todo eso no quiere decir que sea un personaje altanero y desagradable; tiene también sus debilidades que son las de todos y además es increíblemente guapa y sexy. Si yo fuera hombre heterosexual o lesbiana tendría sueños eróticos con ella seguro. 

Recomendadísima también. 

The Thin Blue Line. Brujuleando por la red encontré una lista con 50 documentales imprescindibles. Desestimé el primero de la lista porque es un documental de más de dos horas sobre jugadores de baloncesto americanos y me lancé a por el segundo. 

Hipnótico, terrorífico y desasosegante como un thriller de acción mezclado con El proceso de Kafka. Un hombre es detenido, acusado, juzgado y condenado por el asesinato de un policía que no cometió. El documental presenta los testimonios del inocente acusado, del verdadero culpable mintiendo como un bellaco, de los policias tergirversando la realidad para que se ajustara a lo que querían y pasando por alto datos que contradecían su versión, de los abogados de defensores que se estrellan contra una justicia absurda, de testigos ridículos y malintencionados, de testigos reales que ven como su testimonio se desprecia. Todo acompañado de una reconstrucción del asesinato y con una música de Philip Glass que te deja pegado a la pantalla. 

Muy recomendable. 

The Act of Killing. Ocupaba el nº 20 en la lista de documentales pero alguien me dijo que tenía que verlo y pasé por alto los anteriores para seguir esa recomendación. The Act of Killing es un documental muy desagradable, horrible y completamente descorazonador. Lo ves y piensas "que mierda somos los seres humanos", te quedas con un mal cuerpo espantoso. Trata sobre el asesinato en masa de más de 1 millón de comunistas por orden de Suharto en Indonesia en 1965. 

¿Otro documental sobre genocidios? No. Éste es distinto. Los asesinos, masacradores, violadores, torturadores y salvajes salen alegremente en pantalla recreando sus crímenes con satisfacción y felicidad porque creen que están grabando una película. Todo es tan macabro y tan surrealista que a veces sonríes porque no te puedes creer lo que estás viendo: asesinos crueles recreando sus crímenes como si fuera una película de Tarantino. 

Confieso que lo vi en tres veces porque me dormí dos de ellas a la mitad. Puede que parte de la culpa fuera de mi insomnio peroooo...tampoco es esa obra maestra que me habían dicho. 

Recomendado pero con precaución. 

Los misterios de Laura. Serie española. Una cruz que he visto como prueba de amor maternal con las princezaz. Ellas habían visto algunos capítulos con sus primos y estaban tan emocionadas por hacerme partícipes de lo listísima que es "la policia Laura" que durante unas cuantas noches me sometí a la tortura de visionar un capítulo con ellas. La experiencia ha merecido la pena por las risas que me he echado con ellas pero ha sido una pesadilla por la que serie es atroz. 

Lo único bueno que tiene es que es tan tonta que es completamente blanca y para todos los públicos. Todo lo demás es horroroso: las tramas enrevesadas, los actores son de vergüenza ajena, los diálogos forzados, la producción cutrísima y la protagonista lleva permanentemente gabardina y botas altas como si fuera policia de Scotland Yard en un pueblo con mucho barro. 

En uno de los capítulos sale Lydia Bosch haciendo experta en lógica matemática que es sorda pero lee los labios y nadie se da cuenta hasta el último momento. Si esto no es amor maternal...

Apta solo como prueba de amor con los hijos. 

"El secreto de Lena Dunham", me tropecé con este titular este verano en el dominical de El Pais (Nota mental, hacer un post despellejando los dominicales de los periódicos). Sabía quien era Lena Dunham porque una vez la había visto disfrazada de piolín en algún sitio pero desconocía porque era una figura del feminismo. Me leí la entrevista y aparte de enterarme de que tenía un perro canijo y Guillermo Fesser no sabe entrevistar no conseguí saber mucho más. Así que fui a las fuentes y me puse a ver Girls, la serie que protagoniza y de la que es creadora. 

Aguante temporada y media y sigo sin saber porque Dunham es un icono de feminismo. En la serie tiene veintipocos años, se supone que escribe algo, sus padres le quitan a asignación, se pasea en bolas, sufre, habla sin parar sin decir nada muy interesante, se pasea en bolas, acosa a un chalado que construye algo con metales en el interior de su casa oscura como boca de lobo, se pasea en bolas, se pelea con sus amigas, se pasea en bolas, se hace novia del chalado, se pasea en bolas, lo deja. Alrededor pululan un exnovio gay, una amiga repija y fea, una amiga repija y guapa con mucho sentimiento y una amiga carajipi, intensa y a la que dan ganas de abofetear hasta la muerte desde el minuto 1. En un capítulo en el que Lena se paseaba en bolas y se metía en la bañera y llegaba la carajipi se metia con ellam se sonaba los mocos y los dejaba flotando en la bañera, abandoné mi propósito de entender el feminismo de Lena Dunham. 

Abominable hasta el infinito. 

Lo imposible. La ponían en la tele. No la había visto. Manta, sofá, chimenea y chuches de manzana del Lidl superácidas y altamente adictivas. Sobreviví a la peli gracias a las chuches. Que coñazo de película, pasado el tsunami todo lo demás es soporífero. ¿Espectacular? Pues sinceramente, me parecen más espectaculares todas las imágenes reales de la catástrofe. En mi escala de pelis de catástrofes inncesariamente largas e innecesarias para la humanidad está justo en el mismo lugar que Titanic. Sigo prefiriendo "El coloso en llamas", aunque sea mentira y  tenga 40 años.

Huid insensatos aunque me temo que muchos la habréis visto en el cine. Si no es así, con que veáis el trailer lo habéis visto todo. 


He empezado House of Cards... pero de eso y de como me estoy aburriendo con la nueva temporada de The Good Wife ya hablaré otro día. 

lunes, 24 de noviembre de 2014

Creo en las casualidades


Paseo por la ciudad, voy mirando los árboles, los colores de otoño, el tráfico de las calles, me fijo en los transeúntes y en los escaparates de las tiendas. De repente, mientras espero a cruzar en un paso de cebra, algo muy raro en mí porque siempre me lanzo a cruzar, pasa por delante un microbús con dos personas que conozco. Ellos no me ven, pero yo sí. Yo no vivo aquí, ellos tampoco. ¿Qué posibilidades había de que coincidiéramos justamente en ese cruce en el mismo momento? 

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Me paso toda la tarde dándole vueltas al encontronazo con el microbús. No sé si es una buena señal, una mala señal o ni una cosa ni la otra. Voy buscando una farmacia porque de los nervios, no dormir y, supongo, que porque tocaba me ha salido un bonito herpes en el labio. Dejo pasar una porque me tendría que desviar 50 metros de mi camino, dejo pasar otra porque hay mucha cola y por fin, a mano derecha veo otra cruz verde luminosa y decido que estoy tentando a la suerte y que es mejor que entre en ésta no vaya a ser que no encuentre más. Esto no es Madrid. 

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Me rugen las tripas pero veo que mis anfitriones ya me esperan a la salida. El Buho y su mujer me esperan sonrientes. En la vida hay gente encantadora, muy encantadora y después en una categoría aparte a años luz de dónde podamos estar todos los demás... están ellos dos. 

Caminamos por su ciudad charlando. Por alguna extraña razón que puede ser el hambre combinada con el aziclovir del herpes o sencillamente lo a gusto que estoy con ellos, voy parloteando como un loro. En un momento dado, les comento que he tenido que ir a una farmacia.

- ¿Al lado del Buen Pastor?
- Si, por detrás. 
- ¿Que hace esquina?
- Si, hace esquina y tiene un mostrador de madera antiguo muy bonito.
- ¡Nosotros vivimos en ese edificio!
- ¿En serio? 

Pienso en las dos farmacias que he dejado pasar antes de decidirme justamente por esa. 

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Al día siguiente El Buho me recoge para ir a comer. Voy exaltadísima contándole no sé qué batalla. Llegamos a un semáforo, nos paramos y de repente oigo una voz por detrás que dice:

- Hola, ¿Qué hacéis aquí?

No me lo puedo creer. Es Julian. Le conocí en septiembre y hoy nos lo hemos encontrado en mitad de la calle. Nosotros vamos a comer, él no sabía que yo estaba en la ciudad y él ha quedado con otra persona. 

Tras este encontronazo tan casual, empiezo a preocuparme pero decido no comentarle nada al Buho que va a pensar que estoy más loca de lo que ya sabe que estoy. 

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Acodados en la barra, devoramos ensaladilla, croquetas y dos copas (cada uno) de un tinto crianza espectacular. Nuevamente charloteo por los codos sin parar como si llevara meses sin hablar (de hecho llevo meses bastante callada).

- Pues estuve con las princezaz en la casa de las montañas y por cierto, ¿sabes que allí hay un centro de ciencias superchulo?
- Si claro, el Centro de Ciencias Pedro Pascual.
- ¿Lo conoces?
- No, pero conocí a Pedro Pascual que además es como un padre para un amigo mío y tiene una historia increíble que te voy a contar...

Escucho la historia sin parpadear porque es una historia preciosa, es una historia que conecta a bastante gente que conozco y me alucina que me esté enterando así. Cuando estoy todavía en ese limbo de pensamientos, El Buho desvía la vista de mi cara, atisba por encima de mi hombro hacia el final del bar y dice:

- Hombre, mira quién está ahí, Fernando, le conociste en septiembre. 

Fernando es el responsable de que haya leído dos maravillosos libros que recomendó en una charla en el mes de septiembre. Se acerca y charlamos de libros, de política, de Benasque, de Francia y del plato de verduras que va a comer él. 

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Es hora de marcharme. Me despido de El Buho y me subo al taxi. 

- A esta dirección por favor.
- Hombre, hola. 
- ¿Hola?
- Si, soy el taxista que te llevó ayer por la noche. ¿te acuerdas? Me dijiste que te había llevado tan deprisa que creías que nos perseguía alguien. 

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Me sobra tiempo. Me siento en un banco a descansar y ver pasar el día. Gente paseando perros, turistas, un tío descalzo embutido en un neopreno completo montando en bicicleta y con una tabla de surf debajo del brazo... Saco el móvil y hago varias fotos a todo lo que veo. Elijo una. La subo a Instagram.  

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Clinck. Un wasap. El Buho.

"Para que veas. En la esquina de esa casa cuya foto has colgado en twitter vive mi amiga P, la madre del cocinero que te presenté ayer y te dio de cenar"

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"Hay mucha gente que no cree en las casualidades porque considera que cuando ocurren, cuando tú ves ese hilo invisible que ha unido y conectado hechos, situaciones y personas, sencillamente estás forzando las conexiones para darle algún tipo de sentido. Opinan que estás viendo “lazos” que no hay.

Otras personas no creen en las casualidades porque son incapaces de permanecer lo suficientemente atentas a los detalles de sus vidas, o no tienen memoria para recordar hechos, sensaciones o situaciones del pasado y pierden así la posibilidad de establecer cualquier vínculo casual.

La atención al detalle y la memoria son esenciales para percibir las casualidades. Prestando atención a las cosas que te pasan, que sientes y que piensas a lo largo de toda tu vida, puedes ver casualidades… y cuando digo ver, me refiero a percibirlas no a inventarlas con una especie de artilugio mental."

Hace más de dos años que escribí esto.


Yo sí creo en las casualidades o, mejor dicho, yo sí veo las casualidades que ocurren a mi alrededor. Posiblemente porque estoy muy atenta a todo y tengo una memoria prodigiosa... pero el caso es que a mí me ocurren. 


*Dedicado al Buho y C. Mil gracias por todo.


miércoles, 19 de noviembre de 2014

Coche 7. 8A


Salto de la cama creyendo que llego tarde, que perderé el tren. Me visualizo corriendo como una loca, sin duchar, sin peinar y sin café y siento que un día que empieza así sólo puede ser terrible. 

De reojo miro el reloj  y me doy cuenta de que es una hora antes y que aún puedo tumbarme (dormir sería un milagro) quince minutos más. Aún sin dormir me sabe a gloria ese ratito de más, sobre todo porque consigo bajar la adrenalina del susto anterior. 

A mi hora, me levanto, me ducho, me tomo un café y salgo con tiempo. Recorro la estación hasta la última vía, bajo al andén y al llegar al control me doy cuenta de que las tecnologías me odian y tengo que subir corriendo otra vez a buscar las máquinas de imprimir los billetes. 

Estoy empanada de sueño y de pánico tecnológico, miro la máquina y no encuentro la opción imprimir. Miro a derecha e izquierda para pedir ayuda y me acerco a ¿un hombre?, ¿un joven?,¿un chico?, ¿tendrá mi edad? 

- Perdona, ¿cual es la opción para imprimir?
- Mira, si quieres lo hacemos juntos. 

Por supuesto nada más decirme eso el cartel de “impresión” ha aparecido ante mis ojos en tres dimensiones. Quedo como una boba. Mientras tecleo, él ya ha sacado sus billetes y se queda a mi espalda remoloneando, no sé si no me ve capaz. 

Con mis billetes en la mano, me giro, sonrío y le digo “gracias”. 

Camino detrás de él por la estación y resulta que va al mismo tren. ¿Y si nos toca juntos? ¿Este mínimo contacto nos hará establecer conversación? 

Le pierdo de vista en el andén. Pantalón negro, chaqueta negra, una bolsa pequeña y el pelo bastante largo, oscuro y despeinado. A lo mejor se ha despertado tarde y ha tenido que salir corriendo. A lo mejor vamos al mismo sitio. Empiezo un hilo de pensamientos de casualidades probables y posibles.

Coche 7. 8A. Ventanilla en el sentido de la marcha. 

Me encanta el tren. Me acuna, me recoge y me resguarda. Me tranquiliza y me calma. 

Me siento y veo amanecer. 

El tren tiene sus propios sonidos. Miro por la ventanilla y es como ver una película muda. Los coches por la carretera son silenciosos, las fábricas, las casas, los tractores, la ropa tendida y agitada por el viento. Nada tiene sonido. 

Poco a poco, siento como el stress de la carrera, el madrugón y los nervios se me escurren por el cuerpo, los siento resbalar desde mi cabeza... hasta salir por los pies. Es entonces cuando me quito las gafas, aparto el texto que estoy leyendo, me tapo con mi capa de invisibilidad y mirando por la ventana me duermo. 

Amarillo, marrón, blanco de escarcha. Líneas de árboles, choperas de explotación se que se llaman, bordeando el paisaje más cercano. Bosques de pinos en las montañas del fondo. Campos arados. Rocas. 

¿Cómo será vivir en una casa que sólo se ve desde los trenes que pasan? 

En las estaciones con trenes parados pienso en refugiados. Deformación profesional de lectora de la IIGM.

Me acurruco aún más en mi asiento y  antes de deslizarme en el sueño, vislumbro que la película que van a poner es “Fronzen”. ¿Quién decide poner una película infantil en un tren a las 8 de la mañana en un día de diario?

Decido que lo pensaré al despertar...o mejor escribiré un post. 


Debería de pasar más tiempo en un tren, me sienta bien. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Una charla en Cuenca


Con una generosidad sin límites y una confianza rayana en la locura, los organizadores y participantes de Principia me invitaron este fin de semana a dar la primera charla de mi vida. Por ese motivo he estado en Cuenca y he aprendido un montón de cosas. No todas buenas, claro. 

1.- A Cuenca no ha llegado la tendencia de ración mínima en plato gigante. Han cogido solo lo mejor de esa tendencia: el plato gigante, y lo rellenan hasta los límites y desbordan. Así me enfrenté a unas tortitas con nata y chocolate que casi acaban conmigo. 

Siguiendo con el tema comida, yo me creo juvenil y jovenzuela y resulta que me siento a cenar y el comentario es "Moli, tú que eres madre corta la hamburguesa para repartir y mezcla los huevos rotos". Casi lloro. 

Más de tema comida. He conocido un jovenzuelo divulgador y cuando digo jovenzuelo me refiero a alguien nacido en 1989 que toma tortilla sin cebolla pero con ajo y desayuna cereales allbran de almohadilla rellenos de chocolate con agua con gas. Por un lado los cereales y por otro el agua con gas. Tengo pesadillas con ese desayuno. 

2.- Una charla en un planetario me plantea problemas físicos casi insalvables. Me quedo dormida en las sillas, me cuelgan los pies y necesito casi una catapulta para conseguir levantarme. 

3.- ¿En qué momento pasé de ser la niña que nunca preguntaba en clase a levantarme coger un micrófono y soltar un speech sin ningún tipo de vergüenza?

4.- He aprendido un montón de cosas de ciencia explicadas por divulgadores maravillosos que se suben a un escenario y lo hacen parecer fácil y sencillo. Me gustaron todas las charlas pero quiero mencionar la fabulosa charla de un para mí desconocido Antonio Pérez Verde  sobre la misión Rosetta que consiguió apaciguar parte de mi vértigo cósmico. Me fascinó también la increible habilidad con la que es capaz de pronunciar  cometa Churyumov-Gerasimenko sin trabarse ni una sola vez. He aprendido de ciclodextrinas y torrijas para diabéticos, de venenos y como para envenenar a alguien con cianuro no debo dárselo en una tarta dulce, de vampiros virales y películas malas, de los Simpsons y la química de Breaking Bad, de medios para implicar a los estudiantes de secundarias en la ciencia, de iniciativas de comics para explicar las células como una aventura , del cerebro y de ratones verdes, he aprendido lo que son los Lagerstätten y un montón de cosas más. 

5.- Lo he pasado genial, me he reencontrado con personajes maravillosos que ya conocía y que me han demostrado un cariño y un aprecio totalmente inmerecido por mi parte, y he conocido a muchos otros que por alguna extraña razón también me han acogido como una más de su gran familia de científicos. Casi casi estoy a punto de arrepentirme de haber elegido historia. 

Ha sido una experiencia maravillosa con gente estupenda. Con entusiasmo y mucho trabajo muchas cosas  han salido fenomenal. Algunas otras han salido regular y  ya estamos tratando de arreglarlas en una cadena de mails que será infinita para que la próxima edición del SciFest sea un nuevo éxito. 

Ah si, también he aprendido al verme en las fotos que no sé estar quieta con las manitas y que no paro de gesticular y sonreír. Subo al escenario y me transformo, no sé si para bien o mal. 

Gracias a todos por la acogida, el cariño y por no lincharme cuando me meto con vosotros. Lo hago con cariño, con un poco de cariño y otro poco de... eso que me caracteriza.


jueves, 13 de noviembre de 2014

Queridos publicistas: así se vende lotería


Lotería de Navidad: juego de azar al que se juega una vez al año por la absurda y completamente idiota sensación de que si no compras, tocará debajo de tu casa y te sentirás gilipollas. 

El problema es que "debajo de tu casa" incluye muchas veces: tu curro, el de tu pareja, el gimnasio, el bar de la esquina, la peña de tu perro, el colegio de tus hijos y  la casa rural en pueblo perdido de la serranía de Cuenca dónde fuiste a pasar un fin de semana en septiembre. 

Podemos tomárnoslo de otra manera: tradición navideña que consiste en gastarte 20 euros en un décimo comprado en el lugar donde más odias a la gente que te rodea para que en el hipotético caso de que toque no ser el único idiota que no juega. Es decir, todo el mundo compra la lotería de su curro. 

El anuncio de este año de la lotería de navidad está mal planteado por eso. 

¿Cuál es el propósito del anuncio? Vender más décimos, vender todos los décimos que se pueda. 


No lo creo. 

¿Qué queremos?
Acabar con las existencias de décimos.
¿Cómo lo queremos?
Cómo sea, haciendo lo que sea. Todo vale. 

Vamos a ver, señores publicistas. Vamos a dejarnos de sensiblerias patéticas, irreales, efectistas y de mucha vergüenza ajena y vamos a pensar como auténticos cabrones del márketing. 

El viejales del anuncio se despierta en su casa el día de la lotería que recordemos es laborable. Se va al curro, se zampa un atasco de mil pares de cojones mientras llueve a mares (recordemos que no es Berlín, es Madrid, o Cuenca, o Albacete o Pontevedra). Llega a su curro, entra en un edificio deprimente, se sienta en su ordenador y se abstrae a currar. Va llegando gente y cada vez hay más barullo. 

De repente alguien grita ¡NO PUEDE SER! 

¿Qué pasa?
Ha salido el gordo y es el 14711. 
No puede ser. 
¡qué si coño! ¡Es el nuestro! El número que lleva colgado en la puerta de entrada desde septiembre para que compráramos todos. 
¡De puta madre! ¡Somos ricos! A tomar por culo el curro... vámonos a celebrarlo. 

El viejales teclea como si de ello dependiera su vida, la pradera se queda vacía. 

Notificación de wasap: 

- "Cariño, acabo de ver que ha tocado en tu curro"
- "No compré este año, estaba harto de comprar todos los años". 
- "Tú eres imbecil."

El viejales mira la pantalla, escucha unos pasos a su espalda, un compañero se le acerca y le dice: 

- Martínez, te lo dije. Y total eran 20 euros. 

Sobre impresionado el slogan "¿Quieres ser el que escuche "Te lo dije"? que es muchísimo más efectivo que la trola esa de cuento de hadas de "el mayor premio es compartirlo". 

Este anuncio sí que movería en masa a comprar décimos de lotería. Hordas de gente corriendo a comprar los décimos de sus curros, despertándose por la noche sudando sólo de pensar que Martíenez pueda ganar la lotería y ellos no. Gente pensando en sus jefes comprando décimos y ellos no. Hasta madrugarían para llegar antes y no quedarse sin ellos. 

No entiendo como no soy publicista. 

Eso sí, Berlín en 1989 está precioso. 

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Lecturas encadenadas.- Octubre (y II)

Vamos con los últimos cinco libros de octubre que quedaron pendiente en la anterior entrega de los libros encandenados.

De Neguri a Lausanne - diarios de una transicion 1977-1980, de Alejandro Gaytán de Ayala. De este libro me habló Juan Ignacio Pérez Iglesias mientras paseábamos por San Sebastián arriba y abajo hablando de Pinilla, de museos y de un millón de cosas más. Luego, tuvo la gentileza de enviármelo. Mil gracias Iñako. 

Es un libro muy curioso. Son las memorias de un señorito vasco de Neguri en los años de la transición, cuando todo su mundo y su posición económica y social se desmoronan. Es culto, católico, de familia del Opus, de derechas, jugador de bridge, anglófilo, aficionado a la ópera y a la música clásica, viajero, depresivo y homosexual. Es una especie de Oscar Wilde o de personaje de novelón inglés del periodo de entreguerras. Refinado, infantil para muchas cosas, observador de la realidad política y social que se va imponiendo en el País Vasco. Es clasista, casi racista, profundamente egoísta, y está asustado porque todo su mundo y sus certezas se desmoronan con 37 años.

En algunos momentos y salvando las distancias, me recordaba al Sandor Marai del primer tomo de sus memorias que son también las de un señorito quejumbroso y elitista que a veces resulta cargante e insoportable, y que es incapaz de valorar lo bueno de los cambios que se producen a su alrededor independientemente de los perjuicios que le ocasionen a nivel material. Repito que es un libro curioso y tiene su mérito el que se haya atrevido a publicar esos diarios casi sin editar, enfrentándose a esa realidad 30 años después. Es un poco una mezcla de Dowtown Abbey y el Hola con unos toques de realidad política.
"En realidad, la naturaleza humana se acostumbra fácilmente a la desaparición de los demás, por muy queridos que sean, que es la única manera de seguir viviendo". 
"Verdaderamente, las mujeres vascas viejas son de una elegancia natural extraordinaria, por muy bajo que sea su nivel social. La mujer humilde cursi es un producto de otras latitudes". 
Catedral  de Raymond Carver.  Colección de relatos que saqué de la biblioteca y que no recuerdo de dónde me llegó la recomendación. Todos los relatos son bastante deprimentes y tétricos. Algunos angustiosos. En casi todos aparecen niños en circunstancias tristes, dramáticas o incluso terribles.  Con los relatos siempre tengo la misma sensación de inquietud y asombro. Me intriga cómo los autores son capaces no de contar una historia completa sino de transmitir la sensación de que han observado una vida, a unos personajes y ha cortado un pedazo de esas vidas para mostrárnoslas, transmitiendo la sensación de que hubo algo antes del trozo que nos muestran y habrá un después que nos veremos, que no se nombra pero que aún así, los lectores sentimos real.

Llegados a este punto del mes, pensé en que todo lo que había leído hasta ese momento era pelín deprimente y que a lo mejor me convenía leer algo más ligero, menos dramático así que fui a la biblioteca, busqué a David Lodge y saqué Pensamientos secretos . Lodge escribe otra vez el mismo libro; una universidad inglesa, un profesor casado e infiel,  intrigas académicas, vida inglesa. Los escribe como churros y se leen exactamente igual, como un entretenimiento fácil y sin complicaciones. Un pasarratos sin más.
"Es un buen ejemplo de lo que estábamos hablando esta tarde, la intimidad de la conciencia, el secreto del pensamiento, es el archivo del que sólo nosotros tenemos la llave, y menos mal que es así...". 
Como la lectura fácil no dio resultado, volví a lo que pedía el cuerpo. Plataforma de Michel Houellebecq. Tras lo mucho que me gustó en su día "El mapa y el territorio" parecía una apuesta segura.

La historia de Michel, un funcionario gris, sin vida, sin intereses más allá del sexo y su historia al conocer a Valerie en un viaje organizado y comenzar una relación "perfecta" me ha dejado bastante fría a pesar de las pormenorizadas y detalladas escenas de sexo espectacular. Paralelamente a su historia personal, se desarrolla la trama sobre la vida profesional de Valerie centrada en el desarrollo de la industria turística, los viajes organizados para que turistas europeos salgan de sus vidas grises y de las normas que el viejo mundo impone para vivir aventuras de todo tipo en paraísos lejanos en Asia, África y América.

No me ha parecido gran cosa a pesar de su fama, muchísimo más flojo que "El mapa y el territorio" que me deslumbró. No le he encontrado la gracia ni me ha escandalizado ni me ha hecho pensar. ¿Se supone que es una reflexión sesuda sobre el sexo? ¿Sobre la depravación moral de Europa? ¿Sobre la mojigatería fingida? ¿Sobre la hipocresía occidental? Ni lo sé ni me importa mucho, la verdad. Se lee bien pero sin mucho más interés.
"Es imposible hacer el amor sin un cierto abandono, sin la aceptación, al menos temporal, de un cierto estado de dependencia y de debilidad. La exaltación sentimental y la obsesión sexual tienen el mismo origen, las dos proceden del olvido parcial de uno mismo: no es un terreno en el que podamos realizarnos sin perdernos".
Terminé el mes con un regalo de la editorial Turner, Las esposas de Los Álamos de Tarashea Nesbit. El tema me apetecía, la vida de las mujeres, de las familias que acompañaron a los científicos reclutados por Estados Unidos tanto en su país como en Europa a mediados de la II Guerra Mundial para llevar a cabo una investigación supersecreta en el desierto de Nuevo México, en Los Álamos, y que terminó con la creación de las bombas nucleares que se lanzaron sobre Japón para poner fin a la guerra.

Pues bueno, a pesar de que el tema me apetecía el libro es regulero. Desconozco la razón por la que Tarashea ha optado por contar la historia en primera persona del plural, englobando en ese "nosotras" a todas las mujeres que llegaron a Los Álamos siguiendo a sus maridos. El resultado es que la narración resulta artificiosa, superficial y poco atractiva, porque realmente no llegas a conocer a ningún personaje ni ninguna circunstancia concreta. Es todo una sucesión de párrafos del estilo: 
"Llegamos recién casadas, o inmersas en la crisis matrimonial de los siete años, o siendo todavía muy amigas de nuestros maridos, o sin estar ya enamoradas pero tratando de seguir adelante por nuestros hijos, o por nosotras mismas. Algunas esperábamos continuamente que se produjera un desastre y teníamos siempre las persianas bajadas, a algunas nos invadía un escepticismo discreto, aunque nadie se diera cuenta, y nuestro apelativo era Polly. Algunas de nosotras siempre nos las apañábamos con lo que teníamos, y no tardamos en formar clubes de lectura y grupos para hacer punto. Algunas brillábamos en reuniones, y organizábamos bailes por las noches y meriendas y clubes de bridge".

Y así todo el libro. "Algunas", "otras", "éramos", "queríamos, "no queríamos"... un despropósito y una desilusión. 

Y con esto, un bizcocho y mi insomnio de alerta, hasta los encadenados de noviembre.

La fotografía es un cuadro de Jordan Buschur titulada Sideways Stack. 



lunes, 10 de noviembre de 2014

Charlando con las princezaz


Vamos en el coche Molimadre, las princezaz y yo. 

Siempre es la misma rutina, primero escuchamos la radio intercalando emisoras que les gusta a ellas con otras que me gustan a mi. Hay canciones que son innegociables y aunque a ellas les gusten mi dedo sale disparado a quitarlas en cuanto suenan los primeros acordes. 

Pronto las emisoras dejan de escucharse. Ponemos el mp4 de M, con música variada que Molimadre y yo resistimos durante un periodo de tiempo que a nosotras nos parece eterno y a las princezaz un suspiro. Ya son mayores pero todavía son capaces de escuchar la misma canción en bucle n veces sin que les estalle el cerebro. Ni que decir tiene que ni Molimadre ni yo tenemos ya esa capacidad. 

Llega el turno de Molimadre.

- Ahora mi música.
Abuuu, ópera noooo. Por favor, ópera no. 
- No voy a poner ópera pero vamos no entiendo que no os guste con los horrores que escucháis vosotras.
-Abu, yo no entiendo que a ti te guste la ópera. Son siempre señores gordos que hacen “ohhh ohhhh ohhhh” y que van vestidos con ropas de los 80.
- ¿De los 80? jajajajajaja. ¿Por qué dices eso?
- Porque es ropa de hace mucho tiempo. ¿Qué es eso que suena?
- Es Elvis Presley, el rey del rock. No puede ser que no le conozcáis.
- ¿Es muy viejo?
- Está muerto.
- Pero es viejo.
- No, se murió joven pero hace muchísimo tiempo.
- A mí es que toda la música que sea AC no me interesa para nada.
- ¿Música AC? ¿Qué es eso?
- Antes de C. 
- Jajajajajajajaja. 
- Y ¿este que suena ahora quién es?
- Es Bob Dylan.
- No me lo digas... esto es música MAC.
- ¿Música MAC?
- Muchísimo antes de C. 

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- Chicas ya llegamos. En cuanto pasemos el congosto veremos el cielo de Benasque.
- Abu, siempre es el mismo cielo.
- ¿Qué dices?
- Que el cielo es siempre el mismo, aquí, en Madrid y en la China capuchina. 
- Pero ¿de qué cielo hablas? ¿del azul o del de ir si eres bueno?- Molimadre va directa al abismo. Me concentro en la conducción para no reírme. 
- El cielo de ser bueno no existe Abu, es un estado. 
- Oh... un gatito por la carretera.- Molimadre decide abortar la conversación. 

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Cenamos. Hablamos del colegio de las princezaz y de las próximas olimpiadas que van a a celebrarse y por las que estamos nerviosos porque a lo mejor eligen a M para la natación. La conversación deriva hacia la fundadora de su colegio. Las princezaz deciden contarle la historia a Pobrehermano Mayor.

- La Madre Alberta se llamaba Alberta Jimenez y se casó y tuvo muchos hijos pero se murieron todos y entonces decidió pedir permiso para abrir un colegio.
- ¿A quién le pidió permiso?.- pregunta Pobrehermano Mayor que se está descojonando ya.
- A Dios, creo.- contesta C. 
- Y ¿se le murieron todos los hijos?.- pregunto yo.
- Todos menos Albertito.- contesta M muy seria.
- ¿Albertito?.- grandes carcajadas por mi parte.
- Que sí mami, que lo ponen en el libro. “Tuvo muchos hijos pero se murieron todos menos Albertito”.
- ¿Y qué paso con Albertito?.- Pobrehermano Mayor ha encontrado un filón.
- No sé...lo mismo sigue vivo. 
- En fin, es una historia buenísima pero no tan buena como la de la fundadora de mi colegio.
- ¡Cuéntanosla!
- Pero si ya os la he contado. 
- ¡No nos acordamos!
- Vale. A ver. Enriqueta Aymer de la Chevalier era una aristócrata francesa..
- ¿Qué es eso?
- Era de una buena familia, muy rica y con muchos privilegios.
- ¿Tenía un cuarto para ella sola? ¿Llevaba vestidos?
- Si, si...pero calla. Cuando llegó la Revolución Francesa que quería acabar con todos los privilegios de los nobles y de los curas y las monjas, ella escondió a un cura en una trampilla que había debajo de su piano.
- ¿Tenía piano? ¡Qué morro!
- Eso da igual, el caso es que alguien se chivó a las autoridades.
- ¿Quién?
- No lo sé, no me acuerdo.
- Mami, así no se cuentan las historias. 
- ¿Te lo cuento o no? Bueno, la metieron en la cárcel pero como ella era tan buena se dedicó a enseñar a leer a la hija del  carcelero y así cada mañana cuando llegaba la lista de los que iban a guillotinar...
- ¿Qué es guillotinar?
- Pues es una máquina en la que te tumban, pones la cabeza sobre una madera y desde arriba dejan caer una cuchilla que te corta la cabeza.
- ¿y te mueres?
- Claro.
- ¿Y qué hacían con los cuerpos?
- Pues los metían en carros y los tiraban. 
- ¿Donde? ¿En el contenedor verde?
- ¿Qué?
- ¡Si! y los ojos iban al contenedor de vidrio...


Por el rabillo del ojo veo a Pobrehermano Mayor llorando de la risa... la conversación se me ha ido de las manos. 

viernes, 7 de noviembre de 2014

Lecturas encadenadas.- Octubre (I parte)

El insomnio de alerta, que es por lo visto el que sufro, probablemente haga que mi vida sea muy corta, mucho más de lo que a mí me gustaría pero por otro lado voy a morir joven pero muy leída, como decían las abuelas.

En el mes de octubre, en noches y noches de escaso descanso y tras haber intentado por otros medios no desesperarme, he aprendido que la única manera de que la noche pase rápido y con el menor sufrimiento posible es leyendo, así que he devorado 9 libros.

Civilización: Occidente y el resto , de Niall Fergusson. De este libro también habló Fernando P. Cossio en su conferencia en San Sebastián y, como me llamó la atención, lo saqué de la biblioteca. 

La premisa de la que parte Fergusson es que Occidente, Europa y América del Norte han dominado el mundo extendiendo su cultura desde aproximadamente el año 1500 hasta más o menos el 2000 o 2007 cuando empezó la gran crisis económica. Fergusson hace un batiburrillo en el que toca todos los palos para tratar de explicar porqué una serie de pequeños reinos desunidos y sin nada en común consiguieron extenderse por todo el mundo, superando a grandes imperios como el chino, el otomano, el maya o el azteca. Fergusson habla de economía, de religión, de desarrollo científico y de instituciones políticas para intentar explicar ese auge occidental. 


Creo que no consigue convencer en sus argumentos, para demostrar el porqué de ese dominio, que sí que fue real y creo que tampoco aclara las causas por las que obviamente está desapareciendo, pero es un libro muy entretenido que maneja gran cantidad de información de manera amena y con muy buenas reflexiones; algunas controvertidas y polémicas pero que sirven para reflexionar. Merece mucho la pena.

"Puede que la amenaza última a Occidente no venga del islamismo radical, ni de ninguna otra fuente externa, sino de nuestra propia falta de comprensión de nuestro propio legado cultural y de nuestra fe en él".
Las uvas de la ira, de John Steinbeck. En su día, hace mil años, había leído esta novela, pero me la trajeron los Reyes y decidí releerla. Sólo recordaba la impactante imagen final, del resto tenía un vago recuerdo, un recuerdo en el que me veía a mí misma pensando que era demasiado joven para esa historia. No creo que fuera demasiado joven pero había leído demasiado poco para entenderla bien.

Es ahora cuando he entendido todo el desarraigo, la desesperanza, el desamparo y el drama de los emigrantes que tienen que dejar sus casas y sus tierras desesperados por llegar a una tierra prometida que resulta no serlo tanto. Steinbeck intercala los capítulos sobre las tribulaciones de la familia Joad con otros en los que sitúa todo lo que ocurría en los años 30 en Estados Unidos, con una minoría que se enriquecía mientras otros muchos vivían en una miseria atroz y desesperanzadora.
"Tengo un montón de ideas pecaminosas que, sin embargo, parecen inteligentes".
Me ha gustado también porque es una novela casi feminista: son las mujeres, La Madre, las que tiran de todos, las que mantienen la fuerza y el aguante para arrastrar y seguir y sostener.
"Una mujer puede cambiar mejor que un hombre -dijo Madre consoladora- la mujer tiene la vida en los brazos. El hombre la tiene toda en la cabeza. No te importe. Quizá... bueno quizá el año que viene tengamos casa".
Verde aguade Marisa Madieri. Recomendación de Elena Rius que saqué de la biblioteca. Es un libro precioso pero muy muy triste. No ha sido un mes de libros alegres para nada.

Es un libro raro, un diario del presente de la autora y del pasado. Su vida como madre, como esposa, sus vacaciones, sus sensaciones diarias, sus miedos mezclados con los recuerdos de una infancia no demasiado alegre y marcada por el exilio forzado de su Fiume natal al terminar la II Guerra Mundial.

Los padres, los abuelos, las relaciones familiares, el colegio, su vida como refugiada están contados en fragmentos de recuerdos tristes que consigue colocar en su pasado siendo consciente desde el presente de que ella también es esos recuerdos, que esas experiencias la han hecho quien es.

Es un libro verde agua, triste y melancólico, duro y tranquilizador a la vez.

"En cada palabra dada y recibida, en cada gesto y pensamiento, en cada fragmento incluso breve y casual de nuestra existencia y de la de los otros, hay algo de precario y algo de ineluctable, de caduco y de indestructible."

Marisa era la mujer de Claudio Magris y falleció de cáncer poco después. Él hace un emotivo postfacio del libro.

En el café de la juventud perdida de Patrick Modiano. Comprado en la Librería La Fuenfría porque no pude resistirme.

Me ha gustado muchísimo y eso que París es una ciudad a la que le tengo manía, y que hay una protagonista misteriosa que también me crispa mucho.  Son 131 páginas en las que a través de los ojos de varios personajes Modiano construye la historia de la misteriosa mujer, Jaqueline, a la que todos llaman Loki a partir de su aparición en el café que es también protagonista y parte de la historia. 

Al terminar de leerla, pensé que me sentía a mí misma, que la experiencia de su lectura había sido como cuando de pequeña leía los libros de "Elige tu propia aventura".  Me imaginé la historia, la dibuje en mi cabeza como una plaza hexagonal (no sé porqué  hexagonal) en la que está el café Conde. En ella desembocan distintas calles que son las historias de cada personaje y que te dan una visión de la ciudad y también de la plaza. Al contrario de lo que pudiera parecer, con esos múltiples recorridos y vistas de la plaza no consigues construir la historia completa, porque cada calle tiene sus callejones  y sus ángulos ocultos. Cada vez que llegas a la plaza descubres algo nuevo y una nueva incógnita. 

"Pero ni la una ni la otra éramos amigas de demostraciones. Es posible que se comportase así conmigo, con aparente indiferencia, porque no se hacía ninguna ilusión en lo que a mí se refería. Debía decirse que no había gran cosa que esperar puesto que me parecía a ella." 

En El Buscalibros he escrito una reseña más profesional de este libro que la verdad es que recomiendo para conocer al nuevo Premio Nobel.  

Y con esto y medio bizcocho hasta la segunda parte de los libros encadenados de octubre. 

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Hemos dado una fiesta


Enunciado del problema

Se acerca el cumpleaños de Molimadre. Cuatro hermanos se reúnen para decidir cómo celebrarlo. ¿Una comida? ¿Un viaje? ¿Un super regalo? Nadie lo dice, pero lo suyo, lo que toca, es hacer una gran fiesta. 
¿Cómo conseguirán los cuatro hermanos organizar una fiesta en el jardín el 1 de noviembre? 

Datos del problema 

Molimadre cumple 70.
1 de noviembre. ¿Hará bueno? ¿Hará frío? ¿Nevará? ¿Lloverá? ¿Viento huracanado?
4 hermanos.
1 grupo de wasap. 
Unos ahorrillos.
Un excel.

Operaciones.

Invitados. 
Deben ser todos los que a Molimadre le gustaría que estuvieran sin superar el umbral de los ahorrillos que los hermanos pueden aportar al evento. Cuatro hijos, una nuera, dos yernos, cuatro nietos, cinco hermanos, varios cuñados, varios sobrinos, un montón de amigos de Los Molinos, otro montón de amigos de procedencias diversas: 60 personas. 

Avituallamiento. 
No pueden ser mediasnoches de Nocilla  y ganchitos porque el 80 por ciento de los invitados ya eran padres cuando esos alimentos se inventaron. De hecho, el 85 % de los invitados ha visto nacer a los cuatro hermanos organizadores y pertenece a la generación de "a esta fiesta hemos venido a comer". 

Los cuatro hermanos saben que hay dos cosas que Molimadre nos les perdonaría jamás en una fiesta en su casa:

- que su fiesta fuera conocida como "Ah si, la fiesta del 70 cumpleaños de Molimadre, qué hambre pasamos". 
- platos, vasos, manteles y cubiertos desechables. "Las vajillas buenas y los cacharros se tienen para ocasiones especiales, si no se usan en esas ocasiones, ¿cuándo?"

Los cuatro hermanos, después de valorar la opción de cocinar ellos y desecharla en 10 nanosegundos, se lanzan a buscar un catering. Lo encuentran rápidamente: catering "El colorín". 

Inciso: En la más tierna adolescencia de los cuatro hermanos, existía un bar canijo y bastante inmundo llamado "La Golondrina" al que acudíamos en masa a beber "medios" a un precio irrisorio con el diabólico plan de emborracharnos hasta desmayarnos, objetivo que conseguíamos la mayoría de las veces. El dueño del garito era conocido como "Pedrito Colorín" a pesar de tener el tamaño de 4 bombonas de butano unidas. Con el tiempo y gracias a un boom en el consumo de "medios" entre las nuevas generaciones, "Pedrito Colorín" prosperó como Amancio Ortega. Compró un solar, construyo un restaurante hostal al que puso de nombre "El Colorín" y adelgazó 50 kilos. Se casó y tuvo hijos. "Javi Colorín" ha modernizado el negocio y ofrece catering... y allí que nos fuimos a contratarlo, a 150 metros de nuestra casa. Fin del inciso. 

Bebida.
¿Cuanto beben sesenta setentones? ¿Catorce catorcenas de botellines? Mejor optamos directamente por un grifo de cerveza que siempre les hace mucha ilusión ponerse su propia caña y botellas de vino a cascoporro. 

Y ¿alcohol del duro?

"Moli, esto no es una fiesta de nuestros amigotes, lo mismo luego no beben copas". 

Ja. 

Vasos.
Cuarenta setentones, 20 cuarentones y 7 niños necesitan más de 50 vasos de caña, 30 vasos de tubo y 30 copas de vino para estar surtidos. ¿Cómo lo saben los hermanos? Porque se pasaron media fiesta recogiendo y fregando vasos. 

Sorpresa.
¿Cómo montas una fiesta sorpresa en casa de la persona a sorprender mientras ella cocina en su propia casa porque cree que va a dar una comida por su cumpleaños?

Pues confiando en que ande entretenida y no se entere hasta que su nieta mayor se acerque y le susurre: 

- Abu, que hemos organizado una fiesta para la familia y amigos. Te tienes que vestir y quitarte la bata.
- pero, pero... no me lo creo.
- Pues sí, así que sube a vestirte.
- Pero ¿qué les vamos a dar de comer?
- Patatas fritas y anacardos. Tú por eso no te preocupes.
- Pero, ¿cuánta gente va a venir? Decídmelo que luego lloro.
- Pues empieza a llorar ya....

Solución.

Gran éxito de crítica y público. Molimadre más feliz que una perdiz. Un tiempo de lujo para ser 1 de noviembre con todo el mundo por el jardín paseando y comiendo. El catering estupendo y la bebida corrió a raudales. 

Una supertarta para soplar las velas y llorar. 

Y como broche final a la sorpresa, mega actuación de Los Gallipatos con todo su repertorio de temazos.

Seguro que Molimadre jamás olvidará su fiesta de 70 cumpleaños, porque fue un éxito y por la aparición estelar de la Policia Municipal para interesarse por el escándalo que estaban montando cuarenta setentones, veinte cuarentones y 8 niños bailando la conga al son de "Viaje con nosotros" y "Mueve tus caderas". 


 Hemos dado una fiesta.