viernes, 20 de septiembre de 2013

MATERNITY (CXXIII) : 6 VIAJES 10 EUROS.

Tienes 18, 20 o 23 años y un colega ha propuesto ir a pasar la tarde o la noche al parque de atracciones. Vas, te subes en la lanzadera y pasas un miedo de mil pares de narices, te subes en  la super montaña rusa y te acojonas hasta el infinito y más allá. Subes en dos o tres cosas más para amortizar la entrada y te vas del parque de atracciones.
Los engendros mecánicos pensados para pasar miedo, provocar vómitos, gritos histéricos de nerviosismo, pánico y pasar el rato..se quedan atrás en tu vida y no vuelve a aparecer hasta años después.
¿Cuándo?
 
Pues cuando te has reproducido y vas con tu churumbel en su cochecito. Tu niño es muy mono, muy rico y muy todo pero interactúa poco y no hace nada muy emocionante. Cuando un día   pasas por delante de la feria de tu pueblo, de los “cacharritos” de la playa o de los hinchables que han puesto en tu barrio por las fiestas y ves a otros padres que contemplan arrobados como sus churumbeles disfrutan en el tiovivo, saltando sobre la chepa amarilla de Bob Esponja o deslizándose por una rampa mientras gritan como cobayas, te preguntas  ¿cuándo podrá mi hijo montarse en estas cosas?
 
Se pondrá montar antes de lo que crees y la etapa en el que le molará hacerlo durará mucho más de lo que te gustaría.
Por fin llega el día en que tú y tu pareja no aguantáis más y decidís que vuestro churumbel no puede pasar ni un día más sin subirse a algo.
 
Lo primero que descubres es que sin saber muy bien cómo, de repente te has convertido en una mezcla de técnico de prevención de riesgos laborales y profeta apocalíptico. Lo que hasta ese día, en tus paseos,  te habían parecido “cacharritos”, “hinchables” y “cochecitos”, ahora, ante la perspectiva de subir en ellos a la sangre de tu sangre se han revelado como lo que son en realidad: una fuente de peligros inimaginable para la integridad física de tu descendencia.
 
Primero, empiezas a hiperventilar. Miras a tu alrededor. Los otros padres parecen estar tranquilos. ¿Será que están acostumbrados? ¿Serán unos inconscientes? ¿Estarán drogados? O es que acaso no son los padres de esos niños y son unos alienígenas a los que les da igual lo que les pase a esas crías humanas?
Después piensas: “vamos a tranquilizarnos, mi pareja está más histérico que yo, voy a ser la parte centrada de la pareja y además no pasa nada, no hay peligro”. Respiras hondo y empiezas a escanear las atracciones a ver cuál te parece menos peligrosa.
 
“Castillos hinchables”. No. Tu churumbel de 2 años moriría sepultado por esa horda de niños de 7, 8 ó 9 años haciendo el salvaje…a saber quién los habrá educado, seguro que luego son delincuentes.
“Camas elásticas”. Ni hablar. Tu churumbel se defiende caminando pero corriendo no, asi que saltar sobre una superficie inestable no es buena idea. Descartado.
“Coches de choque”. Recuerdas vagamente que aquello era una antesala del ligoteo preadolescente. NI hablar.
“Tiovivo”, los genuinos cochecitos. Aquello parece inofensivo. Sólo hay que sentar a tu churumbel en el coche de los Picapiedra, la carroza de Cenicienta, la moto de  ¿de quién es la moto?, el jeep de Indiana Jones y la taza del festín de la Bella y ya está. Aquello da vueltas sobre un eje, no hay peligro ninguno. Asientes satisfecho.
 
Vas entonces a sacar los “tickets” y descubres una nueva categoría en los sablazos. Los precios de los “cochecitos” están por encima del patrón oro. Un viaje en cacharrito cuesta más o menos lo mismo que una excursioncita en el transbordador espacial. Es tan absurdamente caro que te entra la risa cuando el ser parapetado en el cubículo forrado de fotos de coches, vírgenes y tías en bolas (en una combinación que te hace explotar la cabeza) te dice el precio. Se te congela la risa cuando ves que el fulano de turno no está de broma. 
Por supuesto, te acoges a la superoferta de 6 viajes por 10 eurazos. Eres un pardillo y no sabes que 6 viajes para ti van a ser una eternidad y para tu churumbel un soplo de tiempo.
 
Armado con los tickets y sonriendo confiado coges a tu hijo y te subes con él al tiovivo. ¡Maldita sea! Aquello que parecía tan inofensivo ya no lo es. Todos los padres han estado más rápidos que tú y han montado a sus churumbeles en las cosas molonas y cerradas: el autobús de Scooby, el coche de los picapiedra y la taza de Bella. Sólo te queda el caballito y la moto..¿de quién es la moto? Te decides por el caballito, lo de la moto te lleva a pensar en Easy Rider que es algo que no te mola asociado a tu niño ahora mismo. 
El caballito tiene un problema. A tu hijo le da miedo la altura y a ti también. ¿Y si se resbala? ¿Y si se cae? ¿Por qué no hay cinturón? Decides entonces quedarte a su lado en su primer viaje…asi verás su carita de emoción. Será un gran momento. 
 
Y sí, va a ser un gran momento. Uno tan grande que querrás morirte y no olvidarás nunca. Aquello empieza a girar mientras una música atronadora suena a tal volumen que anula el resto de tus sentidos. ¿Qué es ese sonido infernal? Tú escuchas radiofórmula en el coche, eres moderno, conoces las canciones….pero ¿Qué es esto? No puedes pensarlo mucho porque descubres que te estás mareando y que tu pareja, que se ha quedado en tierra firme, pretende que cada vez que paséis por delante saludéis con alegría y alborozo.  Te concentras: sonreír, no vomitar, sujetar al niño y saludar. Sonreír, no vomitar, sujetar al niño y saludar.
 
El viaje se te hace eterno. Tú no lo sabes, pero cuando aquello se termina, te has convertido en una nueva especie de padre.
 
El padre que anda lo suficientemente espabilado como para colocar a su niño en el deportivo de Barbie  en el tiovivo. El padre que despreocupadamente mira a sus churumbeles deslizarse por el castillo hinchable sin que se le altere un músculo pensando en los peligros de una caída en cascada. El padre que come pipas mientras mira a sus hijos saltar en las colchonetas y hacen triples carpados con doble loop. El padre que sabe que la duración del “viaje” en cualquier atracción depende del estado de ánimo del controlador de turno y que por tanto puede ir desde los 2 minutos al cuarto de hora. El padre que sabe que el controlador de turno tiene el poder porque tiene un cronómetro y un silbato. El padre que sabe que lo de “obligatorio calcetines” es una estrategia para convencer a padres primerizos de que sus hijos no cogerán mierda en las atracciones. El padre que sabe que tendrá que fregar a sus hijos a conciencia cuando llegue a casa. El padre que tiene cronometrado el tiempo que tarda su hijo en subir por la rampa del castillo y tirarse a plomo desde arriba del todo.  El padre que compra 6 tickets después de haber dejado muy claro a sus hijos que no habrá ni un viaje más ese día.
 
El padre que mira con esperanza los coches de coche y espera el día en que sus hijos vayan solos a montarse en ellos y empezar a ligar.

20 comentarios:

Cattz dijo...

A mí me flipan los parques de atracciones. De hecho una de las pegas que veo a reproducirme es que no podría ir a uno en bastante tiempo, al menos con críos. Porque a mí me molan las cosas peligrosas :D

Maite la Bona Virino dijo...

Ay qué bueno, qué bueno y qué bueno!! Yo creo que soy una madre tipo ventosa extrasucción, así que exceptuando la frase final todo lo he vivido así mismito, como lo dices.
Ahora mi ninio está en edad de montarse en los autos de choque y pre-ligotear y no creas, da pena. Te quedas mirando cómo empiezan los demás con la fase 1.

Alma dijo...

Qué bueno! Me libré de dar vueltas con el primero xq estaba embarazada de la niña, y los segundo..ya sabes. Ahora bien, die cuándo son las fiestas de tu pueblo, barrio o sim. xq aquí la superoferta es 3 viajesX10 euros...enfin! Buen finde y Bss

TXABI dijo...

Con menos de 4 años, ella, me subí a Andrea al "Barco Pirata" en Maspalomas (Canarias) fila de atrás del todo, la de más largo recorrido de cuerda. Evidentemente, no había cinturón de seguridad y al renacuajo lo que más le molaba era ir con los brazos en alto (verbigràcia: sin agarrarse a la barra delantera). Yo salía, literalmente, despedido del asiento a cada vaivén arriba (ella, ni os lo cuento) y como tenia que agarrarla para que no saliera literalmente volando, yo solo podia agarrarme a la barra con una mano. Estábamos solos en la atracción... así que "el del crono" decidió obsequiarnos con una laaaaaarga e interminable navegación.
Hago memòria y recuerdo pocos momentos peores que este en mi vida.

Anónimo dijo...

Jaja Txabi, qué bueno!

anonima porteña dijo...

hola! a los 10 meses lo subi por primera vez a la calesita (tiovivo) yo me maree y el ni fu ni fa........ lo volvimos a intentar despues del año, le gusta, pero mas los jueguitos mecanicos (coches o trenes o caballos que funcionan con una ficha) Otra cuestion son los inflables, tuneles o peloteros, a eso les tenia miedo y de a poco va tomando confianza...... en vacaciones quiso subir a unas motitos, al 2do estaba blanco y tuve que pedir que las pare para que baje....... tiene 4 años y medio ahora, creo que tenemso para un par de ñaos mas, no?

Alma dijo...

Perdon..6X 10...me he equivocado..otra vez..es este mes d septiembre, q va a acabar conmigo.

RS dijo...

Hoy por hoy, sigo con mi trol una estrategia que durará poco, pero la estiraré lo que pueda: ojos que no ven, corazón que no siente. O, lo que es lo mismo, evitar pasar por las zonas en las que ponen los tiovivos. Mano de santo.

NáN dijo...

Hoy te has superado a ti misma. Y en la frase final, bordas el conocimiento del alma de los seres humanos sensatos.

Anónimo dijo...

En breve me veo, igual-igual, glub!!

Un saludo.

Paz dijo...

Lo has clavado Moli!
Eso me pasó el año pasado con Elmayor, cuando tenía 2 años. En las fiestas del barrio había inflables y le miramos, nos miró y dedujimos que estaba deseando subir. Pues no, pagamos los dos eurazos y nos lo llevamos tal cual, sin un miserable salto.
Este año en la playa se ha montado en los coches de choque de pequeños (para mí también era la antesala de los ligues jejeje) y le ha gustado mucho.
Creo que es importante determinar a priori el número de viajes para evitar rabietas innecesarias, o por lo menos atenerte al tratado precacharros para mantenerse firme!

Anónimo dijo...

qué me vas a contar. Yo tengo tres y estoy metida de lleno en estas peripecias. De hecho mi hijo pequeño, el de dos años, sólo quiere que le cuente el "cuento de las ferias" en la que rememoramos su primer encuentro con el tren chispita y con el camión de los bomberos. Por cierto el tren chispita al que subimos fue aterrador, acercándose a los vagones había un payaso que no daba precisamente risa, que además de darnos con una escoba, en un momento dado apareció con unas grandes tijeras de cartón, y mi pequeñín que todavía no conoce el significado de las bromas, me miró aterrorizado y con sus pocas palabras me dijo: MAMA-CORTAR-PELO-NO. ja ja, casi me caigo del tren chispita de la risa.
un abrazo de una mami estresada.

Tita dijo...

¡Tal cual, oye! Este verano con la niña chica, era el santo el que hiperventilaba al pensar en las colchonetas (tenía dos añitos y medio) Peeeeeeeeeero, como ninguno de los dos estábamos dispuestos a dar vueltas en los caballitos, pues eso.

Y luego el bonoparques. Algo muy bien inventado para pasar un rato en el parque de atracciones e irte tras un par de horas sin remordimiento por haber pagado entrada.

Anónimo dijo...

Es que los parques inflables esos son tremendos... hay niños más altos y gordos que yo... y ahí está tu enano, corriendo el peligro de morir aplastado si uno de esos se le cae encima...
Luego los cacharritos de feria, dan mucho miedo... hombre un tiovivo no, pero cosas tipo el pulpo o montañas rusas... miras a los feriantes y te los imaginas montando la feria y apretando los tornillos esa madrugada con cero ganas... y te da ni sé qué...
Pero nada como el parque de atracciones de Igueldo, en Donosti, eso sí que da miedo!! cada año toca visita oficial y telita...
Ahora mi pregunta es, ¿a qué edad puedo llevarle al parque de atracciones de Madrid y que pueda montarse en más de tres cosas?

Sonia dijo...

Yo recuerdo perfectamente el día en que me convertí en madre de feria.. Mi hija no tenía 1 año (sí fui precoz) y en la primera atracción que nos encontramos en la feria de mi ciudad allí la subimos. Era un cochecito, en el cual también me senté yo con ella claro. Ni decir tiene que yo quedé con las rodillas destrozadas y a ella aunque en un primer momento no le gustó mucho, ya le ha cogido el gusto y estamos abonados a todos los parques de atracciones y ferias de mi ciudad... Maldito sea el día que se me ocurrió!!!!!!!!!!

Sonia dijo...

Txabi, ahora que te he leido he recordado una vez en Port Aventura, mi hija con 3 años y medio y mi hijastra con 7.. pasamos por delante de una atracción de agua, no recuerdo el nombre, y estaba casi vacía así que pregunté si la pequeña podía subir y la midieron y me dijeron que sí.. así que las 3 nos subimos. No lo he pasado más mal en toda mi vida!!!!!!!!!!!!! yo iba en medio del tronco, la pequeña delante mío y la grande atrás, con una mano agarraba a la grande y con la otra a la pequeña y yo hacía fuera con los pies para no salir disparada... Sólo os digo que cuando bajamos yo besé el suelo para dar gracias a Dios que estábamos sanas y salvas. Nunca más!!!!!!

Nisi dijo...

Yo desde pequeña he odiado las atracciones, así que no sé cómo diablos lo haré si algún día me reproduzco y tengo que llevar a mis churumbeles a ese infierno...

anonima porteña dijo...

el viernes toco calesita, para ver lo modernos que son, la musica era Gaby fofo y miliki! la misma de mi infancia!!!!!!

Biónica dijo...

Cuando me dejan a mi sobrina sufro mucho xD. Y estoy cogiendo unos galones en el parque de flipar. Empiezo a conocer el nombre de los niños, saber cuáles son más cabroncetes, no alterarme cuando el mico de dos años pretende hacer LO MISMO que la de ocho que le pasa por encima en las cuerdas...

Dios mío qué horror Moli... xD y el otro día tuve otro momento de lucidez cuando me levanté a las 6:30 AM y me di cuenta de que tener hijos tiene que ser como levantarte a esa hora TODOS LOS DÍAS DE TU VIDA. O hasta que se vaya de casa, pero eso puede ser muy largo xD.

Ingrid dijo...

sííííííí!!!!!!! hacía tiempo que no me pasaba por aquí y veo que sigues igual!. Lo has clavado.