jueves, 27 de enero de 2011

MOLIBIBLIOTECARIA

En diciembre de 1994, pululaba alegremente por el Hall de la Facultad de Geografía e Historia de la Complu, cuando por algún extraño azar me fije en un panel de anuncios que había a la entrada.

Por algún que otro extraño azar, no sólo me fije en que ese panel existía, si no que fui capaz de ver algo a través de la mugre del cristal, y leer este texto “Se convocan 22 becas de colaboración para trabajar en las bibliotecas de la Universidad Complutense. Podrán presentar sus solicitudes alumnos de blablablablabla…con buen expediente académico...hasta el día blablablabla”.

No recuerdo si venían las condiciones de la beca especificadas y eso fue lo que me decidió o tuve un extraño rapto mental y presenté los papeles porque sí, por si sonaba la flauta. Si rebusco mucho en mi memoria, creo recordar que por aquella época andaba haciendo largos en el fango de una de las peores etapas de mi relación autodestructiva y debí pensar que a lo mejor una actividad laboral remunerada me salvaba de seguir haciendo el memo. (1)


El caso es que debí presentar los papeles. No recuerdo nada de eso, mi siguiente recuerdo es estar en casa de molipadres, que sonara el teléfono y una voz me dijera que me había sido concedida una beca para trabajar en la biblioteca de la Facultad de Económicas. Empezaba el 10 de enero, de 3 a 9, 60 mil pelas de las del año 95.

Colgué y comencé uno de mis famosos procesos de pensamiento lateral.

Me habían dado la beca. Bien. En la biblioteca de Económicas. Bien por lo de la biblioteca, aunque claro la beca era para eso, no me la iban a dar para el laboratorio de física cuántica. Mal por Económicas…está a tomar por culo...es más... ¿dónde cojones está la facultad de económicas? Y además empiezo ya. ¿Y los exámenes de febrero? No he empezado a estudiar. Pero son 65 mil pelas…pero claro los viernes trabajaré hasta las 9 de la noche... ¿y si algún viernes quiero irme de viaje? Y ¿si algún viernes novioputeador quiere hacer algo conmigo? ¿Y si tengo todas las tardes ocupadas como voy a quedar con novioputeador que siempre está ocupado por las mañanas? ¿No lo cojo? ¿Digo que no?

De algún sitio saqué un breve momento de lucidez y cogí el curro.

Partamos de la base de que a mí me encantan los libros y me encanta leer pero hasta ese momento nunca había sido una gran usuaria de bibliotecas. Yo en mi casa estudiaba tan ricamente, tengo una gran capacidad de concentración: si lo que estoy estudiando me interesa lo bastante puedo hacerlo incluso en una habitación con más gente, con la tele sonando o con música. Me da igual. Además, no me mola hacer pandilla, así que pasaba millas de ir a la biblioteca a sociabilizar. Con todo esto quiero decir que tampoco conocía muy bien como se manejaba una biblioteca, más bien no tenía ni puta idea.

Pero dio igual. Como ya por entonces comenzaba a ser un fraude, llegué allí con mi mejor cara de “esto no puede ser tan difícil” y “seguro que en un plis lo tengo controlado”.

Resultó no ser tan difícil y efectivamente lo controlé enseguida. MI rápida adaptación al mundo bibliotecario se debió a la ayuda inestimable de mi compañera de beca. Se llamaba Beatriz y hacía biblioteconomía y documentación y era majísima. Me enseñó todo y tuvo muchísima paciencia conmigo. Vivía en Torrejón, lo que quiere decir que cuando salíamos de la biblioteca a las 9...ella tenía por delante hora y media de transporte público para trasladarse al otro lado de la provincia. Era mi heroína: sabía y tenía un novio que la quería. Luego el novio le puso unos cuernos de aquí a Sebastopol y me dio mucha pena pero vi que todas podemos ser pánfilas.

Tuve ese curro desde enero de 1995 hasta diciembre de 1996 y me encantaba. Iba a la facultad por la mañana, de 9 a 2, cogía el coche y me piraba a toda leche a Somosaguas para llegar a las 3 a currar (Para el que no sea de Madrid, son dos campus distintos y están un poquito a tomar por culo el uno del otro). Allí estaba hasta las 9 de la noche. La rutina consistía en llegar, colocar los libros que habían sido devueltos en el turno de mañana y sentarse en el mostrador de préstamo a atender a los estudiantes.

Al principio el contacto con el “público” me daba pánico. Sentarte delante de un ordenador a manejar un programa informático que obviamente no dominas mientras tíos (2) que estudian económicas (una carrera seria y con futuro y no como la mía) te miran fijamente...digamos que me ponía un poco nerviosa.

Poco a poco, y según fui manejando mejor el tema informático, adquirí más soltura e incluso me manejaba con palabros que para mí no tenían ningún tipo de sentido: econometría, economía cuantitativa, matemática financiera, workpapers, macroeconomía, microeconomía…tejuelo, signatura...etc.

- Ah sí...sé el libro que buscas, econometría financiera aplicada a las relaciones laborales macroestructurales”. Está en la segunda estantería a la derecha, busca por la signatura 003ECO.
- ¿Cómo que no está? Claro que está. ¿Lo has buscado bien? Eco viene después de Ebo. Si es que al final me tengo que levantar yo….

Exacto. Una bibliotecaria gruñona. Esa era yo. Y me encantaba.

Otro día contaré cómo empezó mi vida en internet, porque fue justo allí. Allí nació "molinos".


(1) No me salvó. Seguí haciendo el memo casi 3 años más.
(2) Tios susceptibles de gustarme, además. Tíos susceptibles de se fiches.

18 comentarios:

Anniehall dijo...

Ay, estoy deseando la segunda parte.

Jo, con sesenta mil pelas del 94 hacía yo mi vida en el piso de soltera (compra y todo). Corrijo, con cincuenta mil. Fue mi primer año de escuela.

Primer!!

Anniehall dijo...

Y me sobraba para libros y todo.

Te pega todo lo de bibliotecaria gruñona.

Peque dijo...

Y entre préstamo y préstamo supongo que con tiempo para estudiar tus apuntes, así que matabas dos pájaros de un tiro, qué más quieres.
Lo de gruñona me lo imagino, ¿irónica?, ¿sarcástica?

javi dijo...

Odio que me hagas el truquillo de la historia interminable. Porque funciona, y lo que es peor ¡lo sabes!

Bettie-Page dijo...

Si trabajaste de bibliotecaria...llevabas gafas? serian de pasta,no? :)

UN besito

JuanRa Diablo dijo...

Pues ese es un trabajo que a mí me hubiera gustado mucho. De hecho me presenté a oposiciones para auxiliar de biblioteca pero obviamente no las aprobé.
También hice un curso de biblioteconomía que se borró de mi memoria a la semana de terminarlo.

Todo este mundo de bibliotecas y libros a mogollón tiene para mí una magia especial. Creo que debería haberme hecho monje escribano, jeje.

Un saludo

PD. Lo de que eras una bibliotecaria gruñona está de más. ¿Cómo si no?

HombreRevenido dijo...

En la biblioteca de económicas, nada más y nada menos.

¿Y tardaron mucho en contarte el gran secreto de los economistas? Sorprendente ¿verdad?
Quién iba a pensar que "Econometría financiera aplicada a las relaciones laborales macroestructurales" por dentro de la tapa seria y el título infumable escondiera dentro un tebeo. ¡Esa materia no existe! Por eso al final todos aprobamos.

Pikifiore dijo...

Reina mora...más coincidencias contigo.Yo estuve en una de esas mismas becas, en la facultad de politicas, vamos, al ladito,jajaja.Qué gracia me ha hecho leerte, si no fuera porque las fechas no son las mismas...Es un petardo el turno de tarde,a que sí? yo salía a las 8:30 y los viernes me iba ya vestida "de salir", con el cachondeo de mis jefes y de los alumnos que iban a la biblio.Lo que son las cosas...me eché un noviete estando detrás del mostrador de préstamo.
Un beso

Gonzalo Viveiró Ruiz dijo...

Bibliotecaria borde es el trabajo que más te pega del mundo. Y a los niños guapos de repente les flasheabas con una sonrisa...y a los pequeñines con chuches

Anónimo dijo...

Siempre as tenido trabajos guays. Tengo mucha envidia.

P.

Newland23 dijo...

moli, deja de hacer comentarios del tipo ya comenzaba a ser un fraude que ahora me siento súper culpable...

De todas formas, y sin ánimo de ofender, que lo conseguiré, te pega trillones lo de la bibliotecaria gruñona, pero va en el oficio.

hitlodeo dijo...

Ahí empezó tu a marcarse el destino que te llevó a trabajar en una empresa que organiza libros de colores.
;D

:( dijo...

Increíble.
¿Es sólo a causa de ese "breve momento de lucidez" que un ciento de descerebrados te leen hoy día?

NáN dijo...

Tienes un potra con la que has nacido. Te (os) recmiendo un libro divertidísimo, de estos que se leen en dos sentadas. Fernando San Basilio, Curso de librería, editorial Caballo de Troya. Sobre todo a los que habéis hecvho cursos de biblioteconomía.

María Galván dijo...

Moli, tía, que yo estudiaba psicología en el mismo puto campus de atomarporculo!!!! Con lo que me hubiera gustado verte de bibliotecaria gruñona!!!!

Anónimo dijo...

Soy la única que no termina de verle el punto a ese trabajo? sobre todo en una Biblioteca de una facu de Económicas...
...bueno, al menos te sirvió para sacarte unas pelillas y para iniciarte en la gestión de libros de colores :)

Tarquinia dijo...

soy bibliotecaria.
He estudiado Biblioteconomia y Documentación (la primera de mi promo).
Y, además la licenciatura en Documentación (el año que la inauguraron).
Y soy licenciada en Geografía e Historia.
Y he sido profe en la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de una ciudad que no puedo decir, por si me abren expediente.

Moli, me emociona pertenecer al mismo gremio que tú. Creo que lo voy a añadir a mi currículum.

Las bibliotecarias molamos (y ligamos mil, a pesar de las malas lenguas)

:-)

Zenia dijo...

Jeje, este post me ha encantado. Trabajo en una biblioteca pública, es un trabajo chulísimo, y sí aunque parezca imposible ¡¡SE LIGA!!! Un abrazo

Zenia