viernes, 22 de mayo de 2009

UN PLAN BÁRBARO

Hace muchísimos años los humanos nos vestíamos con pieles, íbamos con una costra de mierda porque la limpieza no era una prioridad y todos teníamos el pelo largo porque no había peluqueros. Nos comían las fieras y las que conseguíamos matar nosotros nos las comíamos en torno a buen fuego. Planazo.

Ahora nos creemos el colmo de la evolución porque creamos los tejidos sintéticos, supimos sacar tela de la planta de algodón, vamos más limpios que un San Luis y hemos inventado miles de cosas que se pueden hacer con el pelo. Hemos conseguido que las fieras no nos coman y nos creemos los reyes de la creación. Eso sí, lo de reunirnos a comer en torno a una fogata, no lo hemos superado. Planazo.

Llevamos en el código genético que una barbacoa es un planazo. No importa que hayas ido a miles, por no se qué proceso misterioso cuando te propongan la siguiente dirás: estupendo.

Una barbacoa se organiza cuando quieres invitar a varios amigos a comer a tu casa pero “ no quieres lios y pasas de cocinar”. Primer error. Una barbacoa significa un millón de líos.

Primero hay que conseguir un utensilio que no tienes: la barbacoa. Es cómo si decidieras invitar a tus amigos a dar un paseo en barca y no tienes barca, pues estás jodido. Primera putada. Luego hay que comprar carbón, leña o el combustible que sea. A esto siempre van los tíos, ese pasillo del LeRoy Merlin les fascina: el carbón, la leña especial para barbacoa, las pastillas, el alcohol a chorro, el mechero especial…cuando se quieren dar cuenta ya se han gastado una pasta.

Luego está el momento ¿qué compro? ¿ pollo, morcilla, butifarras, panceta, chorizo en plan barato? O ¿ me tiro mejor a entraña, vacío y chuletón? Joder, que tenemos una edad y unos ingresos. No está claro. Además resulta que haces una barbacoa para simplificar y no cocinar pero no has contado con que hay que poner algo para “mientras se hace la carne”, lo que se viene llamando aperitivos. Así que barato, barato y sin líos no te está saliendo para empezar.

Luego está el tema infraestructura. Hay que poner la barbacoa en algún sitio, con una mesa al lado para los trastos. Por supuesto platos de plástico y vasos de plástico. Cubiertos no se necesitan, pero sí un millón de servilletas de papel, ya te preocuparas por la desforestación de la Amazonia en otro momento.

Llega el día, ¿ lloverá? ¿ no lloverá? ¿ hará calor? ¿ hará demasiado calor? ¿ a que hora enciendes la barbacoa? Aquí empieza lo divertido, porque puedes optar por encenderla muy pronto en plan que previsor soy, o pasar y encenderla cuando llegue la gente. Las dos opciones tienen sus problemas, si la enciendes demasiado pronto el carbón se puede consumir, te quedas sin brasas y al final hay que ir al opencor a última hora a comprar más a precio de oro. Si optas por dejarlo para el último momento, las brasas tardarán muchísimo, los invitados arramplarán con los aperitivos, tendrás que sacar más comida, incluso cocinar algo, la gente se pondrá nerviosa y puedes tener un motín de gente gritando: ¡ queremos panceta! ¡queremos morcilla! ¡ queremos tu cabeza en ensaladilla! ( jajajaja…me descojono yo sola!)

En una barbacoa no disfruta nadie. Siempre está el “ encargado”, normalmente es el tío que ha ido a más barbacoas y cuenta con más experiencia. Ese tío es mi héroe, sudando como un pollo, con la cerveza caliente y encima tiene que aguantar comentarios del tipo: “ esas salchichas ya están” “ se te está pasando la morcilla” “ tío dale caña al fuego que se nos hace de noche”. Le admiro, yo de mayor quiero tener tanta paciencia como ellos.

Los demás invitados están igual que en la prehistoria: luchando por la comida. Acechan al pobre encargado de la parrilla para ser los primeros en caza la bandeja de la panceta, es posible que si se impacientan mucho marquen con su símbolo las piezas en la parrilla…” ese chuletón es el mío”. Los invitados que no han estado atentos son fácilmente reconocibles porque al cabo de un rato y cuando los demás parecen ya satisfechos están comiéndose los restos que quedan.

Una vez que el invitado ha conseguido la comida tiene que superar otra dificultad: enfrentarse a la vajilla de plástico. Siempre me impresiona como 30 adultos olvidan lo desagradable que es coger un plato con morcilla, butifarra y panceta ardiendo, te quemas, intentas sentarte y ponértelo sobre las rodillas para descubrir que ese calor abrasador también traspasa la tela de tus vaqueros. Te inclinas entonces a coger el vaso de cerveza y en un descuido abres un milímetro las piernas…te das cuenta de tu error..intentas corregirlo pero el peso de la comida ha sido demasiado para el plato abrasado y la morcilla escurre por tus perneras…ohhhhhh..prueba no conseguida.


Los vasos de plástico son muy desagradables, pero a los que más joden son a los anfitriones. Lo que les jode es que además les pareció buena idea: vasos de plástico, así se recoge más rápido y no te tienes que preocupar por los cristales. Cuando acaba la barbacoa descubren que o habían comprado demasiados vasos o éstos se reproducen por generación espontánea. Hay vasos por todo el jardín, en el baño, cerca de la tele, en la cocina, dentro de la piscina, en la tapia..semanas después del evento todavía encuentran vasos. Con los platos es más o menos igual pero como se han quedado pegados a los muebles del jardín por la grasa que acumulan decides dejarlos de motivo decorativo de vanguardia.

Resultado final. Los invitados toman nota mental de ir comidos a la próxima barbacoa y los anfitriones deciden que la próxima vez macarrones con tomate para todos.

Mañana tengo barbacoa.

Planazo.

7 comentarios:

Lillu dijo...

Disfrútala, que se te ve con ganas :D

saluditos

María Galván dijo...

Lo del tío encargado es para ponerle un monumento vamos. A mí me pone ansiosa eso de comer por entregas ( primero un chori, a las 4 horas una panceta...). Resultado: me agarro unas borracheras...( por que siempre llego al mismo resultaso?). Haré todo lo posible para que llegues a la de mañana resacosa perdía....

Gonzalo Viveiró Ruiz dijo...

Eso te pasa peor tener una casa con jardin, piscina, muebles de jardin...y que tus amigos lo sepan. A mi me encantan las barbacoas que organizan mis amigos mi familia...quien sea pero ¿yo? si vivo en un piso del centro...¿la casa de vacaciones? nooooo, mis padres no me dejan...

JuanRa Diablo dijo...

Bárbaro el plan y bárbaro el post.

Yo ya tengo mi graduación barbacueril; son tantas ya...
Es cierto que el que se pone al mando de ellas tiene que soportar carros y carretas:
¿Le has puesto sal?
Esto esta crudo, tio
Que se te van a socarrar
El humoooo, mándalo para otro laooo
¿Van o no van?
Pero ahi hay muy pocas brasas, ¿no?
Esta me la reservas, ¿eh?
El humooo, coñoooo.

Yo creo que al menos un homenaje sí merecen. O que les desgrave Hacienda.

Mordisquitos dijo...

Paciencia!

hitlodeo dijo...

Cuando me entregaron la casa compré una barbacoa. Hace años que la tiré.
Se te ha olvidado lo de las brasas que hay que esperar a que se apaguen, o tirarlas a un cubo con agua para abreviar. Y, que si la barbacoa es desmontable, la tienes que limpiar. Yo la limpié las dos primeras veces, luego pasó varios inviernos en el jardín, y una vez conseguí que se oxidara, me deshice de ella.
Espero que hayas disfrutado de tu barbacoa.

Marta dijo...

Ay Molí, llorando estoy con este post..... Que buen rato he pasado,bueno rato no, he estado contigo todo el puente. Tengo tres libros aparcados porque solo me apetecía leer este blog.... Impresionante.... Muchas gracias a ti y al cielo por la tranquilidad que he tenido estos días. Lo necesitaba, mañana de nuevo en danza. Un abrazo.
Marta.