viernes, 11 de octubre de 2013

UNA DOCENA DE (EN TEORIA) MOMENTOS IDÍLICOS CON TUS HIJOS SUSCEPTIBLES DE ACABAR EN ATAQUE DE NERVIOS.


De la frase ”Como me gusta estar con mis hijos y como mola la paternidad, es lo mejor del mundo” a la frase “¿En qué cojones estaría pensando mi yo de hace 7 años para que le pareciera buena idea reproducirse? Y necesito un paseo, una copa y drogas…o todo a la vez”…el camino es muy corto, cortísimo. Tan corto que a veces no te crees que hayas pasado de un extremo a otro tan rápidamente.
Uno cree tener paciencia, ser maduro, medianamente inteligente y tener capacidad para encajar casi cualquier situación adversa…hasta que se enfrenta a determinadas situaciones con sus hijos en los que de repente se da cuenta de que ha perdido completamente la paciencia, la madurez te ha abandonado súbitamente y la única manera que se te ocurre para encajar la situación es llorar, huir o llamar a tu madre.
Nos pasa a todos. Bueno, a todos no…hay gente por ahí que dice que jamás jamás  piensa esas cosas horribles que yo cuento hoy ni se sienten malos padres.
 
Sinceramente, yo creo que mienten.
1.El baño.
En teoría y gracias a los anuncios llegas a la paternidad pensando que el baño será un momentazo de comunicación paterno filial. El agua, el vapor, el espacio pequeño del baño. Carcajadas, esponjitas ( ¿Has estado alguna vez en un baño turco?), espuma . Todo idílico. Una leche. Cuando son bebés el momento del baño es de muchísimo estrés no sabes si lo estás cogiendo bien, el bebé llora como un demonio y tú acabas exhausto y pensando que lo mismo no pasa nada si mañana no lo bañas.  Cuando son más mayores hay que perseguirlos con un lazo para conseguir que se duchen o se bañen, luego hay que revisar el resultado de sus fregados cuando salen y normalmente hay que volverlos a meter en la ducha porque la esponja sigue seca y creo, me han comentado, que cuando se van de casa entienden el concepto: NO SACAR AGUA FUERA DE LA DUCHA.
2. La cena. 
“Tengo hambre”, “tengo hambre”, “tengo hambre”.
¿Qué hay de cena? ¿Qué hay de cena?

Hay dos opciones, que tus churumbeles coman como perros hambrientos y literalmente te coman por los pies y tú te desesperas intentando que coman despacio, que no se peguen por la comida y te desesperas más cuando empizan ¿Qué más hay? Tengo hambreeeee.
La otra opción es mucho peor. Tus hijos están hambrientos justo justo justo hasta el momento en que se sientan a cenar. Entonces comienzan un ritual de ralentización del espacio tiempo que acaba con tu paciencia y te lleva al llanto porque lo que tú has preparado con amor y dedicación se ha quedado frio y asqueroso pero tienes que conseguir que se lo coman.
No, la hora de la comida no es igual de desesperante. Los que no tenéis hijos no lo sabéis…los padres sí.
 
3. Me aprieta / me pica / me duele / me pincha.
Hora de vestirles.  Sacas la ropa. Da igual que sea la que se han puesto mil veces. Ese día por algún extraño motivo, por la alineación de los planetas o la carga magnética de los casquetes polares deciden que esa ropa no pueden ponérsela. Tu se la pones a base de una lucha cuerpo a cuerpo y algún que otro grito…terminas y empiezan a contosionarse como si la kriptonita les estuviera fundiendo la piel mientras lloran o te miran con odio.
Cuando se hacen mayores me comentan por ahí que al factor “me aprieta/me pica/ me duele/ no puedo moverme” se añade el factor “no me gusta” o “no tengo nada que ponerme”.
Todo muy chulo.
4.En el coche.
El coche es un sitio peligrosísimo. Es un habitáculo muy pequeño para compartir tanta armonía familiar. Es perfecto cuando todo va bien, poco espacio y todos muy juntos disfrutando…y es el infierno en la tierra al minuto siguiente cuando empiezan: ¿Cuánto queda? ¿Cuánto queda? ¿Queda mucho? Me hago pis, tengo sed, tengo hambre…
Mientras gracias a los “sistemas de sujeción infantiles” los llevas atados y bien atados…el tema queda ahí. Cuando ya van solo con cinturón de seguridad, además de todo lo anterior tenemos el problema de “me pido esa ventanilla”, “me has tocado”, “estás poniéndote en mi espacio”.
 
5.Discusiones absurdas entre ellos.
Tus hijos son capaces de elevar una discusión idiota a la categoría de conflicto armado y necesitar mediación de la ONU. Pueden discutir por cromos, por media baldosa que uno ha ocupado con las construcciones, por una goma, por un plástico roñoso, por media loncha de jamón o por el sitio en el sofá.
Tú intentarás abstraerte, obviar el tema y dejar que lo resuelvan solos porque crees firmemente que verán que discutir por eso es una bobada.
Ja. Acabarás teniendo que hacer un juicio oficial dónde no solo verás que el motivo era idiota sino que era mucho más idiota de lo que creías porque trae unos antecedentes de flipar: es que él tiene ese medio plástico roñoso que es mio porque en el verano cuando estuvimos en la playa él se quedó con una concha que yo había encontrado y tú se la diste a él”.
¿un verano? ¿una concha? ¿Qué tú hiciste qué?
5.- Me llevas al salpicamas. 
-¿Puedo comer chocolate ahora?
-No, vamos a cenar dentro de un rato.
-¿Puedo comer chocolate?
-Ya te he dicho que no.
-¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate?
Solo las grandes mentes consigues aguantar sin salir corriendo a comprar una plantación entera y dejársela en herencia.
6.- Pataleta que algo queda.
Cuando no tienes hijos y ves una pataleta de un niño, una especie de posesión diabólica que les hace patalear, llorar, gritar y casi casi girar la cabeza 360 grados piensas “que mal educa la gente a sus hijos”.
Luego el destino viene, hace que te reproduzcas, te dejes la piel en educarles y de repente un día te encuentras protagonizando la pataleta infernal mientras compruebas como gente sin hijos te dirige esa mirada “ hay que ver qué mal educa la gente a sus hijos”.
7.- A recoger.
Eres un padre comprensivo y no un maniaco del orden. Si tus niños quieren jugar, pues que jueguen, que tengan espacio y tiempo para desarrollar su imaginación y su creatividad. A jugar.
Pasan las horas y hay que recoger.
A recoger chicos”…de repente, tus hijos son Houdini, son culebrillas, son roedores canijos capaces de esconderse en las ranuras más pequeñas para escaquearse del momento: las construcciones con las construcciones, los colores con los colores, las fichas del memory con las fichas del memory, los disfraces al baul, los clics al maletín…Y estás tú solo recogiendo mientras repites hasta ahogarte: a recoger, he dicho que hay que recoger, chicos cuando se juega luego hay que recogerlo todo.
Solo mentes poderosas y consiguen controlarse y no coger una bolsa de basura y tirarlo todo.
Una vez que está todo recolocado…tus hijos salen de sus escondrijos o del baño a dónde casualmente habían tenido que ir a hacer caca justo en ese momento. 
8.- El loro de repetición.
¿Cómo se piden las cosas?
¿Qué se dice? Siéntate bien. 
¿Os habéis lavado los dientes?
¿Cómo se piden las cosas?
¿Qué se dice? Siéntate bien. 
Y así hasta que lloras porque te recuerdas tannnnto a tus padres.
9.- La pregunta eterna.
Un tema cualquiera, en un momento cualquiera… a ser posible el menos oportuno de todos. Tu hijo pregunta algo y tú contestas, porque sí porque está muy bien que tengan curiosidad, porque quieres enseñarle y porque no está bien mentirles. Te sientes el campeón de los padres.
Y ¿ por qué?
Vuelves a contestar, ya con menos confianza porque realmente nunca habías llegado a ese nivel de detalle o si lo hiciste probablemente tenías la edad de tu hijo. 
¿Por qué?
Ya no sabes más. No tienes ni idea. O a lo mejor lo has sabido y se te ha olvidado o te das cuenta de qué mierda es hacerse mayor y dejar de hacerse preguntas y aceptar el “porque si”. 
Pero ¿por qué? ¿por qué?
Desesperación por no contestar y porque no hay manera de pararlo.
10.- La canción diabólica. 
El gusto por la variedad musical se adquiere con la edad, no viene de serie. De hecho tus hijos  pueden escuchar una canción un número infinito de veces, y cuando digo infinito me estoy quedando cortísima sin pensar ni por un segundo que es suficiente.
Pueden escucharla en casa en el ordenador, en el coche, en la radio cuando salga, en el mp3. Cantarla, bailarla, hacer una coreografía, utilizarla para dormir, para el paseo en bici…
Por supuesto esa canción no será Stairway to heaven o Black Sugar o una sonata de Mozart…será algo diabólico que se meterá en tu cerebro y no podrás sacarla durante días.
11.- El cuento.
Leer un cuento a tus hijos. Parece que no hay nada mejor en el mundo. Puro marketing.
Para empezar muchos de los cuentos infantiles son horribles ( los hay muy buenos también), normalmente tus hijos quieren leer alguno de su muñeco del cole que es un horror, pero bueno te pones a ello. Te parece un rollo pero hay que disimular, si tienes más de un hijo se pegaran por el sitio a tu lado, protestaran por como tienes colacado el libro y no ven las ilustraciones. Conseguirás llegar al final de la historia al límite de tus fuerzas y sintiéndote fenomenal por haberlo logrado dirán: otra vez!! Leelo otra vez!
Fantaseas con la idea de inventártelo y matar al protagonista en la página 2. 
12.- A dormir.
La hora de dormir, de acostarse, de descansar. Consigues llegar a ese momento, han cenado, se han lavado los dientes, han leído, y están monísimos en sus camas con sus caras dulces y cansadas.
Les da un beso, les arropas, apagas y sales feliz con tu paternidad.
¿Traes el agua?
Tengo calor.
Tengo frio.
Fulanito no me deja dormir.
¡Me acabo de acordar de que para mañana tengo que hacer una maqueta de un volcán!
Lloras.
Los que no sois padres si habéis llegado hasta aquí sé lo que estáis pensando. Os espero en el futuro.
Los que sois padres…seguro que os habéis reconocido.
 
Publicado en Unadocenade

miércoles, 9 de octubre de 2013

JANIS JOPLIN...POLITICAMENTE INCORRECTA.

 

Siempre que la escuchaba cantar, la veía en  un documental sobre el escenario o leía algún artículo sobre ella y su música, mi absurdo subconsciente pensaba en ella como una señora, como alguien mayor cuando yo tenía 20 años o como alguien de mi edad cuando pasé de los 30.
 
Cuando Janis Joplin murió, tenía 27 años. Una cría.
 
27 años. Era otra época, otro momento y con 27 años se suponía que eras casi una señora y de hecho cuando ves sus fotos o la ves en el escenario siempre parece mayor. Mayor y con las cosas clarísimas. No sé si es la moda, el éxito, la leyenda, el tono desgarrado al cantar, las drogas, las experiencias, pero como ya he dicho,  la sensación subjetiva que tenía era que era mayor.
 
Janis tenia 27 y yo  tengo ahora 40. Ella era una cría y yo soy una señora.

En esta entrevista que ha sido animada por la gente de Blanck and Blanck,en un video chulísimo,  Janis aparece como lo que es, como lo que somos o hemos sido casi todos con 27 años, una joven con mil dudas, con mil certezas para comprobar y con la necesidad de ser comprendida por su entorno.

Me sorprendió que tuviera 27 años y me sorprendió su voz. (Está subtitulado en inglés y me he calzado una traducción de andar por casa con lo más interesante)




 
Janis, a pesar de ser una superestrella y estar en lo más alto de su carrera, se muestra afectada por una crítica negativa en la revista Rolling Stone. Más que afectada, se muestra incluso dolida. Y lo dice, sin tapujos, y sin hacerse la guay. Sorprende esa actitud ahora, cuando las estrellas del rock, el cine, los periodistas o cualquier otro ámbito (o los blogs) se muestran indiferentes o incluso displicentes hacia cualquier crítica. Ahora se estila más " me da igual lo que digan". A mí me resulta más creíble la actitud de Janis. No sé si es mejor que te la soplen las opiniones de los demás (si es que alguien llega a ese nirvana emocional) o que te afecten...pero yo estoy más cerca de Janis y por eso me la creo más. 
 
 
"Sé que debería pasara, lo sé, pero las chicas necesitamos que nos reafirmen. No quiero decir con esto que no lo necesite todo el mundo pero creo que las mujeres lo necesitan más. Quiero decir, que aunque sé que todos los que me critican son gilipollas y no saben de qué están hablando y debería sencillamente seguir con música, y que lo que debería es dejar que vengan a mi show o que se queden en sus casas. No me importa que hagan, yo debería ser capaz de que me diera igual, tendría que serme indiferente pero internamente me duele cuando no le gusto a alguien. Ya sabes, soy tonta".
 
Antes de que alguien se ofenda por tener la piel muy fina y estar a la que salta. "Las mujeres lo necesitan más" dice Janis. Recuerdo que tenia 27 años, le habían dado caña en la principal revista de música del mundo y que eran los años 70 dónde tenía un mérito increíble haber conseguido llegar a donde estaba ella. Claro que necesitaba que la reafirmaran y que levante la mano el  que no le guste que le reafirmen cuando ha hecho algo bien.
 
El locutor le pregunta luego qué opina sobre que muchas mujeres digan que el mundo del rock, de la música en general es increíblemente machista  y que cuando él les menciona a Janis, a ellas no les siente muy bien, le reprochan que sean tan sexualmente explícita.
 
Janis flipa un poco y en su respuesta yo creo que se hace un poco un lio.

"Bueno, es su problema no el mío. No he hablado con ninguna mujer del Mov Lib, tampoco me han atacado todavía. ¿Cómo podrían atacarme? Represento todo lo que dicen que quieren ellas. ¿Sabes a qué me refiero? Tengo una opinión sobre esto.  Es algo así como "eres aquello con lo te conformas. Eres SOLO aquello con lo que te conformas". Si se conforman con ser la criada de alguien es su jodido problema. Si no te conformas y sigues luchando, acabarás teniendo/siendo lo que quieres. ¿Cómo pueden atacarme? Sólo hago lo que quiero y parece que funciona. ¿Por qué les molesta tanto?"

Son los 70, flower power, el movimiento hippy y las drogas y a Janis se le ve un poco el plumero. El plumero del buenrollismo y de la ingenuidad. Todo el mundo sabe (o todo el mundo con 40 palos) que la gente no necesita hablar contigo para meterse contigo. Todo el mundo sabe que el éxito genera envidia y crítica gratuita...pero ella parece flipar con eso.  No estoy segura de si el Mov Lib quería todo lo que representaba Janis y tampoco tengo claro que representara algo más allá de una chica que había conseguido ser cantante y ser una superestrella haciendo un poco lo que le daba la gana. Tiene su mérito y su importancia pero no sé si es para tirar cohetes, teniendo en cuenta además, que el estilo de vida elegido la llevó a palmar con 27 años. Curioso, ahora tendría 67....casi como Molimadre, éste es un pensamiento bastante perturbador la verdad. 

 
El locutor le comenta luego que hay mujeres que se preguntan porque ella no lleva a ninguna mujer en sus bandas.
 
"Enséñame una mujer que sepa tocar bien la batería y la contrato...No, en serio, no quiero chicas en la carretera conmigo. Ya tengo bastante competencia. Me gusta estar con chicos. ¿Todo lo que he dicho sobre las mujeres ha sonado muy mal? No quiero ofender a la gente. Es solo que yo tengo mis circunstancias. Salí de Port Arthur (dónde nació) porque allí me volvía loca y luché contra todo aquello. No creo que puedas decirle a nadie contra que luchas si no tienen necesidad de más. ¿Sabes a que me refiero? Necesitar más. Si necesitan más, lo conseguirán, querrán más".
 
Me encanta la actitud de paso de llevar mujeres y lo digo tal cual.  Lo entiendo perfectamente, si no le apetece llevar más mujeres en sus bandas pues no las lleva. No le debe nada a nadie y no deja de ser mujer por eso.
 
Así cómo estoy bastante de acuerdo con Janis con lo de que eres aquello con lo que te conformas, para lo bueno y para lo malo, no le compro la burra de "si necesitas más lo conseguirás". Esa es la típica máxima de autoayuda y esas cosas que no tiene porqué cumplirse para nada. Puede suceder que consigas lo que quieres o puede que no. Obviamente si peleas por conseguir lo que quieres, sea lo que sea...estás bastante más cerca de conseguirlo que si directamente te rajas, te acojonas o te sientas a esperar que te caiga de un guindo, pero intentar conseguir lo que quieres no garantiza conseguirlo. Ojalá fuera así.
 
Un último pensamiento muy perturbador sobre esta entrevista. Janis sonaba así, con esa voz dulce, como de niña buena que no le pega nada  y que está llena de miedo a no ser entendida "¿Sabes lo que quiero decir?".  Si yo me muero dentro de 4 días...¿cómo sueno ahora? En fin...el video mola. 
 
 
 
 
 
 
 

lunes, 7 de octubre de 2013

MI EXPERIENCIA CON GRAVITY

El sábado fui al cine.
Vi Gravity.
 
 
Voy escalando etapas en la relación con el espacio.
 
Primero está la indiferencia cósmica, no sabes ni que el universo existe ni nada, solo hay cielo. Nada de inquietud. Es cielo. Es azul de día y negro de noche. No hay más.
 
Después está la curiosidad cósmica. Pasas a preguntarte que habrá allá arriba, ¿por qué lucen las estrellas? ¿por qué el sol calienta tanto? Aquí es cuando te aprendes los nombres de los planetas.
 
Tras la curiosidad hay una bifurcación. Los hay que pasan a la admiración y el interés supremo por el espacio, el universo, las estrellas, las galaxias, los satélites, los agujeros negros...Estos después sueñan con ir al espacio y les fliparía un viaje en transbordador y todo lo que eso conlleva.
 
Por supuesto yo estoy en el otro grupo, tras la curiosidad cósmica me encaminé por la senda del vértigo cósmico que consiste básicamente en no pensar mucho en la inmensidad del universo, la pequeñez de nuestro planeta y la mía propia porque sólo acercarme a ese pensamiento me provoca ansiedad, me corta la respiración, el apetito, las ganas de vivir y me da ganas de llorar.
 
Fui a ver Gravity con el propósito de superar esa etapa. Pero como lo que no te mata te hace más fuerte, y tras casi morir  de vértigo cósmico en el cine me he hecho más fuerte en mi pensamiento. Estoy en una nueva etapa: el pánico cósmico.
 
Yo jamás iría al espacio. Jamás. Si me drogaran y me metieran en un transbordador espacial y de repente me despertara en una nave, jamás conseguirían obligarme a dar un "paseo espacial". Si a pesar de mi negativa consiguieran sacarme de la nave con alguna amenaza brutal (sólo se me ocurre alguna amenaza contra la integridad de las princezaz para conseguir que saliera...todo lo demás me daría igual) me aferraría a la nave como una lapa. Incluso pensaría en la manera de ponerme imanes (¿los imanes funcionan en el espacio?) para que no pudieran despegarme. Me niego a atarme a la nave con una cuerdecita y ni por asomo me pondría una mochilita de esas de propulsión que los astronautas encuentran extrañamente divertidas.
 
Flotar NO mola. No es divertido. No tienes ningún control ni ningún apoyo ni nada.
 
Flotar dentro de la nave NO mola nada. Tú no eres lo único que flota, todo flota y tienes que ir apartando cosas o agarrándolas para que no se escapen. Todo se convierte en algo peligroso con lo que puedes herirte y además como no tienes control tienes que ir con las manos por delante para no darte con las paredes, el techo...
 
Pero si flotar dentro de la nave es horroroso...flotar en el espacio es lo peor de lo peor. ¿Dónde vas? ¿Paras alguna vez? ¿Chocas contra algo? ¿Hasta donde llegas? ¿Cuándo se te acaba el oxigeno te duermes y no te das cuenta de que te mueres? ¿Te descompones? ¿Entras en órbita?  ¿Oyes algo?Necesito una bolsa para respirar ahora mismo.
 
La ropa de astronauta. Gran tema. Sales al espacio a darte un rulo embutido en un traje dónde cabes tú y toda tu familia y con el que casi no puedes moverte pero sin embargo los guantes son extrañamente prácticos. ¿Por qué yo no puedo darle al  botón del ascensor con mis guantes y ellos pueden manejar todo tipo de cosas con esos guantes enormes? Algo de su tecnología no nos está llegando.
 
Y ¿debajo del traje? Sé que los de la peli se han documentado y que el motivo de que debajo del traje espacial de Michelin la Bullock solo lleve una camisetilla y un minicoulotte es por dar realismo a la película y no para que enseñe cacha pero ¿de verdad llevan solo eso debajo del traje? ¿No hace frio ahí fuera? ¿Qué llevan ellos? ¿la misma camiseta y un marcapaquete? No sé, me perturba. De hecho fue unas de las cosas que me sacó de la peli y de mi pánico cósmico. ¡Ni siquiera llevan calcetines!
 
Más.
 
La gravedad mola. Para lo único que me parece chula la ausencia de la gravedad es para llorar, ver tus lágrimas flotando a tu alrededor le da una nueva dimensión al llanto. Además de notar tus lágrimas, las ves...ves tu tristeza o tu alegría flotar. Y puedes literalmente tragarte tus lágrimas y saborearlas.
 
Al salir de ver Gravity o bien quieres besar el suelo o enrolarte en la Nasa. Ni que decir tiene que yo fui de los de la corriente papal.



Ahora, mirad la agenda y pensad que día vais a verla. Es una película maravillosa aunque me hiciera temblar de miedo y me  haya hecho plantearme llevar zapatos con suelas imantadas.

viernes, 4 de octubre de 2013

LIBROS ENCADENADOS.- SEPTIEMBRE




 
Septiembre ha sido un buen mes de lecturas y de libreros. Ha habido libros regalados, libros comprados y por fin he vuelto a la biblioteca.
 
5 libros: una especie de ensayo histórico, dos novelas propiamente dichas, una novela gráfica, otro breve ensayo y varios relatos de Cheever.









"También hubo amor en el gueto" de Marek Edelman. La dosis mensual para mi adicción a la II Guerra Mundial en forma de regalo. El libro recoge los recuerdos de Marek Edelman, judío polaco que desde muy joven formó parte de la Organización Judía de la Lucha y fue uno de los dirigentes de la sublevación del gueto de Varsovia en 1943 y un año después participó en el levantamiento de la ciudad contra los alemanes.
 
Es un libro fallido porque es desordenado y caótico. No hay contexto ni situación ni personajes. Sencillamente es como si te sentaras en un banco del parque ocupado por dos jubilados y escucharas su conversación plagada de recuerdos de su juventud, hablando de gente que no conoces y lugares que para ti no significan nada. Algo del tipo ¿te acuerdas de Menganito que se enamoró de Fulanita al verla en la esquina de la calle tal con la calle cual dónde había una pastelería que ya no existe? Pues así pero con nombres polacos. Resulta desesperante porque cuando a pesar de no conocer a Fulano y Mengana, la historia empieza a interesarte...Edelman cambia de tema, deja su historia a la mitad y empieza a contar otra cosa. Exactamente igual que los jubilados del banco. Desesperante. 
 
En resumen, no lo recomiendo para nadie que no sea un friki de la IIGM y que además conozca bien la historia de la guerra en Polonia.
 
"Permitimos que en las calles de las ciudades democráticas se celebren, en nombre de las libertades, desfiles de odio e intolerancia. Mala señal. Eso no es democracia; ésta no consiste en tolerar el mal, aún el más insignificante, porque el mal puede crecer en cualquier momento, sin que ni siquiera sepamos cuando. Tenemos que enseñar en los colegios, en las guarderías y en las universidades que el mal es el mal, que el odio es un mal y que el amor es una obligación. Tenemos que combatir el mal de tal manera que aquel que lo haga entienda que no habrá piedad para él".


"El coleccionista" de John Fowles.  Brujuleando por twitter vi que la Librería Fuenfría de Cercedilla tenía nuevos libreros y nueva ubicación y decidí acercarme aprovechando mis días de vacaciones en septiembre. Llegué, entre y dije "Hola, soy la que deja comentarios en el blog". Conocí a Rafael Reig, charlamos de libros, de escrituras y de blogs y me llevé dos libros. Éste fue su recomendación.
 
El coleccionista es una novela negra, una novela claustrofóbica, una novela de esas que no puedes dejar de leer porque aunque estás horrorizado y en tensión quieres terminarla. Además, dejar de leer no aparta la historia de tu cabeza, la historia te coloniza el pensamiento y quieres saber qué pasará. No es una novela actual, se publicó por primera vez en  1963.  Me ha recordado a Highsmith y "El grito de la lechuza" y también al Auster de "La Música del Azar" aunque creo que en este caso el recuerdo es más por la sensación de claustrofobia.
 
No quiero contar nada de la trama ni de lo que me ha sugerido para no reventársela a nadie, aunque podría escribir muchísimo sobre este libro...pero lo dejo para mi cuaderno rojo de lecturas. La recomiendo para todo aquel que quiera una novela de no poder dejar. Una historia que engancha, unos personajes que no te dejan indiferentes y por los que vas sintiendo diferentes cosas según la historia avanza. Una historia para pasar miedo, ansiedad y al llegar al final darte cuenta de lo magistralmente que el autor te ha ido llevando a lo largo de toda la narración.  Es lo que tiene fiarte de la recomendación de un librero/escritor. Gracias Rafael.
 
"Había momentos en los que pensaba que hasta podía ser capaz de olvidarla, pero olvidar no es algo que se decide, sino más bien algo que te sucede. Y a mí no me sucedió".
 
"Ese tipo de cosas que se hacen tan solo una vez en la vida, a veces ni siquiera eso; ese tipo de cosas con las que se sueña para que se hagan realidad". 
 
"City of glass", un comic de Paul Karasik y David Mazzucheli adaptando una novela de Paul Auster. La historia de cómo este libro ha llegado a mis manos, es como una historia de Auster, llena de casualidades, encuentros y coincidencias.
 
"Ciudad de cristal" es uno de los relatos que forma la Trilogía de Nueva York de Paul Auster. Novela que leí hace mil años y de la que prácticamente no recordaba  más que la sensación de lo que me había costado terminarla y la angustiosa sensación que tenía al leerla de que no era capaz de entender lo que Auster me estaba contando. Ahora por supuesto sé que el problema no era mío, más bien Auster se hace un lio y no consigue transmitir lo que pretende. 
 
El comic sin embargo me ha encantado. Creo que la historia queda mejor explicada y su "irracionalidad" o la lógica austeriana encaja mejor en formato comic que en formato novela. Además, sale NY, tiene también algo de cine negro, algo de esas pelis antiguas dónde el bueno se enamora de la mujer que no le conviene y acaba solo.
 
Según iba leyendo tenía una extraña sensación de estrechamiento. El protagonista vive encerrado en su casa escribiendo novelas de detectives y apenas sale de casa pero es su vida y ahí fuera hay un mundo de posibilidades. Cuando descuelga el teléfono y finge ser Paul Auster y ser detective privado es como si entrara por la boca de un túnel del que no verá nunca el final. Eso es lo que me transmitía el dibujo...y yo no soy ninguna experta en comics. Es en blanco y negro, con un dibujo estrecho, cortante, oscuro, amargo, agónico.
 
He doblado varias esquinas...pero lo malo es que copiar los dibujos en mi cuaderno queda completamente fuera de mis posibilidades...
 
"He had been sent back so far before the beginning that it was worse than any end he could imagine"
 
Gracias por el regalo.

 
Canadá de Richard Ford, comprado también en la Librería Fuenfría. Soy muy fan de Richard Ford, algunos libros me gustan más, como la Trilogía de Frank Bascombe o "Mi madre" y otros los de relatos un poco menos, pero es un autor por el que tengo debilidad.
 
Esta novela no se parece nada a las protagonizadas por Frank Bascombe. Bascombe es acelerado, impulsivo y egoísta. Dell Parsons, el protagonista de Canadá, es todo lo contrario. Reflexivo, calmado, observador. Cuenta su vida desde la distancia que dan los años, reflexionando sobre el momento justo en el que le cambió la vida, el momento en que sus padres atracaron un banco. (no destripo nada que eso lo cuenta en la primera página)
 
Ford lo cuenta todo con parsimonia, con mucha parsimonia. No es lentitud, es tal lujo de detalles en los días previos al atraco que acabas casi impacientándote porque quieres saber qué les pasó a sus padres aparentemente normales para tirar su vida y la de sus hijos por la borda al atracar un banco. Y no lo sabes. Precisamente los detalles vienen porque el protagonista desde sus 70 años quiere recordar qué fue lo qué ocurrió, encontrarle una explicación a aquel hecho que le cambió la vida sin remedio...y no la hay. Simplemente ocurrió.
 
La segunda parte de la novela transcurre en Canadá (tampoco destripo nada porque es obvio) y es más sorprendente. Dell llega a Canadá con 15 años, es un niño arrancado de su vida que ha perdido cualquier referencia emocional y física. Enfrentado a un territorio hostil y a una situación absurda tiene que construirse la vida.

" A lo largo de todos estos años mi hábito de pensamiento ha hecho que toda situación en la que se ve envuelto el ser humano puede dar la vuelta. Todo lo que alguien me asegura que es verdad puede no serlo. Todo pilar de creencia sobre el que el mundo se sustenta puede estar y puede no estar a punto de saltar por los aires. La mayoría de las cosas no siguen mucho tiempo como están. Saber esto, sin embargo, no me ha hecho más escéptico. El escepticismo es creer que el bien no es posible; y yo se a ciencia cierta que el bien es. Yo lo que hago es no dar nada por sentado y tratar de estar preparado para el cambio que pronto ha de llegar".

Por supuesto recomiendo esta novela a todo el mundo y recomiendo leer esta (breve) entrevista a Ford en La Vanguardia. "La mujer con la que estás tiene que interesarte mucho para descubrirla"


"Como vivir con veinticuatro horas al día". El mes ha terminado con  este librito de Bennett  que descubrí en el blog de Elena Rius "Notas para lectores curiosos" y al que dediqué un post el otro día. 
 
Es un libro muy curioso. En apenas 100 páginas Bennett con humor e ironía típicamente inglesas intenta explicar como debemos intentar aprovechar nuestro tiempo cada día, hacer algo más que ir a trabajar y quejarnos de lo cansados que estamos y el poco tiempo que tenemos. "Nunca tendremos más tiempo. Tenemos todo el tiempo que hay" . Bennett explica que hay que intentar tener un tiempo y espacio exclusivo para nosotros, para "cultivarnos", para hacer algo más. Insiste en que esto debe acometerse con prudencia y poco a poco para no fracasar y frustrarse al no conseguirlo.
 
"Debes ponerte en guardia ante tu propia fogosidad. Cuando se trata de hacer algo bien, la fogosidad es muy mala consejera. Reclama acción a gritos. No hay forma de aplacarla, siempre pide más y más. Y, demasiado a menudo, cuando nota tu frente empapada de sudor, se cansa de repente y se extingue sin ni siquiera tomarse la molestia de decir "hasta aquí puedo llegar"".
 
Por último han caído 4 relatos de Cheever y el que más me ha gustado ha sido "The bus to Saint James".
 
Y con esto y un bizcocho hasta los encadenados de octubre.