viernes, 24 de mayo de 2013

LO DE IÑAKI Y LA INFANTA.

Llevo meses dándole vueltas a este tema y flipo. Todo lo que se me ocurre (como casi siempre) es malo, malísimo o peor.

Para empezar, Iñaki parecía inofensivo. Si, lo sé, los inofensivos son los peores, pero es que este era inofensivo y deportista de élite…una combinación que a primera vista parecía apta para adaptarse perfectamente a su papel de hombre florero mantenido y haberse dedicado a la vida contemplativa sin ningún tipo de preocupación material. Parecía un tipo capaz de pasarse la vida llevando a sus niños al cole, yendo al gimnasio, pegando el careto en algún acto benéfico y luego disfrutar de su mujercita y sufrir una vez al año vacaciones con la familia política. También tenía cara de poder echarse una churri por ahí o varias…pero poco más.
De repente salta la noticia. Iñaki se había montado un chiringo con un amigo para vender humo contando con sus contactos y forrarse.

¿Por qué alguien que tiene la vida resuelta, que no va a tener en su vida ni una sola preocupación material se monta un chiringo para ganar pasta que no necesita?

Por ambición, me dijeron unos. Vale, acepto aunque no lo entiendo, que alguien con la vida no solo resuelta sino con un nivel de vida acojonantemente bueno esté poseído por la fiebre de gilito y quiera tener más pasta.

Porque no soporta ser un hombre florero y quiere ser alguien, no solo el “marido de”..- me dijeron otros. Ya. No lo entiendo, desde el momento en que te casas con una princesa aceptas ser el marido de la princesa y desde el momento en que te dedicas al deporte profesional, sabes que a una edad relativamente temprana te quedarás sin “actividad”….pero bueno, vale, has tenido una crisis y quieres tener un negocio.

Pero…¿por qué montas un chiringo ilegal y turbio pudiendo montar cualquier majadería que te hubiera funcionado igual porque eres el yernísimo del Rey y además tampoco pasa nada si te va mal porque tus habichuelas no depende de eso?

Aquí sólo se me ocurren cosas malas.

Lo hace porque a la ambición y al deseo de figurar se suma la estupidez. La estupidez y el haber conocido a uno más listo que él que le hace creer que él es el listo. El tal Diego es un pájaro de cuidado, pero es listo. Monta el chiringo y empiezan a forrarse vendiendo humo y tirando de la influencia de Iñaki. Diego no es tonto, sus habichuelas sí dependen de que el chiringo vaya bien y además sabe que él no tiene la vida resuelta y si algo sale mal (porque él si sabe perfectamente lo que están haciendo) su culo será el primero en ser perseguido. Por eso guarda todos los correos y todos los papeles que el tonto de Iñaki le manda alegremente. La primera norma de un chiringo ilegal es “no se escribe sobre el chiringo ilegal”…eso lo sabe todo el mundo.

Pero bueno, empiezan a ganar pasta y aquí entra en acción ella, la infanta.

Para empezar supongo que ella está locamente enamorada de él y le dice a todo que sí sin pensar.

- Cariño, como me aburro, he conocido a tío que tiene una idea de negocio y le he dicho que si.
- Lo que tú digas mi rey.
- Sabía que iba a encantarte. Necesito que me firmes aquí, aquí y aquí.

Confieso que esto me resulta difícil de creer. El otro día JS me argumentó que hay muchas mujeres que no leen lo que les dan a firmar sus maridos. Por supuesto, me revolví y le dije que no estaba de acuerdo…pero aunque así fuera, se me ocurren varias cosas por las que no creo que ocurriera esto con la Infanta.

Para empezar es una mujer que ha estudiado, universitaria y que curra. Debe estar harta de leer papeles y supongo que sabrá mínimamente interpretarlos aunque no sea especialista en derecho societario, mercantil o lo que sea. Además, ¡tiene secretario!! Cuyo trabajo supongo que es leer todos los papeles que pasa a su jefa antes de que ella los firme…y si esto fuera poco, es hija del rey de España y por muy tonta que pueda ser ha recibido una educación por encima de la media.

A pesar de todo esto y suponiendo que ni ella lea, ni el secretario lea, su educación haya sido fingida y solo le dieran a firmar la última página del contrato, LO FIRMO, así que pasó a ser parte del chiringo.

¿Por desconocimiento y enajenación amorosa? ¿Con conocimiento de causa y enajenación amorosa? ¿Con conocimiento pensando que no pasaría nada? ¿Borracha y con lectura en diagonal? ¿Por dejadez y para que Iñaki fuera feliz?

Me da igual. Has firmado y eres responsable.

Pero vamos a suponer que firmo abducida por un extraterrestre o que Iñaki falsificó la firma y ella seguía sin enterarse.

- Cariño…
- Dime rey.
- He pensado que podíamos comprarnos un palacete.
- Aha…ya…pues habrá que preguntarle a papá si nos da la pasta.
- No hace falta. Tengo 3 millones de euros.
- ¿Qué tienes qué?
- 3 millones de euros…
- ¿De dónde los has sacado?
- Pues mira es que era una sorpresa…pero tengo un negocio con un amigo.
- Ah, estupendo.

Incluso si Iñaki es un rey de las sorpresas y lo hizo a lo grande: compró la casa, la reformó y luego le dijo “Churri mira que sorpresa tengo para ti”…Ella tuvo que enterarse en algún momento de que él tenía pasta que había sacado de algún tipo de negocio. Y cualquier tía, aunque no sea inteligente, aunque sea una zopenca redomada, solamente por curiosidad preguntaría:

- ¿Y se puede saber de qué es ese negocio?
- Ah bueno...con un amigo.
- ¿Qué amigo? ¿Dónde lo has conocido?

Por definición, todas las tías del planeta sospecharían de un “amigo” que ha montado un negocio con nuestro marido y porque tendemos a ser muy malas, pensaríamos que si nuestro marido se ha llevado 3 millones de euros ¿cuánto se ha llevado el otro? Y suponiéndole un mínimo de inteligencia a la Infanta… ¿no se le encendió una lucecita que le dijo mi marido es ex balonmanista… ¿Qué negocio habrá montado? No me lo creo.

Todo son malas opciones.

Él es ambicioso y tonto y creyó que no le pasaría nada, pensó que si le pillaban su suegro le salvaría el culo.

Ella lo sabía todo y le dio igual. Pensó que si pillaban a su churri su padre le salvaría el culo.

Ella de alguna manera inexplicable no sabía nada, es idiota y hay que quitarle la custodia de los niños, no dejarla conducir ningún coche ni manejar sustancias tóxicas ni acercarse a los enchufes. ¡Ah! Y al secretario hay que despedirle.

Por supuesto todos, el padre, la hija y el yerno, creyeron que Diego era tonto y ahí fue cuando la cagaron. Pensaron que la gente no se creería nada, que seguirían cegados por el cuento de princesas y que todo pasaría sin pena ni gloria.

Lo dicho, todo malo, pero lo peor es que nosotros parecemos gilipollas.

jueves, 23 de mayo de 2013

MOMENTOS MUSICALES BY MOLI (II)

Escucho mucha música, principalmente en el coche,en el curro cuando estoy revisando libros de colores y mientras escribo. De esas tres situaciones la mejor para concentrarme en la música es el coche.   Conozco el camino de memoria y voy en piloto automático asi que  puedo dejar volar mis pensamientos hacia cualquier memez. Muchas veces la memez surge porque suena una canción y me acuerdo de una situación concreta de mi vida y soy perfectamente capaz de recordar  cómo me senti en aquel momento...

Es un tema tan bueno como otro cualquiera para un post,  unas cuantas Cosas que (me) pasaron mientras escuchaba estas canciones.

Es invierno, está el cielo gris y llueve. Vamos en el coche a Los Molinos un sábado por la mañana, por la carretera de Colmenar, estamos ya en la zona entre Colmenar y Cerceda. A los lados hay campo, encinas, vacas, toros...y muy poco tráfico porque hace mal tiempo. El coche es un seat 131 blanco, con una tapiceria de cuadritos enanos rojos y negros y yo voy sentada detrás de mi padre que conduce. No consigo recordar si Pobrehermano Pequeño ha nacido ya o no, creo que si pero es muy pequeño. En el coche suena esta canción, que nos encanta...no sabemos quienes son, ni qué cantan, pero esta canción y la cinta entera nos fascina. A mi padre y Molimadre también debe fascinarles porque en casa, en Los MOlinos, está el también el disco en vinilo y no dejamos de escucharlo cuando estamos alli. Con los años, ésta otra canción sobre la amante traicionera, Cecilia, me fascinó...pero esa es otra historia.

Tengo 14, 15 o 16 años. Es invierno y vagamos por Los Molinos sin saber muy bien que hacer. Tenemos una edad en la que ya no montamos en bici (más que para ir de un lado a otro) porque es de pequeños, no jugamos al futbol y no sabemos muy bien qué hacer con nuestro tiempo cuando además hace mal tiempo y no podemos simplemente sentarnos en una tapia a ver las horas pasar. Tampoco tenemos dinero y si lo tuviéramos no sabríamos en qué gastarlo. Fede tiene 17 ó 18 y en su casa no hay nadie, está "sin padres"  y claro.."sin calefacción". Nos da igual, es un "plan". Vamos para allá y nos sentamos en los sofás de cuero que están frios y escurren, con todas las persianas cerradas a ver por enésima vez The Wall...y filosofar sobre lo que quiere o no quiere decir. Pasan las horas...yo no comparto ese fervor místico que tienen ellos por Pink Floyd pero a mi absurda edad adolescente, ellos son mis amigos y padecer The Wall en bucle se ve compensado porque con ellos no tengo que ser nada...solo yo. Incluso puedo decir de vez en cuando..."me espanta este trozo".  Fede lleva su plumas y unas zapatillas azules. 

Verano. Hace calor y tengo también 15 ó 16 años. Voy en bici por Los Molinos buscando a mis amigos, es por la mañana, las 12 y media o así..demasiado pronto para que se estén bañando en alguna piscina.  No consigo encontrarlos y al final están en "Ana María", una casa que conozco pero en la que no tengo confianza. Decido superar mi momento de timidez e ir a buscarles. Están en un sótano "estudiando"...desde la luz del sol que pega a mediodia en Los MOlinos, entro en el sótano y suena esta canción que odio profundamente y que a ellos les encanta. Es una canción que me incomoda muchísimo y que no soporto...Ángel lo sabe y siempre hace lo mismo...la canta y me mira cuando llega esta línea..."Y con los brazos en cruz/ te me haces transparente/ y eres como una balanza/con las pesas colgando por dentro" . Le odio por hacerme eso.

En mi primer coche, tengo 19 años. Es entresemana, no voy a clase aunque en casa he dicho que iba a pasar el día a la biblioteca para estudiar. He quedado con mi novio de entonces para ir a una fiesta de la primavera en la Autónoma. Tengo un radiocassette superguarrero en el coche y suena esta canción y todo el disco de Los Deltonos.  En la fiesta de la primavera bebemos como bestias, hay porros a mogollón y el jersey de mi novio, que es marrón claro, huele fatal...una peste asquerosa que no sabemos cómo ha cogido.

Primavera, tengo 29 años. Sábado por la mañana, toca limpiar la casa, mi parte es el salón y el dormitorio. El Ingeniero limpia el baño y la cocina. Llevo un pantalón vaquero viejo y mi sudadera mugrienta de NY, limpio la mesa, quito el polvo de la tele, las sillas y me subo al sofá de cuadros azules y blancos que tenemos,  para quitar la mierda de los libros de la estantería que hay encima. No llego hasta arriba del todo...y decido que llevo meses sin limpiar ahí. Salto del sofá y voy a por la escalera. La coloco y subo para limpiar lo que queda más arriba, está superalto y estoy a punto de caerme  porque es una casa con techos altos. Entra el sol por las ventanas del salón que dan a un pato de manzana enorme y suena la música que he elegido yo...y derepente suena esta canción y sin saber muy bien por qué, salto de la escalera al sofá y luego bailo como una loca encima de la mesa,  y voy saltando del  sofá a la mesa  y al revés. Cuando termina decido volver a ponerla para que me dure el buen rollo mientras sigo limpiando.

Tengo 40 años. Llevo unos vaqueros mugrientos que se me caen y mi sudadera de NY. Estoy apoyada en el respaldo de mi butaca roja mientras veo como las princezaz me hacen la enésima demostración de la coreografía que llevan practicando un par de meses. Sonrío...flipo con como baila M y como C intenta seguir los movimientos. Me espanta la canción pero por supuesto a ellas les flipa.

A lo mejor un día se acuerdan de ese momento, de mi y mi sudadera de NY,  igual que yo me acuerdo del día que iba en el 131 escuchando a Simón & Garfunkel.




miércoles, 22 de mayo de 2013

WEIMAR Y NOSOTROS.


1919. Alemania pierde la I Guerra Mundial. A finales de diciembre de 1918, el ejército alemán vuelve a casa derrotado, herido y andrajoso. 2 millones de muertos y 4.200.000 heridos. Los alemanes no saben cómo recibirlos. Cuatro años antes los habían despedido enforvorecidos de entusiasmo patriótico y convencidos del éxito de su país en aquella guerra de la que nadie comprendía muy bien el motivo.

Ahora han perdido la guerra, están derrotados. Las potencias europeas: Inglaterra, Francia y Estados Unidos quieren cobrarse las compensaciones de guerra, todos los desastres provocados por Alemania durante estos 4 años.

Alemania es un país humillado, derrotado y en crisis económica. Por una serie de carambolas políticas, revueltas de los trabajadores, y rebeliones de los soldados y marineros desmovilizados repentinamente y que se encuentran sin trabajo ni futuro, el Káiser es derrocado, se reúne una Asamblea Constituyente, se elabora una Constitución y se declara la República de Weimar en el verano de 1919.

Apenas 9 meses después de terminada la guerra Alemania ha dejado atrás su pasado imperial y monárquico y se ha convertido en una República con una Constitución. Ha dejado de ser una sociedad del antiguo régimen para convertirse en una sociedad moderna.

Berlín. 1920. Una ciudad de cuatro millones de habitantes. Enorme, con una red de transporte espectacular, construcciones nuevas que dejan al visitante boquiabierto, miles de personas yendo y viniendo a trabajar cada día en transporte público y muchos de ellos llegando a sus viviendas, modernas, confortables y llenas de luz construidas por el Estado para hacer la ciudad más habitable. Los fines de semana todos esos trabajadores salen de la ciudad para disfrutar de los bosques que rodean la ciudad, los lagos, los paseos. Otros aprovechan para ir al cine, al teatro, a los espectáculos de variedades, a la Ópera, a los miles de cafés con espectáculo que había por toda la ciudad. Las mujeres, que se habían incorporado al mundo del trabajo masivamente durante la guerra por la falta de mano de obra masculina, ven como la vuelta de los soldados las expulsa del mundo laboral. Es la mano de obra femenina en fábricas y factorías la primera que notará la crisis que se avecina.

Berlín en 1920 era muchísimo más moderno de lo que somos capaces de imaginar en 2012. El estilo de vida que llevaban era muy parecido al nuestro: trabajo entre semana, con jornadas de 8 horas conseguidas por las reivindicaciones sindicales a comienzos de la República, fines de semana de diversión con escapadas y paseos, mujeres trabajadoras que pueden ser independientes económicamente y que no están abocadas a casarse como única finalidad vital, libertad sexual, auge del cine, la radio y nuevas formas de arte.

El Berlín moderno era un caleidoscopio de cosas muy dispersas, a cual más entretenida. En la década de 1920, había otras ciudades, como Nueva York o Londres, tan ajetreadas y agobiantes como Berlín. Otras, como París, también lo eran, pero mucho más hermosas, con más encanto. El Berlín de la época de Weimar era una ciudad especialmente palpitante: capital de un país derrotado en una guerra, y centro de un peligroso conflicto político no resuelto. Al mismo tiempo, una ciudad nueva se alzaba sobre lo que había sido la capital durante el último cuarto del siglo XIX, es decir la abrumadora y tranquila residencia regia y sede del Gobierno prusiano. Tras la unificación de Alemania, en 1871, experimento un rápido desarrollo. Se multiplicaron las fábricas y el nivel de vida de sus habitantes creció como la espuma, hasta convertirse no sólo en la capital del estado de Prusia, sino en uno de los principales centros de poder en Europa, tanto para lo bueno como para lo malo”.

Ahora mismo nos sentimos conectados con el mundo entero gracias a Internet, pero en los años 20, los alemanes, gracias al auge del cine y de la radio sobre todo, podían enterarse de todo lo que ocurría, incluso de lo que ocurría a miles de kilómetros de su ciudad: las noticias, un concierto, un combate de boxeo, una conferencia. Repentinamente las distancias mundiales se habían reducido. Fue una auténtica revolución que ahora mismo somos incapaces de comprender. Nos parece que internet nos conecta con todo el mundo…pero realmente no ha sido una revolución, no nos ha acercado a nada que no conociéramos. Antes de internet, teníamos los aviones, los trenes de alta velocidad, los coches a disposición de todo el mundo, la radio en su máximo desarrollo y la televisión…por no hablar del teléfono al alcance de cualquiera. Internet ha hecho más accesible la información, pero ya sabíamos que esa información estaba ahí. Somos incapaces de comprender lo que significaba para un alemán de 1929 escuchar en la radio las noticias sobre el crack de la bolsa en 1929...escucharlas y saber que de alguna manera eso le afectaría.

A pesar de la guerra y sus desastres, a comienzos de la década de 1920, Alemania podía empezar a mirar con cierto optimismo y alegría de vivir el futuro, los “felices años 20”. Sin embargo todo fue un desastre, un desastre que acabó en la IIGM y en la destrucción de la vida de millones de personas, de varios países e incluso de la propia ciudad de Berlín.

Leyendo “La república de Weinar. Presagio y tragedia” uno va sintiendo como los alemanes caminan sin creérselo hacia un abismo. Creían que lo peor que les podía haber pasado era la IGM, daban por supuesto su situación, su trabajo, sus ciudades, sus posibilidades, sus esperanzas…Todo era un avanzar hacia delante, el progreso estaba en sus derechos laborales adquiridos, en la libertad sexual, en su fabulosa red de transporte, en la diversión, en el cine, en el jazz que llegaba de América, en las nuevas viviendas construidas en Berlín pensadas para ser modernas, cómodas y en equilibrio con la naturaleza. Todo era progresar.

Este cierto optimismo vital que intentaba hacerse un hueco en la sociedad alemana se enfrentaba a una situación política y económica desastrosa.

Políticamente la República de Weimar fue un caos. Los partidos conservadores nunca fueron partidarios de la República y se dedicaron a tolerarla intentando boicotearla desde dentro, los comunistas tenían que luchar contra la imagen que el comunismo soviético estaba proyectando y se enfrentaban a una sociedad que añoraba el pasado monárquico y al Kaiser y los partidos que llamaríamos de centro iban y venían según les convenía.

Como en toda economía de mercado, los ricos accedían al Gobierno con más facilidad que las clases medias o las más desfavorecidas. Desde su posición de privilegio, recortaban los programas de bienestar social de la República, al tiempo que se lamentaban con amargura de un sistema que, en su opinión, daba más alas a vagos e indigentes que a la gente trabajadora de verdad. En la extrema derecha se gestó una política que idealizaba la violencia y el antisemitismo por motivos raciales. A la sombra de la revolución bolchevique, la izquierda optó por métodos militaristas”

Pero la verdadera amenaza para la Coalición de Weimar y para la próxima existencia de la República siempre vino por parte de la derecha, no de la izquierda. Quizá haya que buscar la explicación en las cifras: es probable que fueran muchos más los alemanes de derechas que los de izquierdas. Y, lo que es más importante, la derecha tenía el poder, estaba bien relacionada y contaba con representantes en las principales instituciones del Estado y de la sociedad, en el mundo de los negocios, la burocracia, el Ejército , las universidades y las confesiones religiosas. Disponía de agitadores callejeros y pendencieros tabernarios, pero en sus filas también había banqueros, hombres de negocios, coroneles, profesores y clérigos: era una derecha heterogénea y muy dividida, que no se uniría como fuerza política cohesionada hasta el final de la República, cuando no tuvo remilgos en apoyar a Hitler y a los nazis”

Era un equilibrio inestable de fuerzas políticas protagonizada por políticos de poca categoría, cegados por el interés partidista y con nulo sentido de estado. Los mejores políticos de la época, aquellos que hubieran podido llevar a Alemania hacia un equilibrio político interior y una posición de fuerza internacionalmente fueron asesinados, como por ejemplo Walter Rathenau.

La incapacidad política podía haber pasado sin pena ni gloria si la situación económica hubiera sido de bonanza. Pero la grave crisis económica demostró aún más esa lucha partidista y esa carencia de sentido de estado.

La República de Weimar tuvo primero que solventar una grave crisis económica provocada por la I Guerra Mundial. Cuando las fábricas volvieron a un nivel aceptable de producción y la economía empezó a fluir, Bélgica y Francia ocuparon la zona del Rhur y los políticos alemanes optaron por hacerse los dignos y ordenar que se parara la producción de todas las fábricas de esa zona mientras la ocupación se mantuviera. El resultado de esa absurda política fue una hiperinflación como nunca antes se había conocido que favoreció a los que estaban endeudados y provocó situaciones tan absurdas como que los salarios se pagaran dos veces al día o la emisión de un billete con un valor de 500 millones de marcos. Superada la hiperinflación , llegó el crack de 1929 que provocó una crisis económica mundial que se cebó principalmente en Alemania que había conseguido salir de la hiperinflación gracias a la inyección de dinero de los bancos americanos. Cuando éstos cayeron con el crack del 29...Alemania entró en una crisis que barrió toda esa seguridad vital y esa creencia en el progreso tanto económico, como social o cultural.

Entonces se produjo la crisis económica mundial, que comenzó, como es de sobra sabido, con el hundimiento de la Bolsa en Estados Unidos en octubre de 1929, y que desembocó en una crisis del sistema financiero y productivo. Sus efectos no tardaron en notarse en Alemania: no en vano gran parte del resurgimiento económico de los años anteriores se había producido gracias a las inyecciones de capital norteamericano. En cuanto los bancos estadounidenses retiraron los fondos, la banca alemana sufrió una crisis de liquidez, con consecuencias muy negativas para la economía de la nación. Probablemente ningún otro país se vió tan afectado por la crisis como Alemania. A mediados de 1932, en lo peor de la Depresión, un tercio de la mano de obra del país, se había quedado sin trabajo. “

A pesar de este desastre político y económico, Weimar fue una época de esplendor cultural, artístico y de pensamiento.

Arquitectónicamente, en Berlín se construyeron viviendas que aún se mantienen en pie y que me han alucinado por su modernidad. Se pensaron para familias con dos hijos, por primera vez se separaba la cocina del salón para preservar la zona de estar de los humos y olores y además había ventanas al exterior. También se cuidaban las zonas ajardinadas. Por supuesto, no todo era idílico, muchísima gente seguía viviendo en casas insalubres, en habitaciones enanas, apiñados pasando frio en invierno y calor en verano, pero lo que me ha llamado la atención es que esas viviendas parecen, son “modernas”…parecen de “ahora”, no son tan distintas de las que se construyen ahora.

Por supuesto y también igual que ahora, se construyeron edificios curiosos y que resultaron un poco chocantes en su momento y ahora se han convertido en atracciones turísticas, como la Torre Einstein, construida por Eric Mendelshon. A mí, la verdad es que me gusta…en mi próxima visita a Berlín pienso ir a conocerla.

La década de 1920, fue la época de apogeo de la fotografía que empezó a popularizarse. La fotografía era un instrumento para conocer al nuevo gobierno, a los comunistas, los adelantos científicos, a las estrellas de cine, otros paisajes,. “ Fueron los fotógrafos de la época de Weimar quienes se encargaron de establecer los nuevos fundamentos teóricos de la estética”. Era además una profesión “ que abría la senda para los nuevos talentos, entre los que se contaban las clases inferiores y los desplazados por razones étnicas, como los judíos”.

Me han encantado las fotos de Moholy -Nagy, un fotógrafo húngaro que llegó a Berlín tras la guerra en 1920. Trabajó con Gropius en la Bauhaus. Tiende a la abstracción, líneas y elementos conocidos despojados de su significado. Fotografía sin título desde la torre de la radio de Berlín, Barcos en el puerto viejo de Marsella”…y una superchula de la que no he encontrado reproducción “ Mañana de año nuevo”…

Fue así mismo una etapa de libertad sexual y es curioso el capítulo de Weisz dedica a explicar la preocupación de los alemanes por mejorar su vida sexual en todos los aspectos y como acudían en masa a comprar libros sobre el tema o a sesudas conferencias en donde se explicaba como mejorar la vida sexual. Había, además, un culto al cuerpo, a la salud, la desnudez se veía entre la derecha como una reencarnación del antiguo espíritu alemán…parte de esto fue asumido por los nazis y sus ideas sobre la superioridad de la raza aria…pero en su momento Hans Suren ( gurú de estas ideas) estaba creo yo, pensando en otra cosa.
Democracia, república, explosión de las comunicaciones y nuevas expresiones culturales y artísticas. Progreso y optimismo por un lado y por otro una crisis brutal que golpea a la población.

Revolución, Versalles, intentonas golpistas, hiperinflación y por si fuera poco, la crisis mundial. ¿Cómo iba a ganarse la república la confianza de los ciudadanos alemanes? Así, la crisis económica pronto dejó pasó a una crisis de legitimidad del sistema político.”

Frente a una situación así, los ciudadanos alemanes y especialmente los de Berlín, se volvieron hacia sus dirigentes para encontrarse con que aquellos no tenían la más remota idea de cómo solucionar los problemas.

En 1932, en lo peor de la depresión, Alemania vivió dos elecciones legislativas, dos presidenciales y numerosas locales y regionales. Hindeburrg dejó manos libres a Bruning para intentar solventar la crisis y adoptar medidas antiinflaccionistas que, según él, sacarían a Alemania de la depresión. Procedió a recortes sustanciales del gasto público, especialmente en materia de derechos sociales y a despedir a funcionarios civiles o recortarles el salario, medidas que sólo sirvieron para que el malestar fuera a más entre la población, y en nada revitalizaron la economía, que, a decir verdad, fue a peor. “

Esto suena tan increíblemente actual que dan ganas de decir esa frase tan manida de “La historia se repite”.

Todos los indicadores económicos positivos del segundo periodo de la R. de Weimar - alta productividad, consumo en alza e innovaciones tecnológicas- sufrieron un grave descalabro durante el invierno de 1929-1930. El hundimiento del mercado de valores en Estados Unidos, en octubre de 1929, provocó una crisis en el sistema bancario que no tardó en dejarse sentir en Alemania, desde el momento en que los bancos estadounidenses reclamaron el pago de los créditos que vencían a corto plazo. La crisis, que comenzó siendo sólo financiera, no tardó en afectar a la producción, y se agravó en cuanto las empresas empezaron a despedir personal, los ingresos estatales disminuyeron y la demanda se vino abajo. A principios de 1932, en Alemania había oficialmente seis millones de parados, aproximadamente un tercio de mano de obra disponible”

¿Qué ocurrió entonces?

“Una vez más las condiciones de vida empeoraron, los planes de futuro saltaron por los aires y las esperanzas se volatilizaron”

Lo peor de todo esto es lo de que las esperanzas se volatilizaron, se volatilicen. Frente a la creencia en que el progreso es imparable, y las condiciones laborales, jurídicas, económicas o sociales siempre “avanzan” y una vez conseguidas no hay vuelta atrás…Weimar es la demostración de que se puede ir “hacia atrás”, sin necesidad de que haya una guerra, ni un dictador. En unas condiciones democráticas más o menos ideales, con una sociedad moderna, culta, trabajadora e informada…todo puede venirse abajo, sin más.

La historia de Weimar es un claro ejemplo de que una sociedad en la que no existe el consenso, que carece de una ideología o de un grupo político hegemónico, es un reducto lleno de peligros. No hay ningún sistema democrático capaz de soportar una situación en la que se magnifiquen todos los conflictos hasta el punto de que todo se ponga en entredicho. Mucho menos si sus dirigentes tratan de minar la democracia desde dentro, quejándose sin cesar de un sistema en el que mantienen sus privilegios, mientras disponen de inmensos recursos a sus disposición

"La Alemania de Weimar significa todavía algo para nosotros. Su increíble creatividad y sus experimentos liberadores, tanto en el terreno de la política como en el de la cultura, nos llevan a pensar que es posible alcanzar unas condiciones de vida mejores, más humanas y más prometedoras. Nos recuerda que la democracia, que es un objeto delicado, y la sociedad, fruto de un equilibrio inestable, siempre se ven amenazadas y pueden saltar por los aires. Weimar es una muestra de los peligros que pueden aparecer cuando no hay consenso social en ninguna de las cuestiones fundamentales, ya sean políticas, sociales o culturales. La democracia es un terreno abonado para mantener toda clase de debates que merezcan la pena, para que germine el espíritu de la cultura. Pero cuando cada desencuentro, desde la intimidad del dormitorio conyugal a la estructura de los negocios, se convierte en una cuestión de vida o muerte sobre los rasgos distintivos esenciales de la vida humana, cuando cada controversia es capaz de provocar una hecatombe, cuando no hay un sistema de valores imperante que suscite la adhesión de los ciudadanos, la democracia no tiene un futuro. Menos aun cuando hay grupos fuertes de esa misma sociedad democrática tratando de socavar y destruir su razón de ser a cada paso. Las amenazas contra la democracia no solo provienen de sus enemigos externos: también pueden partir de aquellos que emplean el lenguaje de la democracia y utilizan las libertades que les otorgan las instituciones democráticas para minar su propia esencia. Weimar representa un aldabonazo para que nos mantengamos vigilantes ante tales individuos, porque lo que suceda a continuación puede ser algo malo, incluso peor de los nos imaginamos”

Hable sobre La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia de Eric. D. Weitz en un post en el mes de julio. Tenía este post más o menos escrito desde agosto y hoy y tras terminar hace poco “Berlín (II) Ciudad de Humo” de Jason Lutes…le ha llegado el turno.

Es, con mucho, el post más largo que he escrito. Y me gusta.

lunes, 20 de mayo de 2013

MATERNITY (CXVIII) : JERGA EUFEMÍSTICA MATERNAL.



Yo ya no tengo bebés. Las princezaz son mayores y en mi entorno hay pocos bebés. No han pasado tantos años desde que fui una pipiola con un gremlin gris recién nacido y sin puñetera idea de qué hacer con él. Digo que no han pasado tantos años y sin embargo parece una eternidad..¿por qué? Pues porque observo con estupefacción la neolengua que se está implantando entre las nuevas generaciones de madres y estoy flipada. Al mismo tiempo doy gracias al cielo de que esta jerga eufemística fuera inexistente o de uso muy restringido cuando yo tenía bebes porque mis niveles de hostilización hubieran sido claramente incompatibles con la vida.
¿En qué consiste la neolengua maternal?  Pues básicamente en darle un nombre que se supone más “cool” a cosas que ya tenían nombre. El nombre que ya tenían cumplía a la perfección con su función, a saber, bastaba decirlo para que todo el mundo supiera de qué hablabas y lo que implicaba. Con la jerga eufemística maternal que se está poniendo tan de moda, solo las “madres”, las pertenecientes al club, a la selecta secta, saben de qué cojones están hablando.
Algunos sencillos ejemplos.
“Porteo”.
Con dos cojones. Para cualquier persona normal y no perteneciente a la secta, porteo evoca el Everest y enjutos nepalís acarreando los fardos de los europeos en su ascensión a la cumbre más alta del mundo, evoca a Merly Streep en Memorias de África y a sus kikuyu llevando su porcelana…o siendo menos místicos, porteo evoca acarrear bolsas y paquetes cuando llegas de viaje a casa.
Pues no. Porteo en su acepción “cool” de neolengua maternal significa cargar con tu bebé. Lo que toda la vida de Dios desde que el mundo es mundo se ha llamado TENER O LLEVAR EL BEBÉ EN BRAZOS que como todo el mundo sabe es un coñazo de mil pares. Las adictas a la neolengua, que no son tontas, lo han maquillado un poco. Ellas no llevan a los niños en brazos, lo llevan pegado al cuerpo en mochilas, bandoleras, pañoletas y cualquier cosa parecida a un trapo que se pueda anudar o sujetar  al cuerpo de la madre y aguantar el peso del churumbel. Por supuesto, porteo conlleva además un ligero toque a “desarrollo emocional” y “tacto sensorial”…que para mi gusto intenta disimular el hecho de que llevar al niño en brazos es agotador, muy cansado y claramente incapacitante, mientras que llevarlo pegado al cuerpo inmovilizado, mientras al niño le permite desarrollarse emocionalmente, permite a la madre hacer algo con los brazos…y no pasar por una desnaturalizada que lo deja en la sillita, la hamaquita o la cuna y pasa de “portearlo”.
Es decir, definición correcta de porteo: llevar al niño atado al cuerpo porque estoy harta de no poder hacer nada con los brazos pero sin que se note.
“Lactancia materna.”
Para cualquiera que conozca el castellano, lactancia materna suena a  orgía de madres mamando y no tiene nada que ver con eso. Es justo al revés, es madres dando de mamar…lo que de toda la vida de Dios desde que el mundo es mundo se ha llamado AMAMANTAR o DAR DE MAMAR. Amamantar es lo que hacen los mamíferos y resulta que las madres de la secta son mamíferos pero no quieren serlo o quieren serlo sólo un poco, la puntita. Amamantar o dar de mamar es vulgar, lo hacen las vacas, los perros, los gatos y lo hacían nuestras madres y nuestras abuelas. Las madres modernas nativas de la neolengua no amamantan, están a favor de la lactancia materna. Ellas ni siquiera dan de mamar, optan por la lactancia materna que parece algo más científico, más pensado y más consciente. Las perras amamantan a tontas y a locas, ellas no. Por supuesto si amamantas a lo mejor un día estás harta, te duele todo y te planteas que estás un poquito hasta el moño del tema, si optas por la lactancia materna jamás tendrás dudas, es dogma de fe.
Definición correcta de Lactancia materna: amamantar sin rechistar.
“Colecho”.
Esta es de mis favoritas. Colecho suena o bien a que el tío que da el yeso te está echando otra lechada en las paredes de tu casa o a algo de sexo y orgía, algo comunitario en camas, en lechos.  


Pues tampoco. Colecho viene a ser lo que toda la vida de Dios desde que el mundo es mundo se ha llamado METER AL NIÑO EN TU CAMA PARA VER SI DEJA DE LLORAR Y PUEDES DORMIR UN POCO.


Decir que metes al niño en tu cama porque estás agotado de no dormir, de que llore 20 veces por la noche, de levantarte de la cama, pelearte con tu pareja, dejarte los dedos de los pies contra la puerta, la silla y las patas de la cama...queda de mal padre consentidor, parece que te has rendido. Cuando metes al niño a dormir contigo, al día siguiente tienes ojeras, no has pegado ojo y tienes un tirón en los riñones de la posición de tensión que has tenido para no aplastarlo (si es bebe) o por su codo/rodilla en ellos si ya tiene una edad. Por supuesto, reniegas de ti mismo por ser débil y no conseguir que tu churumbel aprecie la maravilla que es dormir solo en su propia cuna/cama.


Practicar el “colecho” es otra cosa. El niño duerme en tu cama porque es lo mejor para su desarrollo, favorece el contacto familiar, la armonía de los chakras y la alineación planetaria. Los practicantes del colecho se levantan felices cual perdices, aseguran que jamás han dormido tan bien y venden por ahi que no se pueden creer que hayan tardado tanto en descubrir lo maravilloso que es dormir 3 en una cama pensada para 2...o incluso 4 los más adictos. Su vida sexual nunca ha sido más plena. Por supuesto creen a pies juntillas que en algún momento su bebe o niño ya con pelos irá a dormir a su cama...pero en un futuro lejano...no hay prisa.


Definición correcta de Colecho: meter al niño a dormir en tu cama porque estás hasta el moño de levantarte, porque te has rendido pero disfrazarlo de planazo chupipandi de armonía cósmica y trascendente.

“Crianza natural”

Ésta es me fascina. Suena tan a llevar cofia y delantal y salir al porche a tocar la campana para que los churumbeles vengan corriendo a tomar el desayuno de gachas que se te saltan las lágrimas de ternura.

Crianza natural sin embargo es lo que toda la vida de Dios desde que el mundo es mundo se ha llamado “CONSENTIR A UN NIÑO HASTA EL INFINITO”.

Si tu hijo hace lo que le da la gana, come lo que le apetece, duerme cuando le rota, come a su ritmo, no hay normas, no hay castigos y tú le das muchos besos y abrazos y dices que es el más mejor del mundo mundial, tu madre (que es una retrógrada)  puede venir y decirte “Hija mia, este niño está muy mimado”.

La “crianza natural” es otra cosa. Es “ una manera de educar, considerar y tratar a sus hijos con fundamento y desde el corazón”, que por lo visto implica que el niño haga lo que le de la gana mientras los padres sonríen felices pensando que no están criando a su hijo “artificialmente”...que supongo que debe ser poner orden, educar, enseñar, corregir y decir que no unas cuantas veces para que los churumbeles aprendan.

Tengo algún que otro ejemplo, pero intuyo que esto puede ser una exitosa serie. Lo dejo aquí por ahora, dejando claro que yo a mis hijas jamás las portee, les dí de mamar hasta que me aburrí, las metí en mi cama solo por causas de fuerza mayor y soy más de crianza "artificial".

Espero que no vengan a por mí.