jueves, 4 de octubre de 2012

LO QUE NOS RODEA

Goethe en cambio vivió en el breve periodo de la historia cuyo nivel técnico ya daba a la vida cierta comodidad pero en el que un hombre culto podía aún entender todos los instrumentos que utilizaba. Goethe sabía de qué y cómo estaba hecha la casa en la que vivía, sabía por qué alumbraba la lámpara de queroseno, conocía el principio del catalejo con el que contemplaba Mercurio junto con Bettina, no era capaz de operar él mismo, pero había participado en varias operaciones y cuando estaba enfermo podía entenderse con el médico con el vocabulario de un conocedor”

La inmortalidad de Kundera.





Para el que no lo sepa, Goethe vivió entre 1749 y 1832 en Alemania. 200 años son muchos años y obviamente era otra época pero la manera de vivir de Goethe no estaba tan lejos de lo que conocemos nosotros. Quiero decir que no era la prehistoria e iba vestido con pieles y cazaba su propia comida, no era la época romana y tenía esclavos, no era el Medievo y la peste asolaba el mundo, no era el renacimiento y las luchas religiosas sacudían el continente europeo.

Goethe estudió en la universidad, compraba en un mercado lo que necesitaba para comer, viajaba en carros, leía, iba al médico, iba al teatro, escuchaba música e iba vestido de una manera que ahora mismo nos parecería peculiar pero que reconoceríamos. Es más, creo que si Goethe apareciera en mitad de la Gran Vía no llamaría la atención, cosa que no ocurriría con un patricio romano o un monje cisterciense.

Goethe sabía cómo funcionaba casi todo lo que le rodeaba. Sí, era un erudito, fue un gran escritor y comentan que era muy inteligente pero no sólo él sabía cómo funcionaban las cosas que le rodeaban. El albañil de la época sabía construir su casa, sabía de dónde llegaba el agua que utilizada, sabía arreglar un carro, sabía hacer jabón para lavarse, sabía hacer velas y seguramente sabía dónde conseguir las mejores moras cuando llegaba la época en los bosques cercanos a su ciudad.

Goethe y su albañil “manejaban” su entorno. Conocían lo que les rodeaba y cómo funcionaba.

¿Qué sabemos nosotros? ¿Qué se yo?

Yo no soy ni un erudito ni tengo una ocupación digamos manual. Sin embargo tengo a mi alcance muchísima más información de la que manejó Goethe en toda su vida. Con un sencillo clic o visitando bibliotecas que ni siquiera Goethe soñaría puedo encontrar información no solo para comprender lo más cercano sino también lo más lejano. ¿Y qué se? Nada.

Puede que yo no sea el mejor ejemplo pero me temo que en general, conocemos menos de nuestro entorno que Goethe y su albañil. ¿Por qué? En teoría estamos en una posición muchísimo mejor, además de la información a la que tenemos acceso fácilmente y casi sin esfuerzo, podemos viajar a cualquier lugar del mundo en cualquier momento, podemos comunicarnos con alguien a miles de kilómetros de distancia, la cantidad de universitarios es increíblemente mayor que hace 200 años y no tenemos que (casi) preocuparnos por qué comeremos hoy o por si el crudo invierno va a matarnos por congelación. Por tener, tenemos hasta antibióticos que aunque estén desprestigiados en ciertos ambientes...han salvado muchas vidas y por los que Goethe y su albañil habrían matado.

¿Por qué sabemos menos? Concretaré la pregunta... ¿por qué sabemos menos de lo que nos rodea cotidianamente? Yo no sé nada de mucho, pero conozco gente que sabe un huevo de plantas o de trenes o de ciencia aplicada a la medicina pero no sabe coser, o arreglar una bombilla o un coche. Nuestro entorno más cercano, lo que necesitamos para vivir, lo que nos hace la vida más confortable es un misterio. Estamos rodeados de ciencia y tecnología y no sabemos absolutamente nada de ellas y no hablo de saber qué es el Boson de Higss o de calcular la órbita de Marte, hablo de chorradas: ¿por qué suena el despertador? ¿Cómo funciona la olla exprés? ¿Por qué sale agua caliente de la ducha? ¿De qué está hecha la espuma de afeitar? Y no solo me refiero a cosas prácticas...también a cosas como ¿por qué mi calle se llama Maestro Patapán? ¿Quién era? ¿Qué es esa estatua que hay en la plaza que atravieso todos los días? ¿De dónde sale el nombre del colegio de mis hijos? ¿¿ De dónde han salido estas mandarinas que me estoy comiendo? ¿Cómo funciona un boli? ¿Cómo está hecha mi camiseta?

No me vale la respuesta de que nuestro “entorno” es mucho más amplio que el de Goethe y su albañil. Ellos vivieron hace 200 años pero como comenté al principio llevaban una vida que nosotros reconoceríamos perfectamente y no estoy hablando de conocer el proceso de apareamiento de los babuinos sino de conocer lo que te rodea, desde la olla express hasta el teléfono móvil.

¿Por qué nos pasa esto?

Porque hemos perdido la curiosidad. Venimos de serie con ella, cuando somos pequeños todo nos intriga: ¿cómo funciona el lavaplatos? ¿Quién vivía en este castillo? ¿Por qué las ventanas eran tan pequeñas en los castillos? ¿Si el motor es más grande el coche corre más? ¿Cómo funciona un semáforo? ¿Quién es el señor del cuadro? ¿Por qué vuelan las moscas? Todo lo que vemos a nuestro alrededor, nuestro entorno más inmediato nos provoca curiosidad y preguntamos...y sin embargo llegamos a ser adultos y lo que nos rodea es un completo misterio.

¿Por qué perdemos la curiosidad?

En la época de Goethe y su albañil el saber era un valor en sí mismo, el conocimiento "valía" por sí mismo.  El acceso fácil a la información nos ha llevado a una banalización del conocimiento. "Saber" no vale para nada.  ¿Para qué voy a conocer y estudiar algo si puedo “Informarme” sin hacer el más mínimo esfuerzo cuando tenga interés? En la

Hemos perdido la capacidad de esfuerzo, hemos perdido la valoración del esfuerzo como algo positivo y bueno en sí mismo. Sabes que si tienes curiosidad por algo, harás clic y casi inmediatamente tendrás la respuesta, una respuesta con la que te conformarás en la mayoría de los casos, porque ponerla en duda o comprobarla implicaría un esfuerzo que no vas a hacer. Cuando la curiosidad se sacia rápidamente...ese dato no se queda en la cabeza, no se “adquiere”, simplemente se esfuma, resbala por tu cerebro y se pierde. No deja huella.

Cuando la curiosidad se satisface con un poco más de esfuerzo: leyendo un libro o haciendo clic 4 veces y comprobando cuatro fuentes distintas, o escribiendo lo que has aprendido o preguntando a alguien que sabe del tema, ese dato, esa información se asimila. Es para siempre, has aprendido algo y tú cerebro dice...”esto me ha costado adquirirlo, asi que me lo quedo”.

Si lo pensamos, la curiosidad que otros han sentido antes que nosotros nos ha hecho la vida más fácil.  La curiosidad nos mantiene vivos.  Hay que tener curiosidad, mirar alrededor y ver lo que nos rodea,  percibirlo,  preguntarte por ello, para luego intentar saber más, entenderlo y aprender. Pensar continuamente ¿ Por qué? ¿ Cómo? y sí ya eres un lumbreras...¿ Qué pasaría si...?


Perder la curiosidad es el fin...

Y ahora voy a enterarme de cómo funciona mi olla exprés.

martes, 2 de octubre de 2012

UNA VEZ MÁS: TERAPIA DE LA HOSTILIDAD

Hace tiempo que no actualizo esta sección de servicio público en la que gracias a mi buen carácter, el amor hacia el prójimo que me desborda y mi deseo de ayudar a la humanidad, cojo el comentario idiota de un imbécil y lo convierto en un bonito post.

El agraciado de hoy es, como siempre, un Anónimo. Una vez más me fascina la incongruencia vital por la que alguien quiere decir algo supuesta mente ingenioso e hiriente y a la vez se oculta bajo un Anónimo, como si le diera vergüenza hacerse titular de ese supuesto ingenio hiriente. Siempre me imagino a estos Anónimos de pequeños, detrás del malote de turno en el patio del colegio y repitiendo con eco lo que éste decía escondidos detrás de su espalda, lo que viene siendo unos mindundis.

El comentario en cuestión es este:

Bien, por fin te empiezas a dar cuenta de que como toda gilimolinera que eres tienes el síndrome Peter-Pan! Ya era hora chata...

Y está en este post, escrito en la prehistoria de este blog y que es ESPANTOSO.
¿Qué nos dice este estúpido comentario?

Primero que el Anónimo a pesar de querer mostrar algún tipo de desprecio hacia mi persona, debe tener alguna disfunción o un trastorno de bipolaridad porque estaba leyendo el blog a las 23:08. Alma de cántaro..¿ no tienes nada mejor que hacer a las 11 de la noche que leer un blog? Prueba con un libro chato…

Me encanta el tono condescendiente comenzando por ese sonoro “Bien, por fin…”¿ Por fin qué? ¿ Bien qué? Para empezar no estás usando los verbos en su tiempo verbal correcto. Es un post del 2008..hace 4 años, así que lo correcto hubiera sido algo como “ Bien, por fin te diste cuenta”.

El Anónimo es masoquista. No sólo ha leído este post ( que ES UN HORROR) si no que ha leído alguno más…porque sabe que voy a Los Molinos. Así que estamos ante un nuevo caso de “me caes mal y no me gusta tu blog pero lo leo”.

Gilimolinera

Que tierno. ¿Qué se puede decir de alguien que dice “gilimolinera” como insulto? ¿Cuando te pillas los pelos con la cremallera qué dices? ¿Córcholis? ¿Cáspita? Haberme llamado gilipollas y te hubiera tenido más respeto. Llamándome “gilimolinera” me dan ganas de ir y arroparte con tu edredón de superhéroes mientras te dejo la luz encendida para que no pases miedo por la noche.

Luego juega a los médicos: “Sindrome de Peterpan”. Menuda lumbrera. Un post (¿he comentado que es una mierda de post?) donde hablo de las cosas que me hacen sentirme mayor y luego otras tonterías que me hacían sentir joven y va el tio y me diagnostica “síndrome de Peter Pan". Pues vaya mierda, lo que hubiera molado es que después de leer ese post me hubieras diagnosticado hipercolesterolemia familiar o mucho puente en los pies. Menudo bluff eres. Prueba como forense: dado que tiene un hacha clavada entre las cejas yo diría que la causa de la muerte fue un hachazo entre las cejas.

Y luego viene mi parte favorita..”Ya era hora chata” ¿ Qué podía pegar con “gilimolinera”? Pues algo como chata o bonita. Algo así, que sonara un poquito chuleta pero como con vergüenza..dicho por encima del hombro del malote del recreo.

Permíteme un consejo, para la próxima vez, prueba con algo más contundente: “ este post es una mierda, gilipollas”. O con algo más chulesco: ¿pero qué basura es esta? O algo directamente hostil hacia Los Molinos: “ como todos los de Los Molinos eres imbécil” o algo tremendamente condescendiente: “ me da vergüenza leerte y debería darte vergüenza escribir así”.

Asi que ya sabes, copia/pega la próxima vez. Te sentirás más poderoso y sobre todo no me descojonaré de ti.

Y ahora vete a llorar al rincón del patio.

lunes, 1 de octubre de 2012

JORNADA INTENSIVA

¿Qué mierda es esta de la jornada intensiva?

La jornada intensiva mola mucho, porque luego tienes todo el día”

¿Todo el día para qué?

Tienes todo el día para ver cómo te descompones como persona, como se te agotan las baterías y como toda tu vida se reduce a intentar mantenerte en pie y respirar.

La jornada intensiva es solo apta para gente que curra cerca de casa y no tiene hijos. Los demás somos superhéroes.

La jornada intensiva implica madrugar...
La jornada intensiva no es intensiva es superextensiva. Dura más que una jornada normal. Estás exactamente las mismas horas en el curro y además sin levantarte de la silla porque claro " es intensiva". Sin embargo lo peor es al llegar a casa de currar exactamente las mismas horas, como es “tan pronto”...hay que aprovechar. Entonces te lanzas a “aprovechar” y llenas esas horas en las que estás ya en “low battery” de cosas que hacer. “Aprovecho y voy a la compra” “Aprovecho y voy a la reunión de padres” “Aprovecho y cocino” “Aprovecho y ordeno los armarios”. Todo en la misma tarde. ¿Acaso es que antes no hacías esas cosas? Sí, claro que las hacías pero planificadas: el lunes una, el martes otra, el miércoles otra...ahora no...Ahora tienes tiempo porque tienes jornada intensiva…Una mierda.

La jornada intensiva hace intensamente feliz a tus hijos. Los que no tienen hijos no lo saben, pero cuando sales del curro y llegas a casa tu tiempo ya no te pertenece, es de tus hijos…y ahora con la jornada intensiva tienen mucho más de tu tiempo. No es que antes tuvieran poco, tenían suficiente, nunca se quejaron...pero ahora tienen más y no van a dejarte escapar. ¿Has traído la merienda? ¿Vamos al parque? ¿Jugamos al Carcasonne? ¿Nos disfrazamos? ¿Hacemos un bizcocho? ¿Vemos una peli? ¿Jugamos a las cartas? ¿Me corriges los deberes?

La jornada intensiva te hace sentir mala madre. Antes llegabas a casa y estabas con tus hijos un rato y se te acababa la paciencia y te sentías mal pero solo eran unas horas…ahora tienes toda una tarde para sentirte mal porque se te acaba la paciencia igual y porque en vez de estar “disfrutando” de esa vida familiar estás fantaseando con cómo sería tu vida si no te hubieras reproducido. Bueno, más bien fantaseas con la siesta que te estarías echando en vez de estar montando la ciudad de Hello Kitty que pronto entrará en batalla con la ciudad de los clicks.

La jornada intensiva acaba con tu actividad deportiva, esa que tanto te ha costado adquirir. Antes tenías una hora a mediodía que era solo tuya. No era del curro porque era libre y no era de tus hijos porque no estabas en casa y la aprovechabas para ir a nadar. Ahora no tienes esa hora. Deslizándote por la pendiente de lo inevitable dices: bueno...saldré a correr. ¿A qué mierda de hora sales a correr? Tienes que salir de casa a las 7 de la mañana, levantarte a las 6 y media…salir a correr significaría levantarte a las 5:45…paras este pensamiento inmediatamente. Piensas en salir por la tarde, pero para cuando los astros se alinean para darte un ratito para ti, te pones las zapatillas y sales a correr y te das cuenta de que a duras penas puedes mantener los ojos abiertos...asi que ¿ Como coño vas a subir al Retiro corriendo? Además, será peligroso...es posible que te duermas en un banco…

La jornada intensiva te quita el hambre. A las 6 y media tu cuerpo solo quiere nadar en una piscina de café, se niega a comer nada. Años de adiestrarte en la rutina de “un buen desayuno para empezar el día con ganas” y se ha ido a la mierda con unos cuantos madrugones. Contra todo pronóstico a la hora de la comida tampoco tienes hambre. Comes sin ganas, en 15 minutos, y te fascina el hecho de que hace un par de meses fueras capaz de comer primero, segundo y postre en la cantina del curro y ahora medio filete empanado y un yogur te hagan bola. Por la noche después de cocinarte el medio filete empanado para la tartera del día siguiente...con el yogur tienes suficiente.

La jornada intensiva anula el encanto de tu charla. Te levantas y todos duermen. Llegas al curro y no hay nadie y cuando llegan los que no tienen jornada intensiva, frescos, sanos, con cara de haber dormido y haber desayunado te caen mal y no quieres hablar con ellos. Por la tarde, puede que tus amigos y tu familia te llamen...pero no tienes fuerzas y también te caen mal. Todo el mundo te cae mal.

La jornada intensiva aniquila tu vida social. Es impensable hacer nada entre semana y cuando llega el viernes eres tan piltrafa humana que cualquier plan a más de 2 metros de tu sofá te parece tan duro como intentar subir el Everest.

La jornada intensiva me hostiliza con el planeta. Ahora mismo es la única ventaja que le veo, hostilizada me mantengo en pie, pero como se me pase este efecto, ya sé de qué voy a morir: de jornada intensiva.

domingo, 30 de septiembre de 2012

PARA UN DOMINGO CON TIEMPO: UNA DOCENA DE VIDEOS CHULOS SOBRE LIBROS.





Los libros se piensan, se escriben, se editan, se publican, se comercializan, se venden, se compran, se leen, se regalan, acumulan polvo en las estanterías, se releen, se tiran, se abandonan, se heredan, se cogen de las bibliotecas, se subrayan, se pintan, se doblan las esquinas, se guardan recuerdos en ellos, se recuerdan,  se olvidan, se pierden y se tiran.
Hay miles de cosas que se pueden hacer con los libros. Hoy traigo un montón de videos chulos, muy distintos entre sí que tienen como motivo de inspiración los libros.
Sentaos y disfrutad.

1.Libros animados


Going west de Maurice Gee. Una producción de New Zeland Book Council que recrea la sensación que tienes cuando un libro te atrapa, cuando sus páginas se vuelven reales y vives en medio de sus letras imaginando la historia. Precioso.  




2. ¿Cómo se inventó el libro?


El libro no fue siempre como lo conocemos ahora: un pequeño corto de animación que va desde el troglodita rompiendo la piedra, hasta nuestros días, cuando de la piedra se saca el silicio que hace los chips para los libros electrónicos. Gracioso, sobre todo si sabes inglés.  



3.¿Cómo nos hacen sentir los libros?


Hachette Australia hace un bonito video llenando un almacén de montones de libros que nos dicen como nos hacen sentir. Curioso.
 


4.¿Cómo se fabrica un libro?


Estamos acostumbrados a pensar en el libro como la obra de un autor, pero eso es el contenido. El libro como objeto físico tiene también un proceso y en este video muestran como se hacen en la editorial  Slightly Foxed



5.Los personajes de los libros

Precioso corto de Spike Jonze, titulado To die by your side,  inspirado en las relaciones de los personajes de los libros en las estanterías de una librería por la noche. 



6.Ilustraciones


Los libros no solo se escriben, también se ilustran y eso es un trabajo, según este corto el mejor que hay porque no solo es un trabajo. Se titula “ Illustration (The finest ocupation) “ de Temujin Doran.
 


7.¿Cuál es el futuro de los libros impresos?

Un video melancólico y nostálgico que dura sus buenos 24 minutos, donde libreros, impresores artesanales y escritores cuentan lo que es un libro impreso y como es una experiencia que va más allá de la lectura. Para enamorados del libro en papel.

EPILOGUE: the future of print from EPILOGUEdoc on Vimeo.



8.Keep calm and carry on


Este no es un video sobre libros, pero es un libro sobre un descubrimiento hecho en una maravillosa librería en Northumberland. Una curiosa historia y que te deja con una sonrisa en la cara y ganas de volar a Inglaterra y conocer a esos entrañables viejitos dueños de Barter Books.
 


9. At the bindery

Este video es tan de los 80. Los libros se escriben, se ilustran y además hay que encuadernarlos, Bindery es taller de encuadernación. No os perdáis la música al más puro estilo “El superhéroe americano” pero cuidado que es de las que se pegan. 




10.Book


Un clásico. Un video parodia hecho aquí, presentando el “Book”: ”un nuevo dispositivo de conocimiento bio óptico organizado”..



11. The Fantastic Flying Books of Morris Lesmore

Este corto de animación, ganó el Oscar al mejor corto en 2011. Es una historia preciosa sobre el amor a los libros y una vida entre ellos. No hay diálogos así  que es para todo el mundo..disfrutadlo y que lo vean vuestros hijos. 



12.La alegría de los libros

Para cerrar este video maravilloso, The Joy of books,  rodado en una librería canadiense y que sencillamente da alegría de vivir, ganas de tener una librería, de ir a una, de coger un libro y sentarse a leer. Maravilloso, para ver una y mil veces..y a los niños les flipa. 


Republicado de Unadocenade