
Cuando te reproduces, no cabe nostalgia, ni emoción ni suspiros. Tu relación con los juguetes cambia drásticamente. La mayoría de ellos son tus enemigos...y no los comprendes.
Los hay de dos tipos, los que parecen bien a los padres y los que no.
“Los que no” son siempre regalados por tres clases de personas:
a)Familiares y amigos sin descendencia y con grandes superficies habitables que desconocen el concepto de piso pequeño.
b)Familiares sin descendencia pero que quieren putearte, normalmente conocidos como hermanos cabrones.
c)Familiares y amigos con descendencia más crecida que la tuya y que aprovechan el feliz acontecimiento para hacer sitio en sus viviendas.
¿Qué tienen en común estos tres colectivos? Que no podrás devolverles la putada. Alguien con hijos pequeños no te hace esa putada de regalarte un mapache gigante de metro y medio de altura porque sabe que eres rencoroso y por Navidad le regalarás un precioso pony de peluche rígido que sea imposible de doblar, retorcer o simplemente guardar en algún sitio.
¿Qué juguetes entran en la categoría “los que no”?
Los voluminosos.
Dentro de esta categoría, los peores sin duda son los peluches gigantes y las muñecas a tamaño natural. Mira lo que te he traído…lo he visto en Ikea y no he podido resistirme. Un tiburón de metro y medio de largo…esssstupendo. El problema de los juguetes voluminosos es que tu hijo se dará cuenta si los tiras. Un conejito de 20 cm, un barriguitas, un gormiti, si desaparece, siempre podrás decir: no sé, estará perdido por ahí. Si el mapache gigante desaparece de encima de la cama… ¿qué vas a decir? ¿Qué se ha fugado con el tragabolas? Mal Sabrán que te has desecho de él…
Los que incorporan sonidos.
Estos son infernales completamente. Los niños ya vienen de serie con ruidos incorporados y un volumen fuera de cualquier intento de control. No necesitan añadidos acústicos.
Tenemos coches de bomberos con una sirena que se te sale el corazón por la boca cada vez que los enciendes, maletines de maquillaje que al abrirlos te deleitan con una cumbre de la horterez musical, micrófonos con karaoke incorporado, guitarras con melodías, pistolas con sonidos tan reales que casi sientes el disparo, espadas de luz que te hacen mirarte la mano esperando ver un muñón y por supuesto los peluches con cancioncitas diversas dependiendo de donde les tires. Estos últimos son una tortura porque normalmente tu churumbel tiene querencia por una sola tonada con la que te taladra día y noche, día y noche en un suplicio chino que jamás pensaste que sufrirías.
Te descubres a ti mismo visualizándote en plan comando de los geos: entrando por la noche en el cuarto sigilosamente, andando muy despacio, de puntillas hasta llegar a la cuna, levantando ligeramente el brazo de tu niño y secuestrando a “Patitas 1, 2, 3” para luego descuartizarlo y no tener que escuchar nunca jamás: “3 mariposas van volandooooo 3 mariquitas revoloteandoooooo” ¡¡Muere patitas 1, 2, 3…muere bestia inmunda!!! Y sigue sonando...mariposassssss…revoloteandooooo…y tú saltando encima de los restos. (Esto es una recreación eh...yo jamás le hice algo así a la mierdaesadejuguete)
Confieso que de estos juguetes sonoros, tengo un recuerdo imborrable de un teléfono rojo que le regalaron a pobrehermanopequeño cuando era cani y nosotros menos cani. Cada número que marcabas en la rueda sonaba una supuesta conversación. Nuestra favorita era: ¿Está Piluca? Dígale que le espero en la glorieta. Es un chascarrillo de uso habitual en molicasa cuando suena el teléfono.
Los que manchan.
Cuando no tienes hijos te crees las etiquetas de los juguetes alegremente, sin pensar. Si pone “no mancha” o “se quita con agua” te lo crees y punto. No vas más allá. Ja. Iluso.
Tus hijos encontrarán la manera de mancharse con los rotuladores que no manchan, encontrarán la superficie sobre la que las témperas serán más perdurables que las pirámides de Egipto y se embadurnarán cada centímetro de su piel con las ceras que no manchan tan a fondo, que necesitarás un nanas para quitárselo de debajo de las uñas. No los subestimes. Si en la etiqueta pone “no utilizar sobre una superficie de grafeno y antimonio porque dejará una mancha que jamás podrá quitar” y tú dices: ¿ grafeno y antimonio? No tenemos de eso en casa…JA. Tus hijos lo encontrarán.” Miraaaa mamiiiiiii”
Los de manualidades.
“Para hacer en compañía de un adulto” Ja. Que eufemismo. Tendría que poner “Para hacer en compañía de un adulto con una ingeniera superior, un máster en megaconstrucciones y por supuesto que no trabaje porque necesitará dedicarle a esto unas 3 o 4 jornadas laborales”
Los hay que implican conocimientos técnicos y los hay que implican talento creativo. En cualquiera de los dos casos y si no eres McGiver, tus hijos se sentirán decepcionados cuando tus animales de granja moldeados con arcilla parezcan pegotes de barro amorfos, cuando tu propia muralla china se derrumbe con el primer roce y cuando el motor del Ferrari que has montado no arranque y la colección de moda de otoño e invierno que has diseñado con papeles de colores parezca una bola de periódico desteñida.
Sets de maquillaje, disfraces muy rosas, zapatos de tacón.
Estos son los juguetes más odiados por los padres...por ellos. Sufren muchísimo al ver a sus princesas de 3 años emocionarse hasta el infinito al abrir un baúl rosa con muchos disfraces rosas y zapatos rosas con flores rosas.
Sufren hasta el infinito y más allá cuando sus princesas se quedan sin habla y extasiadas ante el maletín de maquillaje más horrendo que jamás hayas visto y directamente se desmayan el primer día que su princesa aparece con sombra de ojos morada untada por toda la cara, los morros pintados de fucsia y taconeando por el pasillo.
Creo que tienen una especie de proyección de futuro donde visualizan a sus princesas ya adolescentes saliendo a conocer chicos como ellos fueron….y entran en un bucle espacio temporal del tipo: mi princesa saliendo..Conociendo tíos como era yo... ¿como era yo? Yo era un cabrón...no…noooo...mi princesa nooooooooo.
O algo así.
Ah...siempre creen que la debilidad de sus princesas por los maquillajes es influencia de la madre aun cuando la madre haya demostrado en innumerables ocasiones su total desconocimiento sobre el mundo pinturitas.
Los juguetitos mierderos de los Happy Meal, Kínder Sorpresa, PequePacks y demás pitos en vinagre.
Son unas mierdas increíbles que a tus hijos les hacen muchísima ilusión exactamente minuto y medio. Sin embargo, su capacidad para reproducirse y crear un ecosistema propio en el suelo y los asientos de tu coche está fuera de cualquier intento de comprensión humana. Da igual las veces que los tires, da igual las veces que los subas a casa tras haber intentado tirarlos y haber sucumbido a la ya conocida súplica: noooo mamaaaa noooo...no lo tires...que es de la peli...no se que. Da igual lo que hagas...siempre, siempre, siempre...habrá más en tu coche.
Así que ya sabéis, tened visión de futuro. Si tenéis que regalar algo a un niño...pensad en los padres y comprad libros o construcciones…algún día puede que os reproduzcáis y el mapache gigante enfundando en un tutú rosa y cantando “tengo una muñeca vestida de azullll con su camisita y su canesú” volverá a vosotros.