
Para intentar calmar esas expectativas tenía el universo “fiches” que es una cosa lastimosa que tenemos las tías para animarnos en nuestra tristeza afectiva. Consiste en fijarte en cualquier tío de tu alrededor y dedicarte a desmenuzar cualquier gesto, palabra o posición de su cuerpo en relación a ti. Da igual que el tío no sepa ni cómo te llamas, ni quién eres y es probable que ni te vea, pero tú vas a un bar le ves y aunque no te dirija la palabra, al día siguiente tienes tema con tu amiga para unas 3 horas.
Vi a mi fiche.
¿Si? ¿Y qué tal?
Pues tía no sé. Le pille mirándome un rato, pero luego se puso a hablar con una y yo creo que sabía que yo le estaba mirando.
Seguro que sí. Lo hizo para picarte.
Y luego fue al baño y justo cuando pasaba delante de mí se giró y me rozó con el hombro.
¿Si?
¿Si? ¿Y qué tal?
Pues tía no sé. Le pille mirándome un rato, pero luego se puso a hablar con una y yo creo que sabía que yo le estaba mirando.
Seguro que sí. Lo hizo para picarte.
Y luego fue al baño y justo cuando pasaba delante de mí se giró y me rozó con el hombro.
¿Si?
Y blablablablablabla. Y así fin de semana tras fin de semana. Obviamente el tío no sabe que existes pero tú te consuelas con eso.
El caso es que ahí estaba yo, chapoteando en el patetismo amatorio e interpretando señales inexistentes, cuando una bonita noche del mes de junio en que jarreaba a mares en Los Molinos y yo llevaba un chubasquero amarillo, acabé con la lengua de un amigo mío en mi campanilla.
Así, sin comerlo ni beberlo. Noche, whisky, impermeable amarillo y lametazos.
Y de repente tenía novio. La verdad es que a mi él no me gustaba y mucho me temo que yo a él tampoco pero no sé cómo fue que empezamos a salir. Bueno, supongo que mi patetismo sentimental me empujó a ello, y a él supongo que sus hormonas frustradas.
Así que nada, empezamos una relación fabulosa como culebrón. Primero salimos 2 meses, me piré de viaje a Escocia (esto a lo mejor lo cuento otro día) y cuando volví estaba “raro”.., había recaído con su ex.
Mi primer novio y me deja a los 2 meses para volver con su ex. No se puede empezar mejor.
Mi primer novio y me deja a los 2 meses para volver con su ex. No se puede empezar mejor.
Volvimos a los 4 meses o así y a partir de ahí todo fue un ir y venir absurdo en el que yo sufrí como una completa imbécil confiada en que era el amor de mi vida y a pesar de todas las dificultades y leches que me estaba llevando, aquello era amor verdadero.
No todo fue malo. Cuando era bueno, era buenísimo. Eran los tiempos en que no había móviles, desaparecías de tu casa por la mañana para ir a la universidad y volvías a las 9 de la noche.
- ¿Qué tal hija? ¿te ha cundido el estudio?
- Uy..muchísimo. Todo el día en la biblioteca.
Por supuesto no habías puesto un pie en la universidad y te habías dedicado a desfogarte por ahí. En aquella época, el coche parecía un sitio tan bueno como otro cualquiera y una cama una cosa inalcanzable pero no necesariamente imprescindible.
Cuando llegó lo malo, fue lo peor. Por su culpa y por la mía.
Que te dejo porque no te quiero.
No me lo creo, tú me quieres a mi, ya te darás cuenta, asi que te esperaré eternamente.
Que te quiero pero no puedo estar contigo.
¿Cómo que no? Claro que si. Yo te espero. Me conformo con cualquier cosa, un rato vale. Si luego estás con otra, yo sé que en el fondo me quieres a mi.
Que te quiero no puedo estar contigo, pero el sexo es otra cosa.
Ya bueno, eso me dices. Pero si quieres sexo conmigo será por algo.
Que te quiero a ti y a 3 más.
Pero a mi más.
Que no te quiero pero el sexo es otra cosa.
Si, si…pero el sexo es otra cosa y seguro que al final te das cuenta de que soy la más mejor.
En fin el catálogo completo de la A a la Z. Por supuesto yo estaba en mi modo “me conformo con cualquier migaja”. Que me quieres bien, que hay sexo bien..seguro que es por algo, que no puedes estar conmigo pero me quieres mucho, bien y por supuesto el siempre contraproducente: seamos amigos.
Bueno, por no extenderme y reventar mi imagen de tía guay y con las cosas claras, al final un día me levanté y dije: ¿qué es eso polvoriento que hay en la mesilla?..Joder, es mi autoestima, vaya mierda. No puedo seguir así o me planto yo o esto no termina nunca. El sexo de regresión va a acabar conmigo.
Decidí hacer caso de los sabios consejos de mis amigos y corté todo vínculo con él. Me pasé un año sin coger el teléfono en mi casa por si me llamaba: “ Si es para mí, no estoy”. Dejé de ir a Los Molinos, y si iba no salía para no encontrármelo.
Lloré, pené y me zampé todos los pasos de la perfecta ruptura.
Luego volví al mercado del ligue, pero eso ya lo cuento otro día.