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No soy una persona ambiciosa. No quiero llegar a dirigir la empresa en la que curro ni ninguna otra, no quiero ser capitán general de las sardinas, ni ser la primera mujer en dirigir la OTAN, ni quiero ser Merkell ni casarme con Sarkozy, no quiero tener 15 personas a las que mandar. Por no querer, no quiero ni siquiera algo que entra dentro de lo posible..ser ministro.
Tampoco quiero tener un cochazo espectacular, me dan igual los caballos, las válvulas y los motores. No quiero tener chofer, ni doncella, ni coach personal. El mayordomo y la cocinera son dos cosas que sí que podría plantearme. Me molaría un mayordomo culturetas vejete con el que pudiera charlar y que me abriera la puerta. La cocinera me molaría para poder delegar en ella cuando no me apetezca estar entre fogones. No quiero mandar a mis hijas a un internado en Suiza ( bueno, a veces sí) y no tengo especial interés en conseguir que vayan a un colegio privado carísimo.
No quiero subir el Everest, ni bucear en un arrecife de coral, ni atravesar el Sáhara, ni hacer un viaje espacial. Además de poco ambiciosa, tengo poca resistencia física y bastante miedo, así que como compañera de aventuras soy un desastre. Ya me estoy viendo oscilando entre el llanto incontrolado y una cascada de insultos altamente ofensivos contra mis compañeros de aventura.
No tengo especial interés en pesar 50 kilos, ni en parecer joven eternamente, ni en entrar en una 36, ni en comprarme zapatos de 600 euros y bolsos de 3000. Me da igual el reloj que lleve aunque me gustan grandes, y la ropa que venden en las tiendas de chinos de mi barrio me parece estupenda.
No quiero ser famosa, que me reconozcan por la calle y me dejen aparcar en segunda fila sin problema. No quiero escribir una novela de éxito ni tener una columna en un periódico.
Con todo esto además de mucha pasta me ahorro muchas frustraciones porque la posibilidad de que cualquiera de las cosas que he mencionado ocurran son mínimas, así que vivo más feliz que una perdiz con ambiciones que a lo mejor podrián hacerse realidad.
La primera de ellas, que ya he comentado es tener una librería. Me encantaría. Una librería pequeña en un sitio pequeño y con encanto. Descarto polígonos industriales, centros comerciales y cercanías de colegios donde entren madres a pedir libros de textos y la revista de Ana Rosa. Si consigo tener una librería es para disfrutarla y no para hostilizarme con la humanidad.
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La segunda de ellas es tener una casa como esta. Está en Anciles, un pueblo pequeño al lado de Benasque. Es un sitio pequeño y muy tranquilo. En Benasque hay de todo, hay colegio, médico, un supermercado, una biblioteca y hasta polideportivo. Me gusta el campo pero no como para hacerme el carajipi rural y decir que puedo vivir sin luz y agua corriente y cultivar mis verduras y ordeñar mis vacas. Ni de coña. Además hace frío muchos meses al año y nieva y llueve con gusto, así que tiene el clima ideal para mi carácter. Siempre que paseamos por allí y vemos la casa, G dice “ si quieres les hago una oferta que puedan rechazar”. …pero por soñar que no quede.
Me temo que alimentar estas ideas a la vuelta de vacaciones no es el mejor modo de reintegrarme a mi rutina.
¿ No es una pasada de casa?.
Si usted es el dueño y me lee...¿ quiere hacerme su heredera?.
Si no sois los propietarios y quereis hacerme féliz..ya sabeís.