lunes, 28 de enero de 2019

Las quiero a pesar de ellas

Vengo del futuro para decir que la adolescencia no es como nos la habían contado. Vamos, lo mismo que pasa con el resto de la experiencia de reproducirse. Vengo del futuro  a confesar, en voz alta, que quiero más a mis hijas ahora que cuando eran pequeñas.

Ahora las quiero contra ellas, contra su falta de ganas de  darme besos, abrazos, de estar conmigo, de contarme cosas. Las quiero contra sus monosílabos y  sus "ay mamá que pereza", sus "mamá, no nos de el coñazo" y sus "pero mamá que más te da". Las quiero contra sus silencios y sus vacíos. Las quiero contra su pereza y su indiferencia. Las quiero contra sus olvidos que siempre son a su favor y nunca al mío. Las quiero contra sus exigencias y sus protestas. Las quiero a contracorriente, nadando cauce arriba.  

Las quiero a pesar de ellas. Las quiero a pesar de que no quieran que las quiera. Las quiero a pesar de que no quieren que se lo demuestre y a pesar de que ya no quieran ir cogidas de mi mano por la calle. Las quiero a pesar de que les cueste un mundo pasear conmigo y a pesar de que no tengan ganas de leer. Las quiero a pesar de que discutamos por las películas y series que vamos a ver y  a pesar de que sean incapaces de meter su taza del desayuno en el lavaplatos hasta que les grito. Las quiero a pesar del desorden que también es siempre a su favor y nunca al mío. Las quiero aunque me comparen con otros padres y casi siempre salga perdiendo. 

Las quiero más y mejor que cuando era fácil, cuando era imposible no quererlas porque para ellas yo era lo más, la solución a sus problemas, el Sr. Lobo, el médico, la enfermera, la cocinera, la contadora de historias, Willy Wonka y el hada madrina, la lectora de libros gordos mientras cenaban. Era más fácil cuando mis brazos, mis besos y mis palabras eran todo lo que necesitaban. Era más fácil cuando yo era todo su mundo, era más fácil cuando ellas parecían perfectas y adorables pero ahora las quiero mejor. Las quiero más y mejor a pesar de que haya cosas que no me gustan. A pesar de que a veces me caigan mal, a pesar de que a veces no las soporte. A pesar de que, a veces, me duelan. 

Ahora las quiero mejor a pesar de ellas. Y esto es algo que no me esperaba. 

Vengo del futuro a contároslo por si acaso creéis que no podéis sentir más amor que en el parto, viendo a vuestros hijos dar sus primeros pasos o diciendo "papá, paso de ti». Ese amor está muy bien pero está chupado, son las verdes colinas de Sonrisas y Lágrimas del amor. Vengo del futuro a contaros que lo bueno, la cumbre del amor por tus hijos está al final de las pendientes del Everest y que no te esperas lo que encuentras allí. 


15 comentarios:

Anónimo dijo...

Vengo del futuro a avisarte de que tus hijas te querrán a pesar de este post tan cursi. Qué remedio!

Alicia dijo...

La adolescencia es temporal, volverán a ser las que eran, no mucho mejro, volverán siendo una versión mejorada y madura de sí mismas, no será pronto, pero llegará

Anónimo dijo...

vaya que bonito... me has hecho llorar. Gracias

María dijo...

Las quieres mejor porque das mucho a cambio de muy poco, que es la forma de amar más de verdad. Ya lo sabíamos, y las abuelas también...

el chico de la consuelo dijo...

Ya cuando entrenaba equipos de crios, prefería antes un equipo de adolescentes que a los crios de 10 años. Prefiero alguien problemático que alguien petardo.
Besicos.

Mamacorrecaminos dijo...

Me ha parecido muy bonito. Tengo un hijo de 4 años y me parece increible poder quererlo más

NáN dijo...

Ninuguna etapa de mi hijo la recuerdo más feliz que cuando en su adolescencia, de los 15 a los 17, su madre pasó de él y me encargué absolutamente de casi todo (salvo de compañarlo a comprar ropa o zapatos).

Así que me gusta un montón que coincidamos.

Laura dijo...

Todo son apariencias, a su edad están llenos de tonterías...
Pero no tan en el fondo, tu sigues siendo la más...su más en todo...
pero no te lo reconocerán, eso seguro.
Besos

Anónimo dijo...

llllllll

Anónimo dijo...

Yo era fan de los maternity de hace años, cuando eran pequeñas y los ensayos, los posts de los Goya y tal...

Anónimo dijo...

Pues a mí tus textos sobre la maternidad me parecen cada día más una marcianada, una especie de mundo azucarado ( con sus días amargos, eso sí) donde impera el amor a pesar de los pesares. O tal vez lo que quiero decir es que el marciano soy yo, que os observo a las mamás suspirar por estos clichés narcisistas ( las quiero aunque no me quieran, te lo agradecerán aunque no se den cuenta, te necesitan más de lo que creen) mientras soltáis una lágrimilla. Porque a estos post se viene a llorar de bonitos que son y, en realidad, no hace falta un gran esfuerzo:basta con ser mamá.

Jorge Ariz dijo...

Ohhhh qué bonito. Me has emocionado jodía.

sasadogar dijo...

Aún recuerdo tu post sobre esos momentos que se suponían debían ser maravillosos en un "mundo de Yupi"de la maternidad, cuando tus hijas eran pequeñas, y esa viñeta de Calvin y Hobs de una bañera donde parecía que había habido una guerra para meter al niño en el baño, y decías que no veías al momento de la bañera ninguna gracia, que las más de las veces era un tormento.

En mi opinión siempre hablas de la maternidad y de la relación con tus hijas de una manera realista, sin endulzarla en muchos momentos, con esa ironía que te caracteriza, pero de la que se desprende sabiduría y que a mi me ha servido para no sentirme mal por no disfrutar de muchas obligaciones ingratas de la maternidad.
Y este post me ha gustado y lo he compartido con mis amigas porque desprende mucha verdad. Yo lo sé porque lo veo ahora con la relación que tengo con mis padres, a los que quiero profundamente y más ahora que soy madre y veo lo que cuesta criar a los hijos.

Besets desde Valencia

JLO dijo...

excelente entrada... yo quiero que se quede en sus actuales 6 años pero no me quiero perder tampoco toda esa indiferencia futura... lo quiero todo, como vos... saludos!!!

Anónimo dijo...

Para nada creo que trates de forma edulcorada la maternidad como dice un comentarista anónimo anteriormente. Me siento plenamenmte identificada. Tengo dos adolescentes o postadolescentes de 16 y 19 años. Yo he cumplido, precisamente el día de tu entrada 50 años, también estoy divorciada, y los he querido, y cada vez más, a pesar de su distanciamiento, de sus ramalazos, y de los míos cuando la paciencia me abandona. En ese lunes de cumpleaños, me han hecho sentir la persona más especial de mundo para ellos, prque ellos claro que nos adoran y vuelven a nosotras. Desde luego, la adolescencia es la única "enfermedad" que se cura con el paso de los años.
Fantástica entrada, como todas las de maternidad.