miércoles, 22 de mayo de 2013

WEIMAR Y NOSOTROS.


1919. Alemania pierde la I Guerra Mundial. A finales de diciembre de 1918, el ejército alemán vuelve a casa derrotado, herido y andrajoso. 2 millones de muertos y 4.200.000 heridos. Los alemanes no saben cómo recibirlos. Cuatro años antes los habían despedido enforvorecidos de entusiasmo patriótico y convencidos del éxito de su país en aquella guerra de la que nadie comprendía muy bien el motivo.

Ahora han perdido la guerra, están derrotados. Las potencias europeas: Inglaterra, Francia y Estados Unidos quieren cobrarse las compensaciones de guerra, todos los desastres provocados por Alemania durante estos 4 años.

Alemania es un país humillado, derrotado y en crisis económica. Por una serie de carambolas políticas, revueltas de los trabajadores, y rebeliones de los soldados y marineros desmovilizados repentinamente y que se encuentran sin trabajo ni futuro, el Káiser es derrocado, se reúne una Asamblea Constituyente, se elabora una Constitución y se declara la República de Weimar en el verano de 1919.

Apenas 9 meses después de terminada la guerra Alemania ha dejado atrás su pasado imperial y monárquico y se ha convertido en una República con una Constitución. Ha dejado de ser una sociedad del antiguo régimen para convertirse en una sociedad moderna.

Berlín. 1920. Una ciudad de cuatro millones de habitantes. Enorme, con una red de transporte espectacular, construcciones nuevas que dejan al visitante boquiabierto, miles de personas yendo y viniendo a trabajar cada día en transporte público y muchos de ellos llegando a sus viviendas, modernas, confortables y llenas de luz construidas por el Estado para hacer la ciudad más habitable. Los fines de semana todos esos trabajadores salen de la ciudad para disfrutar de los bosques que rodean la ciudad, los lagos, los paseos. Otros aprovechan para ir al cine, al teatro, a los espectáculos de variedades, a la Ópera, a los miles de cafés con espectáculo que había por toda la ciudad. Las mujeres, que se habían incorporado al mundo del trabajo masivamente durante la guerra por la falta de mano de obra masculina, ven como la vuelta de los soldados las expulsa del mundo laboral. Es la mano de obra femenina en fábricas y factorías la primera que notará la crisis que se avecina.

Berlín en 1920 era muchísimo más moderno de lo que somos capaces de imaginar en 2012. El estilo de vida que llevaban era muy parecido al nuestro: trabajo entre semana, con jornadas de 8 horas conseguidas por las reivindicaciones sindicales a comienzos de la República, fines de semana de diversión con escapadas y paseos, mujeres trabajadoras que pueden ser independientes económicamente y que no están abocadas a casarse como única finalidad vital, libertad sexual, auge del cine, la radio y nuevas formas de arte.

El Berlín moderno era un caleidoscopio de cosas muy dispersas, a cual más entretenida. En la década de 1920, había otras ciudades, como Nueva York o Londres, tan ajetreadas y agobiantes como Berlín. Otras, como París, también lo eran, pero mucho más hermosas, con más encanto. El Berlín de la época de Weimar era una ciudad especialmente palpitante: capital de un país derrotado en una guerra, y centro de un peligroso conflicto político no resuelto. Al mismo tiempo, una ciudad nueva se alzaba sobre lo que había sido la capital durante el último cuarto del siglo XIX, es decir la abrumadora y tranquila residencia regia y sede del Gobierno prusiano. Tras la unificación de Alemania, en 1871, experimento un rápido desarrollo. Se multiplicaron las fábricas y el nivel de vida de sus habitantes creció como la espuma, hasta convertirse no sólo en la capital del estado de Prusia, sino en uno de los principales centros de poder en Europa, tanto para lo bueno como para lo malo”.

Ahora mismo nos sentimos conectados con el mundo entero gracias a Internet, pero en los años 20, los alemanes, gracias al auge del cine y de la radio sobre todo, podían enterarse de todo lo que ocurría, incluso de lo que ocurría a miles de kilómetros de su ciudad: las noticias, un concierto, un combate de boxeo, una conferencia. Repentinamente las distancias mundiales se habían reducido. Fue una auténtica revolución que ahora mismo somos incapaces de comprender. Nos parece que internet nos conecta con todo el mundo…pero realmente no ha sido una revolución, no nos ha acercado a nada que no conociéramos. Antes de internet, teníamos los aviones, los trenes de alta velocidad, los coches a disposición de todo el mundo, la radio en su máximo desarrollo y la televisión…por no hablar del teléfono al alcance de cualquiera. Internet ha hecho más accesible la información, pero ya sabíamos que esa información estaba ahí. Somos incapaces de comprender lo que significaba para un alemán de 1929 escuchar en la radio las noticias sobre el crack de la bolsa en 1929...escucharlas y saber que de alguna manera eso le afectaría.

A pesar de la guerra y sus desastres, a comienzos de la década de 1920, Alemania podía empezar a mirar con cierto optimismo y alegría de vivir el futuro, los “felices años 20”. Sin embargo todo fue un desastre, un desastre que acabó en la IIGM y en la destrucción de la vida de millones de personas, de varios países e incluso de la propia ciudad de Berlín.

Leyendo “La república de Weinar. Presagio y tragedia” uno va sintiendo como los alemanes caminan sin creérselo hacia un abismo. Creían que lo peor que les podía haber pasado era la IGM, daban por supuesto su situación, su trabajo, sus ciudades, sus posibilidades, sus esperanzas…Todo era un avanzar hacia delante, el progreso estaba en sus derechos laborales adquiridos, en la libertad sexual, en su fabulosa red de transporte, en la diversión, en el cine, en el jazz que llegaba de América, en las nuevas viviendas construidas en Berlín pensadas para ser modernas, cómodas y en equilibrio con la naturaleza. Todo era progresar.

Este cierto optimismo vital que intentaba hacerse un hueco en la sociedad alemana se enfrentaba a una situación política y económica desastrosa.

Políticamente la República de Weimar fue un caos. Los partidos conservadores nunca fueron partidarios de la República y se dedicaron a tolerarla intentando boicotearla desde dentro, los comunistas tenían que luchar contra la imagen que el comunismo soviético estaba proyectando y se enfrentaban a una sociedad que añoraba el pasado monárquico y al Kaiser y los partidos que llamaríamos de centro iban y venían según les convenía.

Como en toda economía de mercado, los ricos accedían al Gobierno con más facilidad que las clases medias o las más desfavorecidas. Desde su posición de privilegio, recortaban los programas de bienestar social de la República, al tiempo que se lamentaban con amargura de un sistema que, en su opinión, daba más alas a vagos e indigentes que a la gente trabajadora de verdad. En la extrema derecha se gestó una política que idealizaba la violencia y el antisemitismo por motivos raciales. A la sombra de la revolución bolchevique, la izquierda optó por métodos militaristas”

Pero la verdadera amenaza para la Coalición de Weimar y para la próxima existencia de la República siempre vino por parte de la derecha, no de la izquierda. Quizá haya que buscar la explicación en las cifras: es probable que fueran muchos más los alemanes de derechas que los de izquierdas. Y, lo que es más importante, la derecha tenía el poder, estaba bien relacionada y contaba con representantes en las principales instituciones del Estado y de la sociedad, en el mundo de los negocios, la burocracia, el Ejército , las universidades y las confesiones religiosas. Disponía de agitadores callejeros y pendencieros tabernarios, pero en sus filas también había banqueros, hombres de negocios, coroneles, profesores y clérigos: era una derecha heterogénea y muy dividida, que no se uniría como fuerza política cohesionada hasta el final de la República, cuando no tuvo remilgos en apoyar a Hitler y a los nazis”

Era un equilibrio inestable de fuerzas políticas protagonizada por políticos de poca categoría, cegados por el interés partidista y con nulo sentido de estado. Los mejores políticos de la época, aquellos que hubieran podido llevar a Alemania hacia un equilibrio político interior y una posición de fuerza internacionalmente fueron asesinados, como por ejemplo Walter Rathenau.

La incapacidad política podía haber pasado sin pena ni gloria si la situación económica hubiera sido de bonanza. Pero la grave crisis económica demostró aún más esa lucha partidista y esa carencia de sentido de estado.

La República de Weimar tuvo primero que solventar una grave crisis económica provocada por la I Guerra Mundial. Cuando las fábricas volvieron a un nivel aceptable de producción y la economía empezó a fluir, Bélgica y Francia ocuparon la zona del Rhur y los políticos alemanes optaron por hacerse los dignos y ordenar que se parara la producción de todas las fábricas de esa zona mientras la ocupación se mantuviera. El resultado de esa absurda política fue una hiperinflación como nunca antes se había conocido que favoreció a los que estaban endeudados y provocó situaciones tan absurdas como que los salarios se pagaran dos veces al día o la emisión de un billete con un valor de 500 millones de marcos. Superada la hiperinflación , llegó el crack de 1929 que provocó una crisis económica mundial que se cebó principalmente en Alemania que había conseguido salir de la hiperinflación gracias a la inyección de dinero de los bancos americanos. Cuando éstos cayeron con el crack del 29...Alemania entró en una crisis que barrió toda esa seguridad vital y esa creencia en el progreso tanto económico, como social o cultural.

Entonces se produjo la crisis económica mundial, que comenzó, como es de sobra sabido, con el hundimiento de la Bolsa en Estados Unidos en octubre de 1929, y que desembocó en una crisis del sistema financiero y productivo. Sus efectos no tardaron en notarse en Alemania: no en vano gran parte del resurgimiento económico de los años anteriores se había producido gracias a las inyecciones de capital norteamericano. En cuanto los bancos estadounidenses retiraron los fondos, la banca alemana sufrió una crisis de liquidez, con consecuencias muy negativas para la economía de la nación. Probablemente ningún otro país se vió tan afectado por la crisis como Alemania. A mediados de 1932, en lo peor de la Depresión, un tercio de la mano de obra del país, se había quedado sin trabajo. “

A pesar de este desastre político y económico, Weimar fue una época de esplendor cultural, artístico y de pensamiento.

Arquitectónicamente, en Berlín se construyeron viviendas que aún se mantienen en pie y que me han alucinado por su modernidad. Se pensaron para familias con dos hijos, por primera vez se separaba la cocina del salón para preservar la zona de estar de los humos y olores y además había ventanas al exterior. También se cuidaban las zonas ajardinadas. Por supuesto, no todo era idílico, muchísima gente seguía viviendo en casas insalubres, en habitaciones enanas, apiñados pasando frio en invierno y calor en verano, pero lo que me ha llamado la atención es que esas viviendas parecen, son “modernas”…parecen de “ahora”, no son tan distintas de las que se construyen ahora.

Por supuesto y también igual que ahora, se construyeron edificios curiosos y que resultaron un poco chocantes en su momento y ahora se han convertido en atracciones turísticas, como la Torre Einstein, construida por Eric Mendelshon. A mí, la verdad es que me gusta…en mi próxima visita a Berlín pienso ir a conocerla.

La década de 1920, fue la época de apogeo de la fotografía que empezó a popularizarse. La fotografía era un instrumento para conocer al nuevo gobierno, a los comunistas, los adelantos científicos, a las estrellas de cine, otros paisajes,. “ Fueron los fotógrafos de la época de Weimar quienes se encargaron de establecer los nuevos fundamentos teóricos de la estética”. Era además una profesión “ que abría la senda para los nuevos talentos, entre los que se contaban las clases inferiores y los desplazados por razones étnicas, como los judíos”.

Me han encantado las fotos de Moholy -Nagy, un fotógrafo húngaro que llegó a Berlín tras la guerra en 1920. Trabajó con Gropius en la Bauhaus. Tiende a la abstracción, líneas y elementos conocidos despojados de su significado. Fotografía sin título desde la torre de la radio de Berlín, Barcos en el puerto viejo de Marsella”…y una superchula de la que no he encontrado reproducción “ Mañana de año nuevo”…

Fue así mismo una etapa de libertad sexual y es curioso el capítulo de Weisz dedica a explicar la preocupación de los alemanes por mejorar su vida sexual en todos los aspectos y como acudían en masa a comprar libros sobre el tema o a sesudas conferencias en donde se explicaba como mejorar la vida sexual. Había, además, un culto al cuerpo, a la salud, la desnudez se veía entre la derecha como una reencarnación del antiguo espíritu alemán…parte de esto fue asumido por los nazis y sus ideas sobre la superioridad de la raza aria…pero en su momento Hans Suren ( gurú de estas ideas) estaba creo yo, pensando en otra cosa.
Democracia, república, explosión de las comunicaciones y nuevas expresiones culturales y artísticas. Progreso y optimismo por un lado y por otro una crisis brutal que golpea a la población.

Revolución, Versalles, intentonas golpistas, hiperinflación y por si fuera poco, la crisis mundial. ¿Cómo iba a ganarse la república la confianza de los ciudadanos alemanes? Así, la crisis económica pronto dejó pasó a una crisis de legitimidad del sistema político.”

Frente a una situación así, los ciudadanos alemanes y especialmente los de Berlín, se volvieron hacia sus dirigentes para encontrarse con que aquellos no tenían la más remota idea de cómo solucionar los problemas.

En 1932, en lo peor de la depresión, Alemania vivió dos elecciones legislativas, dos presidenciales y numerosas locales y regionales. Hindeburrg dejó manos libres a Bruning para intentar solventar la crisis y adoptar medidas antiinflaccionistas que, según él, sacarían a Alemania de la depresión. Procedió a recortes sustanciales del gasto público, especialmente en materia de derechos sociales y a despedir a funcionarios civiles o recortarles el salario, medidas que sólo sirvieron para que el malestar fuera a más entre la población, y en nada revitalizaron la economía, que, a decir verdad, fue a peor. “

Esto suena tan increíblemente actual que dan ganas de decir esa frase tan manida de “La historia se repite”.

Todos los indicadores económicos positivos del segundo periodo de la R. de Weimar - alta productividad, consumo en alza e innovaciones tecnológicas- sufrieron un grave descalabro durante el invierno de 1929-1930. El hundimiento del mercado de valores en Estados Unidos, en octubre de 1929, provocó una crisis en el sistema bancario que no tardó en dejarse sentir en Alemania, desde el momento en que los bancos estadounidenses reclamaron el pago de los créditos que vencían a corto plazo. La crisis, que comenzó siendo sólo financiera, no tardó en afectar a la producción, y se agravó en cuanto las empresas empezaron a despedir personal, los ingresos estatales disminuyeron y la demanda se vino abajo. A principios de 1932, en Alemania había oficialmente seis millones de parados, aproximadamente un tercio de mano de obra disponible”

¿Qué ocurrió entonces?

“Una vez más las condiciones de vida empeoraron, los planes de futuro saltaron por los aires y las esperanzas se volatilizaron”

Lo peor de todo esto es lo de que las esperanzas se volatilizaron, se volatilicen. Frente a la creencia en que el progreso es imparable, y las condiciones laborales, jurídicas, económicas o sociales siempre “avanzan” y una vez conseguidas no hay vuelta atrás…Weimar es la demostración de que se puede ir “hacia atrás”, sin necesidad de que haya una guerra, ni un dictador. En unas condiciones democráticas más o menos ideales, con una sociedad moderna, culta, trabajadora e informada…todo puede venirse abajo, sin más.

La historia de Weimar es un claro ejemplo de que una sociedad en la que no existe el consenso, que carece de una ideología o de un grupo político hegemónico, es un reducto lleno de peligros. No hay ningún sistema democrático capaz de soportar una situación en la que se magnifiquen todos los conflictos hasta el punto de que todo se ponga en entredicho. Mucho menos si sus dirigentes tratan de minar la democracia desde dentro, quejándose sin cesar de un sistema en el que mantienen sus privilegios, mientras disponen de inmensos recursos a sus disposición

"La Alemania de Weimar significa todavía algo para nosotros. Su increíble creatividad y sus experimentos liberadores, tanto en el terreno de la política como en el de la cultura, nos llevan a pensar que es posible alcanzar unas condiciones de vida mejores, más humanas y más prometedoras. Nos recuerda que la democracia, que es un objeto delicado, y la sociedad, fruto de un equilibrio inestable, siempre se ven amenazadas y pueden saltar por los aires. Weimar es una muestra de los peligros que pueden aparecer cuando no hay consenso social en ninguna de las cuestiones fundamentales, ya sean políticas, sociales o culturales. La democracia es un terreno abonado para mantener toda clase de debates que merezcan la pena, para que germine el espíritu de la cultura. Pero cuando cada desencuentro, desde la intimidad del dormitorio conyugal a la estructura de los negocios, se convierte en una cuestión de vida o muerte sobre los rasgos distintivos esenciales de la vida humana, cuando cada controversia es capaz de provocar una hecatombe, cuando no hay un sistema de valores imperante que suscite la adhesión de los ciudadanos, la democracia no tiene un futuro. Menos aun cuando hay grupos fuertes de esa misma sociedad democrática tratando de socavar y destruir su razón de ser a cada paso. Las amenazas contra la democracia no solo provienen de sus enemigos externos: también pueden partir de aquellos que emplean el lenguaje de la democracia y utilizan las libertades que les otorgan las instituciones democráticas para minar su propia esencia. Weimar representa un aldabonazo para que nos mantengamos vigilantes ante tales individuos, porque lo que suceda a continuación puede ser algo malo, incluso peor de los nos imaginamos”

Hable sobre La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia de Eric. D. Weitz en un post en el mes de julio. Tenía este post más o menos escrito desde agosto y hoy y tras terminar hace poco “Berlín (II) Ciudad de Humo” de Jason Lutes…le ha llegado el turno.

Es, con mucho, el post más largo que he escrito. Y me gusta.

43 comentarios:

MontseMB dijo...

Me dejas sobrecogida

Anónimo dijo...

Vaya giro!

Un saludo,
: )

Beatriz dijo...

A mí también me gusta.

Beatriz (buscando tiempo para leerlo más despacio)

Anónimo dijo...

¡¡¡Brillante!!!

Dan escalofríos de lo rabiosamente actual que es.-

Anónima Marta

Anónimo dijo...

A mí todo esto me toca bastante, porque tengo sangre austriaca, y he estado allí varias veces.
Uff...

Saludos!

BeatrizC dijo...

Quien no conoce la historia está condenado a repetirla. Y en ésas estamos...

Unknown dijo...

Enhorabuena por el artículo...

Albert dijo...

Es tremendo, parece estar hablando de ahora mismo. Tuve una sensación muy parecida leyendo el capítulo sobre la crisis del 29 en "Historia del s XX" de Hobsbawm.
Enhorabuena por el post. A mí me gustan mucho estos "post culturetas", y más cuando tratas estos temas históricos.

Rísquez dijo...

Sabía que cuando te recomendé (hace ya tiempo) la serie de Jason Lutes sobre Berlín te iba a encantar (una lástima que el tercer tomo todavía no haya salido). El post es una maravilla, uno de los mejores que he leído en tu blog. Un saludo.

sin más palabras dijo...

Moli, y para cuando un nuevo libro? Quizás ... Historia para Dummies???

Me ha encantado

Hermano E dijo...

Veo que has decidido ponerselo dificil a los trolls. Por si acaso no sale ninguno, voy a poner mi granito de arena XD

Aunque conozco este periodo de la historia de Alemania, supongo que a muchos les resultará sorprendente. El último libro que leí sobre el asunto "Historia de un alemán" de Sebastian Haffner, explica muy bien como se vivieron aquellos años en Alemania, aunque sus memorias no ofrecen una visión tan optimista como la que tu apuntas en este post.

Por otro lado hay que indicar que la prosperidad de los años 20 no fue algo únicamente aplicable a Alemania, como pudiera interpretarse de lo que escribes, sino que en general se disfrutó en todo Occidente. La idiosincrasia del pueblo alemán yo creo que tuvo bastante que ver con el resultado final: es decir las mismas condiciones de partida en otros paises es dificil que resulten en los mismos resultados.

Me alegro que finalmente lo hayas publicado ¿No te habrá impulsado a ello la entrevista de ayer en Antena 3? ;P



Biónica dijo...

Leí una vez que "La desmemoria ampara a los violentos". No podría estar más de acuerdo.

Impresiona y mucho.

Ana María dijo...

Moli, hemos hecho flashback a 1933. Bueno, nosotros, y los portugueses, y los griegos, y...

Es tan alucinante, y dan tantas ganas de echarse a llorar al mismo tiempo...

:*

Nemo dijo...

Molinos, no sólo te lo has currado, sino que rezumas entusiasmo por todos lados. Justo lo que yo siempre le he pedido a mis profesores de Historia! Enhorabuena.

El niño desgraciaíto dijo...

Yo también he leído Historia de un Alemán, como Hermano E. Es un libro muy bueno sobre esa época.

El principal problema es la falta de un Estado fuerte. Un Leviatán que decía Hobbes. Sin una estructura comprometida con la defensa de las leyes y el porder vigente, cosa que no era el caso en esa Alemania o en nuestra España, la posibilidad de confianza en la justicia y en los demás es muy limitada. Y en esas condiciones se suele terminar mal.

Haffner dice: "Sin embargo, ninguna ha experimentado el desbordamiento fantástico y grotesco de todo eso a la vez, tal y como ocurrió en Alemania en 1923. Ninguna ha vivido esa danza de la muerte carnavalesca y gigante, esa saturnal eterna, sangrienta y grotesca, en la que no sólo se devaluó la moneda, sino todos los demás valores. El año 1923 preparó a Alemania no para el nazismo en particular, sino para cualquier aventura fantástica. Las raíces psicológicas e imperialistas del nazismo son mucho más profundas, como hemos visto hasta ahora. Pero entonces sí que surgió aquello que hoy confiere al nazismo su rasgo delirante: esa locura fría, esa determinación ciega, imparable y desaprensiva de querer lograr lo imposible, la idea de que «justo es lo que nos conviene» y «la palabra imposible no existe»"

molinos dijo...

Gracias, me alegra que os guste.

Hermano E, no pretendía dar una imagen de "optimismo" y obviamente la bonanza económica y social se dió en toda Europa pero insistir en Berlin venía a cuento porque Berlín en 1930 era una ciudad "moderna", Madrid estaba a años luz de parecer "moderna" en esa epoca y lo mismo las sociedades. Esa era la idea a transmitir, que leyendo el libro te sientes increiblemente cercano a los belineses de esa época....p

Por supuesto no todo fue chupi y el libro lo cuenta muy bien. La visión más "pesimista", más apesadumbrada de la época, más con visión de lo que se les venía encima la da Lutes en los dos comics, Berlin "Ciudad de Piedras" y Berlín "Ciudad de HUmo" que recomiendo mucho.

gracias a todos otra vez.

HombreRevenido dijo...

Este post es más largo que la república de Weimar. Pero lo he leído entero y con interés.

Nunca está de más escarmentar en cabeza ajena, aunque posiblemente nuestra crisis sea de diferente naturaleza.
Ninguna nación en el mundo dio tantos pensadores escépticos como Alemania en aquellos años, y ninguna los arrinconó tan deprisa.
A lo mejor es verdad que en cada auge y en cada caída está escrita nuestra historia. No sé, mientras voy comentando cambio de opinión, me freno, arranco y ya no sé qué creer.

Maldición. ¡Nos vas a hacer pensar aunque no queramos!

Anónimo dijo...

Da mucho miedo leer esto...la historia se repite... esperemos q no toda :-(

ZoeRavenclaw dijo...

Muy interesante. Me ha recordado a una asignatura de historia que dí durante la carrera, aunque apenas nos paramos en ésa época. Mucho material y poco tiempo. Tengo que recuperar los apuntes y buscar la bibliografía.

Arabella dijo...

Éste es un post de 10.

NáN dijo...

Seré breve una vez: las crisis cíclicas pertenecen al capitalismo. Crea burbujas, se desboca y se pierde todo lo ganado. De un modo global. Pero los países lo viven como un problema de "sus" políticos nacionales, lo que convierte en ineficaz cualquier acción política.

Las mujeres y los niños primero.

El niño desgraciaíto dijo...

A dónde ha ido mi comentario moderado? A la basura?

Pues me enfado y no respiro! Hala!

Anónimo dijo...

Quien es Xabi, Moli?
María.

Gonzalo Viveiró Ruiz dijo...

Puedes seguir con post así. Casi no ha resultado gafa pasta, ha sido entretenido leerlo. Muy bueno.
Tu libro, en la casa del libro de Vetusta, esta en la sección de pedagogía ...

Gonzalo Viveiró Ruiz dijo...

Has puesto moderación!!!!!
Molí, eso no....

molinos dijo...

Maria, Xabi es el técnico de karmakracy que me ha instalado un botón molón debajo de los posts...ya lo explicare.

molinos dijo...

Nd..perdón..pensé que lo habia autorizado.

Gonzalo..gracias y ya has tardado en comprar mi libro...mardito!!!

B dijo...

Ya te lo he dicho antes, pero ahora voy a usar más de 140 caracteres.

Me ha gustado mucho y me ha parecido muy interesante. Me gusta la historia y desde Berlín, la historia del siglo XX y sobre todo la alemana me interesa.

Por eso mola leer estos posts en los que vas de lista XDD

Lo que pasa es que dan mucho miedito porque cualquier día aparece un salvapatrias, y la jodimos, maripili.

Que la gente comparta y lea con atención este tipo de posts me devuelve mucho la fe en el ser humano.

Edurne dijo...

Me ha gustado mucho este post, me ha
dejado con ganas de leer el libro y conocer mas sobre esa época.
Gracias Moli

Tita dijo...

A mí también me gusta este post, y eso que casi nunca puedo leer historia porque no todo el mundo me engancha o me lo pone fácil.


“La historia de Weimar es un claro ejemplo de que una sociedad en la que no existe el consenso, que carece de una ideología o de un grupo político hegemónico, es un reducto lleno de peligros"

Esto me da un poco de escalofrío, creo que tendré que leer estos libros para profundizar más.

Anónimo dijo...

Buenas,
Buena idea acudir a otros que ya dejaron por escrito lo que pensaban en situaciones parecidas a las nuestras.
MCTS

Newland23 dijo...

Sólo quería decirte que es un post maravilloso, sin más, no hace falta.

Carioca dijo...

Me ha encantado! Quiero más...
Desde que me leí "la caída de los gigantes" me he interesado mucho sobre este tema, Como Alemania tras la IGM pudo en tan poco tiempo volver montarla tan gorda...
Bueno, y los paralelismos con la situacion actual te deja los pelos como escarpias.

Anónimo dijo...

Es la primera vez que comento después de mucho tiempo leyéndote. Soy forofa de todo lo relacionado con la IIGM, aunque para entenderla hay que leer mucho sobre la IGM y periodo de entre guerras. El verano pasado estuve en Alemania y visitando el edificio del Reichstag vi una exposición con explicaciones y fotos que ilustran perfectamente por qué la historia tomó ese curso, y en ese momento por analogía me hizo pensar "esto nos podría pasar perfectamente a nosotros" y ahora con tu post me has traído de nuevo ese recuerdo.

Cristina

M. dijo...

A mi también me ha gustado, muy interesante.


Marian

MATT dijo...

Muy interesante Moli, me ha gustado a pesar del miedo que da eL paralelismo. Un beso

Anónimo dijo...

Me acaba de empezar a apasionar la Historia.

Olga dijo...

Yo antes no comentaba. Hasta antes de ayer. Ayer no lo pude evitar. Hoy me apetece. Mola. Lo cuentas de una manera que apetece vivir en el Berlín años '20. Luego apetece menos.



PD: Imagino que lo has escrito para subir puestos en noseque historia como el anterior... Lo que hay que leer.

Dolores dijo...

Como soy de "ciencias", nunca estudié historia contemporánea... es algo que me pesa mucho. He disfrutado con tu post, ¡gracias por presentarlo al Carnaval (y despertar mi curiosidad hacia la república de Weimar)!

Burbuja dijo...

Maravilloso post. En serio. Y me pasa como a otros que ya lo han comentado más arriba, miedo da el paralelismo que estamos viviendo. Es casi como leer el futuro que nos espera. Negro, negrísimo.

Nisi dijo...

Si te hubiera tenido de profe de Historia en mi juventud, habría aprendido algo. Ahora voy aprendiendo y leyendo en función de los lugares que visito, referencias en libros o pelis que me llaman la atención y me hacen ir más allá. Gracias por el post. Últimamente he estado leyendo cosas de Alemania de un poco antes de este período, de la época de la colonización africana. Esto es un poco el siguiente capítulo. :)

Paz dijo...

Aquí está la madre del cordero:
'Era un equilibrio inestable de fuerzas políticas protagonizada por políticos de poca categoría, cegados por el interés partidista y con nulo sentido de estado.'
Se refiere a España 2013!
No tenemos políticos, sino élites extractivas que tratan a la gente como vasallos medievales.
Qué bajón!

Elisa dijo...

Me ha encantado.