Para nada.
Esto es obvio. Twitter no sirve para nada. Es de hecho su uso más extendido. No es una herramienta vital para la humanidad. De hecho la mayor parte de la población no sabe que existe, otra parte de la población que tiene acceso a internet ni se plantea utilizarlo y otra gran cantidad de gente se abre una cuenta y jamás lo utiliza. Es su uso más común y extendido: twitter no sirve para nada.
Para informarse.
Cierto. Puedes suscribirte a periódicos (si es que esto es información), a revistas, a páginas web, a editoriales, librerías, restaurantes, asociaciones...etc, etc y que te lleguen los avisos de cada novedad, cada titular, cada artículo...etc. Está bien, es un uso útil. Lo malo es si combinas la tentación de sentirte guay en plan “hala...que cantidad de cosas que me interesan”…con el botón de “seguir” de twitter y de repente estas siguiendo tal cantidad de cosas que te bombardean con miles de tuits...que es inevitable que acabes por pasar de todo o por perderte lo más importante y lo que de verdad te interesa.
Para decir gilipolleces y encontrar audiencia.
Este es un uso muy común y viene a dar cobertura tecnológica una costumbre muy española: decir gilipolleces. Twitter va a terminar con “tengo un amigo que dice”…ahora retwiteas su estupidez y desgraciadamente esa gracieta se perpetuara por la red hasta el infinito.
Por supuesto hay gilipolleces que merece perpetuarse y otras con las que dan ganas de ir en persona (eso tan retro hoy en día) y esculpírsela con un escoplo al interfecto.
Para darte cuenta de que no tienes el don de la síntesis.
Quieres contar algo, incluso algo importante y vital o sumamente gracioso y te das cuenta de que eres incapaz de sintetizarlo en 140 caracteres.
Para compensar esa falta, te das cuenta de que contar si sabes y dejas una ristra de mensajes numerados (1/3, 2/3, 3/3)
Para intentar ligar.
Esto es obvio. La gente intenta ligar en el curro, en el hospital, en el metro, en el bus, en la playa, en el parque, a la salida del colegio, en una fiesta, en un bar, en un bingo...pues en twitter igual.
Como “Mi querido diario”.
Este uso es acojonante. Gente a la que seguro que si le preguntas: ¿escribirías un diario? Te contestaría: NI de coña, utiliza twitter como diario:
“Buenos días. Me levanto. Tengo sueño”.
“Mi café de desayuno me da la vida”.
“Hace calor. Que me pongo”
“He quedado con unas amigas”.
“Sofá y mantita”.
“Copas y siesta”…
Comprendo que la vida de uno mismo es increíblemente llena y emocionante, pero hay que pensar que si te sentaras a escribir en un cuaderno sobre tu día... ¿de verdad escribirías eso aunque solo lo fueras a leer tu? Y si para ti eso sería un coñazo, no te interesaría y te haría pensar que eres gilipollas ¿Qué te hace pensar que para todos los demás tiene el más mínimo interés?
Cómo púlpito.
En el mundo en 2D, si te crees en posesión de la verdad absoluta y crees que sabes mogollón de algo y que los demás merecen saber tu opinión porque vale trillones...tu radio de influencia es limitado: tus colegas, tu familia, tus compañeros de curro…y como mucho los demás mataos que van al mismo bar que tu.
Twitter es un púlpito en el que todos los gurús pueden subirse y esparcir su semillita por el mundo. Para cualquier idea, ya sea genial o una completa soplapollez, encontrarán audiencia. Audiencia que comulgue o que no comulgue con sus ideas…pero audiencia dispuesta a escucharles y con la opción de propagar esas ideas hasta el infinito gracias al botón de retuit.
En el mundo 2.0 una idea genial contada en una comida de familia tiene una vida muy corta, como mucho se comentará dos o tres días después: “mi cuñado el otro día dijo que……”, “mi colega fulano comentó el otro día….”. En twitter tiene vida infinita…desde el púlpito cae y se propaga como miles de hormiguitas (pajaritos azules que sería lo suyo no me molan en esta imagen) fueran a colonizar el planeta.
Para discutir.
Para discutir.
Es el sitio ideal: no escuchas al otro, no oyes el tono, puedes malinterpretarle, los insultos “se valen”, puedes tener a tus fans insultando al oponente, puedes hacerte el digno y decir “pues ya no te ajunto” y encima tienes público. Todo son ventajas.
Solo un ring con barro y tías en bikini se me ocurre como sitio mejor para discutir.
Para ser revolucionario de garrafón.
Sin salir de tu casa, de tu sofá, con tu coca cola en la mano, la nevera llena y un ipad, un portátil o un smart phone con conexión a internet mostrarte indignado con las injusticias del mundo.
Obviamente encuentras a mil comodones como tú que encuentran tu actitud digna de ejemplo y retuitean todos tus pensamientos revolucionarios.
Para darte cuenta de que no tienes tiempo para seguir todo lo que te gusta porque tienes que seguir cosas que no te interesan.
Uso de twitter por el curro.
High School Twitter
High School Twitter
Es una herramienta que hace que gente de 40 palos se comporte como si estuviera en un instituto americano, como Grease para que os hagáis una idea.
Tenemos a la tía popular. La rubia de bote con curvas por la que todos los tíos babean. Se dedica a petar twitter con sus ocurrencias que normalmente son bobadas pero como encuentra público que le aplaude con sus orejas se va creciendo y cada vez dice más chorradas. Llega a tener el ego tan crecido que se cree que su opinión sobre cualquier tema es dogma de fe. Acaba siendo graciosa porque lo mismo opina de política, que de ciencia, que de religión. Aunque llegue a tener 2000 seguidores…se cabreará si pierde uno, pondrá morritos y dirá: eres tonto. Es la simpleza elevada al cubo.
Tenemos al empollón. Tuits sesudos a diestro y siniestro que no encuentran público pero no por eso desiste de seguir breando a la humanidad con sus conocimientos. De vez en cuando se agrupan en pandillas, son como un grupo de matones pero con gafas. Se intercambian tuits de listos y cuando cogen confianza se ríen de los que no saben como ellos. En la vida real probablemente no tienen amigos.
Tenemos al tío popular. En el instituto y con 16 años el tío popular es guapo y cachas. En twitter como todos tenemos 40, el tío popular es el “interesante”. Suele ser interesante de inicio, pero el problema es que se lo acaba creyendo. Se retroalimenta y acaba encontrándose tan interesante a si mismo que no para de mirarse el ombligo.
El baboso. Retuitea todo lo que la tía popular dice con la esperanza de acabar consiguiendo algo con ella que todo el resto de twitter sabe que jamás conseguirá. Al final un reply le parece el colmo de la felicidad y lo guarda en favoritos para contemplarlo de vez en cuando mientras juega a las manualidades.
El cabreado. Jamás dice nada asertivo. Solo se dedica a contestar a todo a la contra. Es agotador, muy cansino y debe dar úlcera. Suele ser una persona con una piel muy muy fina capaz de encontrar ofensa en cualquier cosa. Y por supuesto todo es personal.
La tímida. Lo miro todo, lo lee todo. Nunca dice nada.