En el mundo hay dos tipos de personas: las que saludan y las que se piran.
Están los que atisban a alguien y van a su encuentro para saludar y están
los que se echan el pelo por la cara, se suben el cuello del abrigo, se dan la
vuelta ipsofácticamente o directamente se bajan del autobús para no saludar.
Si alguien se pregunta, yo soy de las que se pira y se baja del autobús
aunque le queden 20 paradas.
He decidido autoanalizar esta querencia mía por la invisibilidad social
para saber a qué responde.
¿Por qué no saludo?
1.- Por pánico escénico. Tengo una cara muy normal. Toda yo soy muy
normal...por no decir anodina. Ni alta ni baja, ni gorda ni flaca. No llevo
crestas, ni melenón ni el pelo de un color imposible y casi nunca me pongo mis
características gafas. ¿Qué pasa con esto? Pues que la gente se olvida de mí.
Cuando alguna vez decido volverme alguien sociable o cuando llevo un nivel de
alcohol por encima de la media en mi sangre me he lanzado a saludar a un
conocido, la mayoría de las veces me he encontrado con esa mirada de foca monje
que en el mejor de los casos dice: “ni idea de quién eres” y en el peor dice
“María, nos conocemos del colegio”. ¿Hay algo peor que tener que
explicarle a alguien de qué le conoces cuando obviamente no se acuerda? ¿hay
algo más ridículo?
2.- No saludo porque no quiero saludarte. Esta variable presenta muchas
subdivisiones.
2a) No quiero saludarte porque tuvimos un pasado precioso que no quiero que
me jodas con el presente. Voy a hacer un esfuerzo sobrehumano por olvidar que
te he vislumbrado en este momento para seguir manteniéndote en el recuerdo
idílico y precioso.
2b) No quiero saludarte porque me caes mal. Lo siento pero no sirvo para la
farsa social, si me caes mal y no es obligatorio que te salude, no voy a
saludarte. Seré educada si por trabajo, compromiso social o choque frontal
tengo que saludarte, pero nada más. Me caes mal, seamos sinceros. ahorrémonos
las formalidades.
2c) No quiero saludarte porque tuvimos un pasado horrible. ¿Hay posibilidad
de que el presente sea maravilloso? Pues sí pero sinceramente con nuestros
antecedentes...mejor no arriesgarnos.
Estas situaciones se aplican igual a amigas del colegio, excompañeros de
curro, de gimnasio, de curso, de viaje, amantes, novios, ligues...lo que sea.
3.- No te saludo porque aunque me caes bien voy con alguien que no quiero
que veas. Tengo una vida que a lo mejor no quiero que conozcas, o que es
complicada y no quiero tener que ponerme a explicarte o que no quiero
explicarte y ver en tu cara la expresión de ¿qué me estás contando?
4.- No te saludo porque vas con alguien que sé que no quieres que vea. Y puede ser tu madre.
5.- No te saludo porque me caes bien pero vas con alguien que no quiero
saludar por cualquiera de los motivos del punto 2.
6.- No te saludo porque ninguno de los dos deberíamos estar aquí y los
sabemos. Y no, no hablo de “eso” que estáis pensando....hablo de cualquier
cosa.
7.- No te saludo porque me aterra que no sepas quien soy. Me caes bien.
Me encantaría saludarte pero sospecho que no tienes ni idea de quién soy
y prefiero vivir en mi país de luz y color donde no sólo sabes quien soy sino
que me recuerdas con cariño y estabas deseando volver a encontrarte conmigo. Si
me caes fenomenal puede que incluso en mi mundo de luz y color imagine que les
hablarás de mí a tus nietecitos o a tus colegas en la residencia
“Bellasvistas”.
8.- No te saludo porque sé que tú no quieres saludarme. Tengo la certeza
absoluta de que me has visto, sabes quién soy y sabes de qué me conoces...y se
que no quieres saludarme. ¿para qué iba a querer acercarme yo? ¿Por maldad? Sí,
ese es un buen motivo...pero no lo suficientemente bueno. Lo mismo eres un as y
me conoces tanto que sabes que lo que más me jodería es que al acercarme
fingieras no conocerme y entonces entraríamos en una espiral absurda que mejor
nos ahorramos. Te ignoro.
Ser asocialmente absurda es muy complicado y genera mucho stress. Voy
paseando parapetada detrás de mis gafas de sol alerta a cualquier posible
conocido que entre en mi órbita para poder evitar
encontronazos...pero por experiencia sé que donde menos te lo esperas, saltas
la liebre, la excompañera de colegio, una exprofesora, un exligue, una amiga de
tu madre o alguien que te odia.
Eso sí, por experiencia os digo que el mejor sitio para esconderse de
alguien a quien no quieres saludar es la sección de baterías de coche de un
supermercado...No preguntéis.