miércoles, 31 de diciembre de 2014

lunes, 29 de diciembre de 2014

Dos hombres y un año

Hoy quiero dedicar este post a los dos hombres que han hecho que mi año fuera mejor, que me han ayudado a llegar al final. Dos hombres a los que nunca se lo podré agradecer bastante. El Ingeniero Estoy orgullosa de nosotros. De los dos. Muy muy orgullosa. Hemos hecho algo dificilísimo que nadie sabía como iba a salir, ni siquiera nosotros. Cuando te haces novio de alguien, o te casas o te vas a vivir con alguien tienes una expectativa de cómo será el futuro. Esa expectativa suele ser optimista por tu parte y la de tu pareja, y también por parte de tu entorno. Empiezas con una perspectiva optimista que luego va mejor o peor... pero cuando te separas resulta que la expectativa es la de encaminarte al infierno en la tierra. Nosotros no teníamos esa expectativa, creíamos firmemente en que saldría bien, en que tendríamos una buena relación (como siempre) y que las princezaz estarían fenomenal. Nos encontramos sin embargo con un entorno que no daba un duro por nosotros y a lo más que llegaba era a una duda incrédula colmada de augurios pesimistas: "bueno sí, os lleváis bien... pero ya veremos luego" No ha sido así. No somos pareja, no somos amigos. Somos algo que no sabemos definir y que no necesitamos definir hacia fuera. Nos sirve a nosotros y a las princezaz. Nos hace felices cuando estamos los cuatro juntos haciendo cosas y también cuando estamos separados. El Ingeniero y lo que hemos construido durante este año, lo que estamos construyendo a pesar de todo y de todos, me ha servido de apoyo, de soporte, y me ha dado tranquilidad. 
"No te preocupes por nada" No hay nadie en el mundo al que le desee más felicidad que a él. Juan Nunca le podré agradecer bastante todo lo que ha hecho por mí este año. Yo he estado a 2.000 km de mi zona de confort porque he llegado allí revolcada por las olas... Juan ha nadado 2.000 km saliendo de su zona de confort para ir a buscarme y evitar que me ahogara. Ha extendido su brazo largo cuando me estaba hundiendo para sacarme de los pelos a flote. Me ha hecho el boca a boca cuando ya no podía respirar. Me ha sacado de la cama cuando no quería levantarme. Me ha aguantado llorando hasta que le he empapado la camiseta, "no sabia que se podían tener tantas lágrimas". Me ha llamado 20 veces a pesar de que le colgaba hasta que se lo he cogido. Me ha apuntado en su lista especial de "personas que pueden despertarle de la siesta". Me ha dejado un armario de su cocina para guardar todas las guarrerías de comer que me gusta tener cuando vemos una peli. Me ha regalado su batamanta nórdica. Ha visto conmigo todas las pelis que le he sugerido. Ha leído muchos de mis posts antes que nadie. Me ha acompañado a una reunión de frikis de ciencia y ha sido el conejillo de Indias de mi primera charla. "No te pongas nerviosa, lo vas a hacer fenomenal". Me ha obligado a dejarme el pelo largo y por ahora parece que ha acertado. Me ha acompañado a conferencias y yo he ido con él de compras para ayudarle a elegir unos pantalones. Me ha obligado a comer, a beber, a hablar y a ir de vacaciones. Ha organizado una cena sueca en su casa con mantel y cubiertos. Me ha escuchado hablar sin parar entre lágrimas y mocos tumbada en una hamaca en su cuarto mientras él me escuchaba de pie. Me ha enseñado un video de ballenas varadas estalladas y de tíos que construyen catapultas. Ha madrugado más que yo para ducharse antes y dejarme dormir. Hemos compartido, una vez más, unas vacaciones geniales y me ha enseñado a ponerme los tapones para dormir. Ha leído en internet sobre cómo ayudarme, qué darme, qué decirme, cómo escucharme y ha pensado en llevarme a una sesión de drogas alucinógenas con un chamán (eso lo tenemos pendiente). Somos amigos, muy amigos. Hemos renunciado a intentar explicar qué somos, sonreímos cuando nos miran con incredulidad ¿pero no sois pareja? "No te preocupes, vas a estar bien" Nada me da miedo si estoy con Juan.
Dos hombres que están en mi vida y por los que soy una chica con muchísima suerte.


jueves, 25 de diciembre de 2014

Un aperitivo y un reencuentro

Los Molinos es un sitio pequeño donde la ley de los seis grados de separación no se cumple ni de coña. Lo más alejado que puedes estar de alguien es un grado, dos si es un completo desconocido recién mudado o alguien que ha vivido secuestrado en su casa por una secta de mormones aterrizados en una nave espacial.

Los Molinos es un pueblo con poco comercio pero con una sobre abundancia de bares. A mí me recuerda mucho a "Obelix y Compañía" pero sin tanta variedad: un bar, un bar, un bar, una cervecería, un bar...

Los Molinos es un pueblo con una gran tradición de montar aperitivos que se escapan totalmente de control y acaban en cualquier cosa que no tiene nada que ver con la mesura en el comer ni en el beber y normalmente de noche cerrada. 

- "Moli, soy Paula. ¿estás en Los Molinos hoy? Llego al aperitivo tardío, me encantaría vernos.
- Estupendo, aquí te esperamos. 

Pobrehermano Mayor, las princezaz y yo salimos para el aperitivo.

- Pobrehermano, me ha escrito Paula. Va a llegar un poco tarde.
- Uy, pues yo no la veo, este año me lo pienso tomar con calma. Un aperitivo light.
- ¿Cómo de light? ¿Cómo el de hace dos años cuando llegaste a la cena de Nochebuena a las 11:30 de la noche?
- Ese año la culpa fue vuestra. Me acosté la siesta...
- ¡a las 9 de la noche!
- Me acosté la siesta y en vez de levantarme a gritos, entrasteis y me dijisteis: venga... que nos vamos. Y claro así no me levanté. 
- Vale, vale...pero que Paula llegará a las 3 y media o las 4. 

3 horas y media después, 4 bares completados, todos mis familiares saludados, amigos por todas partes,  n rondas de cervezas terminadas, dos princezaz hambrientas, desesperadas y considerando pedir un cambio de madre, ¡apareció Paula!

Entre Paula y yo hay un grado muy muy escaso de separación y nos tenemos un cariño inmenso. En su casa estaba Pobrehermano Mayor cuando murió mi padre. Uno de los recuerdos más absurdos de mi vida ocurrió cuando en el funeral de mi padre, en una iglesia aborratada de gente que se acercaba a saludarme, una amiga de mi hermano Gonzalo que tendría 14 años casi se muere de la emoción porque el padre de Paula era su ídolo y estaba acompañándonos ese día y nos pidió permiso para pedirle un autógrafo. Pobrehermano Pequeño y Paula hermano también eran y son amigos...algunos de los perros que hemos tenido vinieron de casa de Paula, yo paseo por El Roto y ella va a correr por allí  y mil cosas más.

Los caminos de la red son inescrutables y asombrosos y después de años de no saber de Paula y su familia más que de oídas lejanas, un buen día abro twitter, me encuentro un retuit que pone "Paula" y digo: ¡coño, si es Paula! y de ahí retomamos el contacto virtual: yo la veo a ella con todos sus éxitos profesional y ella me ve a mi...mmmm..lo que sea que hago yo. La he visto dar charlas, publicar artículos, correr de madrugada convirtiéndose en una maldita runner, la he visto sufrir como una campeona corriendo el marathon de NY y conseguir terminarlo. Y la veo con su pelo liso y perfecto y recuerdo su melenón de rizos a lo Annie McDowell pensando en el tiempo que se tirará en la peluquería. 

De hecho es lo primero que le pregunto al verla porque ya estoy completamente empapuzada de cerveza. 

- Pero Paula...¿cómo consigues tener el pelo asi? La gente fliparía si conociera tu melena. 
- Jajajaja...una pasta en tratamientos.

Después de un par de rondas más, muchas risas y de presentarle a las princezaz que definitivamente han decidido hacer como que no me conocen y se han sentado al fondo del bar a jugar al ajedrez... me retiro a casa para conseguir llegar a la cena en un estado decente. 

Inmortalizamos el momento en una foto innoble y decidimos repetir muy pronto. 


*A Pobrehermano Mayor se le fue de las manos el aperitivo... pero esa es otra historia. 




jueves, 18 de diciembre de 2014

Reinterpretando a Pedro Etxenike (con su permiso)


Traje gris, corbata azul, camisa blanca. Todavía conservas algo de gris entre tu bastante abundante pelo blanco. Gafas sin montura apoyadas en una nariz y unas orejas llamémoslas importantes. Detrás de las gafas, unas cejas oblicuas enmarcan unos ojos pequeños pero vivaces y penetrantes. Eres alto pero pareces más alto porque siempre estás muy erguido y más cuando vigilas, atento a todos los que van entrando en la sala. Seguro que tu madre no te decía "Pedro, ponte derecho". 
Tienes las manos grandes y "hablas" mucho con ellas. Me identifico con ese rasgo tuyo, yo también hablo mucho con las manos, aunque en mi caso lo llamaría gesticular como una loca, pero tú eres Premio Príncipe de Asturias, una eminencia científica y todo un señor, y no se puede decir eso de ti. 
Mientras con una sonrisa y unas cuantas palabras de cortesía (sospecho que no recuerdas mi nombre) saludas a todo aquel que se acerca, sigues oteando la sala, metiendo alternativamente una mano u otra en el bolsillo del pantalón, tocándote la nariz y alisándote la corbata. Tienes un tic. 
Cuando por fin, tras las correspondientes y elogiosas presentaciones, comienzas a hablar todo desaparece. No importa si estás en una sala atestada con un calor horrible, en una cafetería o en un salón de actos inmenso y desangelado, en el sótano de una fea facultad en el invierno madrileño... cuando comienzas a hablar no hay nada más que lo que cuentas y, sobre todo, cómo lo cuentas. 
Tienes algo que sólo poseen los grandes comunicadores, que sólo algunos hombres, Springsteen, Gaiman o Enric González consiguen (conmigo). Cuando hablas no pareces querer estar en ningún otro lugar ni haciendo ninguna otra cosa y lo que cuentas no lo cuentas a un gran auditorio;, siento que hablas sólo para mi.  
Ahí estoy yo, pequeña y canija en mi butaca. Rodeada de popes del mundo académico (me he sentado demasiado cerca) y sintiendo exactamente eso, que hablas solo para mi aunque la charla se llame "Consejos a un joven científico" y yo no sea científica ni me se me pueda considerar joven. 
Me dejo llevar por tus palabras y voy apuntando los consejos, escuchando y reformulándolos en mis notas. ¿Y si intento aplicar estos consejos a lo que yo sé hacer, a los  blogs? 

1.- Escoger un buen sitio, un buen supervisor y un buen proyecto 
Decidir lanzarse a escribir es un gran reto. ¿Dónde colocarte? ¿En qué nicho? ¿Hablar sólo a los que piensan como tú o para todos? ¿Escribir de un solo tema o de mil? ¿Con tono formal o personal? Buscar el consejo de alguien que ya tenga un blog es una buena idea, de hecho la mayoría de la gente que abre un blog lo hace porque decide "imitar" a otro que le gusta o porque otro alguien le anima a hacerlo: "deberías escribir un blog". 

2.- A nadar se aprende nadando, no leyendo sobre nadar 
Escribe, escribe, escribe como si te fuera la vida en ello. Lo harás mal, nadarás a perrito y llegarás al final del largo, perdón, del post, boqueando sin aire y deseando que nadie te haya visto, leído, porque te parece que tienes un estilo horrible, que lo que has escrito no se parece a nada de lo que tenías en la cabeza y desearás dejarlo. 
Escribe, escribe, escribe y acabarás dando la vuelta olímpica y escribiendo posts de los que estarás orgulloso y no te dará vergüenza enseñar. 

3.- Arriesgarse. Ir a lo desconocido. Aprender a comunicar. La ciencia es ante todo creatividad 
Una vez que se ha cogido el truco y has cogido soltura, conviene probar a hacer cosas nuevas. Con un publico fiel (sean 3, 300 o 3.000 personas) lo mejor es intentar hacer cosas nuevas. No por ellos sino por ti, para no aburrirte y porque si has aprendido a nadar, a escribir posts... ¿por qué no vas a poder hacer ahora un podcast, un videoblog o lanzarte a escribir sobre otro tema o con otro estilo?
Ten sentido del humor. Sonríe cuando escribas 
La ciencia es creatividad y también lo son casi todas las cosas que dan satisfacciones personales en la vida. 

4.- No tengas miedo a perder el tiempo 
Perder el tiempo es maravilloso. Brujulear por la red saltando de enlace en enlace, bucear en twitter buscando algo que te llame la atención y que no sabes dónde te va a llevar, leer, ver pelis... todo eso no es perder el tiempo, es dejar que tu mente descanse libre, haga conexiones absurdas, pues a veces, una de esas conexiones absurda originada en un momento de descanso mental te lleva a una idea genial, a encajar cuatro conceptos o a encontrar una manera nueva de enfocar una idea para escribir. Pierde el tiempo. 

5.- No desanimarse
Los posts no van a salirte como a ti te gustaría, te van a pisar los temas, no se te ocurrirá nada, pensarás que nadie te lee, tu entorno de la vida real te mirará con cara de ¿eres de Saturno? cuando les comentes que tienes un blog y cuando por fin escribas un post del que estés enormemente orgulloso... no recibirás el feedback que esperas de los lectores. 
No te desanimes. Disfrútalo. Siempre. 

6.- Lee otros blogs 
De tu materia y de otras, de tu estilo y de otros. De temas que siempre te han interesado y de los que sabes un montón, de temas que siempre te provocaron curiosidad pero de los que no sabes nada y de materias que ni siquiera sabías que existían. Lee. 

7.- Sé ambicioso, pero sin pasarte 
La modestia bloguera, como cualquier otra modestia, no sirve para nada. Aspira siempre a escribir el mejor post, a contar la idea de la mejor manera posible y a sentirte lo más orgulloso posible de lo que has hecho. 
Pero no te pases de ambición; no pretendas arrasar nada más llegar, ganar todos los premios y conceder entrevistas. 
¿No es coherente este consejo? 

Etxenike lo explica muy bien: "la coherencia es una virtud de pequeñas mentes".

8.- Hazte un nombre 
Más que un nombre, que también, un estilo. Esto es importante, hazte un estilo que te identifique, una manera de escribir y de contar las cosas que sea plenamente tuya y clara. Como dice Gaiman, "nadie puede contar las cosas como tú lo haces". Agárrate a eso y hazte un nombre. 

9.- Cree en tus ideas y en tu forma de contar las cosas pero no infinitamente. No te confíes y presta atención a los detalles, esos que a lo mejor descuidas cuando hayas cogido soltura y confianza
Hay que ser crítico con lo que haces y con lo que escribes, con lo que cuentas y cómo lo cuentas... pero tampoco te pases. Para ser ultracríticos ya estarán tus enemigos, muchos de tus amigos y menéame y sus comentarios de cola de la pescadería.

10.- Cultiva amigos inteligentes 
Este es un consejo para jóvenes científicos, para blogueros y para todo el mundo... pero en el mundo de los blogs conviene aplicarlo para no perder el tiempo leyendo textos que no aportan nada, críticas que no pretenden nada más que destruir, o participando en polémicas en bucle completamente absurdas. 

Llevas una hora hablando, dejo de tomar notas, levanto la mirada y allí estás con todo el auditorio a tus pies esperando tus palabras... como buen seductor y comunicador has dejado lo mejor para el final:
"No olvidéis que a la perfección se llega con la pasión".

Grandes aplausos, todos nos quedamos con ganas de más, de muchísimo más. 
Tras el turno de preguntas que comienza con una maravillosa, "Sr. Etxenike ¿que hay que hacer para que usted tenga un cargo en el Ministerio de Educación?", me  acerco a despedirme y descubro que también compartes debilidad con otros de mis hombres favoritos; eres presumido. 

- ¿Me ves más gordo que en El Escorial?
- Por supuesto que no, estás estupendo. 

La charla oficial que no debéis perderos está accesible en la web.  


miércoles, 17 de diciembre de 2014

Repasando tus 10 años.

En enero, el día de la cabalgata de Reyes en Los Molinos y disfrazada de algo parecido a un ángel, recogiste toda tu premio por el cuento de Navidad que habías escrito. Casi un año después, no has canjeado el premio porque unos días quieres ir a clases de padel y otros días quieres dedicar el premio a aprender a cantar. Sigues cantando increíblemente bien. Enero fue también nuestro primer mes sin vivir juntas pero lo llevamos francamente bien. 

En febrero me preparaste tu primera fiesta sorpresa por mi cumpleaños y me hiciste una  final una tarta de cartón con velas para mi caminito de chuches. Organizar la fiesta sorpresa con mis amigos te puso muy nerviosa porque pensabas que yo sospechaba algo. Además, renqueaste en las notas porque decidiste que ni las matemáticas ni la lengua eran para ti, decías que eras demasiado tonta. Nos enfadamos muchísimo contigo y te castigamos sin ir a fútbol. Nos odiaste un poco. 

Tu primera noche fuera con el colegio fue en marzo. Frío y nieve en la montaña y por supuesto y a pesar de mis "no pierdas nada", volviste sin abrigo. Llorando de la culpabilidad pero sin abrigo. En marzo fue también tu competición de natación, lo hiciste muy bien y quedaste segunda de tu serie. Celebramos, un año más, San Huevo Frito. 

En abril llegó la Semana Santa, la mitad en Los Molinos y la otra mitad en Málaga con todos vuestros primos. Fuimos a la expo de Pixar y en El Roto te hice una foto maravillosa en la que a pesar de estar de espaldas, estás muy muy tú. 

En mayo y como era de esperar siendo hija de dos gafotas te pusimos tus primeras gafas. Rojas y con una funda de camuflaje que es lo que más te gusta. A junio llegaste desfondada del esfuerzo con los estudios pero muy contenta porque tu profesor te dijo que habías mejorado muchísimo y en casa habíamos conseguido convencerte de que no eres tonta ni muchísimo menos. 

Junio fue un mes raro. En una noche te hiciste mayor; entré contigo siendo una niña en el salón de plenos del Ayuntamiento de Los Molinos para que te maquillaran de trasgo y en las fotos que te hice me encontré con que ya no eras una niña. Pensé que era efecto del maquillaje, de Shakespeare y de la luz... pero al día siguiente en pijama, sin peinar y acariciando a Tuca te habías convertido en otra persona. Todavía no sabemos muy bien quién eres pero lo estamos descubriendo. En junio organizasteis vuestro Club de los 5 y acondicionasteis vuestra sala de reuniones en el fondo de la piscina vacía de La Marquesina, una casa donde yo jugué mil veces de niña. 

Julio, ¡albricias! ¡redoble de tambores! descubrimos que te gustan las coquinas. Me vas a salir carísima pero por lo menos en los restaurantes de playa ya podemos pedirte algo más que chuletas con patatas. Lo pasaste fenomenal en la playa, disfrutando como una enana. Ibas por la calle con tu hermana saltando de banco en banco, bailando y gritando "No hay pan para tanto chorizo". Abu se moría de vergüenza y por supuesto me regañó: "A saber de qué les hablarás en casa". Con todos vuestros amigos en la superpantalla de Juan vimos "Alien" y pasaste de risitas de listilla "¿esto es de miedo?" a venir llorando a mi regazo, quitándote las gafas para no verlo y tapándote los oídos. Con el club, pasasteis la noche durmiendo en la piscina vacía...por supuesto no pegaste ojo. 

En agosto por primera vez en nuestra vida pasamos 21 días sin vernos. Por primera vez fuiste al extranjero, a Francia y te enfadaste muchísimo porque los franceses no fríen las patatas aparte y no son sin gluten, acabaste harta de ensalada. Volviste de Gibraltar después de disfrutar de tus primos, completamente asilvestrada y con el pelo larguísimo. 

En septiembre, tu primer flechazo amoroso. Te llevé al concierto de Rafa Pons y acabaste loca de amor con él y enganchada a su música. Cuatro meses después seguimos en bucle con sus canciones, ya nos las sabemos todos. Renunciaste al fútbol por la natación y te compré tu primer top. Estoy muy orgullosa de mi misma porque no lo hice avergonzándote delante de la dependienta. 

Octubre pasó sin pena ni gloria. Colegio, biblioteca, fines de semana en Los Molinos. Mucho Mortadelo y Filemón, muchos "Misterios de Laura" y un recurrente ataque de asma. Nada interesante. Casi lo olvido, te has vuelto adicta a jugar a la escoba y fuiste a tu primer partido en un estadio, al Calderón a ver ganar al Atleti.

En noviembre, tu último mes con 10 años, Abu cumplió 70 y le hicimos una gran fiesta. Lo pasaste bien aunque fuera una "fiesta de viejos". Estuvimos en la casa de las montañaz y saltaste por los aires, recogimos millones de manzanas de Casa Espada y jugamos 3 partidas de parchís a cara de perro.  

Diciembre. El mes empieza bien porque te han elegido para las olimpiadas de natación de tu colegio. Vamos a nadar juntas y alucino con los 40 largos que te haces a braza con un estilo increíble y sin desmayarte. Te enseño a dar la vuelta americana. Continuamos regular porque después de años de comer atún de lata ha empezado a picarte la garganta y salirte ronchas al comerlo,  así que me temo que habrá que tachar atún de la lista de cosas que puedes comer. Haces tu última función de Navidad, cantas y bailas por última vez en el escenario del cole; siento una extraña mezcla de alivio y pena. 

Espero que te guste el patinete de macarra que nos has pedido por tu cumpleaños y que sea sorpresa. Todavía no me he repuesto de lo que me dijiste ayer: 

"Mami, no debería decirte esto pero el año pasado encontré mi regalo antes de mi cumple porque me puse a buscarlo y lo encontré en tu vestidor"

Este año no estaba en el vestidor. 

Disfruta de tu caminito de chuches, de tu día, de los burritos que me has pedido como comida favorita y que sepas que ni El Ingeniero ni yo pensamos dejarte ganar en la bolera esta tarde. 

Feliz cumpleaños princesa de los ojos azules. 

viernes, 12 de diciembre de 2014

Ikea no me manipules

Vaya por delante que me gusta Ikea. Levanto la mirada ahora mismo y más de la mitad de los muebles que veo los he comprado allí. Me gustan los muebles, me flipa mirar el catálogo con sus familias suecas que se parecen a las españolas igual que unos extraterrestres de Venus y adoro las fundas de edredón de lobos verdes que tienen las princezaz en sus literas. 

Pero que me gusten sus muebles no quiere decir que no me haya encendido como el icono del cabreo del whatasup al ver su tan alabado anuncio de navidad en las redes sociales. 

Me levanto y digo, "mira, voy a ver el anuncio de Ikea a ver si me reconcilio con la publicidad y empiezo el día con buen rollo". 

Ahora mismo odio a todos los creativos publicitarios y estoy tan hostilizada que hasta tengo ardor. 

Es un anuncio rastrero, falsamente emotivo, manipulador, tramposo y sobre todo de una desvergüenza escalofriante. 

Por si alguien no lo ha visto, lo resumo brevemente. 

Coges unos cuantos niños de edades entre 4 y 11 años más o menos. Más pequeños no sirven porque no entienden por dónde vas a manipularlos y mayores tampoco porque no se van a dejar y además lo que ellos quieren no se corresponde con tus rastreros intereses de hacer sentir culpables a los padres. Con 12 años un niño no quiere que su padre le lea un cuento, sino que le deje salir con sus amigos al parque o al cine. 

Les haces escribir una carta a los Reyes Magos sin mencionar que muchos de esos niños probablemente han perdido ya la bendita ilusión de su existencia y conocen el secreto, y piden juguetes. Luego, les haces escribir una carta a sus padres con lo que les pedirían a ellos por Navidad. 

Es todo tan sutil que dan ganas de vomitar. 

Luego entregas las cartas a los padres que lloran todos. ¿Por qué? Pues porque en las misivas entregadas los niños piden que se les lea un cuento, cenar con sus padres, jugar al fútbol y pasar más tiempo juntos. 

Los padres lloran y se sienten inmensamente culpables. 

Ikea no contenta con este nivel de manipulación emocional, lleva su retorcida estrategia un poco más allá y les pregunta a esas inocentes criaturitas que carta eligirian si sólo pudieran enviar una. 

Los angelitos ponen cara de pensárselo, valoran los pros y los contras y dicen con cara de no haber roto un plato: la de mi madre, la de mis padres. 

¡Tachán! Ya tenemos el mensaje:

"Tus hijos te quieren a ti a pesar de que eres un padre desalmado que no pasas tiempo con ellos y tratas de comprar su amor con juguetes". 

Tócate los cojones, la zambomba y baila. 

Ikea está en su derecho de hacer el anuncio que le salga de las narices, eso no lo discuto pero ¿En qué están pensando todos los que han llorado con este anuncio, todos los padres que dicen que les ha emocionado, todos los que dicen que Ikea tiene razón?

¿Estamos tontos o qué? 

Nadie discute que la conciliación es un tema chungo, que a todos nos gustaría llegar a casa a las 5 de la tarde y pasar la tarde con nuestros hijos, tener más vacaciones y poder ir a las funciones del colegio sin tener que pedir favores a diestro y siniestro. Eso es evidente, pero no se soluciona con un anuncio de Ikea.

Por otro lado pasar la tarde con nuestros hijos no quiere decir ser un parque temático. A ver si nos enteramos ya de que la convivencia familiar no consiste en estar en casa haciendo todo lo que quieran nuestros hijos cada segundo de su existencia. La convivencia familiar consiste en convivir con las tareas, aficiones, gustos e intereses de cada uno. A veces coinciden, a veces no. Y no pasa nada.

Además, la pregunta de elegir que carta enviar es tramposa, muy tramposa. Esos niños saben que sus padres fliparán con la carta y que la manipulación emocional a  funciona siempre con efecto inmediato (estoy suponiendo que no hay manipulación de ninguna clase haciendo el anuncio y es ya muchísimo suponer). Si además saben, que los Reyes no existen y que en caso de existir su recompensa depende de su comportamiento, la elección está clara. Y además, ¿les has hecho creer que si no mandan la carta a los Reyes no tendrán regalos? Ja. Me gustaría ver la respuesta a esa pregunta.

No dejemos que nos manipule una empresa que tiene un servicio para que aparques a tus hijos al ir a sus tiendas para que no te molesten. No le hagamos el juego a una empresa que abre todos los festivos y que cierra sus almacenes a las diez de la noche. Me encantaría saber que han sentido sus empleados al ver el anuncio,  esos trabajadores que salen a las mil de la noche en el extrarradio de las ciudades cuando llegan a sus casas y sus hijos llevan dos horas durmiendo.

Lo que más me cabrea de todo esto es que los espectadores target del anuncio, padres y madres con niños de esas edades, se hayan sentido culpables por esta burda manipulación por parte de una multinacional. 

Joder, dejad de sentiros culpables. No dejéis que os manipulen así. Sois los mejores padres que sabéis ser, cada día intentáis hacerlo mejor, unos días sale mejor, otros peor, unos adoras a tus hijos, otros no puedes más con ellos. Otros te da pena infinito no estar con ellos y otros das palmas con las orejas por tener unas horas de solterismo. Unos días los quieres con locura y otros te sacan de quicio. Sois, somos los mejores padres que pueden tener porque sois, somos sus padres y los queremos como nunca pensamos que podríamos querer a nadie y ellos a nosotros. 

No tenemos que ser padres perfectos de anuncio. Nuestros hijos tampoco lo son.  Y no pasa nada. 


jueves, 11 de diciembre de 2014

No le gusta bucear

Camina hacia la boca del metro igual que lo haría hacia la orilla del mar si no supiera nadar. Justo al poner el pie en el primer escalón, al comenzar a bajar, a sumergirse en ese mundo subterráneo que la aterra, coge aire. En el último momento antes de cruzar las puertas, dirige una última mirada hacia fuera, hacia la calle, al aire, al cielo, al espacio abierto. A partir de ahí contendrá la respiración, intranquila. 

Camina como una autómata de segunda clase, como si estuviera oxidada, como si sus circuitos se hubieran mojado. Es rutina pero tiene que fijarse en los carteles, leer las señales, los nombres. Es un trayecto conocido pero nunca está segura de hacer escogido bien el pasillo, de haber acertado en la bifurcación, en la escalera. ¿Será el andén correcto? Siempre el mismo momento de pánico al ponerse el convoy en marcha. ¿Lo habrá cogido en el sentido correcto? 

Nunca le gustó el metro. Jamás. De niña, la parada más cercana estaba a 10 minutos andando de su portal, un paseo por una recta interminable sin comercios que le daba miedo. El miedo crecía y crecía durante ese paseo hasta llegar a la boca de metro y sentir esa pérdida de referencias espaciales, igual que al ser revolcada por una ola. 

De adolescente siempre prefirió el autobús. Más lento, más lleno, más luminoso. Se sentía más segura. El metro era sin embargo más popular y a ella le avergonzaba decir que la aterraba. 

Cuando se fueron a vivir juntos, incluso antes, de novios, tuvo un breve idilio con el metro. La boca de la estación estaba a escasos metros de su portal, él siempre la cogía de la mano y le contagió parte de su entusiasmo juvenil por los trenes, cuando soñaba con ser ferroviario. Le enseñó la estación fantasma, un lugar increíble, aterrador y mágico al mismo tiempo que le hacía sentirse como en un viaje al pasado. Siempre pegaban las caras a la ventanilla al pasar por ella; después se miraban, sonreían y se besaban.  

Con él en el metro se relajaba. No tenía que fijarse. Él la orientaba, conocía los pasillos, los recorridos e incluso era capaz de recordar si había que ponerse al principio o al final del tren para estar más cerca de la salida al llegar a destino. 

Ya está en el tren. Intenta leer. No se concentra, no consigue fijarse en las páginas de su libro porque cada vez que llega a una estación levanta la mirada con ansiedad hasta que ve el nombre en la pared y confirma que no se ha perdido, ni equivocado, que no está dando vueltas en círculo en un recorrido imposible. 

Piensa que en el metro se anulan sus percepciones. Su memoria visual se apaga y sabe que no sería capaz de reconocer a cualquiera de estos desconocidos habituales con los que coincide todos los días. Sabe que los vio ayer, pero no los reconoce. Se angustia.  

Su capacidad de orientación se va a off y ni siquiera sabe en qué sentido circula; tampoco es capaz de calcular la distancia o el tiempo que tardará entre estación y estación. Se siente un saco vacío que sólo consigue llegar de un sitio a otro porque nadie sabe que es un saco vacío. 

Estación de destino. Todos las veces igual, pone el pie en el andén y es incapaz de recordar hacia qué lado tiene que ir. Necesita leer los carteles. Camina deprisa, todo lo deprisa que puede, hacia la salida, hacia las escaleras, hacia la luz, el aire y el ruido de la vida.  

Sube los escalones corriendo; siempre pensando, siempre sintiendo, siempre sabiendo que se está alejando de la mayor equivocación de su vida, de su mayor error. El único día en que en el metro no fue un saco vacío y le dijo lo que nunca le había dicho a nadie: "No me das miedo". 

Nunca se arrepentirá lo bastante de aquella frase. 


Si al menos pudiera dejar de ir en metro. Respira. 


martes, 9 de diciembre de 2014

Órbita Laika. El despegue

¿Qué es Órbita Laika?

Una gran idea, un buen proyecto, un programa necesario. 

Mucho se ha escrito sobre la necesidad de difundir y comunicar la ciencia más allá del público (pequeño y selecto aunque nos creamos multitud) que acude a los eventos de divulgación, lee plataformas científicas y sigue blogs, secciones especializadas en prensa,  podcasts o tertulias de ciencia. 

¿Cuál es el mejor medio para hacer llegar la ciencia a la sociedad? 

La televisión. Ya lo dijo Sagan:

 “El medio más eficaz, con ventaja, para provocar interés en la ciencia es la televisión. Pero este medio enormemente poderoso no hace apenas nada para transmitir las satisfacciones y los métodos de la ciencia, mientras que su ingenio de ’científico loco’ sigue resoplando”. 

¿Qué tiene de bueno Órbita Laika?

Muchas cosas. 

Primero su mera existencia. Haber conseguido que un programa sobre ciencia consiga un hueco en la parrilla de una televisión nacional en late time es un éxito. Hay público que critica la hora, las 11 de la noche es una buena hora para el que tiene interés, para el que no lo tiene le da igual la hora y para el que lo tiene y madruga hay emisión por internet a cualquier hora. Haberlo programado a las 22 horas hubiera sido un suicidio televisivo. Pretender enfrentar ese formato a Jordi Évole o Risto Mejide es sencillamente un absurdo. Mucho mejor a las 11. 

Segundo acierto. El formato. La palabra documental, tertulia, divulgación echa para atrás a mucha gente. Un late night suena a algo ligero, entretenido y de alguna manera diferente asociado a la ciencia. ¿Ha funcionado? Lo veremos más adelante, pero como idea es buena.  Es arriesgada y difícil, pero el que no se arriesga no gana nunca. 

Tercer acierto. Un presentador con gancho. Ángel Martín puede gustarte o no, pero tiene gancho, conoce la tele, se le nota a gusto delante de las cámaras y es muy natural. Puede hacerte gracia o no, pero para el que no tiene interés por la ciencia ver a Ángel Martín en la TV después de tantos años puede hacer que se pare diciendo "Eh, ¿qué hace Ángel Martín aquí?"

Cuarto acierto. Los colaboradores. Estamos en las mismas, te pueden gustar más o menos pero son colaboradores con un prestigio como divulgadores y comunicadores de ciencia. Todos tienen un pasado apreciado en la red, con sus blogs, sus publicaciones y su tuiter, aunque hay que ser consciente de que ser conocido en tuiter, es como ser la gogó de la discoteca subida encima de la barra. Tienes la sensación de que todo el mundo te ve y te conoce, pero la realidad es que la mayoría de la gente está fuera de la discoteca y no es que no te vea, es que no sabes que existes. Salir en la televisión es la manera de poner cara a esos divulgadores para el gran público. 

Unos colaboradores lo hacen mejor y otros están más verdes. La televisión no es un medio fácil: creer que porque escribes bien, das buenas charlas o hablas en la radio podrás hacer tele es menospreciar un medio muy complicado y que exige trabajo. Además, y aunque esto suene a frase manida, la cámara o te quiere o no te quiere, y eso no lo sabes hasta que estás frente a ella. En general estuvieron bastante bien para un primer programa, cuando todo está por rodar... veremos más adelante. 

Quinto acierto. Los vídeos, especialmente el de la cocina y el de la Evolución. Son cortos, fáciles de seguir, queda clara la idea y permiten hacer un corte en la dinámica del programa.

¿Por qué funcionan tan bien? ¿Por qué es lo que más recuerda la gente? Porque los dos llevan un guión muy trabajado que no se percibe, esa es la gracia de un guión. El de la cocina, además, ofrece un acercamiento diferente al tema de los colorantes, novedoso y claro.

El de las matemáticas me gustó pero presenta un problema compartido en todo el programa: ¿Quién eligió ese grafismo y ese color rojo? ¿Por qué? ¿Nadie comprobó que se leía mal y a disgusto? El rojo no debe usarse en grafismos de tele a no ser que vaya sobre fondo blanco. (terminado el programa vi un tuit del director del programa diciendo que iba a cambiar todo el grafismo, ¡bien por él!).

Vamos con las cosas mejorables desde un punto de vista televisivo. 

Un late night lleva un ritmo. La primera parte del programa, el monólogo y la cancioncita, llevan el ritmo que se espera. Después, al comenzar la entrevista el programa empieza a acelerarse como si tuviera prisa por acabar, por terminar una cosa y pasar a otra. Ángel Martín lo hace bien intentando pausarlo pero todo resulta un poco precipitado. No hay prisa chicos... tranquilos. 

A esta sensación de prisa y descontrol contribuye una realización con un continuo movimiento de planos que no tiene ninguna lógica. ¿Por qué enfocar a los invitados por la espalda en escorzo? ¿Por qué hay planos desde detrás del escenario como si fuera una gala de Norma Duval? ¿Por qué planos lejanos desde detrás de las gradas del público? ¿Y los desenfoques? Lo importante es lo que están contando. Un plano del presentador y los invitados; es complicado hacer un plano a tres pero hay que hacerlo: ellos son lo importante, ellos y lo que cuentan. 

La pantalla al fondo ilustra lo que cuenta América, Clara o José Cervera. ¿Por qué no enfocarla mientras ellos hablan? Mantenerla como segundo plano detrás de Ángel Martin hace imposible que se vea lo que se está mostrando en ella. 

Otro problema es la iluminación, que pasa de ser más oscura que la boca de un lobo a un derroche de flashes que recuerda a las luces cutres de una fiesta de nochevieja y, además, es completamente innecesario. La iluminación de los entrevistados en la calle, refiriéndose a la evolución, era desasosegante: no sé si era a propósito, si la gente no quería que se le viera la cara o si era algún tipo de mensaje oculto "sobre esta oscuridad de conocimiento la luz de la ciencia del próximo vídeo os iluminará". 

Sé que estos aspectos pueden parecer triviales, pequeños o carentes de importancia frente al tremendo éxito que supone tener un programa de ciencia en la televisión nacional, pero muchos de esos detalles son los que hacen que un espectador se quede o no a ver un programa. Cuando los planos le marean, no consigue ver la pantalla, no lee los rótulos y es consciente de que algo pasa con la luz del estudio se dispersa, se desconcentra y se pira. 

Sé que estas pequeñas críticas pueden no gustar a los muy acérrimos defensores del programa, pero creo que no tienen razón. El programa no tiene que gustarnos a los que estamos convencidos de la necesidad de su existencia, ni a los que ya leemos divulgación... es para otro tipo de público, que necesita que se cuiden las formas. 

Si yo voy a un concierto de Bruce Springsteen, me da igual que esté afónico, no toque ninguna de mis canciones favoritos y desafine... pero si quiero convencer a alguien de lo bueno que es, necesito que cante perfecto, el repertorio mole y la banda suene perfecta. A Springsteen le diría ¡maldito puedes hacerlo mejor! Y lo mismo le digo a José Antonio Pérez, ¡puedes hacerlo mejor! 

El late night es un tipo de formato en el que encajar la ciencia como tema es algo nuevo. Es arriesgado pero no por ello no se debe hacer. No se puede hacer a martillazos, hay que pulir las secciones, hacer el guión más fluido (no es necesario intercalar un chiste cada tres frases para demostrar que la ciencia es entretenida), dar continuidad y hacer que cada cosa que se haga sume para conseguir tu propósito: hacer un programa de divulgación diferente que acerque la ciencia a todo tipo de público. 

Hacer televisión no es trivial ni fácil. Tiene sus trucos y sus métodos, y algunos de esos trucos y métodos fallaron el domingo en el primer programa de Órbita Laika. Otros estuvieron estupendamente utilizados. La buena noticia es que los fallos son fácilmente solucionables. 

Ojalá lo hagan y triunfen. El domingo que viene allí estaré. 



PS: A favor de un pacto de estado para no más chistes de "los de letras" y "los de ciencias".


viernes, 5 de diciembre de 2014

Lecturas encadenadas.- Noviembre

Noviembre ha sido un mes de hojas, jardín y mucho otoño. He leído bastante pero menos que en octubre que fue una pasada. Cinco libros, 4 escritos por hombres y uno por una mujer. Tres novelas, una especie de biografía/hagiografía y un ensayo. Tengo que volver a los comics en algún momento.


Dos Puntos De Vista  de Uve Johnson. La biblioteca pública de Retiro es maravillosa y me encanta. Todas las semanas montan una especie de stand en el que colocan libros referidos a un tema que esté de actualidad. Hay veces que me interesa y veces que paso millas. Este libro estaba colocado entre otros muchos con motivo de la conmemoración de la caída del Muro de Berlín. ¿Por qué lo elegí? Sencillamente porque me llamó. 

La historia está contada desde dos puntos de vista: el de la enfermera D que se encuentra en Berlín Este y el fotógrafo B que vive entre Hamburgo y Berlín Oeste. Se conocen y tienen una historia aunque este contacto se produce antes de que la novela comience y el lector sólo lo conoce a retazos y a partir del momento en que Berlín queda definitivamente dividido por la construcción del Muro. No hay ni un solo nombre propio en toda la novela, todo son iniciales y descripciones: el hombre del pelo pajizo, la camarera con el delantal...La sensación al leer la novela es exactamente la misma que tuve al ver "La vida de los otros": desasosiego, desconfianza, miedo, frío físico y emocional, estado de alerta. 

El interés del libro no está en la historia sino en cómo te hace sentir, en como crees que debía ser sentirse atrapado en una ciudad que hasta hace nada era tu hogar, convertido en sospechoso y desconfiando de todo el mundo.

El factor humano de John Carlin. No tenía la más mínima intención de leer este libro pero una tarde con Juan haciendo no sé que chorrada en su casa, acabó en mis manos y su recomendación: te va a gustar.

Confieso  mi total desconocimiento de la historia de Mandela más allá de vaguedades y cuatro ideas. El libro es una crónica periodística sobre Mandela y su construcción de Sudáfruca como país, a partir o incluso antes de su salida de la cárcel.

A pesar del inevitable tono hagiográfico, es indudable que Mandela era un ser político de los que ya no hay y ha habido muy pocos. Un hombre con empatía, visión de estado a largo plazo, capaz de dejar de lado sus sentimientos personales y el rencor y con capacidad para ver más allá de sus propios intereses. Casi parece un extraterrestre comparado con lo que estamos acostumbrados a sufrir. Por otro lado, es seguro que tendría su lado oscuro pero fue capaz de construir un país dejando atrás algo tan grave como el apartheid. El papel del rugby como catalizador del interés nacional no sé si es emocionante o aterrador. Pensar que un deporte, sea el que sea, puede tener más peso y más influencia a la hora de mover conciencias y actitudes que cualquier otro razonamiento me da bastante miedo.
"Su arma secreta era que daba por supuesto no sólo que le iban a caer bien las personas a las que conociera, sino que él les iba a gustar a ellas. Esa enorme seguridad en sí mismo, unida a la sincera confianza que tenía en otros, era una combinación tan irresistible como encantadora. Era un arma tan poderosa que engendró un nuevo tipo de revolución. En vez de eliminar al enemigo y partir de cero, incorporó al enemigo al nuevo orden deliberadamente construido sobre los cimientos del viejo. Al concebir su revolución, no sólo como la destrucción del apartheid, sino, a largo plazo como la unificación y reconciliación de todos los sudafricanos, Mandela rompió el molde histórico." 
Un libro interesante, ameno y aunque creo que a Carlin se le va un poco la mano en el tono, es una buena manera de conocer un momento histórico muy importante.

El verano sin hombres de Siri Hustvedt. Sabía que este libro no me iba a decir nada muy interesante, conocía su existencia desde que se publicó pero como su anterior novela "Elegía para un americano" me pareció tan horrible no me había decidido a cogerlo. Le tocó el turno ahora porque sabía que sería algo ligero, tonto y que no me hostilizaría en exceso, solo lo justo.

Siri cuenta la historia de una profesora de poesía que se separa de su marido y tras una crisis nerviosa se marcha a la ciudad dónde vive su madre en una residencia para pasar un verano sin hombres, tranquila, escribiendo y pensando y elucubrando y mirándose el ombligo. Repasa su vida, recibe mails de un desconocido bastante poco interesantes aunque a ella le parecen lo más, da clases a unas adolescentes que tienen sus movidas entre ellas, intercede en las peleas de los vecinos.

Todo es de una sinsustancia espectacular. No tengo nada contra los libros ligeros e insustanciales pero me molesta que se se disfracen de profundidad cuando no hay nada que rascar. Sinceramente, creo que Siri después de sus primeras colecciones de relatos y Todo cuanto amé ha tocado techo en cuanto a su ficción. Sus ensayos de arte son otra cosa.
"Un libro es un producto de la colaboración entre el lector y el texto y, en el mejor de los casos ese encuentro da lugar a una historia de amor como cualquier otra." 
Las nuevas confesiones  de William Boyd. A este supernovelón llegué por recomendación de Elena Rius, ya tardáis en pasaros por su blog  y lo saqué de la bibilioteca.

Es un novelón en toda regla que abarca la vida de John James Todd desde que nace en 1899 en Edimburgo hasta que no se sabe muy bien que pasa con él al final de su vida. Tendrá una infancia solitaria en Edimburgo al haberse quedado huérfano de madre en el parto y no congeniar muy bien con su padre y su hermano. Pasará por un internado, por una carambola absurda de la vida acaba en un un destacamento de escolares de colegios privados en el frente belga en la I Guerra Mundial y allí encontrará su vocación de cineasta que le llevará a Berlín y marcará toda su vida.

El libro avanza bien y aunque el protagonista resulta antipático desde el principio, el retrato de la vida en Escocia a principios de siglo, la I Guerra Mundial,  y el del Berlín de entreguerras están muy bien logrados. Después naufraga un poco hasta llegar a un final pero es una novela que se lee con interés.
"No sabemos nada con certeza. No podemos determinar nada. Actuamos únicamente en base a la probabilidad y la esperanza. Antes funcionó así: puede que vuelva a ocurrir. Pero no cuentes con ello."
"Lo que más envidio a la gente es la capacidad de usar el autocontrol y la privación de una forma positiva. Vivir y ser feliz con la negación, con la ruta no elegida."
El último libro del mes ha sido un regalo de la Editorial Turner, Curiosidad: Por qué todo nos interesa  de Joseph Ball. He doblado tantas esquinas que me he comprado un cuaderno especial para copiar todo lo que me ha llamado la atención y quiero recordar y ampliar. Va a ser el cuaderno de las lecturas de aprender o algo así, todavía no tiene nombre.

¿De qué va el libro? Philip Ball intenta explicar como la curiosidad es uno de los motores del conocimiento. Es una característica únicamente humana, un don que tenemos y que durante la Edad Media tuvo una mala prensa porque por motivos religiosos y de decoro se pensaba que la curiosidad era "el apetito desenfrenado de los que tratan de saber más de la cuenta" como exponía Cesare Ripa en 1593.
"El deseo de saber cómo, y por qué, la CURIOSIDAD, es una característica solo presente en el hombre, y en ningún otro ser vivo. De modo que el hombre se distingue de los demás animales no solo porque posee razón, sino también por esta pasión tan singular." 
A pesar de ese desprestigio de la curiosidad y de los innumerables peligros que se veía en caer en ella, fue la curiosidad de los filósofos de la naturaleza y de los alquimistas los que comenzaron lo que más tarde se conocería como revolución científica. No tenían un método, ni un sistema, simplemente miraban a su alrededor y se preguntaban cosas o tenían planes locos como encontrar la piedra filosofal, conseguir volar a la luna o cualquier otra locura.

El libro es super entretenido, muy ameno y maneja una gran cantidad de información de manera interesante haciendo muchos paralelismos (dentro de lo posible) entre aquellos filósofos de la naturaleza y nuestros científicos actuales.

Muy recomendable para todo aquel que quiera saber algo de historia de la ciencia sin aburrirse ni sentirse abrumado.
"Con un coste de 4.800 millones de euros y una planificación de 25 años, el GCH es la máxima expresión de la ciencia con mayúsculas. ¿Por qué invertir tanto dinero y esfuerzo? Aymar (Exdirector General del CERN) invoca el papel de la curiosidad humana. Según el científico, el colisionador no es más que el último avance dentro de una trayectoria ininterrumpida de curiosidad por la naturaleza que se remonta a los mismísimos orígenes de nuestra especie. Se trata, afirma el científico de una prolongación de lo que siempre hemos hecho."

Y espero que siempre hagamos.

Y con esto y un bizcocho hasta los encadenados de diciembre.

La ilustración es de Tom Gauld para el especial de libros de The Guardian.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Desde el salón de mi casa


Si hace 7 años me llegan a decir que iba a hacer una entrevista en riguroso diferido desde el salón de mi casa mientras las princezaz me hacían burla escondidas detrás de una puerta de cristales, hubiera dicho: Ni de coña.

Y una vez, hubiera fallado.

Una vez más, otra prueba más de que el blog me ha cambiado la vida. Y ésta no es la prueba más importante.


EntrevistaWiki7RM from Molinos on Vimeo.




miércoles, 3 de diciembre de 2014

Casi 10 años juntas.




Me acuesto con un dolor de cabeza infernal y os escucho al otro lado del pasillo parloteando sin parar. No hace falta que me levante para ver qué estáis haciendo. Lo sé. M  en la litera de arriba, de lado mirando hacia abajo, mientras la payasa de tu hermana te recita la obra completa de Navidad, su papel y el de los restantes 40 actores, mientras se contonea con su pijama de leopardo rosa. 

Es un pijama horroroso que me espanta pero mientras os oigo troncharos de la risa pienso en lo mayores que sois ya y en todas las cosas que he aprendido y que aprendo de vosotras. 

Sois personas distintas a mi. Me cuesta decir "mis hijas" porque el posesivo me resulta ajeno. No siento ningún tipo de vínculo posesivo o de pertenencia. Ni siquiera cuando os abrazo y achucho, ni cuando os veo dormir a mi lado os siento como algo mío. Sois mi responsabilidad pero no me pertenecéis ni tengo ningún tipo de control sobre lo que sentís o pensáis. Puedo controlar lo que hacéis por ahora... pero poco más. 

Sois independientes. Esto me encanta. Sois mayores y a la vez unas canijas pero me encanta lo independientes que sois de mi y de El Ingeniero. Tenéis ideas diferentes a las nuestras, gustos dispares entre vosotras y también con respecto a lo que me gusta a mi. Opináis sobre aspectos de la vida que me dejan asombrada, unas veces porque veo que son opiniones que habéis sacado de conversaciones con nosotros y otras veces porque son conclusiones perfectamente razonables que vosotras solas habéis elaborado. Algunas veces estáis equivocadas (como con el pijama rosa de leopardo o la absurda opinión sobre no peinarse jamás).

Me veis, nos veis como vuestros padres pero también como las personas que somos y lo que nos pasa. Siempre supe que erais muy listas. Mentira. No lo sabía, uno quiere creer que sus hijos son muy listos, que serán muy listos. Esa creencia viene en el kit de ser padres pero en realidad no tienes ni idea. Por otro lado, oyes decir que los niños no se enteran, que hay cosas que no pueden entender y como no has tenido hijos nunca te lo crees aunque, por otro lado, te recuerdas a ti mismo de pequeño dándote cuenta de todo y entendiendo muchísimo. Os veo a vosotras, os veo mirarme, mirarnos, mirar la realidad y sé que os enteráis de todo y lo entendéis y cuando algo os chirría, nos preguntáis. 

Sois distintas entre vosotras. Me alucina como viviendo en la misma casa, recibiendo la misma educación, las mismas buenas y malas influencias, siendo torturadas por mi incompetencia maternal casi con la misma intensidad (M tu lo sufres un poco más) sois tan diferentes. Veo cada rasgo que os hace diferentes y los rasgos que compartís y de los que no sois conscientes porque ahora mismo no queréis pareceros en nada. 

Veo que algunas de las cosas que os he/hemos enseñado han calado en vosotras. Años de batallar, repetir, desesperarnos, súbitamente se han convertido en una satisfacción que casi me hace llorar cuando os veo recoger vuestro cuarto, expresar vuestro desagrado porque alguien en la clase se ha metido con otro alguien, o vuestra extrañeza porque en casa de fulanito no hay ni un libro. Veo que tenéis ideas propias razonadas a partir de una idea que es mía pero que ni siquiera recuerdo haberos contado así que supongo que la habéis asimilado por distintas conversaciones. Reconozco que este momento satisfactorio rozaría casi al orgasmo si llega el momento en que no tenga que recordaros tres veces al día que los cepillos de dientes no se dejan tirados en el lavabo y que la pasta de dientes hay que cerrarla. 

Sois constantes y muy cabezotas. Dos características que no habéis heredado de mí. M, la natación hasta la extenuación ocupa ahora todo tu espacio mental y C,  tu pasión guitarrera  no sé si te llevará al éxito en los escenarios pero desde luego te satisface tantísimo que soy incapaz de decirte que vas a volverme loca. 

Me divierte que no digáis palabrotas aunque no sepáis que significan e incluso las cambiéis por "lala" en los estribillos de algunas canciones y sin embargo hayáis copiado muchas de nuestras expresiones y las repetís de manera inconsciente: "te lo estaba diciendo con sarcasmo", "otra cosita hecha", "Obvio" o "me estoy hostilizando". 

Hace mucho mucho muchísimo tiempo un tipo con el que compartí un año de clases de francés y que tenía un nombre extraño, algo como Eufrasio, Efraín o algo así y una barba de hipster cuando nadie era hipster me dijo mientras íbamos en el metro "Eres la impaciencia que camina". No tengo paciencia para nada y ahora mismo viendo lo asombrosas que sois en estos casi 10 años que llevamos conviviendo las tres, me muero de la impaciencia por saber qué mujeres vais a llegar a ser; qué estudiaréis, como será el primer amor que os romperá el corazón, como seréis de adolescentes, en qué trabajaréis y un millón de cosas más. 

Lo he dicho más veces y lo repito. Siempre te dicen que aproveches cuando tus hijos son pequeños pero para mí el mejor momento con vosotras siempre es ahora, aunque estoy deseando veros/vernos dentro de otros diez años. 

Y odio ese pijama... pero por fin os habéis dormido.