La casa de cada uno es un mundo. Vas de visita y compruebas que hay gustos muy dispares e incluso que hay gente que carece completamente de él. Las prioridades decorativas y de confort de cada uno son una cosa muy personal…y todas son completamente respetables, pero hay una serie de cosas que no entiendo y que sobre todo me perturban sobremanera cuando voy a visitar a alguien.
- Las casas sin cortinas, visillos, stores o cualquier cosa que cuelgue por dentro de la ventana y que “tape”. Solo tolero esa ausencia si vives en una casa con vistas a Central Park, el Retiro, un bosque noruego o una playa espectacular. He dicho “tolero” porque no lo entiendo..¿ qué te cuesta poner algo que tape la ventana aunque no lo uses nunca? Reconozco que en esto soy muy incongruente, porque en mi casa hay cortinas y stores que yo me dedico sistemáticamente a tener abiertos provocando ataques en el ingeniero de “intimidad”. Me gusta tenerlos aunque no lo use, saber que si me da un ataque de quiero aislarme del mundo exterior puedo hacerlo.
- Las casas donde al llegar la noche, se bajan las persianas hasta abajo no dejando ni una rendija de luz. Es curioso porque estas casas me perturban incluso cuando son de desconocidos y las veo desde la calle. Siempre pienso que hay una panda de apandadores con antifaz organizando un robo, un atentado o cualquier otra cosa horrible...aunque seguramente haya alguien que necesita oscuridad total para dormir..
- Los salones donde todo y especialmente los sofás están tapados con sábanas, fundas o colchas porque “ el sofá es de un color clarito que se pone sucísimo enseguida”. No lo entiendo. ¿Compraste el sofá a ciegas? ¿ te levantaste un día y había cambiado de color? ¿Me estás llamando guarra? Si te compras un sofá blanco, OBVIAMENTE se notarán más las manchas, el uso y el simple roce diario..y sí, si le pones algo encima será eso lo que se manche pero entonces qué sentido tiene comprarte un sofá blanco porque era el que más te gustaba ¿ Por qué no comprarse un sofá más sufrido que por lo menos veas? Además,esa colchas, sábanas o lo que sea nunca están bien colocadas, el invitado siempre piensa que por las arrugas que tienen el anfitrión acaba de levantarse de echar un polvo en ese sofá….
- Los sofás de cuero. Si, sé que son guays. Sé que son supercaros. Sé que son italianos y sé que tienen su público..pero no me gustan. A mí un sofá tiene que decirme: mira que confortable soy, mira que acogedor soy, mira como me adapto a ti, mira como molo que en cualquier postura soy cómodo…( estoy pensando que un sofá tiene que ser noruego). Un sofá de cuero dice: mira como molo en catálogo…mira que frio soy…y mira cómo te vas a escurrir. Un sofá de cuero dice…” con esa sudadera mugrienta ni de coña te tumbes aquí” y “ como tengas los pies frios yo paso de calentártelos”. Los sofás de cuero y yo no estamos hechos el uno para el otro de ninguna de las maneras. Ni siquiera elucubrando sexo salvaje consigo encontrarles la gracia…el sudor resbala en el cuero. Ahí lo dejo.
- Los salones con síndrome de Gulliver. Me flipa la gente que tiene un salón pequeño y no lo sabe. ¿Como se nota eso? Pues porque lo ha atestado de muebles de un tamaño descomunal. Obviamente en ese espacio no caben dos sofás..pero se empeñan en meterlos. El resultado es que te sientas y las paredes se te vienen encima, o el paso que queda entre el sofá y la mesa de centro es puramente testimonial porque sencillamente no se puede pasar por ahí..hay que saltar por encima de la mesa. No contentos con meter dos sofás descomunales, colocan un aparador del tamaño de salón de bodas. Por supuesto para abrir las puertas del aparador, es necesario mover la mesa, los sofás y contener la respiración. ¿ No hubiera sido más fácil poner solo un sofá y un mueble de tele tamaño casa normal?
- Las casas donde creen que la pantalla de televisión es como un espejo. Poner una pantalla como un campo de futbol no hace tu salón más grande, ni te hace más guapo ni más alto ni más atractivo. Lo que dice de ti es “ Este tio es idiota…se gasta la pasta en esta pedazo de tele y en este mini salón se ve de angustia, me siento como en fila 1 del cine y creo que me estoy mareando”
- Asociado al fenómeno anterior está la acumulación de gadgets tecnológicos: home cinema con dolby sorrund, dvd con 5 altavoces, equipo de música conectado, proyector, tdt con disco duro, teclado de portátil y unos 250 mandos a distancia. ¿ Es tu salón o los mandos del Halcón Milenario?
- Mira como molo, mira lo que colecciono. Las colecciones son como los hijos, el que la tiene le parece que su colección es el top de la creación pero los demás solo vemos una acumulación absurda de pilas bautismales, soldaditos de plomo, casitas del mundo o reproducciones de frascos de perfumes. Que no digo que no las tengas, que por mi estupendo..pero la vitrina con todas ellas expuestas…no es bonito. Ah y si vas a tenerlo porque tú lo vales..¡¡quítale el polvo!!!
- Los todo completo, todo combina. Conjunto mesa de comedor, sillas, aparador, mesita auxiliar, estantería y sofás con un sugestivo nombre como “Mediterráneo cálido”. Conjunto: mesillas, cabecero, cómoda y descalzadora con otro sugestivo nombre: “ Sueños de pasión”. No puedo con esas cosa, siempre me siento como si me fueran a sacar una foto y salir en el catálogo de Todo Mueble.
- Las casas donde la única luz viene de lámparas de techo, me da igual que sea una araña rococó o unos focos de led. No me molan nada, me dan sensación de oficina, de colegio, de sala de espera, de quirófano. ¿ Qué te cuesta poner una lamparita de mesa o de pie? ¿Qué tipo de persona no necesita una lamparita en la mesilla?
- Las casas donde parece que no vive nadie. Entras en el salón y no hay nada fuera de lugar, el sofá está perfectamente mullido, impecable. Las revistas apiladas en perfecto orden sobre la mesita, la alfombra perfectamente alineada con el sofá sin esquinas despellejadas. Los libros colocados perfectos en las estanterías, las cortinas en su justa posición. Todo. No hay ningún detalle que identifique a las personas que viven allí, si tienen fotos puestas..hasta las fotos parecen de otros. Todo está perfecto, impoluto y, exacto, como sin usar. Da grima.
Me gustan las casas dónde al entrar pienso, yo podría vivir aquí.