Hay distintos tipos de cortejos, dependen sobre todo de la edad, la experiencia y el carácter de cada uno.
Ligar en el curro se parece muchísimo a volver al colegio y tener 16 años, pero con la experiencia de tener casi 40.
Para empezar el cortejo, el curro es un sitio idílico. Tienes a tu disposición 5 días con sus 8 horas (como poco) en un espacio físico cerrado, donde el objetivo de tus flechas amorosas está perfectamente identificado y localizable.
- Sabes que el objetivo estará ahí esos 5 días a tu disposición, ya sea para abrasarle o para adorarle...lo que sea que toque en la fase del cortejo.
- Tu objetivo no puede huir. Tiene que estar ahí, es su obligación. No es un bar donde puede dejar de acudir, ni un gimnasio, ni un parque…está atrapado.
- Los horarios y las rutinas son conocidos. EL objetivo no puede escaquearse, como mucho podrá dejar de salir a fumar o esconderse tras una columna en el comedor, pero sabiendo que no hay escapatoria.
- El objetivo tampoco puede dar un móvil y un mail falsos para librarse del buitre sin tener que entrar en una conversación muy cansina en la que siempre se incluyen palabras como: oportunidad, injusticia y amigos. Los datos del objetivo suelen estar en la intranet.
- Tampoco se puede ser superborde con el cortejador...a lo mejor tienes que currar con él por lo que sea y ante todo hay que ser profesional, asi que lo que se impone es una sonrisa que diga: “podemos trabajar juntos pero ni un paso más de esa raya que acabo de pintar alrededor de mi mesa”.
Una vez que el cortejador tiene perfectamente localizado el objetivo, comienza el cortejo propiamente dicho. Lo mejor es que se parece muchísimo al que se hacía en el colegio.
En los libros de colores tenemos ahora mismo un caso de libro de cortejo laboral. Tenemos un ÉL y un ELLA.
Primera etapa.
Hacerse el encontradizo
EL da paseos sin motivo por la zona cercana al objetivo, ELLA. Esta etapa es muy divertida para los demás habitantes de la pradera, que somos testigos de sus acercamientos y somos conscientes de que sus posibilidades son nulas. Por supuesto no le decimos nada al cortejador, somos malvados. Nos dedicamos a descojonarnos de ELLA ...” ehh…acaba de pasar tu enamorado y te ha mirado poniendo ojitos”….
EL da paseos sin motivo por la zona cercana al objetivo, ELLA. Esta etapa es muy divertida para los demás habitantes de la pradera, que somos testigos de sus acercamientos y somos conscientes de que sus posibilidades son nulas. Por supuesto no le decimos nada al cortejador, somos malvados. Nos dedicamos a descojonarnos de ELLA ...” ehh…acaba de pasar tu enamorado y te ha mirado poniendo ojitos”….
Segunda etapa.
Acercamiento con una excusa laboral muy endeble.
“Hola... ¿eres la que controla que los libros verdes estén bien??”...es que verás…necesitaría tu ayuda.
ELLA flipa en colores…
Sus compañeros cabrones de la pradera nos descojonamos y como el cole nos mandamos mails con corazones y mensajitos. Grandes risas mientras ELLA intenta no mirarnos para no descojonarse también.
Tercera etapa.
Acercamiento en plan colegas.
.- hola...¿que tal?
- ¿que tal el fin de semana?
- Me gusta tu jersey…
ELLA contesta cortésmente. Los cabrones de la pradera se mandan mails contestando a las preguntas de ÉL…” Pues verás...me he pasado el fin de semana con un maromo espectacular y no he salido de la cama”….” Lo que te gusta de mi jersey es lo que hay debajo…pillín”….
Cuarta etapa.
Un clásico de todos los tiempos: el acercamiento musical.
Te he traído música para que las escuches...creo que te gustará….
Este paso provoca un ataque de nostalgia en los cabrones de la pradera, miradas al techo y todos rememoran aquellas cintas TDK grabadas artesanalmente y en las que se invertían horas pensando la música, el orden de las canciones, escribiendo las carátulas para que quedaran chulas y pensando cual sería el mejor momento para entregar ese perfecto regalo cargado de significado.
Las risas solo estallan cuando el cortejador se va...y ELLA se gira con un pendrive en la mano y completa cara de incredulidad.
Quinta etapa.
Cortejo a la hora del rancho.
El comedor es como el patio del cole. No hay normas, ambiente distendido, conversación que no es estrictamente laboral, oportunidades de temas personales. El problema es conseguir sentarte en la mesa adecuada. El cortejador observa primero la hora a la que ELLA baja al comedor, observa con quien come ELLA y luego corre con la bandeja para coger sitio en su mesa…siempre al lado o enfrente de ella. Solo admite esos dos sitios, sentarse en la otra punta de la misma mesa es mala opción, solo sirve para frustrarse por la cercanía inalcanzable. En caso de conseguir sentarse donde quiere su conversación es solo para ELLA. El resto de la mesa intenta meter baza solo si ELLA lo pide con una mirada muy suplicante…hay veces que incluso ni por esas. Los de la pradera siguen siendo unos cabrones también en el comedor.
Sexta etapa.
Otro clásico: la indiferencia controlada.
Otro clásico: la indiferencia controlada.
Tras unos días de cortejo por doquier, el cortejador cambia de táctica. Decide pasar. No aparece por la pradera y si lo hace deliberadamente mira hacia el otro lado para no ver a su objetivo. Cambia sus horas de comidas e incluso puede llegar a tardar horas en contestar un mail puramente laboral…
…castiga a su objetivo con el látigo de su indiferencia esperando que así ELLA se de cuenta de su ausencia y lo eche de menos.
ELLA respira aliviada. Los cabrones de la pradera son los que le echan de menos porque se lo estaban pasando en grande.
Séptima etapa.
Dar celos.
La indiferencia controlada deriva hacia el intento de dar celos, que ELLA vea que él es un tío de recursos, que no está desesperado y que ELLA debería dar palmas con las orejas por ser objeto de su atención porque él puede estar con quien quisiera.
EL aparece por la pradera y se suma como quien no quiere la cosa a un corrillo de otras ELLAS. Charla despreocupadamente, ríe con ganas y en alto para que se le oiga, si pudiera hasta se atusaría el pelo…hace todo lo que se conoce como hacerse el interesante...pero ayyyy…no puede evitar girarse para comprobar si ELLA está siendo consciente de sus manejos.
ELLA ni se entera enfrascada en sus tareas. Los cabrones de la pradera sí se percatan, se descojonan y se mandan mails en plan “que astuto...está queriendo dar celos, creíamos que no sabía lo que hacía y resulta que tiene un plan …”
Octava etapa. Pues no respiro y me hago el digno.
Ahora mismo estamos aquí…veremos cómo evoluciona. Las opciones son varias:
- EL encuentra otro objetivo y se dedica a él empezando por el paso 1. Los cabrones de la pradera esperamos que sea alguien de esta manada para así seguir pasando el rato divertidos y hacer este interesante trabajo de documentación.
- EL redobla su cortejo con nuevas tácticas: cartas anónimas, invitaciones a planes externos al curro, ramos de flores, bombones, mariachis….Los cabrones de la pradera somos muyyy partidarios de esta opción.
- ELLA cae rendida a sus pies, se enamoran y se hacen pareja.
Mmmm...a los cabrones de la pradera esto solo nos mola si van a dar el espectáculo en el ascensor transparente de los libros de colores.