viernes, 28 de mayo de 2010

¡ALTO!.- La primera vez

La única explicación que encuentro a que cuando sale el tema de: ¿a ti cuantas veces te han hecho un control de alcoholemia? Yo siempre monopolice la conversación, es que tengo cara de tía peligrosa. De borracha no, de peligrosa, porque no solo me han parado 3 veces en mi vida para soplar, también he sido requerida 4 veces por la policía nacional para identificarme y registrarme el coche.

La primera vez, fue la noche de mi 21 cumpleaños. Mi novio de entonces (el ex novio) tenía que estudiar algo de su ingeniería y no podía salir, así que me fui de farra con mis amigas del colegio, para volver luego a dormir (ejem) con él. Por supuesto dije la frase mágica:

No te preocupes, no me apetece mucho…volveré pronto.

Por aquellos tiempos, se salía con coche.

Bebías y conducías. Intentabas no tajarte como un piojo pero todo el mundo cogía el coche. ( Si, si..eso no se hace...ya lo sé y ya no lo hago..)


El caso es que me fui con 3 amigas y mi “Halcón milenario” por la noche madrileña a tomar copas. Empezamos en un bar cerca del Bernabéu, donde sólo tomamos whiskys a muerte y había cuencos de palomitas. ( Tengo que escribir algo sobre la evolución del gusto alcohólico)


Terminamos la noche en “Keeper”, (descerebrados de Madrid, a lo mejor sabéis de qué hablo). 4 y media de la mañana, última copa y según la dejamos en la barra después de haberla apurado, nos piramos.

Íbamos en mi halcón milenario cantando como posesas, mientras iba dejando a cada una en su casa, cuando estaba a punto de colocar a la última…


Moli, para que voy a vomitar.

No seas exagerada..

En serio..

Baja la ventanilla y te aireas.

Y sí, bajo la ventanilla, pero para potar por ella.

Estábamos entretenidas con esto, cuando vislumbre unas luces azules y un amable policía haciéndome señas para que parara. “La hemos cagado” pensé.

- Buenas noches señoritas.
- Buenassss
- Esto es un control de alcoholemia…bajase del coche y acompáñeme a la furgoneta.
- .mmm..vale.
- ¿Su amiga está bien?
- ¿Qué amiga?
- La que está vomitando por la ventanilla…
- Si, si...es que le han sentado mal…unas ¡¡palomitas!!


Me llevó a la furgoneta y yo ya me veía esposada o durmiendo en el coche o montando el numerito de llorar o algo así. Me veía a mi misma apurando el último whisky hacía exactamente 15 minutos y sabía que iba a fundir el soplador ese. Opté por ponerme muy muy seria e intentar minimizar los efectos del Johnnie Walker sobre mis sentidos. Me concentré en que mi lengua no patinara y pronunciara todos los fonemas, en mantener la mirada lo menos turbia que pudiera y por supuesto me senté. Nada de equilibrios.

- Su carnet de conducir.
- Tenga...
- ¡Es su cumpleaños!!!
- Er…si…mi cumpleaños..21 años.
- Muy bien. ¿Ha bebido para celebrarlo?
- Bueno..
- Pero..¿ muy poco, no?
- Si, si..poquísimo…medio botellín o así.
- Y…¿ hace muchísimo, no?
- Pufff..pues por lo menos 5 ó 6 horas.
- ¿Y ha comido tarta?
-¿ Tarta?..mmm..no, no me gusta. Palomitas.
- NO, ha comido usted muchísima tarta.
- Esto..bueno..pues si, muchísima tarta…
-
Me veía a mi misma sentada en la furgoneta teniendo este diálogo absurdo con el policía y como soy muy peliculera, pensaba que en cualquier momento llegaría el poli malo a darme una colleja y quitarme las llaves del coche. Y de ahí, me lancé a pensar, en qué coño le iba a contar a mis padres cuando apareciera sin coche y con una multa increíble…y de ahí..bueno..eso da igual.


- Tenga...cómase este caramelo.
- ..gracias...pero no quiero.
- Si quiere...tomese el caramelo.
- Vale, vale…
- ¿Ha terminado?
- Si...creo que si.
- Pues sople por aquí.

Yo no tenía ni idea de cómo funcionaba aquello, pero pensé que lo mejor era soplar flojito, no fuera a ser como las máquinas esas de las ferias que le das fuerte y suben hasta arriba y se pone rojo y eso...asi que sople más o menos asi: psssssss.

- Muy bien. Puede irse. Ha dado negativo.
- ¡QUE HE DADO ¿¿¿¿¿QUÉ?????
- Negativo, negativo…porque además… ¿va usted aquí cerca, no?
- Si, si..claro..ahí al lado…cruzando la plaza.
- Pues ala…recoja a su amiga y a casita.

Cuando llegué al coche mi amiga estaba en modo pánico: ¿qué te han dicho? ¿Nos tenemos que ir en taxi? ¿Qué hacemos?

Ponte seria, límpiate la barbilla y al pasar sonríe que nos vamos a casa.

Por supuesto había mentido al amable policía y me quedaba conducir un buen trecho por autopista porque mi novio vivía lejísimos. Recuerdo que iba conduciendo con las ventanillas bajadas ¡¡ en febrero a las 5 de la mañana!! Intentando no dormirme….cuando llegué a su casa y por haber dicho lo que nunca hay que decir: volveré pronto, digamos que él no estaba en modo conciliador.

- Moli..joder… ¿no ibas a venir pronto??
- Pues eso..pronto..no son ni las 6.
- Estaba preocupado…
- Ohhh..que mono eres…a veces.
- Pero..pero..¡¡qué pedo llevas!!!
- No, no..de eso nada…me han parado en un control de alcoholemia y he dado negativo.
- ¿Qué te han parado dónde?? ¿NEGATIVO?? ¿Cómo COÑO HAS DADO NEGATIVO?
- ¡Qué pasa? No estoy tan pedo…

Moli…mírate..Llevas 10 minutos intentando quitarte los pantalones…


Es lo último que recuerdo antes de levantarme con una resaca atroz, creo que él aprobó su examen.


Me han parado más veces, pero si eso ya lo cuento otro día.

jueves, 27 de mayo de 2010

MATERNITY (LIII): UTILLAJE PARA LOS CHURUMBELES

Ayer caí en la cuenta de que en mi gran enciclopedia anticonceptiva (susu dixit) “Maternity”, no había dedicado una entrada adecuada al utillaje de los bebés. Como no podía creerme tamaño olvido, incluso he revisado los 52 post de maternity para comprobarlo, y efectivamente lo he pasado por alto. Creo que la causa de esto, es que cuando empecé con esta gilipollez del blog, las princezaz habían pasado ya a otra etapa, pero no puedo dejar esa laguna en mi enciclopedia completa de la maternidad para desnaturalizados.

Cuando decides embarazarte y lo consigues, no lo sabes, pero de repente entras en una dimensión nueva, el consumismo de bebés.

Cuando es la primera vez, TODOS queremos que nuestro retoño estrene cosas. Si, nuestro retoño es especial, nosotros también, viva el amor y queremos los trastos nuevos. Cuando es la segunda vez te das cuenta de que te sobran la mitad de los trastos que heredas del primero y piensas en que deberías haberlo pedido todo prestado, para ahora, no tener que romperte la cabeza pensando dónde coño vas a guardar todo esto que ya no utilizas.

No sé por qué extraña razón lo primero que la gente se lanza a comprar es el cochecito. Yo creo que es pre orgullo maternal, en plan: tengo que comprarme el cochecito para enseñarle a todo el mundo como mola mi churumbel cuando salga a pasear.

Cuando no tienes hijos puede parecer fácil, vas a la tienda, eliges uno y te lo llevas. Pues no.

Para empezar hay cientos de modelos: ¿quieren el carrera? ¿El cross? ¿Con 3 ruedas? ¿Con 4? ¿El bagoboo? ¿El no sé qué?

Luego ¡¡ tienen accesorios!! El capazo, el portabebés, la silla, el toldo, la sombrilla, la bandeja para poner las cosa abajo, el maxicosi, la bolsa para colgar…etc., etc. Por supuesto estas cositas no van incluidas en el precio.

Y para terminar la faena cuando te decides por uno, te dicen: tardan un mes en dártelo. Joder, ni que me hubiera comprado un coche de verdad.

Por supuesto, cuando te vayas a casa con tu flamante cochecito te darás cuenta de varias cosas:

- El vendedor estaba especialmente entrenado para hacer parecer que se pliega fácil y cómodamente con una mano. Es tan falso como los abdominales de los tios de la teletienda. Para ti plegarlo será un trabajo de titanes que te hará sudar y cagarte en los inventores del cacharro y en ti por querer reproducirte.
- El espacio que ocupaba tu flamante cochecito en la tienda es inversamente proporcional al espacio que ocupa en la entrada de tu casa. Es decir, en la tienda parecía pequeño y manejable, en tu casa es un armatoste.
- Los accesorios que parecían imprescindibles, resultan ser completamente prescindibles pero ocupan una cantidad de espacio de almacenamiento indecente.
- El maletero de tu coche ES pequeño.
- Engancharlo con el cinturón de seguridad es tan complicado como hacer un nudo marinero.

Luego hay que comprar la cuna dónde crees que el churumbel dormirá. Parece fácil, pero no: ¿MOISES? ¿Mini cuna? ¿Directamente cuna grande? El horror de opciones, y además todo el mundo tiene una opinión: mejor cuna pequeña para tenerla al lado de la cama y así no duermes pero no te tienes que levantar, no, mejor cuna grande ya directamente para que se acostumbre…blablablabla.

Utillaje alimentario: biberones, esterilizadores, tetinas, cepillos para limpiar biberones….todo un mundo de cacharros infernales dispuestos a petar los armarios de tu cocina. Y como todo, con un millón de opciones: biberones ¿anatómicos o normales? ¿De boca ancha o estrecha? ¿Tetina de caucho o de silicona? ¿Esterilizador de microondas o en pastillas? Da igual lo que hagas siempre vendrá alguien a decirte: ¿Qué has comprado eso?? Eso es malísimo para el bebé, termina con su capacidad succionadora o con su instinto de nosequécojones…o cualquier otra majadería.

Luego está el utillaje superfluo, absurdo, consumista o completamente idiota. La mayoría de este utillaje viene con un manual de instrucciones en el que siempre aparecen las palabras: desarrollo, comunicación, favorecer, crecimiento…todas esas cosas que si te las dicen en el tele tienda sobre cualquier producto te carcajeas pero que increíblemente si vienen asociadas a algo para bebés, la gente se lo cree.

Por supuesto, y antes de que alguien me salte al cuello como el conejo asesino de los Monty Phyton, cada uno puede creerse lo que quiera, comprar lo que le salga de las narices y llenar su casa de los trastos que le apetezca.

Lo único bueno del utillaje superfluo es que sirve para responder a la pregunta: ¿Qué necesitáis? ¿Que os hace falta? ¿Qué queréis que os regale?

La hamaquita. De todo lo frívolo, es lo que más me mola. Contra lo que puedas creer antes de tener hijos, al bebé le gusta estar en la cuna pero no todo el día. Lo que gustaría de verdad es estar en brazos, pero como es implica no poder hacer nada más en todo el día, pues alguien inventó “la hamaquita” para bebés..Los dejas ahí y bueno...se entretienen un poco. Ya digo que de todo lo superfluo es lo que más me mola.

La alfombrita de juegos. Te imaginas a ti mismo vestida de azul celeste, sobre tu sofá beige, leyendo tranquilamente y sintiéndote colmada de felicidad maternal, mientras tu bebe regordete en su alfombrita suelta lo que a ti parecen graciosas carcajadas a la vez que con su manita le da a la jirafa de colores. Sencillamente eso no pasa. Para cuando lo dejas en la alfombrita e intentas ir a hacer lo que sea...el bebé berrea...le da pánico la jirafa morada. Cuando al bebé le mola la alfombrita de los huevos hay que vigilarle porque es posible que repte fuera o directamente se coma la jirafa.

La bañera. Vamos a ver, se puede bañar a un bebe en una bañera normal. No pasa nada. Si te compras un trasto es por tu comodidad, para no dejarte los riñones al agarrarlo y para no pelearte con tu pareja en un acceso de histeria colectiva: agárralo bien...que no se te escurra…asi no lo cojas...pues cógelo tú…mañana lo baña rita….etc, etc. Si decides comprar algo para mejorar este momento hay millones de opciones, para mí la más absurdas es la “bañera maceta” o su nombre científico “Tummy tub”..Por supuesto mejora el bablablabla..y es fabuloso para blablablabla. Yo solo planteo una pregunta: ¿de verdad que alguien cree que puede resultar cómodo bañarse así? Joder, si lo que mola del baño es estirarse….pero en fin...para gustos los colores.

El cambiador. Estamos igual. Es un aparato para no desriñonarte cambiando al bebé encima de la cama. Los hay complicadísimos con cajones, bañeras, puertas y de todo o sencillísimos de Ikea por 25 euros. Le pasa como a todos, una vez que dejas de usarlos ¿dónde coño lo guardas? El de 25 euros de ikea mola porque lo puedes tirar o reconvertirlo en un mueble horrible..como haría uno que yo me sé.

Mochilas, bandoleras y demás artilugios para llevar al bebé como si fueras un marsupial. Va en gustos. Parece molón al principio, pero si el churumbel es de buen comer y empieza a engordar adecuadamente, enseguida te das cuenta de que llevar 7 kilos colgando no es buena idea. Mejor al cochecito y aquí volvemos al principio…

- Cariño..hay que comprar una silla de paseo.
- ¿para qué? No compramos el cochecito con el portabebés, el maxicosi, el capazo, la silla de paseo, la sombrilla, el impermeable, la funda de forro polar y la bolsa para que le sirviera mucho tiempo?
- Sí, pero es que es un trasto. Necesitamos una que se pliegue más.
- ¿Pero no elegimos esta porque se plegaba mucho?
- ¿A ti te parece que se pliega? Si siempre estás protestando de “lasilladeloscojonesquemeocupatodoelmaletero”?
- Vale..pero esta vez la elijo yo.


Y vuelves al principio..porque las sillas plegables son otro mercado que va desde los 35 euros a las 300…fascinante.


Me temo que voy a tener quejas de fundamentalistas del utillaje.

miércoles, 26 de mayo de 2010

EMBOTADA

Tengo un post de maternity a medias.

Tengo voz de cazallera seductora ó eso me han dicho, porque yo me oigo más bien como Darth Vader, que pensándolo bien, la verdad es que me mola. Las voces graves molan.

Tengo una tos de fumador compulsivo muy interesante. La típica tos que asocias a un detective privado con cara de malote, con pinta de ser Clint, pues esa tos tengo yo.



Tengo el cerebro envuelto en gomaespuma y plástico de bolitas, lo que produce una sensación parecida a la holgura craneal pero al revés. Hay demasiadas cosas en mi cráneo y me parece que me va a estallar la cabeza.

Estoy dopada.

Estoy acolchada, eso es.
Hoy vivo en un submarino y no hay más que rascar.

Van Morrison retumba en mi cabeza y en mi submarino. (No hay video en youtube)







Cómo mola la primavera...se me había olvidado que era alérgica.

martes, 25 de mayo de 2010

POR QUÉ LOS CENTROS COMERCIALES SON EL HORROR

1.- Son un invento del demonio que subcontrata a contrata a una serie de profesionales dedicados a torturarte. Esto debería bastar, pero tengo 9 puntos más.

2.- Son feos, desangelados, están en sitios inhóspitos dónde hace 40 grados a la sombra en verano y en invierno sopla un viento polar. Los “jefes de mantenimiento” contratados por el demonio tienen el poder del “clima”. Lo ideal es que en en invierno su intención sea que quieras desnudarte del calor que hace, y en verano adquieras un bonito tono azul y oigas tus dientes entrechocar por el frío polar que ellos consideran adecuado. Todo esto está enfocado a que te apetezca comprar bikinis en diciembre y forros polares y orejeras en agosto.


3.- Los aparcamientos están pensado por arquitectos beodos y empastillados de éxtasis que consideraron que poner el mismo número de columnas que en la Mezquita de Córdoba, pintar las paredes de colores chillones y numerar todo como si estuvieras jugando a los barcos sería confortable para conducir. Las plazas, por supuesto, están pensadas para gente que sabe conducir, como no es el caso, la mayoría de las veces un tío ocupa dos plazas y otros se dejan medio coche contra la columna. A mí que la gente no sepa conducir me da igual, pero doy vueltas buscando un sitio dónde mi pobre Ibiza no vaya a sufrir los embates de alguna absurda cuando llegue con su monovolumen y no sepa encajarlo en su sitio.


4.- Las puertas de “acceso al centro comercial” son como la Isla de Perdidos, .se mueven en el espacio y en el tiempo. Jamás conseguirás dejar tu coche cerca de la puerta por donde quieres entrar en esa ocasión. Al final, después de dar 20 vueltas buscando un sitio en la “zona azul”, siempre acabarás subiendo por la escalera mecánica que no es y dirás: mierda...yo quería salir a la plaza del Zara y estoy en el McDonalds, para acabar de darte cuenta de que no estás en el centro comercial “Planetarojo” sino en “orillaverde”...porque son todos perfectamente intercambiables. Y esa es otra..¿Quien les pone los nombres? Son todos tan absolutamente imbéciles que creo que responden a algún plan malvado de marketing. Los estoy viendo, un grupo de expertos en marketing reunidos decidiendo si “ Isla Azul” provocará más compulsión compradora que “ Princesa de Éboli”, o “ Planetocio” moverá más a comprar chuches y palomitas que “ Diversia”. Son todos horripilantes.


5.- Da igual que seas sherpa en el Everest, nómada en el desierto o hayas atravesado el outback de Australia. En un centro comercial te conviertes en una zombi sin dirección. Tienes que mirar bien porqué escalera has salido del parking para memorizarlo y saber encontrar luego la salida, hay pensar que estas empezando la vuelta hacia la derecha para saber por dónde volver. Yo recomiendo comprar pan e ir dejando miguitas para saber el camino de vuelta. Recomiendo trazar una ruta y jamás jamás jamás cambiar de planta dentro de una tienda. Es decir si entras en la fnac en la planta 1...no subas jamás a la 2ª planta por dentro de la tienda..tú no lo sabes, pero tu cerebro no lo ha registrado ( está atontolinado con el hilo musical, pero eso lo cuento luego) y cuando sales arriba crees que estás en la planta 1, y entras en un bucle espacio temporal muy desagradable: "pero..la zapatería no estaba por aqui?" " ¿ Yo venía por la derecha o por la izquierda? ", Pero..mmm..yo..¿ qué hago aqui?". Todo esto por supuesto está pensando por “ expertos en actitudes compradoras” con una vocación frustrada de ser científicos de esos que miran ratones en laberintos. Apuesto a que algunos de esos están en la sala de cámaras del centro comercial descojonándose: “ ahí va otra vez el de la camisa azul…lleva 3 vuelas y ni se ha enterado” , “ Seguro que es de los que luego hay que ir a acompañar a por su coche porque no sabe ni dónde está”.


6.- Se pierde la percepción estacional/temporal y espacial. Entras en una dimensión en la que puedes creer cualquier cosa: que fuera llueve, que hace bochorno, viento huracanado, no sabes si es de día, de noche, por la mañana, por la tarde. Todo es artificial. Por supuesto a esa sensación contribuyen los estanques interiores, las plantas de plástico, la nieve artificial por navidad. ¿De verdad que a alguien le molan esas cosas?. Supongo que al colectivo de expertos en decoración de centros comerciales: “ ¿No creeis que aquí quedaría fenomal un estanque tropical con palmeras y al otro lado un bosque de pinos artificiales?" El horror.


7.- A nivel práctico, todas las tiendas son iguales. Todos los locales idénticos, entras en una de esas tiendas y cuando sales tienes que mirar la bolsa para ver qué tienda era…pero... ¿dónde he estado? Y otra cosa que no soporto es que no haya puertas, a mi me gusta abrir las puertas de la tiendas y oir como se cierran. Será una manía pero me gustan.


¿Y los restaurantes? No concibo que a alguien le pueda gustar sentarse en un pasillo a tomarse una caña mientras choca codos con la mesa del al lado, dónde se están comiendo un kebab, mientras ve pasar hordas de familias empujando carritos, todo huele a cocina y el ruido es ensordecedor.


8.- El hilo musical. Otro invento del demonio. El colmo de la perversión. Por las zonas comunes va sonando un hilo musical que te está taladrando el cerebro “teníaaaa tantoooo que darteeeeee tantas cosassssss” y que además se combina de una manera aterradora con el hilo musical particular de cada tienda “ nochesss de bohemia y de ilusiónnnnn”. Esta tortura llega a ser inhumana, en Navidad, cuando vas escuchando Blanca Navidad por el pasillo y al entrar en una tienda pasas abruptamente al tamborilero de Raphael. Los programadores del hilo musical son los peores expertos del planeta, yo creo que son los que están arriba en la cúspide del poder del centro comercial..tienen el poder para enloquecer al personal.


9.- La gente. ¿Por qué la gente pasea por un pasillo en círculos en vez de irse a un parque? ¿ No es mucho más placentero andar "hacia algúna parte" que dar vueltas? ¿ La gente tiene querencia por sentirse en la carcel? ¿Por qué se sientan debajo de una palmera de plástico en vez de debajo de un árbol de verdad? ¿¿Por qué prefieren escuchar el hilo musical y no el silencio de un parque? ¿Porqué no prefieren ir paseando por la calle, cada una distinta y entrar en locales cada uno diferente? ¿Por qué no prefieren pasear por la calle con la ropa adecuada para cada estación? No lo entiendo. Bueno, si vives en Toronto y sales de compras en enero..entiendo que prefieras un centro comercial, a 35 grados bajo cero, ni siquiera yo soy partidaria de pasear por la calle.


10.- Por supuesto, jamás hay que llevar a los churumbeles. Las posibilidades de que algo salga mal son aterradoras: que los atropelle alguien al intentar esquivar una de las miles de columnas del parking, que se pillen los dedos en las escaleras de subida, por supuesto que se hagan pis mientras frenéticamente intentas orientarte buscando los baños y diciendo “ pero si estaban por aquiiii..Yo los he visto, acabo de ver los carteles”, que los pierdas de vista 7 segundos y te pongas histérico y veas pasar por tu mente imágenes de la cámara de seguridad con un malo malísimo llevándose a tus churumbeles, que se quieran subir al carro, que se quieran bajar del carro, que cojan la rampa de bajada para subir y la de subida para bajar mientras tú te pones histérico, que tengan sed, que tengan hambre y por supuesto que acaben con tu reserva de paciencia con: ¿me compras? ¿Me compras? ¿Me compras? ¿Me compras? ¿Me compras?


Los odio. No entiendo como llevo dos años y medio sin dedicarles una entrada.
Lo único que me gusta de los centros comerciales es Mall Ratts.

He dicho.