Cuando tenía 12 años era una amiga muy coñazo. Por aquellos tiempos además, no apreciaba en su debido valor el dormir a pierna suelta,así que dormía poco y me levantaba temprano. Mi amiga S. era un ceporro total ( creo que ahora ya con sus dos churumbeles ha tenido que pasarse al lado oscuro de los que no duermen) y sufría mis tempranos amaneceres. Yo me levantaba pronto, pululaba por mi casa y cuando mi madre se había aburrido de verme y me decía “ haz el favor de irte de aquí”, encaminaba mis pasos a casa de mi amiga S.
Cuando llegaba allí ella siempre estaba durmiendo, yo había leído en algún sitio que si te quedas mirando fijamente a alguien que duerme se despierta. Os confirmo que es mentira, horas de contemplarla sin pestañear no servían ni para hacerla cambiar de postura. Al final la zarandeaba porque veía que llegaba la hora de bañarse en la piscina y no había manera de que despertara.
Un día sin embargo llegué y estaba levantada, por supuesto no porque quisiera sino porque su hermana C. tenía la música puesta a un volumen estruendoso. Una canción sonaba una y otra vez, una y otra vez. C. estaba parada en medio del pasillo en una especie de trance músico/espiritual, se giró y me dijo:
- ¿ no te parece una canción increíble? Es la mejor canción del mundo.
Una vez superado el susto de que una chica de 15 ó 16 años se dignará a dirigirse a mi, un mico de 10 años, valoré las respuesta y dije:
- me parece muy sosa.
Ni que decir tiene que la hermana de S. tras esa respuesta claramente inadecuada me ignoró hasta que tuve 20, pero no le tengo rencor, me proporcionó mi primer contacto con Antonio Vega.
Ahora sigo teniendo el mismo sentido musical que una cacerola pero esta canción me pone los pelos de punta.
Cuando llegaba allí ella siempre estaba durmiendo, yo había leído en algún sitio que si te quedas mirando fijamente a alguien que duerme se despierta. Os confirmo que es mentira, horas de contemplarla sin pestañear no servían ni para hacerla cambiar de postura. Al final la zarandeaba porque veía que llegaba la hora de bañarse en la piscina y no había manera de que despertara.
Un día sin embargo llegué y estaba levantada, por supuesto no porque quisiera sino porque su hermana C. tenía la música puesta a un volumen estruendoso. Una canción sonaba una y otra vez, una y otra vez. C. estaba parada en medio del pasillo en una especie de trance músico/espiritual, se giró y me dijo:
- ¿ no te parece una canción increíble? Es la mejor canción del mundo.
Una vez superado el susto de que una chica de 15 ó 16 años se dignará a dirigirse a mi, un mico de 10 años, valoré las respuesta y dije:
- me parece muy sosa.
Ni que decir tiene que la hermana de S. tras esa respuesta claramente inadecuada me ignoró hasta que tuve 20, pero no le tengo rencor, me proporcionó mi primer contacto con Antonio Vega.
Ahora sigo teniendo el mismo sentido musical que una cacerola pero esta canción me pone los pelos de punta.