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lunes, 10 de febrero de 2020

Oscars 2020: despelleje, señoras estupendas y Brad Pitt

Los comentaristas políticos tienen que escribir sobre el debate del estado de la nación, los comentaristas de moda sobre la pasarela de París, los de fútbol sobre el clásico del año y yo tengo que escribir sobre los Oscars. Me lo tomo como una obligación que cada año pienso que no seré capaz de hacer y oye, al final, lo consigo y además me río. (Aviso para los nuevos: no sé nada de moda ni me importa mucho, esto no va de cuánto sé yo de moda, sino de reírnos. Para saber de moda, busque Harper´s Bazaar en google y dale a buscar)  

Para empezar tengo buenas y malas noticias. Brad ha ganado y en este blog por si alguien no lo sabe somos conversas de Brad. A mí de jovencito no me gustaba nada porque me parecía que era un blandengue. Al final ha resultado que lo que le faltaba era tiempo de maduración, como a los buenos vinos, y ahora me pongo nerviosa y se me pone la piel de gallina solo con verle. Voy a forrarme una carpeta con sus fotos solo para llevarla a las reuniones de trabajo y distraerme del tedio laboral. Bueno, pues que Brad gane es una noticia estupenda. La mala es que iba mal peinado. Si se hubiera recortado un pelín la melenita hubiera estado para echarse a llorar de guapura. Pero esto lo digo para que no me acusen de carecer de objetividad. Brad va mal peinado pero se lo perdono todo.  Hasta sabe llevar terciopelo sin que parezca que le han engañado. 

Amatus va de  proyecto de pretecnología de sexto de primaria. «Chicos, vamos a aprender a usar el papel pinocho». Seguro que ha sacado mención de honor porque esa falda de recortable le ha llevado tiempo. 

Saoirse volviendo a la infancia. «Mamá, ¿me dejas hoy disfrazarme y ponerme lo que quiera?» Y eso ha hecho, echarse por encima el baúl de los disfraces. «Mami, ¿me puedo poner tus joyas?»  Le falta una diadema con antenas. 

Yo quiero ser rotunda, como Rita Wilson.  Muy rotunda y mucho rotunda. 

Resulta que Florence no iba de cursi afectada en Mujercitas. Es cursi y afectada. Le pega todo el vestido de joyerito ridículo de los chinos.  Joyerito ridiculito. Florence es la típica persona que te obliga a hablar en diminutivos. 

Gal Gadot viene de jugar a lo mismo que Saoirse pero llegó antes al baul y se hizo con el tutú rosa. «Mamá, ¿estoy guapa? Sí, cariño y ahora quítate eso que vamos a comer».

El vestido de Joanne Tucker me encanta, me parece precioso, elegante, tiene bolsillos y le queda genial. El marido también le queda genial. Adam Driver es un tío que no quieres que te guste pero al que tú quieres gustarle pero con cuidado. Quizás a Joanne le pasa eso o quizás han discutido antes de salir porque alguien ha dejado las toallas en el suelo. 


Timothée tenemos que hablar. Yo cumplo 47 esta semana y tú estás empeñado en parecer cada vez más joven, mis fantasías sexuales contigo están rozando ya la ilegalidad. ¡No te disfraces de cadete de Top Gun! 

Hacia mucho que no teníamos un Úrsula, bruja del mar. Margot Robbie lo ha reinventado en versión escurrida pero sinceramente, le queda mejor a Úrsula. 

Christiane Lahti ha hecho un Nadia Comaneci. Un 10 en elección de vestido. Un 10 en ejecución práctica.

Rami Malek siempre tiene pinta de creer que no debería estar ahí. 


Scarlett es una actriz como la copa de un pino pero eligiendo vestidos me hace sufrir. Como acarreadora de dos tetas como dos carretas veo ese escote y sufro, sufro muchísimo porque la imagino agachándose y sintiendo como la fuerza de la naturaleza y la fuerza de gravedad la desborda.  Eso sin contar con que Scarlett es chaparrita como yo y el 90% de la gente con la que habla la mira desde arriba y es posible que estén pensando ¿aguantará una moneda de un euro ese canalillo?

Lo contenta que te pones cuando llegas a una fiesta, te das cuenta de que vas hecha un adefesio y te encuentras una amiga que va tan horrorosa como tú o más. Y decidís ser, a partir de ese momento, mejores amigas. 

Lucy Boyton de muñequita con su camisita y su canesú.  

Nunca falta la que va en camisón. Camila en los Goya hubiera encajado perfectamente. 

Charlize de Charlize. Se le está poniendo cara de Charlize y pose de creerse Charlize. Te estás encasillando. 


Como Joaquin siga esponjando va a llegar a hacerse un Alec Baldwin. Rooney Mara elige siempre mal, es un valor seguro. A veces, como ayer, se supera y elige fatal.  Horriblemente fatal. Empiezo a sospechar que su mejor amiga del colegio es diseñadora frustrada y ella lo hace como una labor de caridad. 

Natalie Portman sin querer coger frío. He visto que en la capa llevaba bordados los nombres de diferentes directoras de cine para homenajearlas. Me parece un gesto precioso y la capa es bonita pero ver a alguien abrigado me ha descolocado mucho. 

Salma queriendo ser rotunda pero se le ha ido la mano y va de excesiva. Excesivamente blanca, excesivamente drapeada, excesivamente estirada, excesivamente trepada.  

¿Os acodáis de cuando Renée era una tía con la que te imaginabas de juerga, merendando panteras rosas y con la que te ibas a reír hasta tener agujetas? Yo tampoco pero era así. La hemos perdido. Ya no nos saluda por la calle, hace como que no nos conoce. 

Interrumpimos el despelleje porque BRAD. 

Penélope, Penélope. ¿Qué es esa uña? Y el vestido, ni siquiera con bolsillos tiene un pase. 

Cuando te das cuenta de que tu abuelo está envejeciendo mucho mejor que su amigo del alma. 




Otro Nadia Comanecci. Julia Louis-Dreyfuss maravillosa y con un marido divertido con pinta de hacerte reír y saber dar masajes de pies. 




Sandy Powell llevándome a mi adolescencia. A esos fines de campamento en los que ibas con tu cuaderno pidiéndole a la gente que te escribiera cosas y te apuntara sus señas (long time ago, antes de "me aceptas en IG"). Mi reino por si lleva cosas escritas como "sé que siempre seremos amigos. Tom" o "por las risas, las lágrimas y esas noches de fuego de campamento. Jennifer". 

Gerard, ¿qué te has hecho?   ¿Como has podido pasar de 100% de follabilidad a no te toco ni con un palo y por mí que la humanidad se extinga?

SIGOURNEY. Otro Nadia Comanecci. ya tenemos podium. 

Laura Dern roza la clasificación de mejores vestidas y lo hubiera logrado si hubiera prescindido de los adorna picaportes de armarios. 


A los niños de Jojo los adopto.  Al equipo de Parásitos también. Me los llevo a cenar a casa, gazpacho y tortilla de patatas mientras todos nos reímos mucho sin poder comunicarnos.  

Brad Goreski, no pongas esta foto en tu tinder diciendo «no me gusta ser convencional» 

Joan Collins de pacto con el diablo. George Hamilton de pacto con el diablo pero jugando mal. 

En los Globos de Oro dije que Billy Porter tenía pinta de ser  «el típico amigo al que le dices: por allí viene mi jefe, actúa normal y sin saber muy bien como acabas en casa del jefe bebiendo pacharanes y viendo fotos de su luna de miel» . Pues ya está dicho todo.  

Hombres del mundo, no cojáis drogas de extraños ni sigáis el ejemplo de Omar Sharif junior.


SIGOURNEY doble medallista. Gana también en la categoría "After party". 

De esta gala podemos sacar dos cosas buenas: las señoras mayores estupendas haciendo podium y el discurso de Brad al ganar el Oscar

Con esto acaba la temporada de despellejes. El año que viene más.  

domingo, 26 de enero de 2020

Goya 2020: despelleje

Vamos a descubrir la pólvora, muchos me dicen: me encantan tus recomendaciones de libros, me río mucho con tus cosas, tus reflexiones son como si las pensara yo, gracias por los podcasts pero lo que de verdad gusta, lo que requetechifla, lo que todos esperáis con ansia viva son los despellejes. Viva la frivolidad, la tontuna y las risas.

Vamos a ello aunque no está fácil porque si hay algo que defina la alfombra roja y la gala de este año es ABURRIMIENTO. Haré lo que pueda.

Este año la gala fue el catálogo de vestidos de primera comunión para la temporada primavera verano 2020: todas de blanco pero no de blanco y radiante, de blanco sopor la mayoría y de blanco horror unas cuantas.

Paz Vega de aburrimiento inmaculado. He leído por ahí que el vestido es muy elegante, el colmo del estilo y blablabla. A mí me parece aburrido. Lo ves y antes de darte cuenta se te ha olvidado. A Marta Nieto le pasa lo mismo, va vestida de aburrimiento. Van perfectas, bien vestidas, peinadas y maquilladas pero te dejan fría. No sé porqué pero me está viniendo el recuerdo de cuando yo iba a fiestas de puesta de largo (Flipad con mi viejunismo y el pijismo de mi colegio) y siempre había gente perfecta a la que admirabas 10 segundos y luego olvidabas para siempre. Además los pies de Marta Nieto me dan ternura, parece que dice «¿estoy así bien?»

Clara Lago lleva un vestido elegante, un vestido curioso que a mí me recuerda a las paredes de las salas de fiestas de los años 20. Pero la traigo al despelleje como ejemplo de alguien que no huele un carbohidrato desde 1998. Eso sí, pendientacos. Sospecho que esa sonrisa tan natural es necesaria para mantener la tensión facial indispensable para que no se te descuelguen las orejas pero ¡qué sabré yo!

Ni una gala sin su escobilla. Ni una alfombra roja sin su pavo real.  Es evidente que la gente maneja los volantes y las plumas alegremente, sin profesionalidad y claro, sale mal.

Belen Rueda va de azul . Azul innecesario, azul princesa Disney, azul cristalería sin estrenar que mi madre tiene a la venta en Wallapop y nadie quiere comprar. Va de azul Frozen que es lo que mejor la define porque está así, congelada, cada año parece que ha salido de la cámara en la que vive para aparecer en la alfombra roja disfrazada de pseudo diva de los años 40 y le sale mal. Lo intenta pero no. ¿Y los guantes queriendo ser mangas? ¿O son mangas que quisieron ser guantes? Yo creo que si se estiran bien consiguen ser cuello vuelto.

Greta Fernández de blanco "sois basura". Estoy en contra de las sonrisas forzadas pero la cara de «estoy aquí pensando en como asesinaros a todos y prender fuego a este garito» me parece un poco innecesaria aunque no tanto como pegarte perlas por la cara.  Algún día deberíamos abrir el melón de todos esos estilistas que hay por detrás convenciendo a todas los famosos de tomar decisiones espantosas. Si esos estilistas alguna vez se dedican a algo más interesante que decidir si se llevan las perlas pegadas o el pelo lamido podrán dominar el mundo.

Eduardo Casanova de blanco "parto la pana con lo original que soy". Yo le miro y mi máxima inquietud es saber la utilidad de los guantes de plumeti y si cuando llegue un poquito "cansado" a la habitación morirá ahorcado intentando quitarse tanto trapo colgón.

Dulceida y Silvia Abril iban disfrazadas de cama. Lástima que no salgan en ninguna foto juntas porque podría haberla titulado "Habitación doble".  Ana Castillo de blanco "tú tira que la cremallera cierra". Cuanto más miro la foto menos entiendo el vestido. Toni Acosta de blanco sopor.

Todos en pie. Nieves Álvarez de superdiosa una vez más. El vestido verde esmeralda a juego con los pendientes, el bolso y sus ojos es una pasada.  En ese vestido te quieres quedar a vivir, taparte con él en el sofá mientras lo acaricias, dormirte abrazada a él, ponerle el desayuno, dejarlo acostado en el sofá sabiendo que cuando vuelvas de trabajar estará ahí esperándote. Ese vestido puede ser tu mejor amigo.

Bárbara Lennie desbloqueando el logro "voy a ponerme algo sin mucho sentido que me siente de angustia". Muy bien, Bárbara, pasas al siguiente nivel.

Tamara Falco de homenaje a Las Meninas llevando el concepto "color carne" a una nueva dimensión.

Raquel Silva de madrina de boda de pueblo moderna.

Detengámonos ahora en el genio del mal que ha conseguido que un bellezón como Sara Sálamo vaya hecha un esperpento. Lleva un modelo "todo mal" en negro brillante al que no le falta nada para sentarle de angustia. Por delante parece una faja "todo comprensión, todo lo coloco" de "Lencería Puri, complementos para la mujer". Por detrás no lo entiendo.  Sara, desde el cariño, nadie está tan bueno como para aguantar ir disfrazada de cucaracha.

Penélope  rollo "Save the turtles" vestida de gran barrera de coral. He leído grandes cosas sobre este vestido, a mí no me gusta.

Maribel Verdú entusiasmada.

Silvia Abascal es Bill Murray en el Dia de la Marmota. Yo creo que solo vive en este día. cada mañana se levanta y es la gala de los Goya, cada mañana se levanta y tiene un vestidazo ideal que ponerse, va a la fiesta, pasea por la alfombra, todo el mundo le dice que es la más elegante, ella dice «ah, jajaja, por favor, eso es fácil con estos vestidos que me prestan» y se va a casa. Al día siguiente se levanta y ¡alehop! otra vez es la gala de los Goya, otra vez el vestidazo, otra vez "ay, jajaja, por favor, eso es fácil con estos vestidos que me prestan» y a dormir.

A la acompañante de Jaenada me temo que Oscar no le hace ni puñetera gracia.  «Para una vez que me invitan a los Goya y tú haciendo el mamarracho y llamando la atención».

Angela Molina, señora, de «yo y mi llama, pues llama se llama» .

Marta Etura de tristeza. La miro y pienso en un amanecer después de una noche de fiestas con una mesa llena de copas de champán ya sin burbujas.

Njawa va de blanco "todo me la sopla, despliego las velas y salimos hacia alta mar"  El vestido o lo que sea que lleva puesto es horroroso de feo, inexplicable y no le favorece absolutamente nada pero ella lo lleva tan feliz así que bien, estoy muy a favor de me pongo lo que me sale de las narices y me lo disfruto.

Goya Toledo sin peinar y con bolsillos. Ya solo le falta llevar un vestido con un escote compatible con la vida normal para estar completamente como en casa.

Hoy en Bricomanía, Lucia Jiménez viene a enseñarnos como coger una tela preciosa y usarla para hacer un vestido espantoso.

Julieta Serrano, todos en pie.  Y Benedicta de blanco "ya quisierais todos llegar a mi edad siendo así de elengante".

«Hola, somos Los Javis, y creemos que el afán por llamar la atención se nos ha ido de las manos».

Cristina Brondo amortajada.  Por lo menos no pasaría frío.

Bárbara Santa-Cruz de hombre invisible.

Ana Turpin de blanco con apliques de pared. Marisa Paredes de blanco "no os asustéis, niños. Soy un fantasma bueno"

El vestido de Malena Alterio me gusta (aunque yo nunca podría ponérmelo). Si ya se me hubiera peinado hubiera ido divina pero supongo que no quiso dejar solo a su hermano en el desarreglo capilar. Ernesto ¡córtate el mocho!

¿Sabéis esa sensación cuando entras en un Women Secret o en Oysho y empiezas a mirar ropa y piensas «¿esto es para estar en casa o para salir»? Pues Nadia De Santiago también le ha pasado.

Mi hombre preferido de la gala es Luis Tosar (id todos a ver Intemperie), está guapo, está señor y va elegante. María Luisa Mayol va de cubierta de neumático. Entre los hombres me gustó Álvaro Morte aunque ¿por qué terciopelo? Incluso Jon estaría mejor sin terciopelo.

Eva Marciel de "Pero Murcia qué hermosa eres".

«Nuestras cámaras captan el momento en el que Irene se da cuenta de que va hecha un esperpento»

¿Qué pasa si mezclas unas gotitas de Curro Jimenez, con unas gotitas de Morante de la Puebla y un chorretón de domador de circo? Que te sale un Antonio Velázquez. 

Niños, no seáis nunca Alex de Lucas. Ni Fran Perea. 

Paco, Paco, Paco... ¿Por qué innovas? ¿Qué necesidad tienes? Con lo guapísimo que estabas el año pasado. Sé que hubiera sido abusar pero te lo hubiéramos agradecido taaanto.

Tenemos un año entero para superar el aburrimiento y el sopor que han sido los Goya este año. La gala fue tan horrible que lo ha dejado facilísimo para que el año que viene sea buena pero no contéis con ello. Avisados estáis.

Y con esto y todo los carbohidratos que no se comieron en los Goya, hasta los Oscars.



martes, 7 de enero de 2020

Globos de Oro 2019: despelleje y amor a Brad Pitt

No me viene bien que los Globos de Oro coincidan con los Reyes Magos, no puedo estar a dos eventos tan importantes a la vez y puestos a elegir, estaba clara mi elección: los Reyes Magos, los regalos, el roscón, pasar el día entre papel de envolver y comer pularda rellena. Pensaba dejar pasar los Globos de Oro pero, pero, pero, he visto a Brad Pitt y no me puedo resistir.

Brad Pitt es como el vino bueno, como el aperitivo un sábado de otoño, como la siesta, cómo tener verduras en la nevera, como el silencio y una buena alcachofa de ducha, es algo que aprendes a valorar con la edad. Brad Pitt está tremendo y cada vez lo está más. A mí, de joven yo y de joven él, me parecía un poco blando, un poco «qué guapo soy, como me molo», ahora me parece que está cada vez mejor, cada vez más «soy un tío normal y resulta que soy así».  Y, además de todo, sabe llevar traje sin que parezca que el traje le lleva a él o que le pican las etiquetas o que no sabe que hacer con los botones.

Leonardo sigue siendo un no. Va bien vestido y es un gran actor pero a mí no me gusta nada de nada.

A mí Chris Evans me da una grima que me muero. Me parece un Madelman esquinado con unos brotes de Ken el novio de Barbie. No me gusta su cara, ni su pelo, ni su cuerpo y no me gusta como le queda la ropa, siempre demasiado prieta, demasiado «oh, mira se me escapan los músculos». A lo mejor dentro de un tiempo le pasa como a Brad. Lo dudo muchísimo y en cualquier caso este traje de terciopelo o de pana granate madrina de boda de pueblo es un horror.

Jason en fin se puede poner lo que quiera, llevar el pelo como le apetezca y mirarte con cara de estar calibrando cuánto empuje aguantarías.

Zoe Kravitz a mí no me engaña, esa mirada tan ridícula lleva horas de entrenamiento delante del espejo. Ya sé que para poner cara de «uhhh, mira que sofisticada y misteriosa soy» hay que tener mucho tiempo libre. Eso sí, el vestido es precioso aunque a ella parece que le da asco.   Este chico, sin embargo, tiene menos tiempo porque claramente ha ensayado poco la sonrisa de «estoy feliz de estar aquí» y está todavía en la sonrisa «me hago caca ¿me dices donde está el baño?»

Rooney Mara de suspiro decorado y Gwyneth de lo quiero todo. Quiero que se vea como me luce la tabla de ejercicios que hago pero que no me entre frío en los riñones, quiero llevar cuello alto pero ponerme el joyero y quiero que comprobéis sin ningún género de dudas que soy absurda. Es que además este vestido tiene pinta de coger polvo, de tener ese tacto que tienen los visillos de las casas de idealista que llevan meses a la venta.

Joaquin Phoenix, tremendo actorazo, esponjado y con querencia a José Feliciano.

Rachel Weisz yendo sobre seguro, muy bien. Cate Blanchett con estos pelos difusos que se llevan ahora y que a mí me parecen una manera de disimular que te estás quedando un poco escasa de pelo y con un traje color «no queremos saber si es niño o niña así que vamos a pintar la habitación de este color» y con demasiadas cosas y añadidos por todas partes.

Charlize y Reese saben chino. Llevan vestidos que se te van a olvidar según pases la foto pero que dicen claramente «nosotras ya sabemos jugar a esto».

A Phoebe lo que le pasa es que tiene demasiada cara para cualquier cosa que se ponga. Da igual la ropa que lleve porque la vista se te va siempre a su cara. No sé si son los ojos, la sonrisa, la boca o qué pero es una mujer que da igual lo que se ponga porque para verlo tienes que fijarte mucho. Es un fenómeno bastante peculiar.

Stellan va de sueco arrugado. ¿Por qué nadie asesora a estos hombres para que no se pongan trajes que están arrugados antes de les haya dado tiempo a sentarse?

Jennifer de paquete.  Le falta el ticket regalo. 

Estos van de divorcio inminente. Ese choque cromático no presagia nada bueno.

Vamos a ver Saorise, ¿qué es esto? ¿Por qué? ¿No viste en el set de Mujercitas que a ti te van los colorinchis, las cosas con mangas, algo que diga me mola vivir? A mí es que estos vestidos de sardinillas escurridas me dan tristeza y ganas de echarles una manta por los hombros. Lucy se marca un Helena Bonham Carter con la versión abrigada del vestido sardina con una combinación imposible de encaje y papel de aluminio. Si se propone llevar algo más horrible no lo hubiera conseguido.

Michelle Williams haciendo el bien de la humanidad y enseñando al mundo cual es el color menos favorecedor del mundo. No hay más que mirarle la cara para darse cuenta de lo poco que favorece y de que ella lo está haciendo por nosotros.

¿Soy yo o a Charlize le ha crecido el cuello?  Ha debido comer lo mismo que este chico que también tiene un cuello caleidoscopio.

Busy Philips viene de empalmada y no engaña a nadie.

Natasha, ¡Arsa y su abanico!

Las tres falsas, homenaje a Rubens en 120 kilos.

El vestido de Renée es el que más me gusta de toda la fiesta pero me da tristeza infinita que ella haya decidido abandonar la alimentación y optar por autoconsumirse.  Calculo que en un par de galas más el vestido podrá ir colgado de un palo de escoba.

Hombres que llevan reloj y barba de tres días y cara de estar sudando la resaca.

Salma embuchada y diciéndome a mí personalmente «¡complejo, complejo, lo que hay que hacer es sacar los complejos a pasear!» Me preocupa saber si ese minúsculo broche que sujeta todo el andamiaje salió disparado sacándole el ojo a alguien cuando Salma respiró.  También me preocupa el cuello, me apuesto una mano a que se acostó con una roncha roja en el cogote.

Yo de mayor quiero ser Helen Mirren y cruzo los dedos para no acabar siendo como Elton John. Pero mientras me hago vieja me pido ser  Sofia Vergara y llevar a ese señor del brazo. Es una mezcla perfecta de norueguismo y hombres que saben llevar traje.   Volved a mirar a Salma, que a su lado la Vergara parece plana.

A mi hija le gusta Nick Jonas y no sé en qué he podido fallar al educarlo, la verdad.

Everyone loves Jennifer. Pero mucho, la queremos mucho. 

Joshuah desubicado. Va tan imposible que lo peor no es color del traje. Ay madre esos botones dorados, no los veía desde la primera comunión de Joselito.

Necesito que alguien con conocimientos de estilismo me explique ¿Cómo es posible que esas mangas hayan vuelto? ¿Qué sucios trucos se usan para convencer a alguien de que llevar mangas que te rocen las orejas es buena idea? «Vas a sentir un cosquilleo en los tímpanos cada vez que te muevas, vas a ver qué ideal»

«Olivia, eres divina, puedes permitirte estas mangas, son elegantísimas». Olivia, cambia de amigas y de agente.

Kerry por el medioambiente, ahorrando tela.

A ver cómo digo esto, si te preguntas que si alguien notará que llevas el pelo sucio, la respuesta es siempre SÍ. Jason, ya lo sabes para la próxima vez, y no, mojarse el pelo en la ducha no cuenta como lavado.

Ramy Jousef de Primark. 

Vale, lo de los cuellos debe de ser tendencia y aquí todavía no nos hemos enterado. Aunque por la cara de Rose parece que duele.

El vestido de Naomi también está entre mis favoritos y ella en conjunto también: bien el peinado, bien el maquillaje, bien las arrugas de estos son los años que tengo y bien la mirada.

A mí Billy Porter me parece el típico amigo que le dices: « por allí viene mi jefe, por favor le saludo y seguimos andando con la excusa de que llevamos prisa» y acabas no sabes muy bien cómo comiendo con tu jefe y tomando pacharanes mientras tu amigo le cuenta a tu jefe como os emborrachabais con licor 43 y martini cuando tenías 18 años.

Ilusión óptica número 1 titulada: descubre si eres daltónico ¿qué número hay escondido en el estampado? 

Un caramelito, otro caramelito de sabor indefinido, el caramelito que queda en el salpicadero del coche porque nadie tiene claro desde cuándo lleva allí. Caminito de chuches y al final un merengue. 

Laura Graham, chica Gilmore, enmochada y con vestido rojo.

Ana de Armas peinada por su peor enemigo con un vestidazo de estrella de Hollywood espectacular y muy bien maquillada.

Hombres del mundo, repetid conmigo: «No, no estoy lo suficientemente bueno, ni soy lo suficientemente sexy, ni tengo tanto talento como para llevar un esmoquin de brocado tobillero»

Me voy a meter un fregado. A mí el cura de Fleabag no me gusta nada, no me parece sexy ni atractivo. Me daba la sensación de ser un Bambi a punto de caer en manos de la chica. Lo de que te guste un cura tampoco lo veo, son ganas de sufrir por alguien que probablemente tenga una técnica más que deficiente y encima venga con cargo de conciencia pero oye, es una serie y aceptamos lo que sea. Lo que me fascina es que el actor que hace de cura, cuando va de actor a una gala, parece un cura disfrazado de actor que va a una gala. Es todo muy loco y para mí completamente antilujuria. 

Bel, te la han jugado. Si quieres yo puedo ser tu amiga. Prometo decirte siempre la verdad o encerrarte en el baño para que no salgas de casa con esta pinta. 

Ilusión óptica número 2 titulada: Mírame fijamente y cae redondo del mareo. 

Zoey de «Salma, aquí no cabes»

Pierce Brosnan va de Iñigo Montoya va a los Globos de Oro. Me encanta porque se le ve feliz. Y tiene muchísimo mérito porque tiene dos hijos que son como avatares de un juego japonés. 

La versión Hacendado de Sofia Vergara. 

Lala Milan es una valiente, llevar esas uñas con ese vestido es un riesgo, en cualquier momento te enganchas y te arrancas la piel hasta el codo.

Ilusión óptica 3: ¿se mueven o no se mueven los dibujos?

Ay, que le den muchos premios a Brad Pitt, que le den todos los que haya: el Goya, el Oscar, el Nobel, el de relato corto de la biblioteca de mi barrio, el de leyendas del mazapán y que le hagan embajador del cava de Almendralejo para que todas podamos mirarle como le mira Jennifer. 


lunes, 25 de febrero de 2019

Despelleje Oscars 2019

Han sido los Oscars y los ofendidos culturetas del mundo andan enfurruñados porque no han ganado ni Roma ni La Favorita y los premios se los han llevado Green Book y Bohemian Rhapsody. Yo he visto las cuatro películas y ninguna de las cuatro me enloquece pero lo que sí sé es que son Green Book y Bohemian Rapshody las que funcionarán en televisión como un tiro. Además, me toca mucha las narices esa tendencia snob y de mirar por encima de las gafas de presbicia que dice que si una película es agradable y entretenida no merece premios porque es palomitas para la chusma. Me opongo.

Y tras mi speech sobre las pelis vamos a lo que nos interesa: la frivolidad innecesaria pero molto facile e divertente.

Rachel Weisz va drogada, solo así se explica esta explosión de rojo mal elegido, de peinado de primera comunión y de mirada perdida con un fondo de «os asesinaría a todos pero soy la empollona de la clase y voy a esperar para pillaros despistados».

Contra todo pronóstico y pillándonos completamente por sorpresa, un esmoquin de terciopelo rosa en un tío con pelo largo y pinta de abrirte en canal si te empotra, es una buena idea. Ahora bien, cruzo los dedos para que tíos tirillas con pinta de llorar al quitarse una tirita no crean que pueden ponérselo.

Esta chica se llama SZA, y yo lo entiendo porque si yo llevara esa pinta tampoco querría que nadie supiera mi nombre o, mejor dicho, mi familia me prohibiría usar el apellido familiar. A la moda le ha hecho mucho daño Lo que el viento se llevó y la buena de Scarlet arrancando las cortinas para ir divina a ver a Ret. SZA ha hecho lo mismo pero con la colcha de un casamiento gitano con el resultado de que va hecha una mamarracha. El peinado campanario de iglesa castellana con nido de gaviotas tampoco ayuda.

Si creéis que estáis llevando mal lo de la edad, mirad a Lisa Bonet. .. y volved a comprobar que el esmoquin rosa es un sí inesperado pero rotundo. Un tío que sabe llevar ese esmoquin hace maravillas, maravillas. 

Nunca, jamás, ni aunque os parezca gracioso os vistáis a juego con vuestra pareja. Y no lo digo solo por estos dos lechosos, yo lo hice una vez y nos confundieron con un equipo de bolos. (long story). ¿Por qué llevan esta pinta? ¿se han colado? ¿era una apuesta? ¿una prueba de amor? Es un buen momento para decir que estoy muy en contra de las pruebas de amor y de que este tío me da una grima que me muero.

Tommy Hillfiger de Paco Clavel meets con estos retales y mis abalorios me hagos unos trapos de mil demonios. Su combinación es tan ridícula que CASI se me pasa por alto el bolso walkie talkie de los 80 de su acompañante.

Voy a abrir un change.org «Enseñemos a Emma Stone a no elegir su vestido de los Oscars siguiendo el criterio «qué es lo más feo y que me siente peor que puedo encontrar». Lo que lleva este año, con esas alitas y esas incrustaciones me da hasta miedo, o quizás es repulsión. Es tan horroroso que no puedo dejar de mirarlo, como cuando ves un accidente de coche. El atractivo de lo macabro.

¿Qué es esto? 

Qué mona. Una lánguida disfrazada de espíritu de María Callas. 

BOLSILLOS.  Lo mejor de este vestido, que no está mal, es que Olivia parece comodísima llevándolo y eso es maravilloso. Y lleva bolsillos.

Me flipa esto porque las faldas con vuelo son faldas de ser feliz. Muy a favor de este look.

Bradley mutando a señor bonachón en fiesta de urbanización cerrada con piscina. De esos que al acercase a un grupo dicen: ¿como va todo? ¿lo estáis pasando bien? y el grupo se disuelve en bomba de humo. La cara de Irina de «por favor, ese chiste por enésima vez no» lo dice todo.

El terciopelo azul NO funciona. Chris Evans parece un niño vestido de primera comunión en Las Vegas. El terciopelo azul noche tampoco funciona, es como decir «voy a ser creativo pero solo la puntita». Sobre el tío enfadado de las bandas blancas, entiendo el cabreo... que llegue el día más importante de tu vida y darte de cuenta de que el traje te está canijo y vas a tener que contener la respiración todo la gala debe de ser una putada.

Me encanta este vestido y ya tenemos el premio piruleta de la gala. La expresión «un cuello esbelto» hecha carne.

Si el «voy a  hacerme un vestido con la colcha de la boda gitana» no funciona, el «voy a hacerme una chaqueta con la tapicería del sofá de la butaca del hotel de la carretera de Tomelloso» tampoco. Las plumas a lo Caponata de su pareja son «miradme a mí y así no me juzgaréis por haber elegido a este indocumentado de pareja». Buen intento.

Ni una gala sin su Úrsula. Lady Gaga va correcta, va aburrida que creo que es algo que ella no se puede permitir pero ¡eh!, a veces el aburrimiento es mejor aliado que el «voy a arriesgar» (veasé Emma Stone)

Un disfraz de universo y un tío enorme con un gorro ridículo. Dios los cría y ellos hacen el ridículo.

Kiki Layne de homenaje a mi infancia. Vestizado de chicle Cheiw de fresa ácida. 

En serio ¿qué es esto? ¿Lleva por detrás un escudo? ¿La mochila del colegio? ¿Una cantimplora?

¡Han cantado limpia flautas! Hacia mucho que no veíamos ninguno.

Enésimo ejemplo de «la originalidad mal entendida crea mamarrachos»  Aunque también puede ser un homenaje a los looks increíblemente horteras de los programas musicales españoles en los años 80.

Jennifer de desconstrucción de bola de discoteca cabreada. Pero muy muy cabreada.

Joanne Tucker de «me escurro». Otra escurridura. 

No puedo dejar de mirarla. 

Se les han colado unos huérfanos. Llame a Servicios Sociales.

Sarah, Sarah, Sarah. Vamos a ver, sentémonos y hablemos. ¿Tienes problemas? ¿Algún disgusto? ¿Necesitas dinero? ¿No? Entonces, alma de cántaro, ¿me puedes explicar quién te ha engañado para ponerte esta cosa fucsia con gomas que parece cosido en el taller "mis primeros pinitos con mi máquina de coser" y que, además, te sienta de angustia? No, no me enseñes los bolsillos, ni siquiera que tenga bolsillos lo hace pasable.  Repite conmigo: A DE FE SIO.

Rami Malek va correcto pero transmite la extraña sensación de preferir ir disfrazado de Freddy y con media docena de dientes postizos embutidos en la boca.

Helen Mirren de porque yo lo valgo aunque el color rosa feria de pueblo, rosa subrayar apuntes, me chirría muchísimo. Es un color que hay que mirar achinando los ojos, lo miras como sin creértelo «¿va de rosa fosforito?»

Vigo es siempre Sí. En este blog somos muy de Vigo. Muchísimo.

Charlize Theron de El Crepúsculo de los Dioses. Me da miedo. 

Me encanta esta foto de Alfonso Cuaron con sus hijos adolescentes. Veo en sus caras la misma expresión que ponen mis brujas cuando les digo que me acompañen a sitios: ese entusiasmo, esa complicidad, ese orgullo, ese vamos a hacer como si no le conociéramos y estuviéramos aquí, con él, por casualidad, que la gente crea que somos adoptados.

Muy a favor de la excentricidad elegante con pizca de pelo naranja.

Señores vetustos que me gustan muchísimo. 

Me gusta Tina porque tiene pinta de normal, cara de «cuando empiezan las cañas»

Glen Close de Oscar. Y tampoco se lo ha llevado.

Rojo con volantes. Rojo pasado de vueltas.  

Amy for president. En pie, aplaudiendo a rabiar, ¡bravo, bravo!  Y no es que ponerte traje masculino siempre sea un acierto, puede ser un completo desastre. Mirad a esta chica tan simpática con su cara de «te arranco la cabeza como digas en alto que esto que llevo es un error» 

Tercipelo verde TAMPOCO. Y el vestido "noche estrellada de verano en el jardín de nuestra casa de Atlanta" me da pereza.

En ocasiones veo mucho rosa. 

No sé quién son estos jovenzuelos. Tienen pinta de pasarse el día tirados en un sofá no muy limpio fumando petas (actividad que están en su derecho a realizar, faltaría más) y haberse levantado para venir a este gala. Fruto de los efluvios de la maria han elegido de angustia las pintas: solapas demasiado grandes y tallaje pequeño y chaqueta con drapeados que es, sin duda, una de las elecciones más desafortunadas que he visto nunca en trajes de caballero.

Pero muchísimo rosa. 

Pero ¿QUÉ PASA CON EL ROSA? Sí, sí, ya veo que llevas bolsillos pero ¿qué es esto? 

En serio, ¿POR QUÉ ESTA OLA DE ROSISMO? 

Esta señora china desconocida y con gafas de lejos, me representa. Y, además, lleva un vestido precioso con bolsillos.

Eva Melander vestida de  complicación.

Ya están aquí los de Servicios Sociales para recoger a los huérfanos perdidos.

Linda Cardellini vestida de salto de cama ROSA de pelis de los cincuenta y de "la peor elección posible con esas rodillas".

Spike Lee de Bob Pop

Michelle Yeoh se lleva el premio "mi metabolismo es así y me está devorando desde dentro".

Nunca salgas con un tío que vaya más maquillado que tú, más peinado que tú, con las cejas más depiladas que tú y con más joyas que tú. ¿Por qué? Porque da muchísima grima y mucha risa.

Terciopelo rojo.TAMPOCO.

Rectifico mi premio "metabolismo". Ha aparecido Giuliana que como buena campeona olímpica del devorarse así misma se lo lleva también.

Los que hacen de Queen pero no son Queen pero para las jóvenes generaciones van a pasar a ser Queen, más felices que perdices y bastante bien vestidos menos el de blanco que parece Leonardo di Caprio disfrazado de camarero del Titanic.

Un centauro con terciopelo negro. Miradlo bien. ¿A qué debajo de esa orgía de terciopelo negro solo podéis imaginar patas de equino? De nada.  Premio a la excentricidad innecesaria de la noche.

¿Qué hemos aprendido de esta alfombra roja?  Que en las invitaciones a la gala ponía: Hombres trajes de terciopelo, mujeres de rosa.


domingo, 3 de febrero de 2019

Goyas 2019: despelleje.

Voy a hacer un despelleje porque sí, porque me apetece. Aviso a lectores nuevos, de piel fina, susceptibles, sensibles y con el mismo sentido del humor que una flor de Pascua: un despelleje es un despelleje. Me sé la teoría: que cada uno se ponga lo que quiera, no está bien criticar BLA BLA BLA pero en eso consiste un despelleje y si no te gusta, no lo leas.

Empecemos por lo bueno:

Nieves Álvarez llevaba un vestidazo, VESTIZADO, inspirado en la arquitectura o no se qué pero eso da igual, era precioso y además tenía bolsillos. Me juego una mano a que el vestido pesaba más que ella pero ese es otro tema. Como también es otro tema que es un vestido que no te puedes poner si tienes más de una 85B de tetas, pero el mundo es injusto y  la alta costura no está ni ha estado jamás a favor de tener tetas. ¿Por qué? No sé, de moda no sé nada aunque en este caso seguro que tiene que ver con el hecho de que si tienes más de una 85B te sales por los lados si no las llevas pegadas con Loctite. El de Elena Sánchez también me gusta pero queda subcampeón porque no tiene bolsillos.

Rosalía ha metido en una coctelera unas gotitas de Morticia Adams, un chorrito de batín de señor que vive en Downtown Abby, un pelín de uniforme de karateka, unas medias a lo Cindy Lauper y unos lazos para adornar como aceituna y ha dicho allá que me voy. La miro, la remiro y la vuelvo a mirar y pienso: malamente. (No he podido evitarlo)

Leticia Dolera lleva un clásico de todas las galas, el modelo "no tengo amigas ni espejos en casa".

Iba Habouk iba vestida de contenedor de helado de lemon pie de heladería buena. Llevaba el escote más popular en la gala, el famoso escote esfinge «Voy a estarme tan quieta como una esfinge toda la gala porque como me mueva enseño pezones o se me sale una teta por la axila». Aura Garrido llevaba también este escote y, además, en un vestido dos tallas más grandes lo que supone asumir un riesgo extra ¡valiente!

Macarena Gómez. «Tenía claro que quería llevar capucha» dijo ayer. Solo se me ocurren dos posibles razones: querer estropear a propósito un vestido bastante correcto o poder taparse los ojos cuando su marido se quedara sin riego sanguíneo en la parte inferior de su cuerpo y cayera al suelo entre estertores de dolor y sudores fríos. Eso o llamar la atención que le encanta, pillina.

Najwa Nimri "vestida de Gucci" dice el titular. Supongo que falta la parte de "vestida de Gucci con lo que le sobraba por la tienda". O eso o ella dijo: dame todo lo que tengas que brille, tintinee y pese. Y claro el de Gucci dijo esta es la mía. Cuanto más miro la chaqueta menos la entiendo.

Belen Cuesta de «adivina dónde se encuentran mi escote esfinge y la raja de mi falda» y Lola Dueñas con un modelo parecido pero en modo ¡dadme todos los flecos, que no quede ni uno, los quiero todos!

Silvia Abascal está a dos alfombras rojas más de llegar volando y gritar:  ¡Hago chas y me desintegro! y esfumarse no sin antes pelear fuerte por el premio Piruleta. No se puede ser más etérea.

El disfraz de Mondrian de garrafón lo va a pegar fuertísimo en los chinos en el próximo carnaval y será culpa de Bryce Efe.

Penélope mal. El color es feo, falda y top casi nunca son buena idea, cinturoncito innecesario. Es un poco de madrina de boda de pueblo con ínfulas. Eso sí: pendientazos y un moño compatible con la vida. 

¿Os acordáis de cuando Paz Vega iba discreta? Yo tampoco. Y ahora, por lo visto, ha renunciado a sentarse.

Vestidazo de Juana Acosta: elegante, bonito y bien combinado. Por  su cara a ella parece no gustarle. O es eso o que tener los ojos a punto de hacer contacto con los lóbulos de las orejas te pone de mal humor.

Miguel Ángel lleva un modelo parecido al de Leticia Dolera pero en versión tío, se llama: «mis amigos son unos cabrones y me han dicho que no tenía cojones para ponerme esta funda de butaca Luis XVI del Museo de Cera".

Marta Nieto y su modelo homenaje a Mecano: «en tu fiesta me colé y no sé muy bien qué hago aquí».  James  lo lleva en versión masculina: "en tu fiesta me colé pero sé tocar el piano, no me eches"

Hay varios ejemplos del famoso modelo «considero que el negro es soso así que voy a apañarlo con algo». Tenemos a Manuela Vellés que además ha pedido que la peinara y maquillara su peor enemigo y dar el pego como madrina de boda con ínfulas que odia a la futura mujer de su amadísimo y perfecto hijo. Y tenemos a  María Pedraza y Cristina Brondo que van de indecisión: «ay que se me vea algo, ay que no se me vea».

María León de «voy a demostrar que el negro puede sentarte como el culo y no ser nada favorecedor»

Ni una gala sin su trapo color carne.

Belen Rueda de blanco elegante pero echando de menos los bolsillos de Nieves Álvarez y un poquito a su peluquero. Ese moño de malvada creo que la envejece pero no me hagáis mucho caso que yo estoy pensando en dejarme el pelo blanco.  María Adanez de blanco muy requetebién y con pinta de haberse peinado ella misma y estar más a gusto que un arbusto. Muy a favor del vestido camisón de Marisa Paredes, la comodidad es fundamental y dice mi madre que a mí lo que me gustan son los sacos. Y me gustan pero creo que Susi Sánchez lo ha llevado un poco lejos y que la combinación saco + sotana no le favorece nada.

Cristina Castaño de blanco ordinario. No hay más preguntas, señoría.

¡Anda, mira, un Ave Fenix! 

¡Poooobres almas en desgracia! Hacia mucho que no veíamos un disfraz de bruja del mar tan logrado.

Lucia Jimenez mezclando el escote esfinge con el estampado de cuadros y respirando flojito.

Rossy de Palma de Rondel Oro meets Fino La Ina.

Di No al pelo lamido de vaca. Nadie es lo suficientemente guapa como para que le favorezca.

Eva Llorach muy despropositada: el vestido es feo, el peinado es criminal y el maquillaje se parece al que me haría yo si me dejaran sola y borracha con el set de maquillaje de la señorita Pepis.

Con respecto a ellos aunque MA (mejoran adecuadamente) presentan varios problemas que podríamos resumir en estos:

- A llevar traje se aprende. A la mayoría se les nota mucho que esta es la única vez al año que llevan traje y ¿qué pasa? Que el traje les lleva a ellos. NP: necesitan practicar.
-No tienen ni la más remota idea de cual es su talla. Les pasa como a nosotras con los sujetadores, que necesitamos años de estar incómodas para acabar encontrando la talla. Ellos lo llevan o ridículamente canijo o innecesariamente grande o son las dos cosas a la vez.
-Quieren ser originales. Me los imagino a todos «ay, yo no quiero ser como mi padre, quiero ser moderno, quiero ser distinto, quiero ser artista» y entonces se apuntan a cosas que cualquier tío que sepa llevar traje sabe que son mala idea: bordado en la chaqueta con zapatitos a juego,  el ya clásico ejemplo de "dadme brocados más grandes", el "voy  correr riesgos y obviar la camisa" o las pantuflitas con dorados. 
-¿Qué ha hecho Emilio Aragón por nosotros? Hacer creer a los tíos que algo que era gracioso en 1985  lo sigue siendo en 2019. Zapatillas con traje: NO.

A mí Velencoso no me gusta mucho pero sabe llevar traje. ¿En qué se nota? En que mete las manos en los bolsillos con seguridad.  Los hombres que nunca llevan traje van siempre con las manos en los bolsillos de los vaqueros pero ¡alehop! les pones traje y parece que se les olvida cómo se usan los bolsillos y optan por la pose guardaespaldas.

Coque, Coque, Coque ¿qué hacemos contigo? ¿qué es eso que te cuelga? ¿qué es eso que te brilla? y sobre todo ¿por qué no tienes ni una cana?

Terminemos por todo lo alto que esto está quedando muy largo:

Paco, Paco, Paco.

Paco León de ¡Obi, Oba, cada día me gustas más!


miércoles, 3 de octubre de 2018

Lecturas encadenadas de septiembre.... el despelleje.

Yuko Shimizu
De Los detectives salvajes salí pensando «No vuelvo a escribir en mi vida. No debería ni tocar las palabras después de ver lo que Bolaño hace con ellas» pero la vida no tenía esos planes para mí y me trajo a las manos una bazofia con ínfulas de la que he salido con los brazos en alto pensando «yo escribo mejor, no doy tanta vergüenza ajena»(creo) 

A Conversaciones entre amigos de Sally Rooney le voy a deber el dudoso honor de haber traído de vuelta la aclamada, pero hace largo tiempo olvidada, sección: ¡Despellejes literarios! 

¿Por dónde empezar a echar espuma por la boca contra este horror literario? Empecemos por la faja. «MARAVILLOSA» (Nunca te lo perdonaré, The New Yorker) «LITERATURA en mayúsculas» (Madre mía El País). Mentira todo. Mentira podrida. 

Conversaciones entre amigos va de gente idiota haciendo el idiota. Va, como Los detectives salvajes, de amistadas, de amigos que hablan pero ni son amigos, ni hablan, solo dicen frases grandilocuentes y vacías llenas de palabras sin sentido y cargadas de «soy un alma sensible e incomprendida». 

Al despelleje. 

La protagonista es Frances que es a mí me parece imbécil. En artículos por ahí he leído, guiñando muchos los ojos y mirando de refilón de la vergüenza ajena que me daba, que es un personaje frágil, autodestructivo y blablablabla. No, no es nada de eso. Es un personaje ridículo, cargado de clichés de supuesta modernez que resulta sonrojante. Tiene veintiún años y a Bobbi, su amiga, que es la lista de la relación y de la que Frances, sorpresón, tiene envidia por lo desenvuelta que es, lo inteligente, lo bien que habla, lo segura de sí misma que está, bla bla bla. Como esto no es la tetralogía de la Ferrante pero la idea es la misma, aquí las dos amigas han sido pareja amorosa durante un tiempo. Para cuando el lector, yo, tiene la desgracia de conocerlas ya no son pareja pero se llevan fenomenal y hacen lecturas públicas de poemas porque son de la "bohemia artística irlandesa" (Carcajadas. Si yo fuera de la bohemia artística irlandesa le ponía una bomba a Sally por esta apropiación indebida del término). Una noche, tras una de sus lecturas y por arte de birlibiloque conocen a Melissa que es, por lo visto, una fotógrafa de cierto renombre y que es mayor (treinta y cinco). Melissa las invita a su casa a cenar y a dormir. ¿Por qué? ¿Por qué te llevas a dos desconocidas a tu casa a cenar y a dormir? ¿Melissa no tiene amigos? ¿Quiere asesinarlas? ¿Montar una orgía? El lector, ósea yo, se hace estas preguntas porque estás en la página tres del libro. Según avanzas en la lectura te das cuenta de que nada tiene sentido ni motivo, todo es un ir y venir de lugares comunes. Sigamos. 

¿Quién está en la maravillosa casa de Melissa? Su maravilloso marido, Nick, treinta y tres años, que es también idiota pero espectacularmente guapo. Esto no lo digo yo, lo dicen en el libro unas mil veces, de hecho cada vez que le nombran: «A Nick le gustaba ir a nadar y luego salir del agua con la piel resplandecientemente húmeda, como en un anuncio de colonia», «Nick tenía un torso imponente, parecía una escultura», «Lo imaginé sonriendo para sí al teléfono, lo ofensivamente guapo que debía parecer». Me encantaría poder describiros a este Adonis pero a la autora se le ha pasado contarnos si es alto, bajo, rubio, moreno, pelirrojo, calvo, con gafas. Debe ser que es «guapo» como absoluto, como concepto abstracto... esto debe ser la LITERATURA para ella. 

Bueno, en un giro completamente inesperado de la trama, tan inesperado como que el sol salga por Antequera, Nick y Frances se lían. Después de que se líen todo es un de un sopor y un aburrimiento inenarrables. Páginas y más páginas de «Mire a Nick, tan guapo..., yo me sentí mal. ¿me querría? Quería sentirme poderosa, controlarle pero mis ovarios me dolían y quería morirme pero ¡ay qué guapo es!» 

A lo mejor alguien se pregunta qué pasa con Melissa y Bobbi que en teoría deberían pintar algo en la historia. Bueno pues son las comparsas. Por un momento pensé que Melissa era una mala muy viciosa y lo que pretendía con la amistad con las chicas era montarse una orgía pero no.  Cuando le dejan un casoplón de vacaciones en Francia e invita a las dos chicas a pasar una temporadita allí, la actividad principal que despliega es la limpieza y la cocina. Frances por supuesto tiene dudas sobre la conveniencia de irse de vacaciones con su amante y su mujer pero las resuelve en unos treinta segundos. Las resuelve tan bien que por las noches se chusca a Nick. Melissa y Nick no comparten habitación, ¿por qué? No sé, qué más da.  Las escenas de sexo con diálogos del tipo «No recuerdo si al principio pensé en todo esto. En que lo nuestro estaba condenado a acabar mal» dice ella, «Yo sí lo hice. Pero también pensé que valdría la pena», son cumbres de vergüenza ajena porque, como lector, uno siente que los personajes están follando pensando ¿estoy guapo? ¿doy bien en cámara? ¿mi frase tiene suficiente profundidad moral? 

El lector, al contrario que los personajes, no solo sabe que acabara mal sino que desea que, como poco, irrumpan unos terroristas los secuestren, los despellejen, les hagan tragar treinta kilos de polvorones y les pasen a cámara lenta sus diálogos para que aprendan lo que es sufrir... pero sigamos. 

Las vacaciones en Francia terminan y todos vuelven a Dublin. Bla bla bla  se vuelven a encontrar, chuscan, Nick lleva un abrigo precioso «Me levanté de la cama y metí los brazos desnudos en las mangas, sintiendo la fresca caricia de la seda sobre mi piel. (...) Nick deslizó una mano por dentro del abrigo y me acarició los senos» (otra cumbre). Como he dicho antes, todo es un ir y venir sin decir nada, sin avanzar, sin interés. Frances tiene problemas de dinero porque su padre, un borrachín del que sabemos poco y es, sin embargo, el personaje con más interés del libro, le ha dejado de pasar la asignación y claro ser pobre también le preocupa a la pobre Frances pero no tanto como para pensar en trabajar. «Nunca he pensado en trabajar». Pues estupendo, Frances. 

Pasan cosas poco interesantes, aún menos interesantes que la trama principal y por algo que ya he olvidado Melissa se entera del affair amoroso y le manda un mail a Frances en plan «soy moderna porque el mundo me ha hecho así y aunque me jode un poco que te chusques a mi marido, él ahora está más contento así que todo ok» Mis risas se escucharon en Sebastopol. Se montan entonces una relación abierta («El amor tradicional es cuestionable» pone en la faja) en la que Nick chusca con las dos y todo parece ir sobre ruedas. La anormal de Frances dice que es su novio y va por la vida tan feliz pisando flores de la mano de Nick, que lleva su «maravilloso abrigo», hasta que Nick, un buen día, le deja caer que «Ey churri que también me chusco a Melissa» y entonces Frances cae del guindo y claro, THE GREAT DRAMA. Y tú dices pero, alma de cántaro, ¿qué te creías?

Bueno pues luego viene el dramita: llora, se auto lesiona, no come, sufre muchísimo, muchísimo, muchísimo y se desmaya en una iglesia. Llega a casa, escribe a Bobbi que se había enfadado por algo que ya no recuerdo y que no importa nada. Bobbi se planta en su casa, se dicen que se quieren y vuelven a vivir juntas. Hablan muchísimo. «¿Acaso me hago llamar tu novia? No. Llamarme tu novia sería imponernos una dinámica cultural prefabricada sobre la que no tenemos ningún control. ¿Entiendes?» Y esta es la lista del libro. (Otra cumbre de vergüencita ajena)

Y ¿cómo termina esto? Pues un buen día Nick va al super a comprar pimientos amarillos y no hay. Así que llama a Melissa para preguntarle si valen los pimientos rojos y  ¡tachán! se equivoca de número y llama a Frances. (Juro solemnemente que no me invento nada) Hablan, ella le pide consejo sobre como tratar su endiometriosis (sigo sin inventarme nada) y se dicen cosas que ni siquiera un guionista de tv movie alemana se atrevería a escribir como «No puedes imaginar  lo difícil que me ha resultado no llamarte» «Creí que me habías olvidado por completo» «Me horroriza la idea de olvidar aunque sea el más mínimo detalle sobre ti». 

Esta cumbre de supuesta LITERATURA con mayúsculas acaba cuando ella le dice «ven a buscarme». 

Y el lector, ósea yo, le implora al guapo por antonomasia: Sí,  Nick,  ve a buscarla y acaba, por favor, con este sufrimiento, con este lodazal de lugares comunes y aburrimiento. 

Los personajes de El Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell deben estar carcajeándose. Eso sí eran amigos que conversaban sobre amores no tradicionales.  


lunes, 5 de marzo de 2018

Despelleje Oscars 2018

Ayer fueron los Oscars. Las buenas noticias son que no han ido todas de negro. Las malas que tampoco han ido en vaqueros y camiseta. Hemos vuelto a lo de siempre, las reivindicaciones han pasado a la historia y no me parece ni bien ni mal. Los Oscars son los que son, un escaparate para lucirse, sonreír y si ganas algo llorar mucho de emoción falsa o verdadera.

En un intenso trabajo de documentación, que jamás me agradeceréis lo suficiente,  he repasado doscientas veinte fotos y os traigo tres conclusiones: brillis, tirante fino y pelo lamido. Let´s go.

Nada como llegar a una fiesta y que te reciban con entusiasmo, alegría y en equilibro sobre unos zapatos imposibles.  Ves a Saoirse Ronan y piensas «su madre la ha obligado a ir. Le ha dicho: ve que tienes que salir de casa y hacer amigos» y claramente Saoirse (que, por otro lado, está pensando en como decirle a su madre que se quiere cambiar el nombre) se lo está pasando pirata en la fiesta.

A Betty Gabriel también la ha mandado su madre a la fiesta pero la ha tenido dos semanas practicando como entrar con naturalidad y seguridad en la alfombra roja. Le han faltado otras dos semanas de práctica  porque a mí me parece una grulla intentando llamar la atención entre una bandada de pinguinos. «mira como molo y doy zancadas largas»

Tiffany Haddish va de apropiación cultural, de mezcla de civilizaciones. Lleva una túnica parecidísima a la que lleva Meryl Streep en The Post con unos añadidos a los Black Panther. El conjunto es como de fiesta de disfraces, «¿de qué vas?» «De egipcio antiguo». 

En hombres que saben llevar traje, y contra todo pronóstico, tenemos a Kobe Bryant. 

Fijaos bien en los tirantes finos porque la mayoría de las veces son superfluos, es decir, no sujetan nada, son adorno. ¿Por qué han vuelto los tirantes finos? ¿Hemos terminado con el reinado del escote "sureño palabra de honor"? Tenemos a Jennifer Lawrence  va de brillis, tirante fino y pelo frito, con un rollo «yo aquí he venido por la barra libre». Gal Gadot también de tirante fino y pelo frito pero con cara de «yo no bebo y no me enrollo con nadie hasta la tercera cita» o «hasta que me case» o «hasta que me case y haya decorado el cuarto de los niños que se llamarán Andrea y Billy» 

Timothée y Daniel van hechos unos espantapájaros pero estoy muy a favor de que sepan llevar lo que llevan y, sobre todo, que parezcan cómodos. Eso sí, he descubierto que los botines de Timothée me encantan. El pobre Luca, sin embargo, no sabe donde meterse. Quizás sería buena idea emparejarlo con Saoirse... harían buena pareja, en una esquina, sin molestar. «Hola, ¿tú quién eres? y ¿Por qué llevas esa araña tan extraña? A mí me ha obligado mi madre a venir»

Nicole es la versión tres mil de la buena de Saoirse. ¿Os acordáis cuando iba con Tom a los saraos, le corría sangre por las venas y no era una estatua? Pues ahora ya va sola, es una cariátide paseando por la alfombra roja y elige siempre vestidos inexplicables. ¿Ese lazo por qué, Nicole?  De azul va también Jennifer Garner y me gusta todo porque tiene pinta de tener la edad que tiene.

Emma Stone lleva el look más parecido a "algo cómodo" que se ha visto nunca en los Oscars. Me desconcierta el lazo fucsia (por eso no trabajo en una revista de moda) y no entiendo lo de no llevar camisa debajo y tener que estar preocupándote de que no se te descontrole una teta pero en fin, lleva bolsillos.

Ni una fiesta sin su limpiaflautas y Mira Sorvino no puede con la vida, uno no sabe lo que pesa un visillo sucio hasta que lo descuelga.

Con Emily Blunt tenemos que hacer algo. Organicemos una "intervención" y hablemos con ella muy seriamente. No podemos consentir que la actriz que va a mancillar a Mary Poppins en una nueva versión totalmente innecesaria de la mejor película de la historia nos lleve estas pintas del demonio. EMILY ¿Qué llevas puesto? ¿Qué es eso? ¿No tienes espejos en casa? ¿Un ventanal en tu cocina open concept en el que te hayas visto reflejada aunque sea fugazmente? Te estas drogando ¿verdad? ¿Tienen a tus hijos secuestrados y te han exigido ponerte eso para devolvértelos? ¿Te estás quedando ciega? ¿Tu hermana se cree diseñadora? Emily, por dios, dame una explicación.  

Danai y Lupita. Lupita va muy a lo Donna Summer en los 80, brillis de bola de disco a todo tren pero con el pelo lamido y Danai va calcadita a Saoirse solo que ella tiene pinta de tener el culo pelado de ir a fiestas y nos mira con cara de «yo sé dónde se cuece lo bueno y, además, todavía me creo que estoy en la peli y como me calientes te doy dos leches ». 

En una sola foto: el hombre al que se la bufa como le quede el traje, el hombre que sabe llevar traje y el traje embutido en un hombre. Aquí tenemos a Tom Holland que está en otra categoria, la de hombre al que le han elegido el traje, el más feo de la tienda. 

William Dafoe, no le estamos haciendo el caso que se merece. Y está mejorando con la edad. En vez de envejecer hacia señora mayor, como tantos otros, está envejeciendo hacia Viggo Mortensen y eso es siempre bien.

Los botines de Timothée me siguen flipando y también lo contento que está. Armie, sin embargo, está descubriendo que efectivamente el terciopelo granate no era una buena idea. NI tampoco en pajarita, Matthew.  De hecho el único uso del terciopelo granate que tiene sentido es.... no se me ocurre ninguno.

Sandra de brillis y lamidos. He observado que las actrices de Hollywood evolucionan hacia máscaras sin expresión como Sandra o Ashley ¿Os acordáis cuando parecía natural? o hacia diosas con cara de «me la sopla todo y estoy divina de la muerte» como Laura Dern que además de llevar un vestido precioso, sencillo y apto con el movimiento del cuerpo tiene las arrugas de expresión que hay que tener cuando has vivido. Jane se ha operado todo y más pero es una DIOSA y con sus 80 palos es la única que he visto que llevaba un pin político. 

No sé porqué han obligado a Sally Hawkins a ir a la fiesta. Es obvio que ella quería quedarse en casa en bata y pantuflas. Podía haber invitado a su sofá a Margot que tampoco tenía muchas ganas de ir.

Drapéame otra vez, drapéame otra vez, que en tus manos yo sea una cosa envuelta en tela marrón, drapéame otra vez.

Abullóname otra vez, abullóname otra vez, que en tus manos yo sea una bola envuelta en rosa y azul.   Mira Andra, si vas a ir de flores y dando el cante... aprende de Whoopi.  

Lin-Manuel Miranda salió la noche antes "a dar una vuelta" y se le fue de las manos. A lo mejor salió con Caleb

Gary Oldman y su mujer de Chin-Chin Afflilou. 

St. Vincent de siseñor con las patas de alambre y un canta mañanas con los zapatos sucios.

Salma, Salma, Salma. Yo te agradezco el homenaje a las diosas minoicas pero creo que en Hollywood no han pillado la referencia cultureta. No sé si Rita Hayek es tu hermana pero su referencia cultureta al expresionismo abstracto tampoco le ha salido bien.

Elizabeth Moss con pin político pero equivocándose en el modelo como siempre. Empiezo a sospechar que lo hace a propósito.

Helen Mirren otra diosa, yo quiero dejarme el pelo como ella. Y Rita Moreno, por favor, todos en pie.

Vamos con las diosas de rojo:  Christine Lahti , Allison Janney que además del vestidazo lleva bolso. 

El Puma sin calcetines.

Acabo de darme cuenta de que todas las mujeres que me han parecido más elegantes y estilosas eran mayores y llevan bolso.

¿Qué le pasa a Gael? ¿Le ha crecido la cabeza? ¿Se le están descolgando los brazos? ¿Le dolía un empaste? ¿Le ha prestado la camisa Kobe Bryant?

Uy, Paz perdonándonos la vida. 

¿Os sabéis el chiste de «Cariño, ¿llevo mucho escote? ¿Tienes pelos en el pecho? No. Pues entonces, sí»? Pues Blanca Blanco tampoco. 

Pobre Mirai. Llego Adam para acompañarla al baile y se encontró con que venía directamente de la sesión de sadomaso.

¡Qué no y qué no! El terciopelo solo para... para.... sigue sin ocurrírseme nada.

Yo tuve una vez un vestido de terciopelo negro con un remate rojo brillante. Llevando ese vestido me rompieron el corazón pero esa es otra historia... para ser contada en otra ocasión.  Y con esta confesión terminamos esta nueva edición absolutamente innecesaria de los despellejes de los Oscars.

Escena extra tras los créditos... la pinta del corresponsal de Antena 3. ¡Qué campeón!