domingo, 28 de enero de 2024

Dieciseis años de Cosas que (me) pasan: las bodas de hiedra




«Después de dos años viviendo en nuestra nueva casa, decidimos por fin ir a ver muebles». Estas fueron las primeras palabras que escribí en internet, en mi blog, Cosas que (me pasan, hace hoy dieciséis años. En aquel texto contaba mi experiencia de joven madre con piso a medio amueblar que se enfrentaba a la aterradora experiencia de visitar tiendas de muebles para que nuestra casa dejara de parecer un piso de estudiantes y diera el salto a vivienda de una «joven pareja con hijas». Entonces no lo sabía, pero estaba rozando la «edad del desconsuelo» que llegaría poco después. «Tengo treinta y cinco años y creo que he alcanzado la edad del desconsuelo. Otros llegan antes. Casi nadie llega mucho después. No creo que sea por los años en sí, ni por la desintegración del cuerpo. La mayoría de nuestros cuerpos están mejor cuidados y más atractivos que nunca. Es por lo que sabemos, ahora que —a nuestro pesar— hemos dejado de pensar en ello. No es solo que sepamos que el amor se acaba, que nos roban a los hijos, que nuestros padres mueren sintiendo que sus vidas no han valido la pena. No es solo eso, a estas alturas tenemos muchos amigos o conocidos que han muerto, todos, en cualquier caso tendremos que enfrentarnos a ello, antes o después».  (La edad del desconsuelo, Jane Smiley)

Poco después compramos un mueble que todavía tenemos y que, a pesar de ser color madera (ese anatema para las cuentas de decoración de Instagram), nunca he tenido la más mínima intención de pintar. Sigo viviendo en la misma casa, pero claro: ya no formo parte de una joven pareja, ni siquiera de una pareja. Han pasado muchísimas cosas en estos dieciséis años. En mi vida y en internet. Cuando empecé a escribir no había redes sociales y casi nadie escribía blogs. Ligar por internet se consideraba algo casi de degenerados y no había servicios de streaming. Cuando empecé a escribir tenía 33 años, mis hijas llevaban pañales y trabajaba en un despacho con cristaleras de techo a suelo con vistas a un polígono industrial de Toledo. Cuando empecé a escribir creía que, si planeaba mi vida, mi futuro sería como yo pensaba que tenía que ser. «Como pensaba que tenía que ser» y no como quería porque, en realidad, no sabía lo que quería; pero eso, como lo que me esperaba dieciséis años después, tampoco lo sabía.  

Hace un rato, mientras buscaba inspiración para escribir este texto, he aprendido que las bodas de hiedra son las que se celebran en el decimosexto aniversario en un matrimonio. Me ha gustado porque la hiedra es una planta que siempre he apreciado: es verde, cubre, no hace alarde, no es espectacular, no dice «mira cómo molo» y cuando te acostumbras a ella dejas de verla. Eso sí: si alguien poda la hiedra que cubre tu casa, tu tapia, la iglesia de tu barrio la echarás de menos inmediatamente. La hiedra, por lo visto, simboliza la fidelidad por ese empeño en agarrarse a las superficies sobre las que crece, pegándose a ellas. He estado dándole vueltas a si yo soy la superficie o la hiedra y me he decidido por ser la hiedra. A lo mejor esto me queda un poco cursi pero, a estas alturas, me da igual. 


Hace dieciséis años me aburría en el trabajo. Empecé a escribir sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. (Sé que he dicho que no me importaba ser cursi pero no voy a escribir «planté la semilla de la escritura» porque mi tolerancia a la vergüenza ajena es bajísima). No sé qué buscaba aquel día, creo recordar que solo probar a ver si sabía hacerlo. No se lo dije a nadie, no estaba segura de si aquello iba a continuar o también me aburriría. No me aburrió: mis ganas de escribir crecieron y crecieron, me daba igual hacerlo bien, mal o regular, escribía de cualquier tema sin preocuparme de que alguien me leyera o que no me leyera nadie. Continué y escribir se convirtió en una rutina que poco a poco cubrió los zócalos para después ir subiendo por las paredes de mi vida, de mis pensamientos, de mi familia, mis amigos, lo que (me) pasa, hasta cubrirlo todo. Nunca me costó escribir, tampoco he pensado nunca en dejarlo, pero ahora sé que si lo dejara lo echaría muchísimo de menos, sería rarísimo, me faltaría una parte importantísima de mi día a día. Probablemente mi cabeza, liberada de esa tarea, se dedicaría a elucubrar maldades y terrores que me harían peligrosísima. 


Escribir me hace feliz. Ahora más que antes y, por eso, y porque creo que es el momento para hacerlo (¡Redoble de tambores!) mis bodas de hiedra con la escritura las voy (vamos) a celebrar anunciando que a partir de hoy estará disponible la opción de suscripción de pago a Cosas que (me) pasan


¡Sorpresa! 


¿Cómo va a funcionar? No empieces a hiperventilar. No voy a dejar de publicar en abierto y si decides, por la razón que sea, que no te apetece pagar seguirás recibiendo tres domingos al mes la newsletter además de, por supuesto, las «lecturas encadenadas» y los «podcasts encadenados». 


Si decides que sí, que te apetece suscribirte porque, oye, ya pagas Disney+ y HBO y no lo usas nunca ni te dan tantas satisfacciones como leer lo que escribo cada domingo, tienes dos opciones: 

Por 5 € al mes o 50 € al año: 

  • En primer lugar, mi agradecimiento infinito. Yo creo que eso ya es muchísimo. 

  • El contenido en abierto:

    • Tres newsletters al mes en domingo.

    • Las «lecturas encadenadas».

    • De vez en cuando, pero no de manera regular: «podcasts encadenados». 

  • Además: 

    • Una cuarta newsletter en domingo que tendrá como tema principal (aunque ya veré si lo voy cambiando) decirte qué cosas (me) molan mucho pero, sobre todo, las cosas que (no) molan nada.  El mundo está lleno de listas con los mejores algo, con lo que no te puedes perder. Yo ofrezco lo contrario: listas de las cosas que no tienes que leer, que no tienes que ver, ni escuchar, las modas que no debes seguir y los consejos que no debes dar. Un salvavidas y un salvatiempos. 

    • Los «despellejes». Cualquier despelleje será de pago. Seremos pocos y selectos.

  • Club de escucha de «podcasts encadenados». A principios de mes enviaré un mail con un par de sugerencias de escucha de podcasts, para ayudarte a ordenar la escucha, para saber qué merece la pena. A lo largo de estos años he recomendado muchísimo y la parte buena es que los podcasts no caducan. Así que te mandaré un mail diciéndote: «este mes te propongo escuchar esto y esto». Siempre meteré algo en español y algo en inglés. Una vez serán series completas y otras episodios sueltos. Daré también algunas pistas para escuchar. 

  • Participar en la sesión del club de escucha «Podcasts encadenados»: el último domingo de cada mes tendremos una conversación por Zoom hablando de podcasts, de los que haya enviado en el mail con sugerencias de escucha. Comentaremos juntos en esa charleta informal en la que podremos declarar nuestro amor a un podcast o despellejarlo sin compasión. A lo mejor, en algún momento, lo hacemos presencial en Madrid. 


Si te sientes rumboso, por 7 € al mes o 70 € al año, serás miembro fundador de Cosas que (me) pasan y tendrás, además de todo lo anterior:

  • Si me das tu dirección te enviaré mi agradecimiento infinito en una carta manuscrita. No es que vaya a valer dinero ni nada de eso, pero ¿cuánto hace que no recibes una carta manuscrita de una desconocida? ¿Sabes dónde tienes la llave del buzón? ¿Tienes buzón? 

  • Cualquier contenido extra que se me vaya ocurriendo: diarios de viajes, explosiones de odio, de amor, despellejes de libros, recetas (jajaja). 

Sé que esto es un gran cambio. Lo hago ahora porque me apetece hacerlo, porque la edad del desconsuelo quedó atrás y porque en estos años nuestra relación con internet ha cambiado. Creo que es buena idea pero es una prueba, igual que cuando aquella tarde de un 28 de enero de 2008 abrí una página de blogger y tecleé: «Después de dos años viviendo en nuestra nueva casa, decidimos por fin ir a ver muebles».

No tenía ni idea de lo que pasaría después. Ahora tampoco, pero quiero intentarlo, seguir escribiendo y que tú, si te apetece, me apoyes. 

Gracias si eres de los que llevas aquí desde el principio. ¡Qué jóvenes éramos y qué bien estamos ahora! Gracias si llegaste hace poco. Gracias si me has escrito en todos estos años un comentario, un mail, un mensaje en redes. Gracias si te has cruzado conmigo por la calle, en el metro, en Correos, a la salida de un baño o a la entrada de un teatro, en un aeropuerto o en un pasillo y me has saludado diciendo «perdona, esto me da mucha vergüenza pero...». Gracias si te has convertido en amigo. Gracias por las risas. Gracias por leerme. 

Felices bodas de hiedra. 

A partir de ahora, en el blog solo estará disponible el contenido gratuito.


15 comentarios:

Dorotea Hyde dijo...

En primer lugar, muchas felicidades por tu aniversario. Toda una vida Blogger. Y segundo, felicidades por el cambio y por el nuevo paso.
Un abrazo.

ana dijo...

Mucho bla, bla y al final es para decirnos que lo haces de pago (en parte.) Pues mira, no. No escribes mal, pero en el mundo hay muchos blogs, cuentas de instagram, twitr,... por no hablar de la infinidad de libros por leer

Anónimo dijo...

Pero, ¿vas a seguir censurando los comentarios como de costumbre? Yo estaría interesado, pero solo si me garantizas que el extra de maravadíes no hará que te envaines la espada.

Anónimo dijo...

Enhorabuena por tus bodas de hiedra M.

Lo que no esperaba, considerando tu deriva política en estos años, es la "privatización" del blog. Todo llega....pronto la mercantilización de la cultura será progresista.

Por otros quince años más!!

Anónimo dijo...

50€ al año, 70 € con cartita, ya. Pues no, y te leo desde tus comienzos. Por ese dinero hay cosas mucho más interesantes en las redes, y lo sabes. Tu escritura no vale lo que pides, en su momento tu frescura lo hubiera podido valer. Hoy no.

No me da la sensación que necesites dinero, supongo que pretendes labrarte una cómoda jubilación plantando , como tú dices, las oportunas semillas ahora.

No me importan tus ideas políticas, tus despellejes que nunca leo. Me aportaba tu visión joven de la realidad, quizá por ser de edades parecidas y alguna crítica literaria. Tampoco me atraen los postureos disimulados con más o menos acierto.

Ahora veo que censuras comentarios, tú sabrás cuántos. Tampoco me parece bien, tienes cintura para responderlos pero, como vemos, buscas una realidad más cómoda. Sí, es tu blog blablabla, y ahora resulta que quieres sucio parné por él y , querida, con eso todo cambia aun con cartas manuscritas, ....en verde?

suerte y agur

molinos dijo...

Dorothea, muchísimas gracias por tus felicitaciones. Se que llevas por aquí muchos años. Mil gracias.

Anónimo dijo...

Autotortura?, ... no me parece que escribas bien?,... no tengo tus mismas ideas políticas?, ... campeón?, ...nos conocemos personalmente quizá y yo no lo sé? ...regalándote mi rabia?,...

Está bien que un poco más arriba hables de comprensión lectora de la que , en la respuesta que amablemente me dedicas, adoleces.

No tengo que liberarme ni estoy enganchada, tampoco he dejado de leer cosas que me interesen en la que incluyo tu blog de manera mucho más esporádica de un tiempo a esta parte.

Nunca me has tenido en tu recuerdo por tanto el olvido no procede.

Pedir dinero por leerte es una mala idea. Tampoco me regales nada, gracias.

mucha suerte

Anónimo dijo...

!!Muy bien, Molinos!! Si pudiera subir una imagen te pondría ahora mismo la del protagonista de Futurama lanzándote billetes verdes: ¡¡ Shut up and take my money!!

Me parece un plan brillantísimo. Podrías haber empezado por hacerte un Patreon o un Ko-fi para que los descerebraos fuéramos aportando lo que buenamente pudiéramos, pero eso es de cobardes. Tú ya vienes con el plan de empresa y el target bien estudiao: 50, 70 euros, despellejes exclusivos, cartas manuscritas, quedadas en la capital de reino, recetas, explosiones...¡guau!

Haces bien. Hay que pensar a lo grande y creo además que el fruto ya está lo suficientemente maduro. Somos ya tantos los descerebraos que te seguimos que yo calculo que con que un octavo del total se suscribiera a tu nueva aventura, tendrías capital de sobra para largarte rápidamente de Prisa.

No obstante, te confieso que yo me he quedado con la espinita clavada de un Podcast. Pero uno tuyo, locutado con tu propia voz y hablando de las cosas increíbles que te pasan. Te hace falta un podcast como el comer, Molinos, y creo que es también lo que todos los descerebraos llevamos secretamente mucho tiempo esperando. Mi impresión es que todo tu trabajo como editora de audio en Elpaís no es más que una etapa necesaria para poder lanzar algún día tu propio producto,¿estoy en lo cierto? Espero que sí.

Y con respecto al anónimo de la deriva política y la mercantilización de la cultura, pues hombre, es que ya ha dicho Molinos que los despellejes serán exclusivos y eso ,precisamente, cultura, cultura, no es, es decir, que, con un poco de suerte, igual tienes a gente pagando para podar del blog público justo los contenidos que no te interesan. Yo creo que con esta segmentación vamos a ganar todos. Es un win/ win.




Capitan Manchas dijo...

Felicidades por los 16, ya eres una mocita XD

Anónimo dijo...

No lo entiendo, Molinos. Estás dispuesta a regalarle una suscripción vitalicia a alguien simplemente por haberse autotorturado desde sus más tierna infancia leyendo tus peripecias. Y entonces a mí, que me dedicaste el único post con peineta y comentarios cerrados de este blog, ¿qué me vas a regalar?

Déjame decirte que estoy pensando seriamente en suscribirme, pues, más allá de lo económico, hay otro beneficio soterrado del que no se hable: la monetización te permitirá distinguir a los verdaderos creyentes de los que no lo son tanto. Y yo quiero estar entre los primeros, Molinos.

Firmado: Tu mayor fan.

Anónimo dijo...

Pero Molinos!! Si es más caro que la suscripción al periódico “El mundo”, que se publica todos los días y tiene un montón de reportajes.. y lo de los 7 euros con carta (que supongo que será copiar para todos la misma) suena muy mal..
Cobrar es legítimo pero creo que lo has explicado mal, me ha chirriado al leerlo y no pega con la imagen que teníamos de ti, así que creo que alguien te ha aconsejado mal…

molinos dijo...

Anónimo que habla de El Mundo. Suscribete al periódico El Mundo, me parece fantástico.

Supones que la carta será para todos la misma porque lo has decidido tú así alegremente sin tener ni idea. Suscríbete al mundo.

Nadie me ha aconsejado nada, lo he decidido yo, igual que decidí empezar a escribir hace 16 años sin que nadie me aconsejara. Pero yo te aconsejo que te suscribas a El Mundo, claro que sí.

molinos dijo...

Capitán Manchas: muchas gracias por la felicitación.

Enésimo dijo...

A mí me gusta este blog y me había hecho una idea muy positiva de Molinos. Qué decepción ahora. Con mi dinero que no cuente.

Anónimo dijo...

JA!, qué bueno, has quitado tu respuesta a mi primer comentario. Cosas vederes.