martes, 12 de enero de 2016

Magia japonesa

Nos estamos volviendo completamente idiotas. Gilipollas para ser más exactos. Nos reímos cuando pensamos en la Edad Media y los charlatanes, nos reímos cuando vemos que la gente se traga trolas de todo tipo, nos carcajeamos cuando conocemos gente que cree que una crema hace milagros o que una pulsera cura y, por supuesto, nos sentimos por encima de todo eso. 

Ja. 

Hemos llegado a un nivel de imbecilidad colectiva que ya no hace falta que nos digan algo milagroso y completamente imposible para convencernos, para vendernos la moto, para dejarnos epatados y con la boca abierta, y mientras tanto desvalijarnos. 

No. Hemos alcanzado la cumbre de la estupidez y resulta que pagamos dinero a gente que no dice más que obviedades, generalidades y perlitas de cursilería con mensajes para hacer tu vida, tu casa, tu pareja, tu trabajo, en resumen tu existencia, "más feliz".  

La semana pasada y mientras disfrutaba de un desayuno en soledad con mi café, mi zumo, mi tostada y mi revista descubrí a la última charlatana vendehúmos. 


La maravillosa magia de ordenar que te cambia la vida, de Marie Kondo. 

Obviamente solo si Marie Kondo fuera Julie Trinos, cantara como los ángeles y tuviera dedos mágicos que al chasquearlos hicieran que las bragas se colocaran por colores esa frase sería verdad y tendría su gracia. 

Marie Kondo no es Julie Trinos ni se le parece. Es una japonesa con voz meliflua, rebequita en tonos pastel y sonrisita de robar pilas en los supermercados que se ha hecho de oro vendiendo ejemplares y dando charlas sobre, ¡tachán!, ordenar tu casa y tus cajones, doblar calcetines, bragas y sujetadores. (No la he visto doblar calzoncillos: Ni sujetadores de su talla, ahora que lo pienso) 

¿Tiene Marie Kondo un truco mágico para lo de las bragas que comentaba antes? ¿Sabe algún método por el que los tuppers no se reproduzcan en el armario? ¿Tiene una receta infalible para que los calcetines estén siempre ordenados, siempre encuentren a su pareja y no desaparezcan en la lavadora? 

NO, NO y NO. 

Marie Kondo tiene más jeta que un piano de cola y más morro que un oso hormiguero y se ha convertido en un gurú para millones de personas completamente imbéciles diciendo lo que las madres han dicho toda nuestra santa vida: 

- Pero pero ¿cómo tienes esta leonera? ¿Tú no ves que así no encuentras nada y todo está hecho un desastre? ¿Los cajones? Pero si tienes toda la ropa arrugada y así vas hecho un Adán. Y ¿los papeles? ¿Así, como vas a estudiar? Haz el favor de tirar todo lo que no necesites ahora mismo y ordenar el resto. No, no... nada de un cajón hoy y otro mañana. Todo de golpe. Ya verás como después lo ves todo mucho mejor y encuentras las cosas. 

Por supuesto la recursi de Marie no lo dice así, lo susurra con su voz de pánfila y su sonrisita de empujar ancianitas en la cola del autobús, y lo condimenta todo con unas gotitas de sabiduría oriental de garrafón para que las mentes idiotas se lo traguen:

- Ordena todo a la vez, así sentirás la magia de poner en orden tu vida y verás todo distinto. 

- Tira lo que no uses. Sujeta cada objeto entre tus manos y piensa ¿me hace feliz? Siente la conexión para saber si guardarlo o tirarlo. (Para esto, la absurda dice que no pongas música porque interfiere en el proceso... no he encontrado referencias a que diga que hay que hacerlo en ayunas y sin haber tenido sexo en una semana, pero seguro que también opina que es bueno).

- Antes de dejar el objeto en la pila de cosas a tirar, dale las gracias. "Queridos zapatos horrorosos que me regaló mi tía Prudencia y no me he puesto jamás, gracias por dejar sitio para mis nuevas zapatillas en el armario". "Querido libro sobre recetas con arroz y miso, gracias por haberme dado la oportunidad de saber que odio el arroz y no sé lo que es el miso". 

- Organiza una fiesta de despedida para las cosas que vas a dar. "Goodbye partie" lo llama ella, con dos cojones. Yo le digo, Marie ya que te pones hazlo a lo grande. Además de la goodbye partie, monta una procesión al punto limpio con sus pasos y sus nazarenos. ¿No querías mística? 

Marie, ("llamadme Konmari") no contenta con esta charlatanería y como es una profesional, mientras suelta todas estas perogrulladas hace juegos de manos. ¿Esconde cartas? ¿Hace desaparecer figuritas del kinder sorpresa que se reproducen por casa? ¿Consigue emparejar todos los rotus con sus tapas? ¿Ordena alfabéticamente los tarros de la despensa? 

No. 

Dobla camisetas, calcetines y sujetadores. 

¿De alguna manera especial? 

Sí, perdiendo muchísimo el tiempo, haciendo mucho el canelo y ¡atentos! transmitiendo a la prenda, en el momento en que está doblada, su agradecimiento y pensamientos positivos. 

¿Se puede ser más idiota? 

Sí. La pánfila de Marie se está ganando la vida. Tima a la gente pero se está buscando las habichuelas para comer (seguro que miso). Si viviéramos en un mundo de gente medianamente inteligente, Marie estaría doblando camisetas de cualquier gran almacén, hablándoles o no, pero ganando un sueldo por su trabajo. 

Como resulta que vivimos en un mundo en el que cada vez somos más infantiles, creemos más en un mundo mágico de luz y de color en el que todo es bonito y precioso y todo es felicidad y sonrisas... somos carne fácil. Estamos esperando que alguien venga con un "poco de azúcar" y nos diga que todo es estupendo y que con la ley del mínimo esfuerzo todo saldrá bien. Somos carne de cañón para estafadores, vendemotos, vendehúmos, charlatanes y prestidigitadores de las palabras huecas. 

Ordenar es un puto coñazo, pero hay que hacerlo. Y no, no te cambia la vida, con un poco de suerte encontrarás algo que creías que habías perdido. Tu criterio por ejemplo.  

A ver si espabilamos y empezamos a quemar brujas... apuesto a que Marie flota.  


viernes, 8 de enero de 2016

Adele y el perro del hortelano

Adele es una gran cantante, me parece una tía interesante, con criterio y mucha personalidad. Pero todas sus canciones son himnos del perro del hortelano, lo que me lleva a sospechar que está haciéndole la vida imposible a un ex. 

Todos hemos tenido un perro del hortelano en nuestra vida amorosa. Algunos, incluso varios. 

Un perro del hortelano es un él o ella (en esto hay igualdad absoluta de sexos) con el que se tiene una relación amorosa con un principio esperanzador, un desarrollo prometedor y un desenlace accidentado, catastrófico y muy muy doloroso.   

Cuando todo en la relación parece consolidado, concreto y maduro, el perro del hortelano, que suele tener el mismo valor que un cepillo de uñas, empieza a agobiarse y en vez de gestionar su agobio con integridad, responsabilidad y, sobre todo, sin cargar su mierda en el otro... comienza a dejar un rastro de miguitas de "premios de consolación".

- No sé que me pasa.
- No lo tengo claro.
- Yo te quiero pero es que....
- No es que no te quiera pero...
- No eres tú, soy yo...
- No te merezco. 

Si eres pareja de un perro del hortelano, intentas esquivar, como buenamente puedes, las pedradas que te va lanzando "sin querer". El "sin querer" es muy importante. Un perro del hortelano te tira pedradas a matar pero son siempre "sin querer". Intentas esquivar los golpes dejando espacio al perro, apoyándole y esperando a que se le pase la tontería. 

Al final, por supuesto, el perro tira la pedrada final y, montando un drama por el que parece que él es el lapidado, se pira. 

Tú te quedas sepultado bajo una montaña de piedras y con una brecha en la cabeza del tamaño del Gran Cañón. Pasada la conmoción, te levantas como buenamente puedes y empiezas a rehacer tu vida. No me voy a extender en esto, ya expliqué las rupturas, pero el proceso se reduce a las fases de autocompasión, disección a tamaño microscópico de cada gesto, palabra, ocasión y sentimiento de la relación, beber para olvidar y, por fin, un buen día sorprenderse al descubrir que te importa tres pepinos lo que el perro del hortelano te hizo. 

Pasado el tiempo, un tiempo considerable que suele ser como mínimo de un año... eres capaz de reconocer que el perro del hortelano era un cabrón/cabrona impresentable y que hiciste mucho el memo dejándole jugar con tus sentimientos y tu vida. 

Alcanzada esta cima de sabiduría suprema, control mental y asunción de errores pasados, normalmente tu vida empieza a ir fenomenal. Estás contento, satisfecho, divertido, tienes tus relaciones más o menos estables... en pocas palabras: estás feliz cual perdiz. 

Y, entonces, aparece Adele, digo el perro del hortelano. 
"Hello, it´s me" 
Un mail, un whataspp, una llamada. 

¿Para qué aparece Adele/perro del hortelano? 

Para joder. Para hacer pis en su esquina. 

Hola, soy yo. ¿Qué tal todo? Me he acordado de ti porque las nubes son blancas, los pájaros vuelan o me he sonado los mocos. 

That you found a girl and you're married now.
I heard that your dreams came true.
Guess she gave you things I didn't give to you.
Cualquier excusa es buena. La verdad es que "me he acordado de ti” y me he puesto a cotillear y claro he visto que estás de puta madre y te escribo, te llamo o lo que sea para recordarte lo fenomenal que estábamos juntos y lo especial que eres para mi, y decirte que te echo mucho de menos.
Hello, can you hear me

I'm in California dreaming about who we used to be
When we were younger and free
I've forgotten how it felt before the world fell at our feet

Tachán. Ahí está. Aquello con lo que fantaseaste durante meses y meses  mientras nadabas en tu piscina de autocompasión. Justo lo que esperabas oír... llega ahora. Tarde y mal. 

Un breve rayo de satisfacción te recorre pero, al segundo un trueno de mala leche contenida quiere salir de ti: ¡Vete a tomar por culo! Lo acallas e ignoras el mail, el mensaje o la llamada. 

El perro del hortelano, una vez que ha puesto orejas de caza y rabo de punta, no descansa. Es cansino hasta el infinito. 
Hello from the other side

I must have called a thousand times
To tell you I'm sorry for everything that I've done
Lo siento mucho, siento mucho lo que te hice. 

¿Que sientes mucho lo que me hiciste? ¿Que lo sientes? 
At least I can say that I've tried

To tell you I'm sorry for breaking your heart
El perro del hortelano en cuanto puede se pone una medalla. Por lo menos he intentando decirte que siento haberte roto el corazón pero claro tú no me coges el teléfono ni me contestas los mails. 

Con dos cojones. El perro del hortelano te rompió el corazón, pasó de ti cuando estabas hecho una piltrafa y resulta que ahora que, con tu nuevo y acertado criterio, no quieres tocarlo ni con un palo... él le da la vuelta a la tortilla y se hace la víctima. 

Acojonante. 
I hate to turn up out of the blue uninvited

But I couldn't stay away, I couldn't fight it.
I'd hoped you'd see my face and that you'd be reminded
That for me it isn't over.
Lo peor del perro del hortelano es que no descansa. Tras la llamada, el mail o el mensaje inicial, cualquier cosa que hagas o dejes de hacer es un aliciente. 

Si le castigas con el látigo de la indiferencia, es decir, pasas de contestar y no le tiras el palo para que juegue, le tienes a tus pies y dando la brasa "entiendo que no quieras hablarme, con lo que te hice, pero ahora he comprendido que tú... blablablabla".

Si le tiras el palo bien lejos mientras le gritas “déjame en paz”... correrá a por él y volverá 20 mil veces más. 
Never mind, I'll find someone like you

I wish nothing but the best for you too
Don't forget me, I beg
Este es el momento clave. El perro del hortelano, con su estrategia de acoso, derribo y mear en tus esquinas, termina minando tu coraza y oxidando tu determinación. Como tú no eres tan cabrón/cabrona como él/ella, tienes un breve momento de compasión y le dices algo como: "No te pongas así, yo también te tengo aprecio". 

Ahí te has hundido. Se dice poco, pero la compasión lleva de nuevo a la muerte por pedrada. El perro del hortelano se sentirá confirmado en su estrategia, verá que todavía tus esquinas son su territorio y sabrá que ya te tiene a sus pies para volver a lapidarte. 

Ruego a Dios que el tío al que Adele está tratando de reventarle la vida con estas canciones no se ablande ni tenga compasión. ¡Ánimo valiente, estamos contigo!

lunes, 4 de enero de 2016

Lecturas encadenadas.- Diciembre

52 libros. 10 escritos por mujeres, 13 en español, 9 comics, una relectura y 15 de no ficción.  No he sacado ni un libro de la biblioteca porque no me ha dado tiempo, me han regalado muchísimos.

No ha sido un gran año de lecturas. Ha sido pasable, lo mejor en los primeros seis meses del año, después los libros y yo hemos sufrido un desencuentro, un distanciamiento, un sí pero no. Yo busco algo que me enamore y ni siquiera encuentro algo que me entretenga.

Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro.  Compré este libro en la Cuesta Moyano un día de octubre. Había leído "Lo que queda del día" en su momento y decidí probar con otro del mismo autor. Ha sido un desastre. Es una historia entre terrorífica, de Superpop y de ciencia ficción. No sé si me ha pillado muy mayor, muy lista o cansada.

En un tiempo indeterminado entre la II Guerra Mundial y los años 80 unos jóvenes son clonados y criados en colegios con la única función de en su día ser donantes de órganos. Como premisa de historia de ciencia ficción y distopias no está mal, pero el problema es que Ishiguro se centra en tres de esos niños y en contar su historia hasta que son adultos y es un aburrimiento. La voz narradora que es la de una de esas niñas que nos la cuentan desde su madurez no hay quien se la crea, la historia de amistad, amor y luego más amor en un encuentro que el lector ya sabe que ocurrirá desde la página 1 pero que inexplicablemente parece sorprender a los protagonistas y lo que es peor al autor, está escrita con desgana absoluta. Final trágico y chimpón.
"En cierto modo, el sexo había llegado a ser como lo de "ser creativo" unos años antes. Era como si, si no lo habías hecho nunca, tuvieras que hacerlo, y pronto".
Esto me hizo gracia porque se puede aplicar ahora mismo a lo de ser creativo, sal de tu zona de confort y todas esas cosas que se ponen de moda.

El siguiente desastre del mes fue Noticias del paraiso de David Lodge, otro autor que compré en la Cuesta Moyano porque otros libros suyos me encantaron. Con Lodge me pasa que unas veces me encanta y quiero que sus libros no se acaben nunca y otras veces me parecen una pérdida de tiempo y una bobería desde la página 1. Cuando son una bobería, a veces, son graciosos pero en este caso ni eso. Un cura que ya no cree, un padre cascarrabias, Hawai...blablablablabla. Me aburro. Sé que volveré con Lodge porque es como un viejo amigo al que le perdono todo...

Para mis amigos profesores doblé esta esquina:
"Levi-Strauss dice en alguna parte que "el estudiante que elige la profesión de la enseñanza no se despide del mundo de la infancia, sino que, muy al contrario, trata de permanecer dentro de él". 
Terminé mi año lector el 31 de diciembre con una lectura que me llegó por la magia del blog. Escribí un post sobre Enamorarse leyendo, hablaba de un libro de mi infancia y ¡alehop! el libro en cuestión apareció en mi buzón. ¡Gracias Moni!


Papa Piernaslargas Jean Webster es un clásico de mi niñez. Lo leí en una edición de tapas de cartón con un dibujo super de los 50 y me encantó. No sé las veces que lo leí y releí. Tenía un recuerdo maravilloso de él y me daba miedo leerlo ahora, con 42 años y que me pareciera una memez. Pero no, Papaíto Piernas Largas es un libro bonito. Una historia sencilla contada con mucho humor y mucho encanto. Escrito en 1912 cuenta una historia que ahora mismo nos chirría en muchos aspectos pero en otros es increíblemente moderna. La actitud de la protagonista que con 18 años en 1912 quiere ser independiente, quiere ser escritora, no depender de nadie  y el benefactor que la ayuda para que llegue a ser todo eso, no para que sea simplemente un ama de casa. Es un libro fabuloso y si tenéis hijas adolescentes es muy posible que les guste.

Por una de estas conexiones cósmicas que me ocurren lo he leído poco después de ir a ver Sufragistas y estar dándole vueltas al tema de los derechos de la mujer y por eso me llamó mucho más la atención (obviamente con 12 años no hice ni caso a ese tema) frases como:

"Yo creo decididamente en mi libre albedrío y en mi poder de realizar cosas por mi misma. Creo que es la única creencia capaz de mover montañas".

"El único modo de compensarle es convirtiéndome en un ciudadano muy útil. (¿Las mujeres son ciudadanos? Me parece que no.)

Ha sido un relectura maravillosa para terminar el año y un reencuentro con mi yo de 12 años. Lo recomiendo muchísimo y además Turner lo acaba de reeditar.

Y con esto y un bizcocho terminan las 52 lecturas encadenadas del año que podéis ver aquí. 


viernes, 1 de enero de 2016

(Mis) propósitos



Empiezo el 2016 con algunos propósitos. No sé si son buenos o malos pero son los que me apetecen. Teniendo en cuenta que el de 2015 era no morir en el intento, creo que he avanzado muchísimo. 


Beber más
O lo mismo. Quiero vino blanco del que entra solo y  me hace sentir como una señora mayor inglesa. Quiero vino tinto de color intenso y sabor poderoso, vino del que me encanta y me dejará una resaca horrible. Quiero mojitos y margaritas para hacer el tonto y gintonics para charlar y reírme.   

Esparcir amor
En mi nueva fase de Mrs. Robinson y purpurina, esta frase tiene una connotación sexual que me parece muy muy adecuada y estoy muy muy a favor. 

Cambios de tiempo
El calentamiento global me está reventando el ciclo estacional que adoro y me da la vida. Si en Madrid no llueve y no hay nubes, iré a buscarlas. Si en Los Molinos no nieva y hace frío me meteré en el coche y conduciré hasta un lugar dónde pueda ponerme guantes y calarme el gorro hasta las cejas. Llevo el coche lleno de abrigos para ir en busca del viento. En verano renegaré del calor y disfrutaré de ir descalza. 

Disfrutaré de todo
Durante un año la Nada casi me come, una Nada gris y espesa que hacía que me diera igual todo. 

Nunca más. 

Hacer planes que sólo dependan de mí.
No estoy en contra de planes con gente, pero siempre y cuando sea gente de confianza, gente de la que te puedas fiar, gente que si dice que irá, sé que estará allí. Gente en la que confío. Nada de mierdecillas de "ya veremos", "es que no sé", "me gustaría pero". 

Tengo muchos planes para este 2016 que empiezan ya. Leer mucho, escribir infinito, llevar solo un retraso de un mes en mi lectura del New Yorker, comprar condones, viajar a Bilbao a ver una expo, ir a Lyon aprovechando una oferta de billetes, ir a Grecia de vacaciones en junio y a Francia en agosto. 

Casi lo olvido, quiero empezar a leer poesía.

Perfeccionar el exquisito arte de la siesta
Concretamente quiero perfeccionar la técnica de la siesta por placer. No descarto la modalidad en pareja, aunque puede ser deporte de riesgo. 

Correr riesgos.
Sí, sí, sí. 

Otra cosa es un aburrimiento. Lo mismo me compro algo rosa. 

Aceptar mis limitaciones.
No sé envolver, divido con dificultad, soy completamente incapaz de secarme bien al salir de la ducha, no sirvo para la charla intrascendente y la prudencia no está entre mis dones. 

Aceptar la incertidumbre.
Soy muy organizada y previsora, pero me estoy quitando. Esto es arriesgado porque me lleva a encontrarme sin ropa interior limpia y descubrir que el papel higiénico se ha terminado en el peor momento posible. Por otro lado, vivo más relajada. 

Enfrentarme a mis miedos.
Solo tengo dos miedos: los gatos y morirme ahora que estoy feliz. No voy a enfrentarme a ellos, los gatos pienso obviarlos completamente porque son innecesarios y con la muerte voy a confiar en que por lo menos me aguante hasta los 52. 

Todo lo demás lo tengo superado teniendo en cuenta que no pienso bucear. Dos miedos son muy pocos. Soy una valiente.  

Divertirme muchísimo. 
Esto suena espantosamente "happy people" pero ahora mismo estoy tan contenta que me descubro a mí misma sonriendo en el coche a las 8 de la mañana mientras voy a los libros de colores. Soy feliz al despertarme, es imposible que no me divierta.

Empezar de cero con todas mis fuerzas porque soy una chica con suerte.

La tira es de Grant Snider.