miércoles, 31 de diciembre de 2014

lunes, 29 de diciembre de 2014

Dos hombres y un año

Hoy quiero dedicar este post a los dos hombres que han hecho que mi año fuera mejor, que me han ayudado a llegar al final. Dos hombres a los que nunca se lo podré agradecer bastante. El Ingeniero Estoy orgullosa de nosotros. De los dos. Muy muy orgullosa. Hemos hecho algo dificilísimo que nadie sabía como iba a salir, ni siquiera nosotros. Cuando te haces novio de alguien, o te casas o te vas a vivir con alguien tienes una expectativa de cómo será el futuro. Esa expectativa suele ser optimista por tu parte y la de tu pareja, y también por parte de tu entorno. Empiezas con una perspectiva optimista que luego va mejor o peor... pero cuando te separas resulta que la expectativa es la de encaminarte al infierno en la tierra. Nosotros no teníamos esa expectativa, creíamos firmemente en que saldría bien, en que tendríamos una buena relación (como siempre) y que las princezaz estarían fenomenal. Nos encontramos sin embargo con un entorno que no daba un duro por nosotros y a lo más que llegaba era a una duda incrédula colmada de augurios pesimistas: "bueno sí, os lleváis bien... pero ya veremos luego" No ha sido así. No somos pareja, no somos amigos. Somos algo que no sabemos definir y que no necesitamos definir hacia fuera. Nos sirve a nosotros y a las princezaz. Nos hace felices cuando estamos los cuatro juntos haciendo cosas y también cuando estamos separados. El Ingeniero y lo que hemos construido durante este año, lo que estamos construyendo a pesar de todo y de todos, me ha servido de apoyo, de soporte, y me ha dado tranquilidad. 
"No te preocupes por nada" No hay nadie en el mundo al que le desee más felicidad que a él. Juan Nunca le podré agradecer bastante todo lo que ha hecho por mí este año. Yo he estado a 2.000 km de mi zona de confort porque he llegado allí revolcada por las olas... Juan ha nadado 2.000 km saliendo de su zona de confort para ir a buscarme y evitar que me ahogara. Ha extendido su brazo largo cuando me estaba hundiendo para sacarme de los pelos a flote. Me ha hecho el boca a boca cuando ya no podía respirar. Me ha sacado de la cama cuando no quería levantarme. Me ha aguantado llorando hasta que le he empapado la camiseta, "no sabia que se podían tener tantas lágrimas". Me ha llamado 20 veces a pesar de que le colgaba hasta que se lo he cogido. Me ha apuntado en su lista especial de "personas que pueden despertarle de la siesta". Me ha dejado un armario de su cocina para guardar todas las guarrerías de comer que me gusta tener cuando vemos una peli. Me ha regalado su batamanta nórdica. Ha visto conmigo todas las pelis que le he sugerido. Ha leído muchos de mis posts antes que nadie. Me ha acompañado a una reunión de frikis de ciencia y ha sido el conejillo de Indias de mi primera charla. "No te pongas nerviosa, lo vas a hacer fenomenal". Me ha obligado a dejarme el pelo largo y por ahora parece que ha acertado. Me ha acompañado a conferencias y yo he ido con él de compras para ayudarle a elegir unos pantalones. Me ha obligado a comer, a beber, a hablar y a ir de vacaciones. Ha organizado una cena sueca en su casa con mantel y cubiertos. Me ha escuchado hablar sin parar entre lágrimas y mocos tumbada en una hamaca en su cuarto mientras él me escuchaba de pie. Me ha enseñado un video de ballenas varadas estalladas y de tíos que construyen catapultas. Ha madrugado más que yo para ducharse antes y dejarme dormir. Hemos compartido, una vez más, unas vacaciones geniales y me ha enseñado a ponerme los tapones para dormir. Ha leído en internet sobre cómo ayudarme, qué darme, qué decirme, cómo escucharme y ha pensado en llevarme a una sesión de drogas alucinógenas con un chamán (eso lo tenemos pendiente). Somos amigos, muy amigos. Hemos renunciado a intentar explicar qué somos, sonreímos cuando nos miran con incredulidad ¿pero no sois pareja? "No te preocupes, vas a estar bien" Nada me da miedo si estoy con Juan.
Dos hombres que están en mi vida y por los que soy una chica con muchísima suerte.


jueves, 25 de diciembre de 2014

Un aperitivo y un reencuentro

Los Molinos es un sitio pequeño donde la ley de los seis grados de separación no se cumple ni de coña. Lo más alejado que puedes estar de alguien es un grado, dos si es un completo desconocido recién mudado o alguien que ha vivido secuestrado en su casa por una secta de mormones aterrizados en una nave espacial.

Los Molinos es un pueblo con poco comercio pero con una sobre abundancia de bares. A mí me recuerda mucho a "Obelix y Compañía" pero sin tanta variedad: un bar, un bar, un bar, una cervecería, un bar...

Los Molinos es un pueblo con una gran tradición de montar aperitivos que se escapan totalmente de control y acaban en cualquier cosa que no tiene nada que ver con la mesura en el comer ni en el beber y normalmente de noche cerrada. 

- "Moli, soy Paula. ¿estás en Los Molinos hoy? Llego al aperitivo tardío, me encantaría vernos.
- Estupendo, aquí te esperamos. 

Pobrehermano Mayor, las princezaz y yo salimos para el aperitivo.

- Pobrehermano, me ha escrito Paula. Va a llegar un poco tarde.
- Uy, pues yo no la veo, este año me lo pienso tomar con calma. Un aperitivo light.
- ¿Cómo de light? ¿Cómo el de hace dos años cuando llegaste a la cena de Nochebuena a las 11:30 de la noche?
- Ese año la culpa fue vuestra. Me acosté la siesta...
- ¡a las 9 de la noche!
- Me acosté la siesta y en vez de levantarme a gritos, entrasteis y me dijisteis: venga... que nos vamos. Y claro así no me levanté. 
- Vale, vale...pero que Paula llegará a las 3 y media o las 4. 

3 horas y media después, 4 bares completados, todos mis familiares saludados, amigos por todas partes,  n rondas de cervezas terminadas, dos princezaz hambrientas, desesperadas y considerando pedir un cambio de madre, ¡apareció Paula!

Entre Paula y yo hay un grado muy muy escaso de separación y nos tenemos un cariño inmenso. En su casa estaba Pobrehermano Mayor cuando murió mi padre. Uno de los recuerdos más absurdos de mi vida ocurrió cuando en el funeral de mi padre, en una iglesia aborratada de gente que se acercaba a saludarme, una amiga de mi hermano Gonzalo que tendría 14 años casi se muere de la emoción porque el padre de Paula era su ídolo y estaba acompañándonos ese día y nos pidió permiso para pedirle un autógrafo. Pobrehermano Pequeño y Paula hermano también eran y son amigos...algunos de los perros que hemos tenido vinieron de casa de Paula, yo paseo por El Roto y ella va a correr por allí  y mil cosas más.

Los caminos de la red son inescrutables y asombrosos y después de años de no saber de Paula y su familia más que de oídas lejanas, un buen día abro twitter, me encuentro un retuit que pone "Paula" y digo: ¡coño, si es Paula! y de ahí retomamos el contacto virtual: yo la veo a ella con todos sus éxitos profesional y ella me ve a mi...mmmm..lo que sea que hago yo. La he visto dar charlas, publicar artículos, correr de madrugada convirtiéndose en una maldita runner, la he visto sufrir como una campeona corriendo el marathon de NY y conseguir terminarlo. Y la veo con su pelo liso y perfecto y recuerdo su melenón de rizos a lo Annie McDowell pensando en el tiempo que se tirará en la peluquería. 

De hecho es lo primero que le pregunto al verla porque ya estoy completamente empapuzada de cerveza. 

- Pero Paula...¿cómo consigues tener el pelo asi? La gente fliparía si conociera tu melena. 
- Jajajaja...una pasta en tratamientos.

Después de un par de rondas más, muchas risas y de presentarle a las princezaz que definitivamente han decidido hacer como que no me conocen y se han sentado al fondo del bar a jugar al ajedrez... me retiro a casa para conseguir llegar a la cena en un estado decente. 

Inmortalizamos el momento en una foto innoble y decidimos repetir muy pronto. 


*A Pobrehermano Mayor se le fue de las manos el aperitivo... pero esa es otra historia. 




jueves, 18 de diciembre de 2014

Reinterpretando a Pedro Etxenike (con su permiso)


Traje gris, corbata azul, camisa blanca. Todavía conservas algo de gris entre tu bastante abundante pelo blanco. Gafas sin montura apoyadas en una nariz y unas orejas llamémoslas importantes. Detrás de las gafas, unas cejas oblicuas enmarcan unos ojos pequeños pero vivaces y penetrantes. Eres alto pero pareces más alto porque siempre estás muy erguido y más cuando vigilas, atento a todos los que van entrando en la sala. Seguro que tu madre no te decía "Pedro, ponte derecho". 
Tienes las manos grandes y "hablas" mucho con ellas. Me identifico con ese rasgo tuyo, yo también hablo mucho con las manos, aunque en mi caso lo llamaría gesticular como una loca, pero tú eres Premio Príncipe de Asturias, una eminencia científica y todo un señor, y no se puede decir eso de ti. 
Mientras con una sonrisa y unas cuantas palabras de cortesía (sospecho que no recuerdas mi nombre) saludas a todo aquel que se acerca, sigues oteando la sala, metiendo alternativamente una mano u otra en el bolsillo del pantalón, tocándote la nariz y alisándote la corbata. Tienes un tic. 
Cuando por fin, tras las correspondientes y elogiosas presentaciones, comienzas a hablar todo desaparece. No importa si estás en una sala atestada con un calor horrible, en una cafetería o en un salón de actos inmenso y desangelado, en el sótano de una fea facultad en el invierno madrileño... cuando comienzas a hablar no hay nada más que lo que cuentas y, sobre todo, cómo lo cuentas. 
Tienes algo que sólo poseen los grandes comunicadores, que sólo algunos hombres, Springsteen, Gaiman o Enric González consiguen (conmigo). Cuando hablas no pareces querer estar en ningún otro lugar ni haciendo ninguna otra cosa y lo que cuentas no lo cuentas a un gran auditorio;, siento que hablas sólo para mi.  
Ahí estoy yo, pequeña y canija en mi butaca. Rodeada de popes del mundo académico (me he sentado demasiado cerca) y sintiendo exactamente eso, que hablas solo para mi aunque la charla se llame "Consejos a un joven científico" y yo no sea científica ni me se me pueda considerar joven. 
Me dejo llevar por tus palabras y voy apuntando los consejos, escuchando y reformulándolos en mis notas. ¿Y si intento aplicar estos consejos a lo que yo sé hacer, a los  blogs? 

1.- Escoger un buen sitio, un buen supervisor y un buen proyecto 
Decidir lanzarse a escribir es un gran reto. ¿Dónde colocarte? ¿En qué nicho? ¿Hablar sólo a los que piensan como tú o para todos? ¿Escribir de un solo tema o de mil? ¿Con tono formal o personal? Buscar el consejo de alguien que ya tenga un blog es una buena idea, de hecho la mayoría de la gente que abre un blog lo hace porque decide "imitar" a otro que le gusta o porque otro alguien le anima a hacerlo: "deberías escribir un blog". 

2.- A nadar se aprende nadando, no leyendo sobre nadar 
Escribe, escribe, escribe como si te fuera la vida en ello. Lo harás mal, nadarás a perrito y llegarás al final del largo, perdón, del post, boqueando sin aire y deseando que nadie te haya visto, leído, porque te parece que tienes un estilo horrible, que lo que has escrito no se parece a nada de lo que tenías en la cabeza y desearás dejarlo. 
Escribe, escribe, escribe y acabarás dando la vuelta olímpica y escribiendo posts de los que estarás orgulloso y no te dará vergüenza enseñar. 

3.- Arriesgarse. Ir a lo desconocido. Aprender a comunicar. La ciencia es ante todo creatividad 
Una vez que se ha cogido el truco y has cogido soltura, conviene probar a hacer cosas nuevas. Con un publico fiel (sean 3, 300 o 3.000 personas) lo mejor es intentar hacer cosas nuevas. No por ellos sino por ti, para no aburrirte y porque si has aprendido a nadar, a escribir posts... ¿por qué no vas a poder hacer ahora un podcast, un videoblog o lanzarte a escribir sobre otro tema o con otro estilo?
Ten sentido del humor. Sonríe cuando escribas 
La ciencia es creatividad y también lo son casi todas las cosas que dan satisfacciones personales en la vida. 

4.- No tengas miedo a perder el tiempo 
Perder el tiempo es maravilloso. Brujulear por la red saltando de enlace en enlace, bucear en twitter buscando algo que te llame la atención y que no sabes dónde te va a llevar, leer, ver pelis... todo eso no es perder el tiempo, es dejar que tu mente descanse libre, haga conexiones absurdas, pues a veces, una de esas conexiones absurda originada en un momento de descanso mental te lleva a una idea genial, a encajar cuatro conceptos o a encontrar una manera nueva de enfocar una idea para escribir. Pierde el tiempo. 

5.- No desanimarse
Los posts no van a salirte como a ti te gustaría, te van a pisar los temas, no se te ocurrirá nada, pensarás que nadie te lee, tu entorno de la vida real te mirará con cara de ¿eres de Saturno? cuando les comentes que tienes un blog y cuando por fin escribas un post del que estés enormemente orgulloso... no recibirás el feedback que esperas de los lectores. 
No te desanimes. Disfrútalo. Siempre. 

6.- Lee otros blogs 
De tu materia y de otras, de tu estilo y de otros. De temas que siempre te han interesado y de los que sabes un montón, de temas que siempre te provocaron curiosidad pero de los que no sabes nada y de materias que ni siquiera sabías que existían. Lee. 

7.- Sé ambicioso, pero sin pasarte 
La modestia bloguera, como cualquier otra modestia, no sirve para nada. Aspira siempre a escribir el mejor post, a contar la idea de la mejor manera posible y a sentirte lo más orgulloso posible de lo que has hecho. 
Pero no te pases de ambición; no pretendas arrasar nada más llegar, ganar todos los premios y conceder entrevistas. 
¿No es coherente este consejo? 

Etxenike lo explica muy bien: "la coherencia es una virtud de pequeñas mentes".

8.- Hazte un nombre 
Más que un nombre, que también, un estilo. Esto es importante, hazte un estilo que te identifique, una manera de escribir y de contar las cosas que sea plenamente tuya y clara. Como dice Gaiman, "nadie puede contar las cosas como tú lo haces". Agárrate a eso y hazte un nombre. 

9.- Cree en tus ideas y en tu forma de contar las cosas pero no infinitamente. No te confíes y presta atención a los detalles, esos que a lo mejor descuidas cuando hayas cogido soltura y confianza
Hay que ser crítico con lo que haces y con lo que escribes, con lo que cuentas y cómo lo cuentas... pero tampoco te pases. Para ser ultracríticos ya estarán tus enemigos, muchos de tus amigos y menéame y sus comentarios de cola de la pescadería.

10.- Cultiva amigos inteligentes 
Este es un consejo para jóvenes científicos, para blogueros y para todo el mundo... pero en el mundo de los blogs conviene aplicarlo para no perder el tiempo leyendo textos que no aportan nada, críticas que no pretenden nada más que destruir, o participando en polémicas en bucle completamente absurdas. 

Llevas una hora hablando, dejo de tomar notas, levanto la mirada y allí estás con todo el auditorio a tus pies esperando tus palabras... como buen seductor y comunicador has dejado lo mejor para el final:
"No olvidéis que a la perfección se llega con la pasión".

Grandes aplausos, todos nos quedamos con ganas de más, de muchísimo más. 
Tras el turno de preguntas que comienza con una maravillosa, "Sr. Etxenike ¿que hay que hacer para que usted tenga un cargo en el Ministerio de Educación?", me  acerco a despedirme y descubro que también compartes debilidad con otros de mis hombres favoritos; eres presumido. 

- ¿Me ves más gordo que en El Escorial?
- Por supuesto que no, estás estupendo. 

La charla oficial que no debéis perderos está accesible en la web.