martes, 17 de diciembre de 2013

10 AÑOS



Me alucina que ya tengas 10 años. Soy  consciente de cada uno de esos 3650 días que hemos pasado juntas. No se me ha pasado volando ni echo de menos cuando eras más pequeña, ni añoro la época en que eras un bebé o en que hablabas con lengua de trapo. Cada día contigo es el día que más me gustas.

Me pierdo en tus ojos azules. ¿Cómo he podido tener una hija con esos ojos?

Me gusta mirarte mientras duermes. Siempre boca arriba con los brazos encima del cuerpo.

Me cautiva la magia que desprendes y de la que no eres consciente.

Me emocionas cuando cantas mientras te duchas, mientras paseas o mientras juegas, cuando crees que nadie te escucha.

Me sacas de quicio con la ropa. Sacar la ropa del armario y saber que empezarás a protestar. Te pica, te aprieta, se te cae, no puedes mover los brazos, te está largo, te está corto, es rosa, es vestido, es falda...

Me desesperas cuando tengo que repetirte las cosas mil veces porque estás abstraída en tu mundo  y ni siquiera me escuchas.

Me admira  lo valiente que eres, tu valor para enfrentarte a todo y sobre todo que tienes las ideas clarísimas y no te importa que no sean como las de todos los demás.

Me entristeces cuando crees que no te quiero, que te tengo manía, que soy injusta contigo.

Me recuerdas tanto a mí.

Me enfadas cuando lloriqueas por nada, cuando haces los deberes deprisa y corriendo para ponerte a leer o para bajar a jugar al fútbol.

Me haces reír con tu risa. No te ríes mucho, pero cuando lo haces, eres una risa franca, auténtica, cálida y contagiosa que sale de dentro. Cuando eso ocurre, tú no te ríes...eres risa.

Me encanta verte nadar. Dentro del agua, nadando, pareces mayor.

Me desesperas con tus mil y una quejas. "Me pica aquí", "me duele la tripa", "tengo una roncha".

Me ahogo en orgullo maternal cuando te veo jugar al fútbol. No metes muchos goles "mamá, soy defensa" pero sales a jugar concentrada, feliz y tan contenta de estar ahí sin que nada te de miedo que el orgullo me sale por las orejas.  Está muy bien que los padres de tus compañeros te animen más que a sus propios hijos porque así se disimula el hecho de que yo estoy tan emocionada que no puedo ni hablar.

Me sacas de mis casillas con la comida. No puedo soportar la tortura que es verte (no) comer y que la comida te sea completamente indiferente. "Mamá, solo me gusta desayunar". Come algo, por favor y a poder ser antes de que se quede frío.

Me pones histérica con el tema del pelo. ¿Cómo puedes ser tan cabezota?

Me entristeces con tus ojos tristes, con esa mirada que tienes cuando te ha pasado algo y todavía no has decidido si contármelo.

Me rompes el corazón si me miras y veo que estás conteniendo las lágrimas.

Me revuelves el estómago y me haces un nudo dentro cuando te pones enferma, cuando entras en crisis y no puedes respirar , cuando te aparece un dolor nuevo, una roncha inesperada y me miras diciendo "no me encuentro bien".

Me preocupa lo increíblemente sensible que eres, vas a sufrir tanto.

Me flipa verte con los perros, abrazada a ellos, no se quién de los tres está más feliz.

Me provoca nostalgia verte acostada en la que fue mi cama durante 28 años y me muero de la risa cuando descubro que igual que hacia yo, lees con una linterna cuando te apago la luz.

Me maravilla la paciencia que tienes con tu hermana y con tu padre cuando se ponen a hacer el tonto.

Me dejas sin palabras cuando sabes que estoy triste y vienes, me miras y me dices "mamá no te preocupes, lo estás haciendo bien".

Me gusta tu olor.

Me destroza tu sonrisa triste, tan triste que me parte el alma.

Me da la vida tu sonrisa feliz cuando sabes que yo estoy triste.

Me conmueves más que ninguna otra persona en el mundo lo ha hecho ni lo hará jamás.

Me haces feliz.

Feliz cumpleaños de las dos manos para mi princesa de los ojos azules.






viernes, 13 de diciembre de 2013

LEER PORQUE...

Hay muchos motivos por los que leer un libro. Muchísimos. Algunos motivos son idiotas desde el principio, otros no parecen malos y otros parecen estupendo. Todos pueden tener buenos resultados o desastrosos. 

Leer un libro porque está de moda y si "todo el mundo lo lee será por algo". Mal. Aquí es fácil aplicar la máxima de nuestras madres "Si todo el mundo se tira por el puente, ¿tú te vas a tirar?" pues el libro de moda es siempre como tirarse por el puente y es siempre mala idea.  La experiencia dice además que el sujeto conocido como "todo el mundo" tiene un gusto atroz para la lectura...y para casi todo. 

Leer un libro porque es un "clásico que no se puede dejar de leer". Las posibilidades de acierto aquí son un poco mayores que en el caso del puente pero tampoco las tienes todas contigo. Un clásico se supone que es un libro que ha demostrado a lo largo de un periodo de tiempo relativamente largo (hay que huir como de la peste bubónica de cualquier libro que se anuncie como "un nuevo clásico" porque eso no existe) que es una referencia. Eso no quiere decir que tenga que ser una referencia para ti y desde luego "se puede dejar de leer" y no vas a morir entre espasmos ni tu cerebro va a gritar enloquecido por esa carencia. 

Leer un libro porque alguien te dice "Como estás deprimido te va a gustar esto", "Como estás en paro lee esto", "Como no sabes que hacer con tu vida lee esto". Curiosamente casi nadie te dice "Te veo feliz, lee esto".  Aconsejar un libro según el estado de ánimo del otro es un ejercicio de riesgo. Primero exige un nivel de empatía que está fuera del alcance de la mayoría de la gente y segundo ¿cómo sabes lo que quiere el otro para enfrentarse a eso? A lo mejor está deprimido y lo que quiere es seguir chapoteando en sus oleadas de pena para intentar ver que no está tan mal o al contrario, prefiere risas tontas y alocadas que le dejen sin pensar. 

Leer un libro porque le quieres dar otra oportunidad. No te gustó una vez y decides que quieres volver a intentarlo. Te autoconvences de que quizás no fue el momento, no estabas de humor o te faltaban conocimientos para disfrutarlo. Si haces esto, si decides darle otra oportunidad, hay que estar preparado para darte cuenta de que quizás ese libro no es para ti por mucho que tu te empeñes o que nunca serás lo suficientemente listo para él. 

Leer un libro "porque es fácil". ¿Y? Esto es como ligar con alguien porque es fácil. Hay que adecuar las expectativas. Un libro fácil, y hablo de libros de esos de usar y tirar, jamás te darán la satisfacción de otros libros. Con suerte, será un placer momentáneo, fugaz y  que no te dejará  huella. Con mala suerte será algo como ¿en qué estaba pensando yo para perder el tiempo con esto? Si, exactamente igual que con un ligue fácil. 

Leer un libro porque lo leen tus hijos. Esta es una manera muy tonta de enfrentarte a la realidad de que ya no tienes 8, 12 ni 16 años y ya no eres o sólo lo eres en parte, la persona que eras con esa edad. Además, leer las cosas que a tus hijos les están emocionando y darte cuenta de lo inocentes que son es una manera muy tonta de sufrir. Por supuesto, enfrentarte a tu recuerdo de niño inocente emocionándote con la misma lectura (o el mismo tipo) es un ejercicio solo para muy valientes. Existe además el riesgo de que te aburras hasta el infinito con esas lecturas y tengas tentaciones de decirles a tus hijos " ese libro es un rollo". Eso es lo peor que puedes hacer. 

Leer un libro porque te lo regalan. A ver como explico esto, no hay obligación de leer los libros que te regalan. Y si los lees hay que estar preparado para darte cuenta de que tus amigos no te conocen, o que tus amigos te tienen en tan alta consideración lectora que te regalan libros que no eres capaz de leer, o  que, sencillamente, para ellos elegir un libro no es un acto sagrado como para ti. También hay que estar preparado para poder decirle al amigo que te conoce, que conoce tus capacidades lectoras y que ha elegido el libro con todo el interés del mundo que su regalo no te ha gustado. Lo bueno de ese amigo es que está preparado para esa contestación. 

Leer un libro porque te empeñas. ¿Por qué? Si el libro no se deja, pues no se deja. Pasa de él. 

Leer un libro para poder discutir con conocimiento de causa. Este motivo hay que manejarlo con mucho cuidado. Si se trata de una lectura sesuda y complicada hay que valorar si el placer de la discusión posterior compensa el esfuerzo. Si el libro es una bazofia, ¿para qué perder el tiempo documentándote para discutir de memeces?

Leer un libro que te recomienda alguien que puede llegar a gustarte. ¿Y si ese libro hace que te guste muchísimo más? o por el contrario ¿Y si arruina la chispa? 

Leer un libro porque es el favorito de tu pareja y te lo recomienda muchísimo o por el contrario te dice "No lo leas". Esto es un deporte de riesgo. Leer el libro favorito de la persona que quieres es exponerte a conocer algo del otro que a lo mejor no quieres saber, o darte cuenta de que lo que para esa persona es fundamental e intocable a ti no te dice nada. Esto te puede sumir en un mar de dudas. ¿No lo he entendido? ¿Hay algo que no me ha contado? o también...¿este es su libro favorito? pero si es una tontería. Para leer el libro favorito de tu pareja hay que estar muy muy seguro de que quieres conocer aún más (o conocer sin más) a tu pareja y de que podrás encajar lo que descubras o dejes de descubrir. 

Para mí, los libros son los que te encuentran, los que te llaman,. Los libros encuentran el momento adecuado y la persona justa para que te lo regale o te lo recomiende. Los libros son como el amor verdadero, te encuentran en el momento adecuado.

"Qué manera tan rara tienen a veces los libros de llegar a nosotros. Parece que nos esperan sin prisa como concediéndonos el tiempo que nosotros mismos no sabemos que necesitamos. Durante más de 20 años esos volúmentes de Bernhand han estado conmigo, presentes en mi vida sin que yo los leyera, visibles en mi biblioteca, como una casa junto a la que pasa uno todos los días y la mira y se siente atraído pero  no se decide a llamar a la puerta. No sé si lamentar o agradecer que una influencia tan poderosa no me afectara cuando era mucho más joven. Pero a veces, da la impresión de que un azar benévolo nos impone los libros en el momento justo en que necesitamos verlos"  

 Antonio Muñoz Molina lo cuenta mejor que yo. 



miércoles, 11 de diciembre de 2013

RYAN GOSLING. ¿ME GUSTA O O NO ME GUSTA?


En 4 días, por razones que no vienen al caso, me he tragado "Todas las cosas buenas", "Drive" y "Crazy, stupid, love". Tres películas que tienen poco en común más allá de Ryan Gosling y sus pantalones pitillo.  Hace unos meses vi "Los idus de marzo", así que debería tener una opinión fundamentada sobre si Ryan me gusta o no me gusta, pero no la tengo. 

¿Es Ryan un guapo guapo? No. No es Paul, no es George, no es Brad, no es Robert (antes de ser reina madre).  

¿Es guapo simplemente? 

A ratos. Depende. Quizás. Puede que sí, puede que no.

Empecemos por el principio, feo no es. 

Tiene algo, le ves y tienes curiosidad por verle más, por seguir mirándole. Es agradable a la vista pero guapo guapo no. Tiene los ojos pequeños, el ceño fruncido permanentemente como si le molestara la luz y cara de rombo afilado. Tiene esa forma de cara que hacíamos de pequeños para dibujar una pantera rosa a base de rombos y una barbilla puntiaguada con tendencia a llevar barbita de chivo. Tiene mentón que pincha. 

Ryan además tiene pinta de joven, de niño.  Tiene 33 años y soy incapaz de imaginarlo con cara de tío maduro, no me lo imagino envejeciendo y esto es, porque el factor "tener carita de querer un colacao calentito antes de dormir" es muy elevado en él. 

Su pelo, ¿como es el pelo de Ryan? Sin mirar una foto soy incapaz de recordarlo. ¿Es rubio? ¿Es castaño? ¿Lo tiene muy liso tipo lamido de vaca o ligeramente ondulado? ¿rizado? ¿tiene mucho o está empezando a clarear? No lo se. ¿Por qué? Porque Ryan perturba...

Pero perturbar no tiene por qué ser malo. De hecho puede ser muy bueno y ver medio desnudo a Ryan me produce bastante perturbación...por llamarlo de alguna manera.

Bien. Le ves sin camisa y en un rapto hormonal descontrolado dices "me lo pido, lo quiero ya".  Pero luego lo miras más y sí, pero no. Te entran las dudas. 

Ryan tiene mucho torso para poco culo, de hecho está a un paso de ser un socorrista de piscina macarra.  Mucho hombro y mucho brazo para poca cadera. No estoy diciendo que me gusten los tíos con grandes culos o super anchos de caderas...pero es que a Ryan con esa estrechez de culo creo que le debe faltar tracción trasera. 

Visualizo sexo con mucho soporte de brazos, mucha tracción delantera y poco empuje. Tiene la mitad superior del cuerpo ideal para sujetarte contra la pared y la mitad inferior escasa para empotrar. Es tan  pequeño de culo que me veo capaz de rodearlo completamente con las piernas y que sobre sitio... y no me convence. 

Eso sí, tiene una cicatriz bastante sexy, me pregunto si la mía quedará así. 

Si Ryan no es excesivamente guapo y más que gustar perturba. ¿Qué hacemos con él? ¿Podría ser Ryan el nuevo John Cusack? ¿Tiene pinta de tío normal con el que te apetecería desayunar? 

Pues sí, pero no. Ryan tiene cara de tío normal pero una mirada un tanto de psicópata. Parece el típico que está todo el día intentando controlar su trastorno obsesivo compulsivo para que no te des cuenta demasiado pronto de que lo tiene. Te engatusa por la noche, te lleva al catre y sólo te das cuenta de su TOC cuando al levantarte, en la mesa del desayuno, todo está colocado en perfecto ángulo recto y por colores. Él te mira con una sonrisa...rara, con una sonrisa de tío que está disimulando o pensando como matarte. 

¿Tiene pinta de dejarte leer en el sofá sin molestar? Pues sí, pero tampoco. A Ryan le pega vigilarte por encima de su libro o su periódico. Mirarte muy fijamente mientras tú andas absorta en lo que estás leyendo o escribiendo. Cuando percibes esa sensación de "me está mirando" y levantas la vista para comprobarlo, esperando encontrarte con su mirada y a poder ser una sonrisa cómplice...Ryan desvía la vista.

Ryan tiene algo oscuro como que da un poco de yuyu. ¿Eso es malo? Pues depende. Partamos de la base de que no hay que fiarse mucho de nadie, y lo malo es que si tienen pinta de ser muy buenos te confías y caes como una pardilla. Con Ryan no hay ese peligro, tiene ese algo raruno que te hace estar alerta y tratar de no dejar nada desordenado, no vaya a ser que se le cruce un cable y saque la recortada para castigarte porque le has descolocado las camisetas del armario. 

Ryan tiene pinta de que le mole darte sustos...cosa que odio. 

Y Ryan como actor ¿Cómo es? 

Pues tampoco lo tengo claro. En las últimas tres películas que le he visto, en dos de ellas "Todas las cosas buenas" y "Drive" daba bastante pánico y permanecía la mayor parte del metraje completamente imperturbable. En "Crazy, Stupid, Love" sonríe más, pero  sólo consigue que su sonrisa de psicópata sea una sonrisa triste...pero nunca una sonrisa de verdad, una sonrisa que le llene la cara. 

Ryan tiene otra cosa un poco rara, es un tío al que le ves la ropa que lleva puesta. Esto es muy incómodo y me he dado cuenta tras mis visionados de estos días. Cada escena en la que salía yo era perfectamente consciente de la ropa que llevaba puesta, los pantalones, la camisa, los zapatos. ¿Por qué? No lo sé. Es como si la ropa lo llevara a él.  Es algo raro, no puedo explicarlo mejor. Eso sí, hay pocos tíos que puedan permitirse lucir los pantalones pitillo como él. ¿O son los pantalones los que le lucen? 


¿Me gusta o no me gusta Ryan?

Sigo sin decidirme pero creo que me gusta lo suficiente como para querer comprobar, si se diera la oportunidad, si mi teoría sobre la tracción trasera es correcta y  averiguar dónde exactamente termina su cicatriz...aunque por si acaso, jamás me quedaría a desayunar. 



lunes, 9 de diciembre de 2013

El CANDADO Y MIS ZAPATOS FAVORITOS.

Pereza natatoria. No voy.
Voluntad natatoria. Voy.

- ¿Esto es un candado?
- A ver hija...¿ a ti que te parece qué es?
-Muy graciosa.   ¿Lo puedo coger?
- ¿Para qué?
- A ver mamá, ¿a ti  para qué te parece que voy a querer un candado si llevo la bolsa de la piscina en la mano y el bañador puesto?
- Pero ¿vas a ir nadar con el dolor que tienes?
- Sí. Si va a más me ingresáis y ya está.
- No te pongas melodramática. Y ¡no pierdas el candado!
- ¿De dónde es?
- No me acuerdo pero seguro que es importante. No lo pierdas, que te conozco.
- Yonuncapierdonada....Me voy a nadar.


En el coche con Juan.

- Hoy llevo candado.
- Seguro que no es tan chulo como el mío.
- ¿Perdona?
- El mío es laminado y lo compré en San Francisco.
- Vale..no sé que es un candado laminado pero seguro que no está comprado en San Francisco. Tú ganas. ¡Mierda! ¿Dónde lo he metido? ¡Para!
- Joder Moli...
- Vale, vale..lo tengo en el bolsillo del abrigo. Sigue.
- ¿Qué has hecho esta mañana?
- Escribir y el ridículo.
- Paso de lo de escribir. Cuéntame lo otro.
- Me he levantado con un pijama impresentable, me he puesto un jersey impresentable y he bajado a desayunar temprano a la cocina.
- ¿Y qué has hecho? ¿caerte por las escaleras?
- No. A unas horas indecentes han empezado a aparecer amigos de Pobrehermano Mayor por casa.
- ¿Para qué?
- Habían quedado para correr...
- Chusma corredora.
- Exacto. Todos estupendos y yo con mi pelo de gremlin y mi pijama impresentable y mi jersey mugriento. Al principio me he asomado por la ventana pero claro, al final he tenido que abrir y en fin...
- Deberías hacer caso a mi teoría...
- ¿Cuál?
- Siempre hay que estar presentable...nunca se sabe.
- Llevaba la ropa interior conjuntada. De hecho, la llevo siempre.
- Esa es mi chica.
- ¡ el candado!! ¿Dónde lo he puesto?
- Lo tenias en el bolsillo del abrigo.
- ¡No está!
- Lo habrás metido en los vaqueros.
- Ah si..aqui esta.
- ¿Por qué llevas candado hoy?
- Porque llevo mis zapatos favoritos de la suerte.
- Son chulos, son muy tú. 
- Lo sé. Y el otro día contaron una historia en el vestuario de una que le habían robado las botas.
- Tus zapatos no le valen a nadie.
- Me da igual...no me arriesgo. Son mis zapatos favoritos. Ni siquiera los llevo a Mordor para que no se gafen.

En el vestuario.

¿El candado? ¿Dónde lo he puesto? Mierda. No lo encuentro otra vez. Joder...¿en el abrigo? ¿en los vaqueros? ¿en el bolsillo de la bolsa? Aqui está. Lo dejo aqui, con la toalla mientras saco todo lo demás y meto los zapatos de la suerte y la ropa en la taquilla. Ya está. Listo. ¿El candado? Pero si lo había dejado aquí. Joder...el próximo día vengo en chanclas...este nivel de stress por el candado. Vale. Cierro la taquilla. ¡Mierda! El candado es demasiado pequeño...no llega para esta taquilla. Vale, para la de al lado sí. Venga, saca todo y mételo en la de al lado. Bien. Ahora. ¡Mierda! Tampoco llega. Yo soy gilipollas, tenía que haberlo probado antes de cambiarlo todo de sitio. Voy a hacerlo bien esta vez. Voy a probar primero. Bien. Ahora sí. Cambio todo, cierro, cojo las cosas y a la piscina. Estoy agotada y no he empezado a nadar. 

- Has tardado mil años y eso que llevabas el bañador puesto.
- Ha sido por el candado.
- Joder que brasa con el candado. El próximo día te guardo las cosas yo, incluidos los zapatos favoritos.

2 km natatorios después.

- No encuentro las llaves.
- No me jodas. Tienen que estar ahí....no han podido salir corriendo.
- No las veo.
- No te pongas histérica. Están ahí.
- Menos mal...

Entro el vestuario. Las llaves en la mano. Abro la taquilla, todo está allí. Cojo el gel. Mientras me estoy duchando, escucho una historia truculenta que están contando, alguien se está quejando de que se ha despistado un momento y le acaban de robar las botas. Sonrío. Qué lista he sido que he traído candado....Salgo corriendo de la ducha...¡no he cerrado la taquilla! ¡Mis zapatos favoritos! Siguen ahí...respiro.

Vuelvo a casa.

- Moli...¿el candado?
-......
- ¿A qué lo has perdido? Lo sabía. Y mira que te lo había dicho...
- Lo tendrá Juan...


Tendré que ir pensando en robarle el candado laminado de San Francisco.