Esta semana he visto varios videos. Tres de ellos me han gustado mucho. Mucho. En teoría no tienen nada en común (exceptuando que son en inglés) y puede que en la práctica tampoco lo tengan, pero la cuestión es que a mí me han servido para hilar unas cuantas ideas y escribir un post o por lo menos intentarlo.
El primero de ellos es Vowels. El que ilustra el post. Una preciosidad. Una voz en off haciendo un ejercicio de pronunciación, una música de piano e imágenes que dan forma a los sonidos que se escuchan. Sencillo y efectivo.
El segundo de ellos es un video ensayo sobre la serie “ The wire”. Este es muy largo y un poco más para expertos. Lo importante para lo que yo quiero hilar es la idea que cuenta. Se trata de explicar como The wire, una serie considerada como una obra maestra es un ejemplo de sencillez cinematográfica. Está rodada dejando a un lado casi todas las complejidades formales de las que hacen uso hoy en día casi todas las producciones televisivas y cinematográficas. Se trata de recurrir a la esencia del rodaje…la cámara y los personajes...aún más, se trata de grabar una ficción como si fuera real, con técnica de documental. El video ensayo explica como de complejo es conseguir esa sencillez formal, como en esta época en que lo habitual es recurrir a complejas técnicas...los productores se pararon y dijeron: despojemoslo de todo. Sencillez.
El tercero de los videos es una charla de John Cleese (descerebrados despistados, uno de los Monty Phyton) charlando sobre la creatividad. Cleese no habla de la sencillez, pero eso lo cuento yo, o lo añado a su historia. Para Cleese la creatividad no es un talento, es una manera de actuar, de hacer las cosas. Cleese explica sus claves para hacer que la creatividad surja, para tener una idea, para resolver un problema, para llegar a alguna conclusión. Es extremadamente sencillo: construir un oasis espacial y temporal para que la mente tenga su espacio para pensar sin distracciones. Un espacio para no distraerse entretenido con “tendría que llamar a fulano y se me ha olvidado mirar lo que tengo mañana y como no me de prisa no llego a la comida y a la vuelta que no se me olvide comprar jabón de lavadora o bombillas”. Todo eso distrae y lo que es peor impide que oigamos a nuestra cabeza pensar. Un espacio físico y temporal dedicado únicamente a dejar que la cabeza divague, hace que las ideas que están ahí, porque realmente están, puedan salir de sus escondrijos, revolotear por tu cabeza y que tú puedas cazarlas y seguir el hilo. Por eso las mejores ideas ocurren por la noche…cuando estás a punto de dormirte, cuando te despiertas en medio de la noche…tu mente está libre de mierdas del día a día y puedes enganchar esa inspiración.
¿A dónde voy con todo esto?
Lo sencillo suele ser lo más satisfactorio. Lo sencillo te hace feliz. Está ahí al alcance de tu mano, pero no es fácil. Sencillez no es sinónimo de facilidad. Hacer que una historia te enganche porque te parezca sencilla, que un libro te atrape casi sin esfuerzo o que una película te parezca tan real como la vida misma puede parecer sencillo pero requiere mucho trabajo. Hacer algo sencillamente suele resultar complicado.
La sencillez no es facilidad. La sencillez exige sentarse a pensar, dejar que la mente de vueltas y quitar del medio todo lo que estorba. Y no me refiero solo a los impedimentos a los que se refiere Cleese si no que voy más allá. Exige enfrentarse a los datos, o los hechos, sin más. Despojándolos de todos los añadidos, de todas las cosas y complicaciones que nos empeñamos en sumarles para intentar “tener una visión completa”. No hay que tener una visión completa…y además es imposible.
Cuando sencillamente piensas en lo que sea o no piensas en nada durante un tiempo...la solución o la conclusión llega. Y llega de una forma tan cristalina que no puedes creer que hayas estado dándole vueltas sin fin. De repente está delante de ti, un pensamiento completo, una idea genial o una certeza absoluta. Es “esto”.
Por supuesto, como somos unos completos idiotas, en vez de sentarnos a disfrutar de ese momento y de ese bonito logro, estamos programados para enturbiarlo enseguida yendo más allá. “ah vale, lo tengo claro…esa idea es genial...pero... ¿qué pasa si la llevo a cabo?” o peor…dudamos de que esa solución a la que hemos llegado sea buena. Nos parece tan sumamente sencilla que nos parece falsa. Somos así de imbéciles, tras ese momento de iluminación...hemos olvidado el trabajo y lo que nos ha costado llegar a siquiera rozar esa idea, esa conclusión, ese pensamiento y su “aparente” facilidad nos parece que le resta consistencia y que conformarnos con ella es “poco”. ¿Y qué hacemos? Nos dedicamos a complicarlo todo…empezamos a pensar en las consecuencias (por supuesto siempre negativas y catastróficas de ese pensamiento sencillo), o nos dedicamos a ridiculizarnos en nuestro logro “esto que se me ha ocurrido es una gilipollez...no tiene ningún sentido”. Nos parece que estar satisfechos de nuestro pensamiento o conclusión está “mal”. La duda parece que mola y dudar de uno mismo parece que es lo que hay que hacer.
Lo sencillo funciona. Lo sencillo es. Lo sencillo conmueve.
Unos videos. Una idea. Un post. Ver a tus hijos dormir. Pasear. Escribir. Un cuento. Un libro. Fresas. Tu y yo. *Recomiendo mucho los tres videos. El de Vowels es corto y una preciosidad. El de The wire lleva su ratito y es para fans de la serie y del "cine por dentro" y el de Cleese no tiene desperdicio...la parte final sobre seriedad, humor y solemnidad es también genial.