La cama. Mi cama. Vamos a la cama. Ven a mi cama. Tu cama. Nuestra cama.
Todo un mundo de sensaciones y posibilidades.
La cama.
Una estructura, un colchón, una almohada y algo para taparte. El sitio para dormir.
Parece no tener mucho misterio, pero eso es solo al principio. Cuando eres cani, a pesar de resistirte como gato panza arriba al hecho de irte a la cama, una vez que llegas allí duermes como si te hubieras desmayado. Te da igual donde esté colocada la cama, si el colchón es de 80 o de 90, si es duro o blando, si las sábanas están recién cambiadas o no. Te da igual dormir tapado que destapado, te la pela la almohada, te da igual que en la habitación estés solo o con otros 14, todo da igual. Eres capaz de dormir con toda la tripulación de clicks del barco pirata por tu cama y ni inmutarte. Eres un profesional, un tío sin prejuicios camiles.
Con la edad el tema cambia. La cama tiene que ser de determinada manera, estar colocada en determinado lugar, la persiana tiene que estar subida o bajada para despertarte por la noche teniendo la sensación de estar en un zulo. Necesitas tener la tele o usar tapones aunque solo haya ruidos imaginarios. Necesitas taparte con algo o no taparte con nada. La almohada tiene que ser dura, o blanda o sin almohada. Necesitas manta y sábana o no puedes vivir sin un edredón. Eres un prejuicio andante en cuanto a la cama y el dormir. Y si no es para dormir, también tienes manías...pero eso es en otro post.
Mi cama.
Cuando eres cani, tu cama es la que hay en tu cuarto, pero no le tienes cariño. Le tienes más amor a tu sitio en la mesa de la cocina, tu pupitre, tu silla de coche o por supuesto tus cromos y tus lápices. Le tienes tan poco apego que cualquier otra te parece más atractiva…la de tus padres aunque allí no seas bienvenido, te mola la de tu hermano simplemente porque es la de tu hermano, la del cuarto de invitados simplemente porque no es la tuya y todas las camas de tus amigos te parecen mejores que la tuya.
Con la edad la cosa cambia pero mucho. Tu cama es TU CAMA y es la mejor del mundo mundial. Puedes intentar engañarla con una buena cama de hotel, con una noche furtiva en casa de un amigo porque total “sólo es una noche”…cosas así, pero en el fondo suspiras por tu cama. En todas esas camas puedes llegar a dormir bien…pero cuando vuelvas a TU CAMA...suspirarás y dirás...por fin. Además, el atractivo de las camas de los demás ha desaparecido completamente…a todas les ves pegas: demasiado cerca de la ventana, demasiado dura, demasiado grande, demasiado pequeña…Ninguna en el mundo es como TU CAMA.
¿Dónde y cómo?
Hay para todos los gustos. Hay a quien le gusta pegada a la pared, hay a quien le gusta una camita pequeña rollo Julie Trinos en Sonrisas y Lágrimas, hay quien prefiere tener una cama tan grande que no le quepa nada más en el cuarto, hay quien necesita que esté en el centro perfecto del cuarto y que se pueda rodear sin tocar nada más. SI eres americano la colocas siempre siempre debajo de la ventana. Hay quien no quiere cama y prefiere tirar el colchón al suelo, hay quien necesita una escalerilla para subirse porque se ha comprado una estructura de cama rollo Versalles. Hay quien solo tiene el somier y hay quien la quiere con rejas para jugar a cositas chulas…Hay millones de posibilidades.
¿Para qué?
Cuando eres cani, ya lo he dicho...la cama es el final de la diversión. Es el horror…” es el cine de las sábanas blancas”. La cama es un coñazo y solo sirve para dormir y para eso la usas pero porque te obligan. Dormir es aburridísimo.
De adolescente la cama es una especie de refugio. Si compartes cuarto además, tú cama es lo único verdaderamente tuyo. Se usa para hablar por teléfono, para estudiar, para leer, para tirarte allí superenfurruñada con el planeta porque tus padres te odian y tu a ellos, para tirarte allí a soñar con el príncipe azul, para llorar amargamente porque el príncipe azul es un cabrón con pintas. La cama es “ casa”….es “cruci”… Lo de menos es que sea para dormir…eso no es interesante y además tampoco le ves la gracia.
De veinteañero la cama es sexo. Es curioso porque luego para lo que más usas la cama es para pegarte unas sobadas de mil pares y recuperarte de resacas atroces. El sexo lo practicas en cualquier otro sitio. Es más, no te parece que una cama sea imprescindible para chuscar…pero es escuchar “cama” y asociarlo inmediatamente al sexo.
A partir de los 30 adquieres la sabiduría suprema sobre la cama. La cama mola mil...porque sirve para dormir. Dormir…dormir…descansar…tu cama…Ese momento, al final del día en el que te metes en la cama y sabes qué no podrías ser más feliz ni estar en mejor sitio. Y ese momento por las mañanas en que tienes que levantarte y piensas...” El mundo es injusto…yo amo a mi cama...mi cama me ama… ¿por qué tenemos que separarnos?”
“Vamos a la cama”…
De cani estás temiendo escuchar esa frase. Cuando por fin cae, la respuesta es salir corriendo por toda la casa para escapar, esconderte y suplicar: Noooooooooooooo….un poquito mássss…por favor, por favor, por favor.
Con la edad, agonizas por escucharla, y cuando llega, la respuesta es pegarse más al otro...y susurrar…ya estamos tardando…