martes, 15 de noviembre de 2011

ENSAYO SOBRE LA TORTILLA

Tortilla francesa.

Pena infinita. Un plato de loza blanca o de duralex transparente con una tortilla de un color amarillo desvaído. Tristeza absoluta. Ganas de llorar. Comida de hospital, comida de estar solo en una habitación con una camita de 80 con barrotes blancos y una ventana pequeña que de a un patio donde estén las máquinas del aire acondicionado. Una tortilla francesa es comida de supervivencia. Es una madre que está hasta los cojones de los niños y de pensar en qué darles de comer y recurre a lo más socorrido: de cenar tortilla francesa. Es un plato de segunda categoría, nadie piensa en tomar tortilla francesa a la hora de comer, ¿por qué? Porque es triste. Solo comes tortilla francesa si estas malo de la tripa, para probar si tu estómago tolera algo. Es una buena táctica, si tu estómago tolera esa cosa tan triste y tan insípida entonces es que te estás curando. Si comes tortilla te espera una tarde de soledad de la mala y de pena, de darle al mando de la tele y no encontrar nada, de leer un libro que no te gusta, de estudiar una asignatura que te hace bostezar y a la que te has presentado 4 veces, de una visita de compromiso. Una tarde deprimente que no arreglaras hasta que tomes un alimento alegre, el que sea: nocilla, chorizo, bizcocho, tostada, chocolate…cosas que hacen sonreír.

Una tortilla francesa jamás hace sonreír. Nadie hace una cena o un evento gastronómico en torno a la tortilla francesa, "vente a cenar a casa que tengo tortilla francesa”. Eso no es una invitación, es darle a alguien una excusa para salir corriendo. No se puede hacer una excursión gastronómica a probar tortilla francesa, nadie hace comilonas en torno a ella. Comes tortilla francesa y nunca dices “Estoy llenísimo", es tan triste que ni siquiera alimenta.

Una tortilla francesa es un plato de batalla, de triste. Visualizas una tortilla francesa y el que se la está comiendo es un triste. No provoca una sonrisa, no hace reír, ni siquiera estimula a tus jugos gástricos. Es comida de solterón con esquijama beige. Es comida de señora mayor con gatos. Si eres un soltero divertido y molón y tienes huevos en casa, te haces un huevo frito pero jamás una tortilla. El huevo frito mueve a la risa, al gamberreo, a mojar pan, por Dios, una tortilla francesa desaprovecha lo mejor del huevo: la yema. Hace que el bonito amarillo anaranjado de la yema se convierta en un amarillo desvaído, muy poco atractivo, que no pega con nada. La tortilla francesa es un plato de ruptura, de autocompasión, nadie organiza una cena de amor en torno a una tortilla francesa. Es mucho más romántico sentarse  en pareja a hartarse de comer queso. La tortilla francesa es para cuando estas sintiéndote tan piltrafilla humana que hasta le estás cogiendo el gusto y dices, "y encima ceno tortilla", te parece que si te haces un huevo frito serás menos desgraciado, soltarás alguna sonrisa y traicionarás la autocompasión tan molona en la que estás nadando.

La tortilla francesa sabe que es triste. Mi teoría es que en un principio se llamaba solo tortilla, pero vio que así pasaba desapercibida y como es una snob dijo “me voy a poner algo molón, algo chic, ya lo tengo: tortilla francesa”. Mal. Lo francés suele caer mal.  Si no eres un queso o un champagne el adjetivo francés no mueve a la simpatía o el interés, asi que asociarlo a tortilla casi empeoró la sensación.

La tortilla francesa sabe de su carencia de atractivo. Bueno, más que pensar que es poco atractiva que sería un pensamiento humilde y ella no tiene de eso, piensa que es el público el que no sabe apreciarla. Tiene envidia de la tortilla de patata que es popular, dicharachera, molona y que hace feliz, pero es demasiado perezosa para convertirse en una de esas…así que se disfraza, se camufla. “No soy una tortilla francesa...tengo atún, tengo queso…tengo jamón”. Ja. Sigues siendo un fraude y tampoco apeteces,  aunque es verdad que acompañada de algo ya no mueves tanto a la pena absoluta.

Una tortilla francesa da frió. Sugiere una cocina blanca, pequeña, con poco espacio y desangelada. La tortilla francesa pega con el medio limón, el yogur caducado y la tónica a medias de una nevera vacía. La tortilla de patata sin embargo da calor, sugiere espacio para cocinar, tiempo en la cocina, calorcito. Es acogedora, sabes que después de comerla te sentirás mejor, serás mejor persona. La tortilla francesa sin embargo es distante y nada reconfortante, sabes que después de comerla seguirás teniendo hambre y lo que es peor habrás desaprovechado un huevo.

A veces como tortilla francesa. Siempre en domingo. Sólo si he comprado un buen pan, con el pan tostado, empapado de tomate y con jamón del bueno. Sólo entonces y después de haber tenido el bocadillo envuelto en papel de aluminio un ratito, tolero la tortilla francesa. Con este método, la tortilla ha sudado, se le han bajado los humos, se ha vuelto comida de batalla, no la veo mientras me la como y  por lo menos provoca una sonrisa y llena. " ¡Qué buen bocata me he comido! "

Proximamente:  ensayo sobre la manzana. 

viernes, 11 de noviembre de 2011

LOS LIBROS DE COLORES

Mi entretenida, fabulosa y casi siempre surrealista vida laboral transcurre en una empresa que compra, hace y coloca en el mercado libros de colores. Por aquí hay mogollón de curris que hacen sus cositas, todas ellas vitales para la humanidad. Hay gente que compra libros verdes, otros rojos, otros los colocan, otros ven si la colocación ha sido chula, otros los iluminan para que queden bonitos, otros encargan libros amarillos a medida, otros por supuesto arreglan ordenadores para que los otros curris puedan hacer su trabajo o brujulear buscando porno y casas rurales…

Tras una doble pirueta con mortal atrás y un complejo arabesco lateral, actualmente me dedico ahora mismo a los libros verdes y los rojos. ¿Qué hago con ellos? Pues recibo toneladas de ellos que tengo que valorar. Algunos ya están hechos del todo, con sus tapas verdes brillantes, o verdes oscuras y todo su contenido listo para valorar. Otros son solo proyectos con espiral y tapas transparentes, sacados en powerpoint y con un plan para terminar siendo un fabuloso libro rojo brillante, rojo pasión.

A diario me siento, leo y valoro.

¿Cómo se valora si un libro o un proyecto de libro de colores conviene?

Primero hay que ver si lo que te cuentan interesa a alguien, más allá del autor y su madre. Esto puede parecer una obviedad pero hay gente con un ego tan increíblemente crecido que cree que una historia autobiográfica sobre sí mismo con un tema tan interesante como verse crecer las uñas mientras mira al horizonte y toca una guitarrita o escribe en un cuaderno pequeño (las guitarras y los cuadernos son de intensos) puede interesarle a alguien. Desde aquí os digo, o tocas la guitarra y escribes en bolas y estás increíblemente bueno…o no le interesa a nadie.

Si el tema es susceptible de interesar a alguien, pasamos a cómo está contado. Y aquí se abre un abanico infinito de posibilidades desde el horror más absoluto que hace que me pegue cabezazos contra la pantalla del ordenador hasta el éxtasis más fabuloso que me hace sonreír como una imbécil durante horas. Ni que decir tiene que los cabezazos están a la orden del día y las sonrisas son un bien muy escaso, escasísimo…casi inexistente.

La mayoría de las veces, tras la lectura fluctúo entre el atractivo del suicidio o las ganas de dar con el autor, perpetrador de ese horror en el que he malgastado mis últimas horas y asesinarle mediante la ingesta de las páginas de su obra. ¿Por qué me mandáis proyectos mal escritos, con faltas de ortografía o con errores de trama tan clamorosos que a veces hasta pienso que son trampa? ¿Por qué creéis que los personajes que hablan como si hubieran tenido un ictus son creíbles? ¿Por qué me engañáis diciendo que es un libro verde de ficción histórica y luego me encuentro con adolescentes depilados que hacen calvos? ¿Por qué me aburrís hasta el infinito?

La única parte buena de los horrores que sufro cada día es que me permiten utilizar mi hostilidad para cosas creativas y molonas como mis notas:

Auténtica bazofia sentimentaloide que solo provoca vergüenza ajena y la inquietud sobre cuanto habrá tardado la familia del autor en renegar de él y cambiarse el apellido”

O

Me provoca asombro que la Señorita Puri haya conseguido financiación para realizar este proyecto y solo puedo pensar en que la señorita puri tiene algún tipo de encanto oculto que por supuesto no se manifiesta por escrito ni está relacionado con el cerebro para sus oscuros propósitos

O

Sin duda lo peor que he leído en mi vida. Esta cumbre de horror que he escalado hoy difícilmente será igualada en próximas fechas. El record del mundo de intensismo horripilante ha sido alcanzado con esta primera obra
A veces, sin embargo y normalmente cuando estoy a punto de ponerme a llorar de impotencia...aparece un libro molón. Uno que me interesa, y que está maravillosamente hecho…y se me caen las lágrimas de la emoción primero y de la pena después.

Algunos de esos libros maravillosos, con sus tapas verdes oscuras, preciosos y llenos de un contenido increíble, interesante, ameno, currado, bien contado y que haría un bien a la humanidad…no me valen. A mi me fascinan, quiero comprarlos, quiero llevármelos a mi casa, ponérselos a las princezaz, adoptarlos, ponerlos en el blog...casi quiero hacerme de fb solo por poder comentarlos….pero tengo que decir que no, y rechazarlos.

Son maravillosos pero no sirven para los clientes de mi empresa de libros de colores. A ellos no les gustan.

Si, ya sé lo que estáis pensando. ¡¡ Cómpralos y así aprenden a valorar algo bueno!!

Ya. Seguro.

Esto es como cuando vas a comprar juguetes para tus niños y ves uno que a ti te fascina, es precioso, educativo, molón y barato ( los juguetes de madera son un clásico de esta categoria). Quieres comprárselo a tus hijos, quieres que les guste tanto como a ti, quieres que aprendan, que les mole…que jueguen con él, que sea su juguete favorito. Quieres que sea un éxito.

Y se lo compras. Lo abren…y les hace más gracia la caja. Y lo dejas en una estantería y de vez en cuando lo sacas a pasear por si les mola y con tu mejor cara de entusiasmo dices: Mirad, mirad… ¿a que es chulo??? Y lo miran de reojo y siguen con lo suyo.

Al final el juguete se hace viejo...pasa de moda…y lo tiras.

Puedes hacer eso con un juguete...pero no dedicarte a comprar juguetes que no les molan por si suena la flauta. Con gran dolor de tu corazón, a veces, tienes que comprar juguetes que te horrorizan...pero a ellos les molan y son felices con ellos.

Pues lo mismo con mis libros de colores verdes. De vez en cuando consigo colar uno que me mola a mí, pero la mayor parte del tiempo tengo que desechar los que a mí me encantan porque no me encajan y lanzarme a comprar libros verdes loro que me espantan pero que a mis clientes les molan.

A esto me dedico. Ha quedado clarísimo, ¿no? 

jueves, 10 de noviembre de 2011

MATERNITY( LXXXVII): RATÓN PÉREZ RETURNS


¿Qué hicieron ayer laz princezaz mientras su madre colocaba libros de colores verdes al lado de azules y rojos para ver si pegaban?
Las muy cabronas escribieron dos cartas para el Ratón Pérez, dos cartas con acuse de recibo y esperando una respuesta pormenorizada.

¿Qué tiene que hacer su madre?
Contestar en nombre del Ratón Pérez. Soy una madre desnaturalizada pero tengo sentimientos y encontrarme ayer dos sobres debajo de sus almohadas con las cartitas al roedor, removió mis escasos sentimientos maternales y no puedo desilusionarlas.

Abrí los sobres dispuesta a sentarme a escribir con letra de cuadernillo Rubio…y ¡¡la madre que las parió!!!...M tiene 14 preguntas para el Ratón Pérez…y C tiene 3 y un dibujo. No puedo contestar a esto a las 12 de la noche en estado catatónico… ¿qué hago? Les dejaré un acuse de recibo prometiendo pronta respuesta:

M muchas gracias por tu carta...me la llevo a casa y te contestaré mañana. Pórtate bien.”

C muchas gracias por el dibujo, me has sacado muy guapo. Se buena”.

Si, reconozco que recurrir a que se porten bien es ruin pero no podía dejar de aprovechar la ocasión de que el Ratón Pérez les recordara lo importante de ser buenas para que su madre no se vuelva loca. Los que no tenéis niños...ya lo entenderéis.

Ahora mismo tengo que enfrentarme a la ardua tarea de ponerme en la piel de un roedor, contestar cosas chulas, no contradecirme con lo que ya dije hace meses y hacerlo de tal manera que cortemos esta moda de cartearse con seres imaginarios.

Empecemos por M.

Querido ratoncito Perez te quiero hacer unas preguntas:

¿Tienes novia?

Ja. Esta pregunta ya se la hizo al ratón y él contestó que tenía una novia muy guapa que se llamaba Lola. ¿Qué hago? Le digo que han roto no vaya a ser que entre en un bucle de razonamientos del tipo... ¿os vais a casar? ¿Tendréis hijos? ¿Cómo se hacen los ratoncitos?...puf, puf, puf…Si, va a ser buena idea. Pero claro, es M, si el ratón le dice que se ha quedado sin novia lo mismo con la empatía que le caracteriza se hunde en un pozo de pena suprema. Optemos por algo más neutro…

Si, ya te conté que tengo una novia muy guapa que se llama Lola...pero ahora se ha ido de viaje a dar la vuelta al mundo”

Perfecto.

¿Tienes hijos?

Con la novia dando la vuelta al mundo no se pueden tener hijos.

No, no tengo hijos y ya te lo dije

¿Tienes mis dientes?

Esta es fácil también. SI le digo que no le provocaré una crisis existencial brutal…y no queremos eso de ninguna de las maneras.

Por supuesto que tengo todos tus dientes…son unos dientes preciosos.

Lo sé, el piropo sobra...pero es mi princeza…

¿Cuántos se me han caído?

¿QUÉEEEE? Que cabrona...esta es una pregunta trampa claramente…mierda, mierda, mierda…no tengo ni idea... ¿5? ¿7? ¿8?...joder, joder, joder.

M ¿no te acuerdas de cuantos dientes se te han caído?

Ohh...qué golpe maestro...devolviendo la pelota.

¿Tienes mascota? ¿Cómo se llama?

Otra pregunta trampa, ésta ya me la hizo...que astuta...está a ver si me pilla. Ja, no sabe que tengo un blog donde lo tengo todo apuntado.

Ya te dije que tengo una lagartija que se llama Mariví…es muy buena y come de todo. Ya me he enterado que tú tienes un pez.

Esto la va a dejar muerta de la emoción. Soy un as.

¿Tienes miedo a los gatos?

Ay…M es tan mona, preocupada por los temores de un ratón. ¿Qué hago? ¿Hago del Ratón Perez una especie de superratón sin miedo a los mininos, un Tom que siempre da para el pelo a Jerry, un Pixie, un Dixie….o lo hago real y le digo que si tiene miedo a los gatos? A M le van los superhéroes…

NO, no me dan miedo los gatos. A los gatos les doy miedo yo. Y como dice tu madre los gatos son asquerosos y recuerda que te dan alergia.

Me hago la ola a mi misma con esta respuesta....

¿Tienes los dientes de mis amigos?

A ver, esta es chunga. Porque claro aquí entra el factor “ Soy especial o soy como todos”…mmm...vale, está claro...M es especial y más para su madre haciéndose pasar de ratón Pérez...a sus amigos que les den o que sus madres se curren cartitas.

tengo los dientes de todos tus amigos, pero te diré un secreto...los tuyos están en un sitio especial”.

Soy un crack.

¿Existes?

¿PERDÓN????? ¿Dudas existenciales?? ¿Ahora? Joder, joder, joder. Esto requiere medidas drásticas. Como caiga en la tentación de contestar algo como ¿tú qué crees?..No quiero ni pensar en la espiral de cartas que puedo sumirme.

Por supuesto que existo.

¿Cuales son tus apellidos?

Jajajajajajaja…me parto con la lógica de M. Si existes es que tienes apellidos como todos. Me mola esta pregunta…me permite ser imaginativa…” Ratón Pérez…. ¿Pérez?”…” Ratón Pérez ¿López?”…o algo más exótico... ¿Ratón Perez…¿ Von Batton? O...hago un homenaje al cine... ¿Ratón Pérez Keyser Soze? O algo más obvio... ¿Ratón Pérez Springsteen? Mierda...tengo posibilidades ilimitadas…Lo tengo…
Me llamo Ratón Pérez Martín…

Debajo un botón…del Sr. Martín tin tin….Esto le va a encantar.

¿Dónde vives?

…mmm…esta es complicada. Voy a optar por la huida hacia delante.

Vivo en un agujerito en la pared que hay en casa del Sr. Martín (soy un crack) que comunica con una cueva muy grande donde guardo todos los dientes”.

¿Te gusta la música?

M está descubriendo la música y anda entre decantarse por la música de mi mp3, la que suena en el mp3 del ingeniero y la radio fórmula que escucha en la radio. Ja...voy a optar por el juego sucio.

Me encanta la música…y ¿sabes qué? Me gusta mucho la que escucha tu mamá.

Soy tan ruin que me parto.

¿A ti te traen regalos los reyes magos?

Esta es facilísima.

Los reyes magos me traen regalos pero solo si me he portado bien.

“te voy a hacer un dibujo”

Que mona.

“Contesta detrás



A ver…joder…lo ha firmado y ha dejado un hueco para que firme el Ratón Pérez…jajajajajaja. Me descojono.

Ahora vamos con C. Estupendo...C para empezar ha dejad una indicación en el sobre, “Abre”...veo que no se fia de la capacidad del Ratón Perez para entender el complejo mecanismo de un sobre. Gracias a Dios las carta solo trae 3 preguntas y ya se las he contestado a M, solo hay que copiar y pegar. Ohhhh...el dibujo me flipa….


Algún día leerán esto y me odiarán y se descojonarán a partes iguales.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

ACOMPAÑAR

La primera vez que murió el padre de un amigo me encontré sin saber que hacer. Yo tenía 16 años y recuerdo que mi padre me dijo: haz el favor de llamar a tu amiga.

Yo no quería. No quería pensar en que un padre podía morirse. No quería hablar con mi amigo. No sabía que decirle. Tenía miedo. Le dije a mi padre que había llamado pero que comunicaba…era mentira, había colgado antes de que les diera a tiempo a descolgar.

Compartir la alegría o los buenos momentos con otra persona mola mucho. Ya expliqué hace mucho tiempo que aunque seas una cumbre de la empatía es imposible sentir lo mismo que otro alguien…pero la alegría, el entusiasmo y la felicidad se expanden hacia fuera y aunque tú no estés igual de alegre, entusiasmado y feliz…algo de esas sensaciones caen sobre ti y te hacen sentir bien. Molan esos momentos.

Compartir los momentos chungos no mola nada. La naturaleza es sabia y aunque creas que si, es imposible compartir el dolor, la pena, la angustia o la tristeza suprema de otro alguien. Puedes llegar a atisbar ese dolor..pero no lo sufres. Y eso no es malo, sencillamente sería imposible vivir si la pena de los demás fuera realmente compartida. Nos pasaríamos la vida agonizando.

Aún así, aún sabiendo que esa pena o ese dolor es incompartible ( creo que esta palabra no existe) nos resistimos a acercarnos a ese momento de dolor o de pena. Nos sentimos inútiles, impotentes, creemos que no podemos hacer nada para aliviar al otro en ese momento de debilidad. Tenemos miedo. Miedo de no saber que hacer, de no saber que decir, de que todo lo que digamos o hagamos no sirva de nada y mucho miedo de atisbar aunque sea ligeramente la tristeza infinita, la pena suprema y el dolor inconsolable.

Todos,  como yo con 16 años, buscamos excusas. No he podido hablar con él, no he tenido tiempo para ir, tengo trabajo y no puedo escaparme, si fuera yo me gustaría que me dejaran en paz…etc, etc. Sabes que estás siendo cobarde, que tienes miedo y que todas esas excusas no son para el otro, si no para ti mismo..para no enfrentarte al miedo que tienes. Al final acabas yendo pero un poco por que es lo que hay que hacer, porque es una costumbre, un tema social. Vas sin saber muy bien para qué. 

Y un buen  día te encuentras en el otro lado. Eres tú el de la pena suprema, la tristeza infinita, y el vacío en el estómago. Tú eres de corcho. Al contrario de lo que siempre pensaste, no tienes miedo. Duele pero no te da miedo.

Empieza a llegar gente. Amigos, familiares, compañeros de trabajo. Descubres al contrario de lo que habías pensando antes, agradeces infinitamente su presencia. Sabes que la gente te quiere, a ti y a tu familia, pero verlos llegar a abrazarte, sin saber que decirte, a acompañarte hace que te sientas mejor, que te sientas querida. Sabes que no lo sienten como tú..pero eso no importa. Verlos allí, acompañándote te reconforta. Te gustaría decírselo a todos..gracias por venir…gracias a ti, a cada uno de vosotros por venir, por acercaros..por pasar por encima de vuestro miedo, de vuestras excusas internas, de vuestras complicaciones logísticas y acercaros a decirme que estáis conmigo. Pero no puedes hacerlo…porque no es el momento, porque no tienes tiempo, pero aprendes una cosa muy importante que jamás se te olvidará.

Cada vez que una de esas personas pase por lo que tú estás pasando, sabrás lo que duele.  Sabrás la pena inmensa que les anega. Sabrás que verte llegar allí a las 8 de la tarde, darles un abrazo fuerte que les transmita tu cariño y decirles “ lo siento en el alma” sintiéndolo en el alma de verdad, les reconfortará, les hará sentirse mejor y les ayudará un poco en ese momento tan duro. Sabrás como se agradece  hablar de otra cosa, de cualquier chorrada. Sabrás como el humor negro es un recurso buenísimo para liberar tensión  y sabrás como reírse en esos momentos sienta fenomenal. Sabrás como se agradece el contacto, la mano que les coge mientras hablan, la mano en el hombro mientras se ríen del chiste sobre ataudes y sabrás como se siente el abrazo final cuando te marchas...

Sabrás que  en esos momentos, acompañar ayuda muchísimo.

El tiempo de rumiar en silencio la pena suprema, el tiempo de preferir la soledad, viene después y también hay que estar pero de otra manera.

Para mi amiga O. a la que acompañé ayer.