viernes, 2 de septiembre de 2011

LIBROS ENCADENADOS (Julio-Agosto)


6 libros en dos meses, incluyendo uno de vacaciones. ¿Qué me está pasando? Me temo que la combinación de felicidad absoluta mezclada con estrés total ha mermado mi capacidad de concentración para la lectura. O estoy en las nubes levitando feliz y con el libro sobre las piernas sin concentrarme o estoy apretando los dientes, conteniendo el nudo en el estómago y pasando la vista por las líneas sin enterarme…



El hombre del traje gris” de Sloan Wilson. No sé de donde había cogido la referencia, pero lo vi en la Feria del Libro Antiguo de Primavera y lo compré. Me molan las ediciones de Libros del Asteroide.

Otra vez más, son los años 50 y en Estados Unidos. Un joven matrimonio con tres hijos sumido en su rutina que de repente se enfrenta a un cambio de trabajo de él y una mudanza para toda la familia que provoca un proyecto vital nuevo para todos. Él, Tom Rath me parece un insulso, conmocionado por sus experiencias en la IIGM, incluida la de haber tenido un hijo ilegítimo pero que se pasa toda la novela sin tomar una sola decisión a la primera. Ella, Betsy, es un personaje inexplicable, a veces parece tontas y otra una lumbrera, y nunca sabes con qué actitud conseguirá más de su marido. El ambiente laboral de los años 50, rollo Mad Men, está bien reflejado. Me ha recordado un poco a “Vía revolucionaria” de Richard Yates, pero aquel era muchísimo más descarnado y amargo.

Es una novela entretenida y fácil de leer, así que la recomiendo para eso.

“El camino del tabaco” de Erskine Caldwell. Este libro viene con historieta al canto. Escribí a la editorial Navona para contarles unas erratas que había encontrado en un libro suyo, Cannery Road, y el caso es que me contestaron muy amablemente. Les remití a mi elogiosa crítica del libro en mi blog (de vez en cuando hay que hacerse un poco de autobombo) y como debió gustarles me mandaron dos libros de Erskine Caldwell de regalito. ¡¡Gracias Navona!

Caldwell es solo para fuertes, para lectores con huevos y que aguanten el tirón. Cuando lees “El camino del tabaco” vas tragando polvo, lo notas en la garganta y en los ojos, es el mismo polvo que se levanta en el desierto donde viven los personajes en plena depresión de 1929. El estilo es polvoriento, amargo, raspa en la garganta...pero es lo que va a lo que cuenta. No se puede contar toda esa miseria material y espiritual con un estilo dulce y almibarado. Es un libro áspero...no hay tregua ni un pasaje tranquilo en el que puedas descansar de tanta miseria. Es duro, pero refleja lo que fue aquella época. La familia Lester es pobre y miserable y cuando se llega a esos extremos de supervivencia no hay moral ni educación, ni nada. Todo es sórdido, todo es pura supervivencia.

No lo sé- contestó Dude- Cuando volvimos a ponernos en camino, seguía en la cuneta. El carro le había caído encima y le había aplastado.; tenía los ojos muy abiertos, pero no conseguí arrancarle una palabra. Parecía estar muerto.

Esos negros están siempre haciéndose matar; por lo que parece, no hay modo de impedirlo”.

“Las aventuras de Johnny Bunko” de Daniel H. Pink y dibujos de Rob Ten Pas. Es el comic de esta época, regalo de mi proveedor habitual de comics que dirige mis pasos por este nuevo campo de lectura. Es una especie de libro de autoayuda o de coaching para encauzar tu vida laboral o para ayudarte a saber qué es lo que quieres conseguir con el trabajo (fuera de lo obvio...trabajar poquísimo y ganar mucha pasta). Es un manual de autoayuda para Bunko, administrativo cutre en una multinacional al que de repente se le aparece al romper unos palillos chinos una especie de hada tocacojones que le va dando collejas y explicando que es lo que está haciendo mal. El dibujo no tiene nada que ver con ninguno de los comics que había leído antes, me he reído y he sacado alguna idea curiosa para mi futuro laboral, que dado los tiempos que se avecinan, seguro que me servirá para algo. ¡Gracias proveedor habitual...quedo a la espera del siguiente!


Tras la lectura ligera de Bunko, me enfrente a las “Memorias" de Albert Speer que tenía pendientes desde mi cumpleaños. 1000 páginas con las memorias del arquitecto de Hitler, escritas durante los 20 años que pasó en Spandau tras el proceso de Núremberg.

Es interesante (para quien le guste el tema, obviamente) ver desde dentro la historia del III Reich. El ascenso de Hitler y su poder que si te crees a Speer parece casi hipnótico. Speer miente como un bellaco y lo cuenta como si él desde el principio hubiera sabido que Hitler no era trigo limpio. Se centra en su labor como arquitecto y sus planes megalomaniacos y completamente desproporcionados de construcciones en Berlín fundamentalmente. Pasa de puntillas sobre su papel como Ministro de Guerra empleando mano de obra esclava sacada de campos de trabajo y puestos a currar en condiciones infrahumanas.

Speer se va inventando todo un papel en el que incluso insinúa que intentó atentar contra Hitler. Por supuesto, casi todos los que rodeaban a Hitler eran unos débiles y jamás se enfrentaban al Fhurer mientras que él siempre mantuvo una actitud crítica. Creo que si en vez de 1000, hubiera escrito 2000 páginas habría terminando declarando que era una especie de cruce entre James Bond e Indiana Jones con unas gotas de Bourne.

Ha sido interesante, pero demasiado largo y solo apto para frikis del tema.

“Dulce jueves” de John Steinbeck. Tras la maravillosa experiencia de Cannery Road, tenía que seguir con Steinbeck y más sabiendo que en esta novela se repetían los personajes de Cannery. Ha sido una lectura especial, muy especial…me ha flipado y me ha encantado y dejad de leer este post ahora mismo, y corred a comprar el libro y leerlo. Es una maravilla.

Son los mismos personajes de Cannery, pero aquí además de aparecer y desaparecer, todos juegan un papel en la historia principal, en el encuentro de Suzy y Doc. “Dulce jueves” es el libro que los conecta a todos.

Como siempre que algo me gusta mucho, me quedo sin palabras que reflejen lo muchísimo que me ha flipado, me quedo corta y me jode muchísimo. Solo diré, que he llenado 7 páginas de mi cuaderno rojo de apuntes de este libro y que cuando lo releo ahora me sigue emocionando como la primera vez (oh por dios...sueno para abofetearme) Por supuesto Steinbeck sigue siendo el amo escribiendo.

Solo un par de párrafos que quiero que queden aquí.

Siempre es difícil empezar a concentrarse. La mente corre como un pollo, tratando de rehuir el pensamiento aunque el pensamiento sea la mayor recompensa del hombre”.

No hay nada que yo puedo hacer. Dicen de los amputados que recuerdan la pierna que perdieron. Bueno, yo recuerdo a esta chica. No estoy entero sin ella. No estoy vivo sin ella. Cuando ella estaba conmigo, yo me sentía más vivo de lo que lo he estado nunca, y no solo cuando ella era agradable. Incluso cuando nos peleábamos yo estaba completo. En aquel momento no me daba cuenta de lo importante que era, pero ahora sí. No soy un idiota. Sé si no la consigo tendré momentos horribles. Una y otra vez, desearé no haberla conocido nunca. Pero también sé que si fracaso nunca seré un hombre completo. Viviré una media vida gris y me lamentaré por mi chica perdida cada hora del resto de mi vida. Como reptiles pensativos que sois, os estaréis preguntando: ¿Por qué no esperas? ¡Mira más allá! ¡Hay mejores peces en el mar! Pero vosotros no estáis involucrados. Dejadme que os diga que para mí no solo no hay mejores peces: no hay ningún otro pez en todo el mar. El mar resulta solitario sin ese pez”.

Pufff….

Para terminar la ronda “El Doctor Zhivago” de Boris Pasternak, un clásico. He visto la película un par de veces pero hace tiempo y no recordaba bien la historia más allá de mucha nieve, ella muy rubia, muchos trenes, trineos del amor y Omar Shariff con su bigote. No esperaba por tanto que la novela se asemejara mucho a mi idea poco concreta pero tampoco esperaba que fuera tan triste. No hay apenas momentos felices y los escasos que se dan se ven siempre empañados por la certeza de la tragedia que les rodea o que está próxima a llegar. No voy a contar la trama porque entonces destripo el libro, pero lo recomiendo como novelón trágico en medio de la revolución rusa y las nieves. Una advertencia última, los autores rusos son todos unos cachondos y les gusta jugar al despiste…en todas las novelas rusas los personajes tienen 25 nombres...algo asi como si en español a un personaje que se llamara Jose María Lopez...le llamaras unas veces así, en la siguiente página Chema, en la siguiente solo López, en la siguiente JoseMa, en la siguiente Pepe López...y así hasta el infinito. Tú te vuelves loco hasta que consigues centrarte…si es que lo consigues.

En fin, como conclusión...salid a comprar Dulce Jueves y ya me daréis las gracias luego.

jueves, 1 de septiembre de 2011

MOLIDOCUMENTALES: El Gordo Cabrón

Antes de llevarnos a engaño o montarme un pollo...y no tengo el cuerpo para pollos de ningún tipo…voy a aclarar que todos tenemos un amigo gordo. Un amigo gordo al que queremos con locura, es gordo entrañable, es gordo amoroso, es gordo con cariño, es un tío que le ves llegar y te alegra el alma y el espíritu y te suelta la risa. ¡Qué coño!! No es gordo, como diría Obelix es "bajo de tórax".

No hablo de ese gordo...a ese gordo le haré un día una loa.

Hablo del gordo cabrón, y desgraciadamente nadie está salvo de tener uno de esos en su vida. Hoy voy a prevenir a los descerebrados que caigan por aquí por si acaso no saben de lo que hablo o han llegado a la tierna edad que tengan sin toparse con ese tipo de personajillo.

La primera característica del gordo cabrón es su capacidad camaleónica que le hace parecer a primera vista un gordo entrañable. Algo parecido a lo que pasa con las gulas…que parecen angulas pero no lo son, ahora que lo pienso es peor que lo de las angulas, porque si te comes un plato de gulas no te sabrá igual pero no te joderá la vida. Confundir un gordo cabrón con uno entrañable es peligrosísimo. Bien, entonces...el gordo cabrón domina el arte del camuflaje, hay que andar avispado.

El gordo cabrón no es compacto, siempre siempre es fofo, blandengue y en un 90 % de los casos brilla. Suda y brilla...con brillo pegajoso. Tiene el culo gordo. Un gordo entrañable es compacto y puede ser tripón pero nunca son culones. Un gordo cabrón es colgón.

Se acerca siempre sonriendo. Nunca parece estar serio...hay que estar alerta, es la sonrisa de la muerte, el beso del mafioso, el brillo de Transfer.

Nunca va directamente, si quiere hablar contigo de lo que sea, dará mil circunloquios. Nunca viene y te dice lo que quiere, porque no quiere decirte nada, lo que quiere es sacarte información. Si eres una presa fácil (que las hay) y consigue engatusarte con sus sonrisas...probablemente se vaya con todo lo que necesita saber a cambio de una migaja de información que tú crees que es vital y que sin embargo pronto te darás cuenta de que todo el mundo sabe. Ejemplo típico...el gordo cabrón que había en todas las pandillas, y que nadie sabía porque estaba en el grupo. A base de observar conseguía información de unos y de otras y luego traficaba manipulando esos datos...y venia a preguntarte cosas para al final soltarte que al tio que te gustaba le había oído decir que tú le molabas. Tú te venías arriba por esa información, dejabas de verle como gordo cabrón y le veías como gordo entrañable y le contabas tu vida. Al final él se marchaba frotándose las manos al más puro estilo malvado de peli porque a cambio de nada había conseguido información para seguir manipulándote.

Un gordo cabrón es una portera, con todos mis respetos para las porteras. Es el máximo nivel que se puede alcanzar en cotilleo. Todo lo sabe y todo lo propaga. Valiéndose de su condición camaleónica, en un primer momento consigue información de todo el mundo, la almacena y la guarda para cuando pueda hacer uso de ella.

Por supuesto, un gordo cabrón jamás guarda un secreto, probablemente sea más seguro abrirte un blog y escribir en el tu secreto más inconfesable que proporcionar cualquier dato a un gordo cabrón.

Un gordo cabrón manipula, a las personas y la información.  Si se rie delante de ti..ten por seguro que se rie de ti, se rie porque sabe que te va a pasar algo malo. Es el típico que venía sonriendo por el pasillo en la facultad y te decia: ¡¡ han salido las notas de numismática!!, ¿las has visto?, No..no me ha dado tiempo..." Ah..pues has suspendido"...decía satisfecho con una sonrisa letal.

Un gordo cabrón jamás te mira a los ojos cuando te habla. No sostiene la mirada..mira a traves de ti, mira a lo que hay detrás...Un gordo cabrón es un cobarde. 
Jamás hay que fiarse de un gordo cabrón. Si te insulta puedes darle un margen de confianza. Si te dice que es tu amigo, que quiere lo mejor para ti o que se preocupa por ti y lo que te pase…CORRE LO MÁS RÁPIDO QUE PUEDAS, PONTE A SALVO. Estás más segura si un miembro de los Corleone te da dos besos que si un gordo cabrón se hace pasar por tu amigo. Es más peligroso que se te acerque un gordo cabrón sonriendo que levantarte con   con una cabeza de caballo en la cama.
Un gordo cabrón no tiene sentimientos. Es completamente inmune a la ironía, el sarcasmo y la puya inteligente. Utilizar cualquiera de esas armas contra él es perder el tiempo y desperdiciar inteligencia.

Si de verdad quieres joder a un gordo cabrón, lo mejor que se puede hacer, lo que funciona siempre y les hace apretar los dientes, cerrar los puños y apretar el culo, es decirle cuando se ha puesto a régimen y ha adelgazado:

- Fulano...hay que ver como te estás poniendo…se te ve hermoso...

Porque si...un gordon cabrón…en el fondo es un gordo renegado.

Que se joda.

martes, 30 de agosto de 2011

PARQUES TEMÁTICOS

A mi me gusta ir a hacer turismo, ir a ver ciudades, pueblos, pasear por las calles, ver monumentos ( con moderación), tomar algo en un bar, comprar algun recuerdo horrible para regalar a alguien que odias o comprar una delicia culinaria para recordar el viaje cuando vuelvas a casa, hacer fotos y todas esas cositas que se conocen como hacer turismo.

Lo que más me mola de ir a hacer turismo es sin duda pasear, sé si una ciudad o un pueblo me gustan si soy capaz de imaginarme, de visualizarme viviendo ahí o comprándome una casa, o si veo un cartel de “se vende” y anoto el número y al mismo tiempo imagino un día perfecto en esa casa.

Si no soy capaz de verme viviendo allí o pasando una temporada, pues bueno..la ciudad o el pueblo me gusta pero sin alardes. Si paseo a la carrera mientras me pregunto que cojones hago ahí..directamente no me ha gustado nada.

Para poder visualizarte viviendo en otro sitio, ese sitio tiene que tener vida de verdad y no ser un parque temático del turismo.

El síndrome del parque turístico me saca de quicio y está acabando con todo el encanto de los supuestos pueblos o ciudades con “encanto”. No es un fenómeno solo español pero como nosotros somos lo más de lo más llevando las cosas al extremo pues hemos elevado el síndrome parque temático a cotas jamás alcanzadas en mi visitas al extranjero.

¿Cómo saber si estás haciendo turismo en un parque temático?

1.- Por la carretera que da acceso hay montones de autobuses de turistas. Montones. No uno, ni dos, ni tres. Montones.

2.- Lo primero que viene señalizado al acercarse al supuesto enclave con encanto es el “parking de proximidad”..que se define básicamente por estar a tomar por culo de lo que quieres ver. Si es un parking de los de proximidad buenos, buenos..de los fetén..estará ubicado en una extensión enorme sin una puta sombra donde tu coche alcanzará fácilmente los 42 grados. Por supuesto si es invierno y empieza a nevar..por ese parking no pasa la quitanieves. Hay que ser avisapado y coger todo lo que necesites del coche al dejarlo aparcado porque repito no está próximo. Si es de los parking de proximidad Premium de luxe..en cuanto salgas de él verás que para alcanzar el enclave turístico tienes que subir una cuesta con un 15 % de inclinación por donde bajan coches que no se dejaron engañar como tú, sin aceras y por donde hordas de pringados como tu empujan carritos de coches y cargan con bolsas.

3.- Hay un “centro de acogida turístico”. Es como la taquilla aunque no cobren. Son todos iguales, amplios, acristalados, y con amables señoritas vestidas de uniforme detrás de un mostrador que te dicen: “ estamos aquí” y señalan con una cruz un punto..” lo que tiene que visitar está por aquí” y trazan un círculo que ocupa más o menos la mitad del mapa que tienen desplegado” y “lo más importante es esto, esto y esto”. Sonrien y acto seguido te dicen “ si quieren pueden comprar la mastersuperguay pulserita con la que pueden entrar a todo y ahorrarse un 1 %”. Como estás en modo “me lo creo todo”..compras la pulserita sin pensar que ni de coña te va a dar tiempo a ver todo eso antes de que tu coche se funda en el parking de proximidad. Por supuesto en el centro de acogida, lo suyo es arramplar con todos los folletos disponibles..son gratis y para algo servirán. Hay que cogerlos sin mirar “ noches de pasión en Calahorra”, “ fiestas infantiles de verano en bollulos” ( aunque sea enero)…”Escultores distinguidos de Méntrida” ( este es muy fino), “ flora y fauna del pico que hay al fondo del pueblo después de subir 6 horas de cuesta” ( no piensas ni ir..ni has visto el pico..pero hay que cogerlo)..” primeros auxilios del turista”…” cuidado con el carterista”…y así todo. A las malas te servirán para hacer fuego o para abanicarte.

4. Ya puestos a pasear por el enclave uno es incapaz de imaginarse viviendo ahí, básicamente porque no vive nadie. Un concepto mal entendido del aprovechamiento del tirón turístico ha hecho huir a toda la población que vivía ahí. Un listo llego y dijo…” coño, que a estos que vienen les molan las armaduras”…y le compró a su abuelo el ultramarinos de toda la vida en la calle principal y puso una sucursal de armaduras hechas en Taiwan, el abuelo se fue al campo y los vecinos ya no tenían ultramarinos para comprar comida. Lo mismo paso con el sobrino del de la panadería, el de la pescadería, el de la carnicería, el colmado de la esquina, la ferretería, la papelería y el típico almacen de pueblo donde había de todo. Ahora vas por la calle y venden, armaduras, mazapanes, mermeladas típicas, armaduras, mazapanes, mermeladas…uy..aqui tb hay escudos…y aquí hay armaduras de mazapán…Todo precioso pero claro, los abuelos se fueron de las casa del pueblo porque para comprar una barra de pan tenían que coger el cercanías..asi que abandonaron el centro. ¿ Y quien compró las casas? Empresas y oficinas…y para que los que curran ahí pudieran comer algo más que mazapanes y mermeladas..habia que hacer algo.

5.- Comer es caro de cojones. Tienes dos opciones..optar por alguna de las maravillosas cadenas de comidas rápidas que hay en tu ciudad y en todas con lo cual el “ encanto” de la visita se diluye o decantarte por “ Casa Pepe” que parece auténtico. Y lo es, Pepe es un auténtico visionario o eso, o llego tarde a venderle el local a su primo. El caso es que Pepe pone un “menú típico cántabro/ vasco/ manchego” a un precio popular…20 euracos por ejemplo. Siempre hay alquien que dice…” pero serán raciones grandes”…Ja…Pepe no es tonto y sabe que no tienes escapatoria. Te da de comer lo que le apetece, y poco y además cuando lo piensas te das cuenta de que ese menú típico es primo hermano del “menú del dia” que por 9 euros comes en el bar que hay debajo de tu curro en tu ciudad sin encanto.

6.- Si quieres comprar un recuerdo, hay que ir preparado para saber que ese recuerdo se parecerá sospechosamente al que habías comprado la semana, el mes o el año anterior en otro enclave turístico situado a 800 km. La parte buena es que sabrás donde compraste cada uno porque suele venir el nombre bien grande. Eso si, si compras algo de comer tendrás más problema..todo es “ artesano”…aunque tú jurarías que debe tener algo más que artesinitud porque no es lógico que una mermelada buena en el super de tu barrio cueste 4 euros y aquí te claven 8…pero no te vas a poner milindris con el dinero ahora…

6.- Paseas por ese enclave por la noche y no hay luz en las ventanas de las casas. Nadie entra y sale de los portales. No vive nadie. No eres capaz de imaginarte allí viviendo..no eres capaz de visualizarte allí…

Si cuando llegas al coche..suspiras de alivio…es que has estado en un parque temático. Otra ciudad u otro pueblo que se han cargado.

viernes, 26 de agosto de 2011

EL SILENCIO

Soy una gran conversadora y,  como he dicho siempre,  la falsa modestia no sirve para nada.

Algunos pensarán que hablo mucho, y en algunos momentos es verdad, puedo tender al lorismo, pero en general soy divertida, ingeniosa y sé de lo que hablo. Si no se de que hablo, me callo...prefiero hacer el ridículo borracha y bailando a meter la gamba hablando de lo que no sé, como por ejemplo, física o fútbol.

Ya hablé de lo que mola una buena conversación, pero que aprecie el intercambio oral inteligente de opiniones, chascarrillos, conocimientos, absurdeces o sentimientos no quiere decir que no sepa valorar el silencio.

El silencio mola mucho pero no es para todo el mundo. Para saber apreciar un buen silencio hay que estar dispuesto a ver qué tienes en la cabeza tú solito, y hay mucha gente que o bien no tiene nada más que eco (y seamos sinceros...nadie quiere saber que es un simple) o lo que tiene no le mola nada y prefiere ignorarlo. En medio del fragor de una conversación se puede pasar por alto lo que tengas o no en la cabeza…en el silencio es imposible.

Para apreciar un silencio además, hay que saber interpretar los de los demás. No hay nada peor que que venga alguien a decirte “estas muy callado, ¿en qué piensas?”…y rompa tu mágico momento. Hay que dejar a la gente con sus silencios, sobre todo porque si no sabes interpretarlo te puedes llevar una buena leche.

El silencio dice mucho pero hay que escucharlo.

No todos los silencios son iguales. Los silencios son la ausencia de ruido, pero esa ausencia de ruido, de estímulo auditivo, se percibe de muy distinta manera en cada ocasión.

Silencio tras romper algo cuando eres canijo. En medio del fragor del juego o la pelea, algo se rompe, alguien llora, alguien se ha hecho daño…y como por arte de magia se hace un silencio total. Es sorpresivo y dura poco, muy poco. Contienes la respiración, cierras los ojos, subes los hombros y esperas lo que sabes que vendrá a continuación: ¿Qué ha sido eso? ¿Se puede saber qué has hecho?

Silencio de compromiso. No sé quién eres, ni siquiera quiero saberlo, estamos aquí en la misma habitación por alguna circunstancia ajena a nosotros y no tenemos el más mínimo interés en conocernos y por alguna extraña razón los dos somos lo suficientemente inteligentes como para no empezar una conversación estúpida sin ningún interés sobre el tiempo, tus hijos o qué coño hacemos aquí.

Silencio hastiado.  No voy a hacer ni un esfuerzo más por intentar que me comprendas, me da igual.

Silencio en el que se desea la invisibilidad. Hay dos ejemplos típicos. Por un lado es el silencio que sigue a un metedura de pata increíble en una reunión social, por ejemplo en un tanatorio, alguien cuenta un chiste sobre un muerto delante del familiar del finado que se ha ido a visitar, lo cuenta…y se hace un silencio sepulcral ( espantoso juego de palabras..pero no podía contenerme), el del chiste quiere en ese momento desaparecer. Otro caso de este silencio en el que se desea el superpoder de la invisibilidad, es el que sigue a la frase del profesor: a ver...voy a preguntar….

Silencio “tengo que aguantar sin decir nada porque como diga algo me pongo a llorar”. Es interesante como la articulación vocal puede provocar llanto incontrolable. Puede ser un silencio alegre o de pena suprema.

Silencio “me voy a callar porque como abra la boca te hundo, gilipollas de los cojones”. Se aprietan los puños, se aprietan los labios y  se intenta controlar las palabras que pugnan por salir de tu boca mientras visualizas el post que vas a dedicarle al susodicho.

Silencio explosivo. Es el que se está acabando, el que se nota acelerarse en su desarrollo y es imposible de controlar. Aunque quieras mantenerlo no habrá manera, se acelera, se acelera y al final se rompe. Puede ser cómodo y molón si por ejemplo el final va a ser “Te quiero” o incómodo y agresivo si se rompe con un “Vete a la mierda”.

Silencio decepcionado. “Me rindo, no me entiendes”.

Silencio de la soledad de no tener con quien hablar, ni con quien compartir. Este es muy triste. Es el que no se quiere.

Silencio post orgásmico del tipo bueno. “Esto ha sido tan increíble que no puedo ni hablar y además cualquier cosa que dijera se quedaría corta”. Es un silencio que mola mucho, es de colores.

Silencio post orgásmico del tipo malo “Esto ha sido un error”. Es un silencio horrible…hace bola.

Y luego está el que más mola de todos…

El silencio compartido. No hace falta decir nada porque está todo ahí, está todo por decir. El conocimiento y la expectativa y la ilusión de todo lo que queda por contar y oír se disfruta en silencio. Es el silencio de conocerse y disfrutarse sin necesidad de hacer alardes. Es el silencio que se comparte con quien estas en armonía, en resonancia. Paseas, lees, vas en el coche. No hace falta decir nada. Es un silencio en el que se nada, uno se empapa, dejando que te resbale sabiendo que cuando se rompa te sentirás bien por haberlo disfrutado.

Y por último intentar convertir un silencio incómodo en uno cómodo es muy difícil, yo diría que imposible. Como diría Morente ”eso es más difícil que llorar por gusto