martes, 11 de noviembre de 2008

MATERNITY (IV): SUPERPODERES

Mi madre tenía superpoderes. Yo no. Creía firmemente que eran hereditarios pero no.

Mi madre tenía superoido. “ No os molestéis en hablar bajo, en esta casa yo lo oigo todo” o “ Os estoy oyendo”. Frase que te dejaba paralizada en mitad de la maldad que estabas planeando. Este superpoder de mi madre nos obligaba a mis hermanos y a mi a susurrarnos todo al oído tan bajito tan bajito que no nos enterábamos pero nos daba muchísima risa. Yo no oigo a mis hijas..es más cuando creo que están dormidas y tranquilitas me asomo a su habitación toda confiada para descubrir que han montado un poltergesit del 15 y están colgando cabeza abajo de la litera totalmente muertas de la risa.

Mi madre tenía el supertono.Cómete la sopa”. “He dicho que no” o el siempre efectivo y nunca suficientemente valorado: “cuento hasta tres”. Esas frases combinadas con la supermirada, otro gran superpoder, te dejaba literalmente paralizado y como un autómata obedecías las órdenes dadas. Yo digo “ cuento hasta tres” entrecerrando los ojos y amenazando con el dedo índice y C. dice “ uno, doz y trez” y pasa de mi. Frustrante.

Mi madre tenía la famosa “mano termómetro”. Te encontrabas mal y te ponía la mano en la frente y decia “ tienes fiebre” o “ tienes unas décimas” o “ estás ardiendo” o “ no tengas cuento que no tienes nada”. Era magia. Yo tenía muchísimas ganas de heredar este superpoder…pero tampoco ha habido suerte. Yo veo a mis hijas y digo…psss..no sé si están malas…les pongo la mano..(no pierdo la esperanza) y digo…”uyyy..está ardiendo”, corro a por el termómetro para descubrir que están frescas como lechugas. Y exactamente lo mismo si están con un fiebrón, les pongo la mano y digo..” yo creo que están bien, al cole”. Un desastre.

Mi madre tenía el brazo de goma, como la madre de los increíbles. Íbamos de viaje, ella sentada delante, nosotros detrás montando el gran cirio..”¿Cuánto queda?”yo quiero ventanilla” “ no me toques” “ que me dejes”…y de repente una mano venía disparada del asiento delantero y te daba un cachete que te dejaba frío y sin rechistar por lo menos durante 80 km. Yo tengo los brazos cortos. Cada vez que tengo que enfadarme con las princesas, tengo que desabrocharme el cinturón, ponerme de rodillas en el asiento… sujetarme con una mano al respaldo y con la otra aletear ridículamente mientras ellas se descojonan. Patético


Estoy pensando que los superpoderes maternales a lo mejor son como los ojos azules y saltan una generación…..

lunes, 10 de noviembre de 2008

EL AÑO DEL PENSAMIENTO MÁGICO

Como no todas mis aportaciones a la crítica literaria iban a ser malas, esta vez recomiendo un libro: “El año del pensamiento mágico” de Joan Didion. Me acabo de dar cuenta de que la otra vez que recomendé un libro era exactamente del mismo tipo. “Una pena en observación”. Será que estoy obsesionada con la muerte.

No es divertido, ni fácil, ni entretenido, ni ameno. Es un libro reflexivo sobre la muerte. La escritora americana, Joan Didion, se sienta a cenar con su marido John la noche del 30 de diciembre de 2003 y de repente John muere. Faltaban unos meses para que celebraran sus 40 años de vida en común y venían de ver a su única hija, ingresada en la UCI de un hospital de Nueva York .

“Te sientas a cenar, y la vida que conoces se acaba”.

Nueve meses después de esa noche, comienza a escribir esta reflexión sobre la muerte, la vida en pareja y como se sobrevive a a la muerte. Es un libro durísimo. No es lacrimógeno ni melodramático. Ella se sienta y analiza exactamente como es la pena que siente, como el duelo además de un estado sentimental es un estado físico.

Solo dejo un texto, a algunos os hará salir corriendo pero espero que alguien lo lea.

El dolor por la pérdida nos resulta un lugar desconocido hasta que llegamos a él. Anticipamos (lo sabemos) que alguien cercano a nosotros puede morir, pero no imaginamos más allá de los días o semanas inmediatamente posteriores a esa muerte imaginada. Incluso interpretamos erróneamente la naturaleza de esos pocos días y semanas. Si la muerte es repentina, es posible que esperemos sentirnos conmocionados, pero no esperamos que la conmoción sea arrasadora, que trastorne a la vez el cuerpo y el espíritu. Es posible que esperemos sentirnos postrados, inconsolables, locos por la pérdida pero no esperamos estar literalmente locos, personas enteras que creen que su marido está a punto de regresar y necesita sus zapatos. En la versión del dolor que imaginamos, la pauta a seguir es la “recuperación”. Prevalecerá un cierto movimiento hacia delante. Los peores días serán los primeros. Imaginamos que el momento más duro de la prueba será el funeral y que tras él se iniciará esa hipotética recuperación. Cuando anticipamos el funeral nos preguntamos si lograremos “superarlo”, esta a la altura de las circunstancias. ( ) No sabemos que ese no será el problema. No podemos saber que el funeral en sí mismo será anodino, una especie de regresión narcótica, arropados por el cariño de los demás y por la gravedad y significado de la ocasión. NI podemos saber – y ahí reside la diferencia fundamental entre como imaginamos el dolor y cómo es en realidad ese dolor – la interminable ausencia que sigue al hecho en sí, el vacío, la absoluta falta de sentido, la inexorable sucesión de momentos en los que nos enfrentaremos a la experiencia del sin sentido”.

Estremecedor.

Lo recomiendo.

LA VENGANZA DE LOS PROFESORES

Cuando yo era pequeña los padres y los profesores eran amigos, cada uno tenía su parcela de poder y los dos grupos tenían claro que él enemigo eras tú. Es decir tu profesor siempre consideraba que tus padres eran una gente responsable, sería y respetable..o por lo menos lo fingía. Tus padres nunca jamás se pondrían de tu parte en contra del profesor. Es decir, cada uno tenía su sitio y todos contentos.

El profesor no se metía en tu tiempo de ocio, es decir no les decía a tus padres, llevadle al zoo, jugad juntos, disfrutad de experiencias..etc. No era de su incumbencia el ocio familiar. Tampoco intentaba empapelar tu casa con un millón de circulares a la semana del tipo: “ les informamos que en el cole hay piojos” o “ reunión de padres sobre “premios y castigos” o “ deje usted dinero en secretaria que ya veremos en que lo invertimos”.

Todo estaba claro. Todos estaban contentos.

Ahora todo ha cambiado. En algún momento entre la época en la que yo iba al cole y el momento actual...las cosas se han mezclado. Los dos grupos, profes y padres se odian...y se pasan el día ideando planes para destruir al otro.


Los padres se convirtieron en unos plastas que abrasaban a los profesores a la salida con todo tipo de preguntas estúpidas que acaban con la paciencia de los profesores. A su vez estos inventaron la Agenda escolar donde te pasas el día apuntando majaderías....pero era su manera de mantener a los padres alejados.

Los padres entonces pasaron al ataque....sabotear las reuniones del cole...y ahí casí triunfan...las reuniones se han convertido para los profesores en una prueba de paciencia, aguante y contención verbal para no acabar insultando a todo el mundo.

Este fin de semana he comprobado cual es la siguiente fase en el plan de los profesores. Os comunico que las dos encantadoras jovencitas que son profesoras de mis hijas...ME ODIAN. El viernes al recogerlas me comunicaron con una maravillosa sonrisa, que para el lunes teníamos que llevar los " cuadernos de viaje" con dos collages en cada uno. Y las dos añadieron con sorna:

- ya sabes..pintar, recortar, pegar...sed creativos.....
¡CREATIVOS!!! ¿YO??? CON UNAS TIJERAS Y PEGAMENTO?...lo único que se me ocurre es cortarme las venas o esnifar.

Bien..me he pasado el fin de semana enfrentada a estos sugerentes títulos para el collage: Vamos al cole y Alfombra de hojas para C. y ¿Dónde esta mi colegio? y " A la montaña a por setas".

Debo reconocer que ha sido un plan de venganza perfecto digno de Darth Vader. Sin consideración han ido a por todos los padres. En mi caso ha funcionado perfectamente, han conseguido que mis hijas con 3 y 4 años hayan dejado de verme como la "mamá perfecta", y no lo digo por nada, sino por comentarios de este tipo:


- mamá...¿no zabez cortar recto?

- mamá...¿ezo ez una montaña??...jajajajaja…si parece una tarta

-mamá...has pegado las hojas torcidas. Mami, no sabes pegar

- mamá, casi mejor que lo haga papá que sabe pintar sin salirse.

O sea que perfecto....mis hijas se descojonan de mi. He tocado fondo como madre.

sábado, 8 de noviembre de 2008

CUADERNO (I)

¿No somos ya lo que queremos?
A lo mejor somos lo que queremos y eso es lo que nos separa.

¿Esperar en algún sitio?. No existe ningún otro sitio que en el que nos encontramos, no existe "algún lugar". ¿Dónde estabas tú antes de que yo te conociera?. ¿En "algún sitio"?. No, sencillamente no existías; no pensaba que estabas en algún lugar. No existías. Ahora estás, estoy, estamos. ¿Dónde?. Aqui, ahora. En tu cabeza y en la mía, en tus sensaciones y en mis racionalizaciones. Estamos donde somos lo que queremos ¿o no?.
(mayo 1999).
Parque de la Alameda. Soria. Oct.2008. Foto tomada por G.
Seguro que con este post os sorprendo.