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domingo, 3 de marzo de 2013

UNA DOCENA DE CITAS DE TONY JUDT

¿Quién era Tony Judt?


Judt era un historiador británico de origen judío especializado  en el estudio de la Europa del siglo XX, en los procesos intelectuales y sociales que han configurado la sociedad en la que vivimos actualmente, el mundo al que nos enfrentamos.

A pesar de ser lo que se conoce como un erudito, su valor máximo no viene dado por la vastedad de sus conocimientos sino por su capacidad crítica, su inteligencia, su sentido del humor, su pensamiento reflexivo y la facilidad para transmitir todo eso de manera amena, interesante y que genere debate entre sus lectores.

A Judt se le lee con placer. Cuando llegas al final de un capítulo, levantas la vista del libro y dices: cuéntame más, sigue hablando. Tiene una cabeza increíble, una capacidad de argumentación impresionante y una inteligencia brillante. Además, es accesible para todo el mundo, es entretenido y ameno. Engancha y fascina porque es capaz de hacerte reflexionar sobre temas que ni siquiera te habías planteado y que sin embargo te afectan directamente.

Hoy traigo doce reflexiones de Judt para animaros a leerle y conocerle.

1.Sobre la situación actual 

En este artículo escrito en el 2010, Judt escribe cosas como estas: 

Quienes afirman que el fallo es del "sistema" o quienes ven misteriosas maniobras detrás de cada revés político tienen poco que enseñarnos. Pero la disposición al desacuerdo, el rechazo o la disconformidad -por irritante que pueda ser cuando se lleva a extremos- constituye la savia de una sociedad abierta. Necesitamos personas que hagan una virtud de oponerse a la opinión mayoritaria. Una democracia de consenso permanente no será una democracia durante mucho tiempo”.

2. Sobre lo que habría que reformar.

Del mismo artículo que la cita anterior.


“La mayoría de los críticos de nuestra condición presente comienzan con las instituciones. Dirigen su atención a los parlamentos, los senados, los presidentes, las elecciones y los grupos de presión, y señalan las formas en que se han degradado o han abusado de la autoridad que se les ha confiado. Cualquier reforma, concluyen, debe comenzar ahí. Necesitamos leyes nuevas, sistemas electorales distintos, restricciones a los grupos de presión y a la financiación de los partidos; debemos dar más (o menos) autoridad al ejecutivo y hallar la forma de que las autoridades, elegidas o no, escuchen y respondan a quienes son su base y les paga: nosotros."

3. Sobre su enfermedad

Judt murió en agosto del 2010 de esclerosis lateral amiotrófica. Con una frialdad,  una objetividad y una entereza que te dejan conmocionado, describe en este artículo sus noches paralizado completamente en la cama, enfrentado al “ traje de hierro” en que se ha convertido su cuerpo y a sus pensamientos que son lo que le mantienen activo.

“Lo malo es cuando llega la noche. Yo retraso la hora de irme a la cama hasta el último momento compatible con la necesidad de dormir de mi enfermero. Cuando estoy "preparado" para acostarme, me lleva al dormitorio en la misma silla de ruedas en la que he pasado las últimas 18 horas. Con cierta dificultad (a pesar de que he perdido altura, masa y volumen, sigo siendo un peso muerto considerable para quien me tiene que mover, aunque sea un hombre fuerte), me coloca en mi cama. Me sienta en un ángulo de 110º y me sujeta en mi sitio con toallas dobladas y almohadas, con la pierna izquierda vuelta hacia afuera como si hiciera ballet, para compensar su tendencia a hundirse hacia adentro. Este proceso requiere una concentración considerable. Si dejo que se quede un poco descolocada alguna extremidad o no insisto en que me alinee cuidadosamente el estómago con las piernas y la cabeza, luego sufro una agonía infernal durante la noche.
Después me tapa y me coloca las manos por fuera de la manta para darme la ilusión de movilidad, aunque también tapadas, porque tengo una sensación permanente de frío en ellas, como en el resto del cuerpo. Me rasca por última vez en alguno de los varios sitios que me pican de la cabeza a los pies; me ajusta el respirador Bipap a la nariz, incómodamente apretado para que no se me caiga por la noche; me quita las gafas... y ahí me quedo: vendado, miope e inmóvil como una momia moderna, solo en mi prisión corporal, acompañado durante el resto de la noche únicamente por mis pensamientos.”

4. Sobre sus  pensamientos en las noches.
Judt dedica  las noches de su enfermedad a bucear en sus recuerdos y a ordenarlos para a la mañana siguiente poder dictarlos. Para no olvidar todas esas ideas y pensamientos recurre a una regla nemotécnica, recuerda un chalet suizo donde pasó unas vacaciones con sus padres. Realiza recorridos mentales por la casa, y va colocando los recuerdos en las distintas habitaciones y rincones para a la mañana siguiente realizar ese mismo recorrido mental recuperando los pensamientos nocturnos. Esa recopilación de recuerdos se encuentran recogidos en un libro maravilloso que se llama “ El refugio de la memoria” y en el que Judt cuenta sus noches en vela.   

Las noches improductivas son frustrantes de un mundo casi físico. Desde luego no puedes decirte: Vamos, deberías estar orgulloso por el simple hecho de haber conservado tu cordura, ¿dónde está escrito que, además, tuvieras que ser productivo? Y, sin embargo, siento cierta culpa por haberme rendido al destino tan fácilmente ¿Quién podría hacerlo mejor en tales circunstancias? La respuesta es, naturalmente, “un mejor yo” y es sorprendente lo a menudo que desearíamos ser una mejor versión de nuestro yo actual, aún siendo plenamente conscientes de lo difícil que ha sido llegar hasta donde estamos”.

5. Sobre los trenes.

Judt era un enamorado de los trenes y dedicó este “ Trenes que nunca volveré a coger”  a los trenes de su infancia, al maravilloso servicio estatal de trenes británico desmantelado posteriormente por sucesivas privatizaciones.

Los trenes son, como dice la expresión francesa, transports en commun: diseñados a partir de principios del siglo XIX con el fin de ofrecer un medio colectivo de viajar para las personas que no podían permitirse el transporte privado y, con los años, para otras más acomodadas a las que se podía atraer con la perspectiva de unas instalaciones comunes de lujo pagando un precio más alto. Los trenes inventaron las clases sociales en su variante moderna, al designar y clasificar distintos niveles de comodidad, facilidad y servicio: como revela cualquier ilustración de aquella época, durante muchas décadas, los trenes fueron algo incómodo y abarrotado excepto para quienes tenían la suerte de viajar en primera. En mi época, sin embargo, la segunda era más que aceptable para la gente normal y corriente; que, en Inglaterra, quiere decir una gente que no se mete con los demás. En aquellos días felices, antes de los teléfonos móviles, cuando todavía era impensable poner una radio en un lugar público (y la autoridad del revisor bastaba para reprimir a los espíritus rebeldes), el tren era un lugar fantástico y silencioso”.

6. Sobre el amor y sus relaciones
.
Judt tiene una ironía extraordinaria incluso para referirse a sí mismo.

Según el teórico literario René Girard, los seres humanos deseamos e incluso amamos aquello que aman también otros. Yo no puedo confirmarlo por experiencia personal; tengo una trayectoria de deseos frustrados de objetos y mujeres que estaban claramente fuera de mi alcance, pero no interesaban especialmente a nadie más.”


7. Sobre la universidad


Las universidades son elitistas: les concierne seleccionar a la promoción más capaz de una generación y educarla en esa capacidad, forzando una renovación de la elite y rehaciéndola consecuentemente. Igualdad de oportunidades e igualdad de resultados no son la misma cosa. Una sociedad dividida por la riqueza y por la herencia no puede corregir esa injusticia camuflándola en las instituciones educativas- negando diferencias de capacidad o limitando posibilidades selectivas-, mientras en nombre del libre mercado favorece una diferencia entre ricos y pobres que aumenta de manera constante. Eso es mera jerga e hipocresía.”
Es una cita sencillamente genial. Más claro agua.

8. Sobre el deterioro del lenguaje y la pobreza de argumentos

Cuando las palabras pierden su integridad, también la hacen las ideas que expresan. Si privilegiamos la expresión personal por encima de la convención formal, entonces estamos privatizando el lenguaje no menos de lo que hemos privatizado tantas otras cosas”.

“La prosa de muy baja calidad es hoy indicativa de inseguridad intelectual: hablamos y escribimos mal porque no nos sentimos seguros de lo que pensamos y nos resistimos a afirmarlo de un modo inequívoco: es sólo mi opinión…Más que padecer la aparición de la neolengua nos amenaza el auge de la “no lengua”


9. Sobre la crisis de la mediana edad.
Gracias
a su crisis de la mediana edad, Judt aprendió checo y escribió su obra más importante, Posguerra, un libraco de 1000 páginas que hace un repaso exhaustivo por la Europa posterior a la II Guerra Mundial dónde se formaron las bases de toda nuestra sociedad actual.

Algunos hombres cambian de esposa. Otros cambian de coche. Algunos incluso cambian de sexo. Lo importante de la crisis de la mediana edad es que uno demuestre que continúa siendo joven y, para ello, necesita hacer algo completamente diferente. Por supuesto, "diferente" es un término relativo: el hombre que está atravesando esa crisis suele hacer lo mismo que todos los demás; al fin y al cabo, por eso se sabe que es la crisis de la mediana edad. Sin embargo, la mía fue un poco distinta. Tenía la edad apropiada; me encontraba en la fase apropiada de mi vida (estaba divorciándome de mi segunda esposa); y estaba experimentando las habituales incertidumbres de la edad: ¿qué hago yo aquí? Pero yo la pasé a mi manera. Me puse a aprender checo.”


10. Sobre los políticos
Attlee fue un representante ejemplar de la gran época de reformadores eduardianos de clase media: moralmente serios y ligeramente austeros. ¿Quién de entre nuestros actuales líderes pretendería acreditar lo mismo, o incluso comprenderlo?
La seriedad moral en la vida pública es como la pornografía: aunque difícil de definir, sabes que lo es cuando la ves. Describe una coherencia entre intención y acción, una ética de responsabilidad política. Toda política es el arte de lo posible. Pero el arte también tiene su ética
”.

11. Sobre austeridad, política y sociedad


“La abundancia de recursos que dedicamos al entretenimiento solo sirve para escudarnos frente a la pobreza del producto: lo mismo que en política, donde la cháchara incesante y la retórica grandilocuente enmascaran una profunda vacuidad.
Lo contrario de la austeridad no es prosperidad sino luxe et volupté. Hemos sustituido utilidad pública por comercio sin límites, y no esperamos de nuestros líderes aspiraciones mayores. 60 años después de que Churchill solo pudiera ofrecer “sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas”, nuestro muy señor presidente de la guerra – a pesar del hiperventilado moralismo de su retórica- no podía pensar en nada mejor en el despertar del 11 de septiembre de 2001 que en pedirnos seguir de compras. Esta visión empobrecida de la comunidad – “unidos” en el consumo- es todo lo que nos merecemos de los que ahora nos gobiernan. Si queremos mejores gobernantes tendremos que aprender a pedir más de ellos y menos para nosotros. Un poco de austeridad estaría bien


12.Y una reflexión final sobre nacionalismos y convivencia 

“A diferencia del desaparecido Edward Said, creo que puedo comprender e incluso sentir empatía con los que saben qué significa amor a un país. No considero esos sentimientos incomprensibles, simplemente no los comparto. Pero, con el tiempo, esas lealtades fieramente incondicionales – a un país, a Dios, a una idea o a un hombre- han llegado a aterrorizarme. La fina capa de la civilización reposa sobre lo que bien podría ser una fe ilusoria en nuestra humanidad común. Pero ilusoria o no, haríamos bien en aferrarnos a ella. Ciertamente, es esa fe- y las restricciones que impone a la mala conducta humana- la que debe anteponerse en tiempos de guerra o de malestar social”.

Nos hacen  falta personas con conocimientos, personas que hayan estudiado. Gente con curiosidad por el mundo que les rodea, por lo que lo ha hecho así y por cómo mejorarlo y enfrentarse a los problemas actuales. 

Nos hace falta gente que sepa gestionar todo ese conocimiento y curiosidad y sea capaz de contarlo, de hacerlo accesible, interesante y que provoque con sus ideas reflexiones y pensamientos en nosotros.
Gente con capacidad intelectual, sentido crítico, curiosidad y capaces de comunicar. 

Más gente como Judt. Corred a leerle.

Publicado primero en unadocenade

sábado, 23 de febrero de 2013

UNA DOCENA DE REFLEXIONES SOBRE LOS CULOS..DE ELLOS.


 
Este es con mucho la docena  más frívola que he escrito, pero me han obligado. Tras la docena sobre las cosas que empiezas a valorar con la edad, ciertos lectores me exigieron que hiciera una aproximación más exhaustiva al tema del aprecio por el culo. 


Y eso es lo que he intentado hacer, pero como es un tema muy amplio me he centrado en un solo campo: los culos de ellos.

1. Todos los tíos tienen uno.
Este es un pensamiento muy perturbador que hay que manejar con extremo cuidado.  Nunca hay que pensar en el culo de tu padre, de tu jefe o de tu portero, es una idea que lleva a lugares que no quieres ir, que no quieres ni pensar que existen. Por el contrario, si  un tío te gusta mucho puedes dar rienda suelta a ese pensamiento tranquilamente…pero teniendo en cuenta no excederte en tus aspiraciones.


2. El momento “apreciación”.

Los hombres vienen de serie con el gen “aprecia culos”. Las mujeres no, las mujeres tardamos mucho tiempo en darnos cuenta. Estamos imbuidas de la idea de que la belleza interior es lo más importante, que un tío atractivo está bien pero mejor si es inteligente o divertido y todas esas cosas…hasta que de repente un día, sin saber muy bien como te encuentras pensando: ¡Madre mía…qué culo tiene!   


Por supuesto hay mujeres que jamás tienen esa revelación, esa epifanía. 

3. Desconocimiento de su propio culo.
Todas las tías saben cómo es su culo. Si tienen mucho, poco, caído, respingón, con o sin celulitis, con cartucheras o sin, pequeño, picudo, sexy o lo que sea. 

A un tío le dices “tienes un culo estupendo” y se queda como si le hubieras dicho “soy de Raticulín”  y exactamente lo mismo si le dices “no tienes culo”, te miran con cara de “no sé de qué me estás hablando”

4. Orgullo de culo.

A pesar no prestarle ningún tipo de atención a su culo, los hombres, al contrario que las mujeres, no tienen ningún tipo de pudor para enseñarlo. Es más, les parece el colmo de la hilaridad bajarse los pantalones en público y  hacer un calvo.  Huelga decir que son muy muy pocos los que merecen esa exhibición pública.


5.  Culito de bebe.
Si tienes hijos, no habrá nada absolutamente nada más tierno que su culo. Esto es así…un tiempo, luego si es niño se volverá un gañán y hará gala del punto 3 de esta docena.   


6. Ni grandes ni colgones.

Muchas mujeres sufren por  tener culos gordos y se pasan la vida intentando disimular, arreglar o modificar esa constitución. Los hombres con culos gigantes son muy muy desagradables y  además tienden a subirse mucho los pantalones y apretarse muchísimo el cinturón multiplicando el efecto pandero descomunal y cortocircuitando casi cualquier otro pensamiento que tengas mientras estás hablando con ellos. 

Tan malo como un culo gordo es un “sinculo”, un tío al que le cuelgan los pantalones desde el cinturón...es muy poco sexy.

7. Relación entre deporte y el culo.

No vale cualquier deporte para tener un buen culo. Por supuesto el mus, el ajedrez y el futbol con los colegas una vez a la semana tienen un efecto nulo o directamente negativo en la evolución de un buen culo pero hay otros deportes que a pesar de ser gran predicamento entre los tíos tampoco hacen buenos culos.  Correr por ejemplo tiende a empequeñecerlos en exceso en caso de corredores compulsivos no profesionales y a desarrollarlos en exceso en caso de corredores profesionales de velocidad. Nada sexy en cualquiera de los dos casos.
Molan los nadadores, los gimnastas y los de deporte de equipo sobre todo el balonmano.

8. Uso de ropa interior.
Un buen culo de tío siempre está mejor sin calzoncillos. Si usa bóxers disfraza y si usa algo más ajustado es completamente innecesario. 


En las tías es justo al revés.  

9. Vaqueros.

La mejor manera de apreciar si un hombre tiene buen culo, es con vaqueros.  No lo puedo explicar mejor, pero si los vaqueros le hacen buen culo, lo tiene. 

Si los vaqueros le sientan mal, no hay nada que hacer. Tendrá otros atractivos.

10. Depilado / No depilado.

Este es un tema muy personal, pero sinceramente un tío que se depila el culo no me parece de fiar y además provoca pensamientos rarunos.  ¿Pensará que yo soy peluda? ¿Sería muy o poco peludo? ¿Pinchará cuando empiecen a crecerle? Sinceramente, creo que si no tienes una moqueta adherida a los glúteos la depilación me parece innecesaria, e incluso en ese caso, los pelos son punto de agarre.

11. Un culo para ellas.



12. Un culo para ellos.




Por supuesto, un tío con un buen culo debe saber moverlo.

Publicado primero en Unadocenade

sábado, 26 de enero de 2013

UNA DOCENA DE CUADROS PARA ENSEÑAR A VER EL ARTE



A mirar el arte se aprende. Más allá del “me gusta o no me gusta” hay todo un mundo y es posible aprenderlo. Mirar cuadros no tiene porqué ser aburrido, y no todos son iguales, pero para apreciarlo hay que aprender poco a poco. 

No hace falta ser un erudito en historia del arte, ni un sesudo intelectual para enseñar a nuestros hijos a mirar los cuadros, a ir más allá. Aprender a mirar la pintura puede ser divertido, entretenido y puede enseñarnos muchas cosas de nuestros hijos. 

Traigo para hoy un breve recorrido por unos cuantos cuadros más o menos conocidos de la historia de la pintura que pueden servir para empezar a enseñar a mirar. 

Algunos pueden verse en España y otros no. Todos están accesibles en la web..pero mi consejo es imprimirlos para enseñárselos a los niños…para que los diferencien de una pantalla. Un cuadro no es una pantalla. 

Ah y por supuesto, seamos realistas, esto tiene sentido hacerlo a partir de los 4 ó 5 años, pretender que tu bebé de 1 ó 2 años entienda algo es ciencia ficción por muy listo que a ti te parezca.  


Para enseñarles a mirar hay que preguntarles primero ¿Qué ven? ¿Cuántos caballeros hay? ¿Qué están haciendo? ¿Cuántos animales son capaces reconocer? ¿Cuántas plantas? Pregúntales si creen que está bien pintando, si hay muchos detalles o pocos. Cuéntales que tipo de animal es un armiño. ¿Hay algo escrito en el cuadro? ¿Qué pone? Yo te lo soplo..en uno está la firma y en otro hay una frase en latín que dice “ Mejor morir que perder el honor”.   





¿Qué es? No es un conejo, es una liebre. Hay que enseñárselo junto con el anterior. Los dos tienen muchos detalles pero el acabado no tiene nada que ver, uno es óleo y el otro es acuarela. Tienen que ver que son distintas técnicas pero que ambas permiten contar hasta el más mínimo detalle. Hay que enseñarles que la liebre está pintada sin ningún tipo de fondo ni referencia espacial, está sobre un fondo blanco,  pero parece tan real que puedes tocarla. ¿Dónde tiene su sombra?  ¿Está firmado? ¿Qué pone? Durero firmaba con un anagrama con su inicial: A. 




 
¿Qué vemos? No es un caballero ni un animal. Es una ciudad, ¿Qué edificios vemos en la ciudad?  ¿ Se parece a nuestras ciudades? ¿ Es de día o de noche? ¿Hace sol o llueve? ¿Cuántas personas hay? ¿Qué están haciendo? ¿Cuántos barcos? ¿Dónde dan las sombras? Una vez que se hayan explayado sobre todo lo que ven y hay muchísimo para ver, hay que explicarle que esto es una vista de la ciudad en la que vivía el autor y que en aquella ciudad y en esa zona de Europa les gustaban los cuadros de cosas diarias, como si te asomaras a tu ventana y pintaras lo que ves desde allí. Pregúntales si creen que es un cuadro que se colgaría en una casa normal.



Al fondo hay una batalla, es la ciudad de Breda que acaba de ser ganada por los tercios españoles en Flandes. ¿Qué hay en el cuadro en primer término? Ahora es cuando puedes explicarles la diferencia entre lo que sucede en un primer plano y lo que pasa al fondo. En primer plano hay un hombre que se arrodilla y que entrega una llave a otro que la recoge, es la la llave de la ciudad de Breda que se rinde. Hay dos ejércitos, uno a cada lado, ¿ tienen distinta cara? ¿ Están tristes o contentos? ¿ A dónde se dirige nuestra vista? El cuadro está pintando con colores oscuros..pero nuestra vista salta por él dirigido de una “mancha” blanca a otra como puntos de luz, marcando  una diagonal que lo recorre : la bandera de la esquina derecha, los cuellos de los caballeros, el soldado con la  mano levantada y la camisa ensangrentada. A cada lado del cuadro hay dos personajes que nos miran..el de la derecha es Velázquez.   Conviene enseñarles también que no todo está pintado con el mismo detalle.


5. Las tres gracias de Rubens ( Museo del Prado)
El comentario “ son señoras gordas” es inevitable, puede que incluso sean tan cabrones como para decir “ como tú”, pero eso da igual, es parte de aprender a mirar. Rubens pinta a tres señoras “gordas” y desnudas. ¿Cómo están colocadas? ¿ Vemos las caras a las tres? ¿Están desnudas del todo o llevan alguna prenda? Cuéntales que Rubens las pinta sin tener un lápiz “color carne”..usa solo los tres colores básicos:  amarillo, rojo y azul. Haz que busquen las pinceladas de azul que son más evidentes.  Otra buena pregunta es ¿Dónde está el punto de vista? ¿Las vemos desde arriba o desde abajo? Y por supuesto..¿Qué hay al fondo? 




¿Qué está pasando en la estación? ¿ El tren llega o se va? ¿ Es de día o de noche? ¿Qué colores predominan? ¿Cómo es la pincelada? ¿ Está todo “dibujado” o son más bien manchas? ¿Cuántos triángulos hay? ¿Hacia dónde va la mirada? Monet dirige con la composición la mirada hacia arriba, siguiendo la estela del humo de las locomotoras y lo hace con la luz y con las líneas del edificio que nos dirigen  Las líneas de las vías que nos llevan hacia fuera. Es un buen momento para explicarles que los trenes ya no van a vapor..y esas cosillas. 



 Es el dormitorio del pintor. ¿Qué tiene en su cuarto? ¿De qué material son las sillas? ¿Y el suelo? ¿Cómo se abre la ventana? ¿Qué colores predominan? Amarillo, azul y verde…esos son los colores que predominan y que son fríos. ¿Dónde se va la vista?  A las dos manchas oscuras entre marrón y rojo, la mesa y la manta de la cama, que son colores cálidos. ¿Cuántas puertas hay? Todas las líneas rectas van en la misma dirección..incluso las verdes del suelo..¿a dónde dirigen nuestra vista?  ¿Cómo consigue hacer que el agua de la jarra y la botella sea transparente? ¿Cómo nos indica que lo que hay encima es un espejo? ¿Cómo lo sabemos?   Por supuesto, aquí hay que contar la historia del pintor y lo de la oreja..que no se crean que se lo inventaron un grupo musical. Ah y si queréis enlazarlo, encima de la cama hay un autorretrato de Van Gogh.  



Este les flipa. Aquí no hay que preguntar qué vemos, si no ¿Cómo está pintado? Hay que acercar la vista y ver que está pintado a partir de puntos de color. “Puntillismo”. Los puntos son de colores y al alejarte la vista los va mezclando y formando las figuras y la composición, pero si te acercas no ves nada más que puntos de colores.  Las pinceladas no son tales sino que sonpuntos y la mezcla de colores la hace tu vista.  Conviene enseñárselo junto con cualquiera de los anteriores para que comprendan la diferencia.  Una vez explicado esto, hay muchísimas cosas para ver en el cuadro todas reconocibles para ellos: niños jugando, barcos, árboles, sombrillas,  perros, gente paseando, merendando…



¿Qué vemos dentro? ¿Qué vemos fuera? ¿Qué colores predominan? Enséñales que la curva de la guitarra es como la de la botella y que la nube es como las montañas nevadas del fondo. ¿Cómo son los objetos transparentes? ¿Se parece a Van Gogh? ¿Están todos los objetos vistos desde el mismo punto de vista?


 


¿En qué se diferencia de todos los anteriores? Es en blanco y negro. ¿Por qué? ¿Que nos cuenta? ¿ Algo alegre o algo triste? ¿Cuántas mujeres hay? ¿Y animales? ¿Y la bombilla sol? ¿Hay varios planos o todo está en el mismo? ¿Todo se ve desde el mismo punto de vista?  Por supuesto hay que contar la historia, un bombardeo que destruye una ciudad y la gente chilla, las casas arden y muchas personas mueren. ¿Es un cuadro grande o pequeño? ¿Se parece a Juan Gris? 



De Hopper vale casi cualquiera. Para los niños es un artista que les resulta cercano porque todo lo que pinta lo reconocen, son cosas de su entorno.  ¿ Qué vemos aquí? Es un edificio parecido a los de nuestras ciudades.¿Por dónde se pone el sol? ¿Sólo hay esa luz? ¿Cuántos puntos de luz hay en el cuadro? ¿Qué hace la gente que vemos por las ventanas?  ¿Dónde caen las sombras? ¿Cómo está pintado? ¿Con detalle o a pinceladas grandes? ¿Qué están haciendo las personas que vemos por las ventanas?

 

De Rothko vale también cualquier cuadro. No es lo que hay en el cuadro, es como te hace sentir. Hay que mirarlo muy fijamente , y si pueden verlo in situ, que se acerquen mucho hasta que el color les envuelva. En este caso que el color es rojo, es un color que envuelve, que da calor, que acoge. Y “rojo” no es absoluto, son tres rojos distintos. ¿Cómo pueden ser de distintos?  No hay nada “pintado” pero el cuadro hace sentir. ¿Qué es la abstracción?  




A mirar un cuadro se puede aprender igual que se aprende a leer. Una vez que entiendes lo que ves, puede gustarte o no, pero los cuadros están llenos de cosas para enseñar y para aprender. ¡¡ y no son un rollo!

Publicado originalmente en Unadocenade

sábado, 19 de enero de 2013

UNA DOCENA DE CONSEJOS PARA QUE A TUS HIJOS LES MOLE LEER




Todos sabemos leer. A todos nos enseñaron, dominamos (en teoría)  la técnica  por la que unos signos extraños adquieren un sonido y luego se unen formando palabras, frases y párrafos llenos de significado.
Pasar de ver la lectura como algo que sirve para moverse para el mundo, algo obligatorio   a disfrutarla como uno de los mayores placeres que tenemos a nuestro alcance es otro tema y no todo el mundo lo consigue.
Todos queremos que nuestros hijos lean, que se aficionen a la lectura, que descubran ese placer a su alcance, al que podrán recurrir siempre para aprender, para soñar, para disfrutar, para pensar, para llorar a mares, para reírse a carcajadas, para descubrir otras vidas, para evadirse. Leer para vivir. 
¿Qué podemos hacer para transmitirles ese interés? ¿Para conseguir que la lectura sea un hábito y un placer? No hay una receta mágica...pero hay unas cuantas cosas que sí podemos hacer.


1. Leer, leer, leer, leer, leer, leer

Esto es tan obvio que da vergüenza tener que decirlo pero si tú no lees jamás, si tus hijos no te ven leer ¿cómo van a aficionarse a algo que no conocen, que les resulta ajeno? Tienen que verte con un libro en la mano. Igual que tu hijo jamás será tenista de éxito si no lo llevas a jugar al tenis, tampoco se aficionará a leer si no lo ve la lectura como algo normal a su alrededor.


2.  Tener libros en casa


Tener libros en casa, tenerlos en estanterías en el salón,  en tu cuarto, en su cuarto, en una pila en tu mesilla, encima de la mesa. Organizados por temas, por orden alfabético, sin ningún tipo de orden. Libros como algo habitual y normal, no como algo “místico” y lejano. Libros gordos, libros finos, libros con muchas fotos y poca letra, libros sin dibujos, libros pequeños, grandes, de colores, libros nuevos, libros viejos, heredados, comprados, usados.   


3. Llevarles a la biblioteca

Para hacerles conocer los libros y su mundo nada mejor que llevarles a la biblioteca. En casi todas ellas hay una zona infantil llena de libros pensados para ellos en sus distintas etapas. Tampoco hay que volverse loco y un fundamentalista absurdo y empeñarse en llevar al niño de 1 año a la biblioteca todas las semanas porque sencillamente no se entera, pero a partir de los 3 o así conviene crearles el habito de ir de vez en cuando (semanal o quincenalmente) a la biblioteca. Las actividades que organizan allí como talleres de lectura, cuentacuentos y demás están muy bien, pero no hay que olvidar cual es su función principal: prestar libros. Hay que enseñarles cómo funcionan, hacerles el carnet y dejarles pulular por las estanterías y que cojan lo que quieran.  

4.  Trato con los libros

Leer no implica solo juntar las palabras. Leer implica que te gusten los libros, tenerlos, usarlos, colocarlos, verlos en las estanterías, ordenarlos, desordenarlos, prestarlos.   Tienen que verte tratar con los libros, acarrear uno al sofá, de ahí a la cama, leer mientras desayunas, llevar un libro en el bolso, a la playa, en vacaciones. Leer en la sala de espera, en el parque mientras ellos juegan.  Verte usar y tratar los libros los hace cercanos, los acerca a su vida. Tener libros y poder tocarlos, manejarlos, y usarlos los hace a la vez cercanos en el trato y misteriosos en el contenido.  


5.  Establecer una rutina lectora  

Igual que se enseña (o se intenta)  el hábito de comer, de dormir, de ducharse y de recoger la habitación se puede enseñar a adquirir el hábito de la lectura. Advierto que es duro y a veces fantasearás con el pensamiento “bueno, si no se aficionan a leer tampoco pasa nada”...porque a  última hora del día, cuando ya lo tienes limpios, cenados y acostados...la rutina de “leer un cuento” puede ser terrorífica según el día, el cuento y su estado de ánimo. 

Por supuesto para esto hay que desechar la idealización esa de las pelis que todos tenemos en la cabeza: ellos empijamados, tú pletórico de fuerzas y colmado de amor por tus hijos, iluminados por una lámpara de princesas, dinosaurios o astronautas en una escena idílica leyendo un cuento molón. La realidad se asemeja más a tú utilizando tus últimas fuerzas del día, mientras ellos protestan y tú lees por enésima vez un cuento espantoso y que a pesar de tener 20 páginas  se te hace eterno.  Por supuesto y por si alguien cree en ello, los niños JAMÁS se duermen mientras les lees un cuento  y si hay más de uno se pelearan por el sitio, por ver, por el cojín, por la almohada...

Tampoco hay que fanatizarse con eso, si un día no te apetece o ellos no tienen ganas, no pasa nada, pero piensa que al final funciona. Un día llegarán y dirán: me voy a la cama a leer...y se te caerán las lágrimas de la emoción.  

Después llegará el día en que no habrá manera de apagarles la luz, pero de eso ya te preocuparás más adelante.  

6.Nunca obligar a leer un libro

Que lean lo que quieran, obviamente dentro de lo que es más o menos adecuado a su edad, pero nunca obligarles a coger un libro sencillamente porque a ti te encantó. Que lean lo que quieran, que se atiborren a Gerónimo Stilton, o Harry Potter o que decidan leer solo libros de fantasía. Exactamente lo mismo haces tú,  lees lo que te apetece, lo que te llama y poco a poco has ido saltando de unas cosas a otras, lo mismo les ocurrirá a ellos si les dejas  y llegarán a dónde tú quieres, a dónde a ti te interesa que lleguen, a leer algo que te gusta a ti y poder discutirlo con ellos.  Primero se adquiere el hábito de leer y después el gusto lector…y el gusto lector es muy personal y puede que no lo compartáis o que tardéis un tiempo en compartirlo.

7. Que lean cómo y cuándo quieran

Una vez que han adquirido el hábito de leer, pueden tener rachas de no soltar el libro y otras de no apetecerles o dejarlo a los diez minutos. Déjales, es su ritmo lector igual que tú tienes el tuyo. Puede que lean muchísimo en invierno y en verano se dispersen, puede que no dejen el libro en la playa y no te hagan ni caso, puede que lean tirados en el suelo, subidos a una mesa, que les den las dos de la mañana o que no lean en un mes. Déjales a su aire...poco a poco lo controlaran.  

8. No regalar libros en contraposición a juguetes 

Leer es un placer y jugar también. No son cosas opuestas y nunca jamás hay que decir cosas horribles del tipo: “no te regalo un juguete, te regalo un libro” como si un libro fuera lo bueno y un juguete lo malo.  Hay tiempo para jugar y tiempo para leer y atiborrar a un niño de libros cuando lo que quiere es una muñeca o motos o coches o unos patines es una putada y un sinsentido;  seguirá queriendo su juguete, odiará el libro y te odiará a ti.

9.  Enseñarles parafernalia libresca  

Escribir su nombre en el libro cuando lo compran o se lo regalan, ordenarlos en la biblioteca, tener un cuaderno donde apunten los libros que han leído, que han cogido de la biblioteca, quién se los ha regalado. Hacer dibujos de los personajes y ponerlos en la nevera mientras los están leyendo, buscar las pelis sobre los libros después de que los hayan leído…todo un mundo de cosas para hacer que  no mejoran la lectura pero que mola y engancha.

10. Darle un poco de misterio  

Establecer con ellos un vínculo misterioso a través de los libros. Rebuscar entre tus libros el título justo que quieres o comprar el libro que en  un determinado momento te marcó y quieres regalarles y dárselo diciendo: “Mira, este libro lo leí yo cuando tenía tu edad y me encantó, espero que te guste”.  Por supuesto, volvemos al punto 6, no hay que obligarles a leerlo. Se echa la caña y se espera…con el tiempo acaban picando.  

11. Compartir una lectura en alto   

Esto no es exactamente  igual que establecer una rutina lectora. Cuando les lees un cuento por la noche lo haces para que se acostumbren a tener ese rato para leer, compartir una lectura en alto persigue otra finalidad. Se trata de acercarles un libro más de mayores, que ellos solos no podrían leer porque “es demasiado gordo” e introducirles en ese mundo de tu mano. Tú lees en alto y ellos escuchan, preguntan lo que no entienden, se preocupan por los personajes, por lo que pasará, por lo que no pasará, a veces querrán que sigas leyendo más allá de tus fuerzas, otras veces no querrán que empieces, querrán leer ellos en alto…Compartir esa lectura tiene que ser un momento especial y que al terminar digan: cuando sea más mayor lo voy a leer yo solo.

12. Leer, leer, leer, leer

Es obvio pero indispensable y por eso lo repito. Si tus hijos te ven leer, te ven disfrutar con la lectura. Ven que en cuanto tienes un hueco te pones a leer, que tratas los libros con mimo, que los quieres. Te ven reírte, llorar, abstraerte. Si contestas a sus preguntas con algo como “Lo he leído en un libro” o al ver una película les dices: “en el libro pasan más cosas”…les irás metiendo poco a poco el gusanillo de la lectura, del interés y el amor por los libros.  
Leer mola, enséñaselo.

Este post se publicó en Una docena de hace una semana.  Es uno de los que más me gusta de todos los que he escrito en 5 años de blog.