viernes, 11 de diciembre de 2015

Hombres fantásticos

Tengo fantasías con hombres. Con hombres concretos, con nombres y apellidos. Hombres que no conozco y que no me resultan especialmente atractivos pero con los que me construyo fantasías. Ninguno me gusta y no pretendo, en el hipotético caso de que mis fantasías se hicieran realidad, gustarles a ellos. Las fantasías están para disfrutarlas, juguetear con ellas, montarlas y desmontarlas, adornarlas y repensarlas,  no para pretender nada. Si los astros se alinearan y mis fantasías se hicieran realidad, lo único que me gustaría es que encontraran mi fantasía entretenida, medianamente interesante y que se echaran unas risas conmigo. 

Tengo una lista bastante amplia de hombres y fantasías pero voy a empezar por los que son ciencia ficción. Son fantasías posibles pero muy poco probables. Ellos están vivos, yo también y si se da una confluencia de planetas muy rara puede que nos encontremos. 

El primero de ellos me abriría la puerta de su casa a la que yo llegaría hecha un flan. Fantaseo con haberme tragado un par de copas de vino antes de llegar o ir a pelo y que sea lo que tenga que ser, pero este punto no lo tengo decidido aún. 

Me abre la puerta de su casa con una gran sonrisa. No una de cortesía sino una sonrisa de eres justo la persona que quería ver ahora mismo y me alegro de que estés aquí. Lleva unos vaqueros oscuros y un jersey de lana de punto gordo, con cuello redondo y sin camisa. Debajo debe llevar una camiseta guarrera, una de esas de publicidad o de "recuerdo del viaje de fin de carrera", es un tío al que le da la igual la ropa que lleve puesta. 

La casa tiene los suelos de madera oscura y está gastadísimo. Lleva mucho tiempo viviendo en ella y respira como él. No es una casa de esas que se parecen a otras mil o a las de las revistas de decoración. Hay cosas colgadas en el perchero, cosas de esas que dejas ahí hasta que se desintegran o, por fin, reconoces que ya no entras en ese abrigo o que pasó de moda hace 15 años. 

Después de dejarme pasar vamos a su estudio. Él se sienta en su sillón y yo en un sofá que hay cerca. Me siento como una niña buena y lo primero que hago es balbucear algo así como "Estoy cumpliendo una de mis fantasías", a lo que él responde con una carcajada y una pregunta sobre mis fantasías. Tenía que haberlo previsto pero no es así y entonces me lanzo a contar que hace años escribí en mi blog que... blablablabla. 

Entonces se me enciende la luz y le digo "Ja. Es la típica situación de uno de tus libros". Estoy pensando que seguro que me ha ofrecido algo de beber ¿café, té? Animada por la carcajada le he preguntado si no tiene vino. No, mejor le he llevado una botella de vino de regalo en el bolso. 

Hablaríamos de casualidades. Le preguntaría si cree que hay que ser valiente para escrutar tu vida y ver todas las casualidades que te han llevado a hacer lo que sea que estás haciendo en ella. Valiente para comprobar si alguna vez te dio tanto miedo seguir una casualidad que saliste corriendo. O a lo mejor no, a lo mejor las casualidades no son más que un entretenimiento mental. 

Le preguntaría porqué escribe libros malos. O mejor dicho si sabe que son malos cuando los escribe y si se asombra cuando a pesar de saber que son malos (horribles algunos... aunque esto sólo se lo diría mediada la botella) su editor le dice: es maravilloso. ¿Se siente un fraude?  ¿O piensa?: "bueno, ya he escrito cosas buenas, puedo permitirme alguna mierda"?

Querría saber qué lee, si tiene curiosidad por cómo suenan sus libros en otro idioma. Le contaría que una vez estuve a punto de tener su teléfono. Eso seguro que le interesaría... y me preguntaría por ello, lo que me llevaría a una súper historia de casualidades. Le contaría que he leído todos sus libros y que quitando un par de ellos, que tengo claramente diferenciados, los demás forman una especie de universo compacto en mi cerebro. Sería incapaz de decir qué personaje va en cada libro pero podría escribir una historia uniendo pasajes de sus distintas novelas. 

Le contaría que el pasaje de uno de sus libros me ha servido para ligar un par de veces o tres. Ja. Esta es una buena historia. Al contar esta historia ya estoy  tan cómoda que me he descalzado y tengo los pies en el sofá, hablo gesticulando con todo el cuerpo. 

Poco a poco se ha hecho de noche y tengo que marcharme. No me echa, pero es que yo tengo otro compromiso o sale mi avión, o no sé; la cuestión es que tengo que irme. Busco mis zapatos por debajo del sofá, me pongo de pie y él me acompaña a la puerta. Charlamos sobre fumar mientras bajamos las escaleras y yo trato de no resbalar y caerme haciendo el ridículo. 

Me pongo el abrigo y salgo a la calle. Justo antes de irme, me giraría para despedirme, agradecerle haber cumplido una de mis fantasías y asegurarle que ha sido mucho mejor que lo que yo había imaginado. 

Camino por la calle pensando que debería haberle dicho: 

"Paul, me perturban tus ojos saltones". 

19 comentarios:

Teresa dijo...

Sabía que era Auster ya sólo con los primeros fragmentos. A mi también me gusta, y mucho!

Teresa dijo...

Sabía que era Auster ya sólo en los primeros fragmentos. A mi también me gusta y mucho!

roseypunto dijo...

Paul Auster, of course!!! Al leer lo de los vaqueros oscuros y el jersey de lana me ha venido a la mente como un flash... Yo he fantaseado varias veces con él... hasta me dio rabia que estuviera casado... ja,ja.. Cuando recibio el Premio Principe de Asturias vivia en Leon y fui a verlo "in situ", me daba miedo que se desvaneciera "el encanto de lo soñado"... pero no... siguio en mis fantasias durante algun tiempo más... Ahora lo tengo un poco olvidado.. no se igual esta noche después de leer tu entrada aparece otra vez..

HombreRevenido dijo...

¿Esto será una serie, una trilogía o una fantasía aislada?
Porque ahora soy yo el que no puede dejar de fantasear con Paul Auster con una camiseta de Ron Bacardí.

Bethelgueuse dijo...

Lo tenía clarísimo desde el momento que mencionas que escribe.
Yo también elegiría a Auster, me fascina (y me carga a partes iguales).
Incluso sin poner su nombre sabríamos que es él.

Es una fantasia buenísima Moli. Es un concepto de erotismo que me fascina, la seducción intelectual. Alguien puede fliparte muchisimo sin que necesariamente te acuestes con él/ella. Así empiezan las grandes relaciones, es una pena que mayoritariamente no continúen con esa dinámica.

Bravo Moli.

Espero que consigas su teléfono, aunque creo que no es muy dificil localizarle en NY.

M.

JR dijo...

Me resultas fascinante. Mi fantasia eres tu.

molinos dijo...

Gracias chicos, me alegra que os haya gustado. :) Tengo más fantasías repensadas y redecoradas y escritas, así que ya las iré sacando.

JR eso ha sido un bonito piropo. Gracias :)

Hombre revenido lo de Ron Bacardi le pega todo, y además la camiseta desgastada de esas que ya transparenta.

Teresa, Bethelgeuse y rose, es una fantasia molona porque no se acaba, cuando son de sexo en algun momento se acaba, esta puede seguir eternamente.

Cabrónidas dijo...

Tela, yo creí que hablabas de Reed Richards.

Anónimo dijo...

Qué curioso, yo también me imaginaba que era él.
Feli

Anónimo dijo...

Auster es un puto snob.

sonia dijo...

Hoy he empezado a leer El palacio de la luna,a ver si me gusta.

Voz en off dijo...

Yo no caía que era Auster, pero también me gustó tu post!😙

Anónimo dijo...

Qué susto, creía que estabas en la casa de Bertín.

olalla dijo...

Lo se, lo se ,no soy original, pero chica,sabía desde el principio que tenía que ser Paul. Tu fantasía está bien, pero mira, puesta a ser sincera y sintiéndolo por Siri, la mía incluye un revolcón...

Lobermon dijo...

Ajaja, me encanta porque es cómo me imagino un encuentro con Paul Auster yo también. Me encanta la frase sobre sus personajes, yo tengo el mismo sentimiento.
Aunque yo creo que me acabaría la botella y acabaría y gritando POR QUÉ? POR QUEEEEE ESCRIBES SEMEJANTES BODRIOS SABIENDO ESCRIBIR BIEN? Y lloraría, porque me da tanta rabia que me olvidaría de que había venido a pillar. Luego igual hablabamos de Brooklyn Follies y ya iba todo mejor...

Anniehall dijo...

¿Estuviste a punto de tener el teléfono de Paul? Yo también sabía que era él.

Gordipé dijo...

Uf, una lista de hombres. A quién se le ocurre...

Carmen J. dijo...

Muy chulo, Molinos.

Jesús Miramón dijo...

A mí también me ha gustado mucho tu fantasía. E, imagino que como todos los lectores de Auster, me reconozco en los reproches, los comparto con una naturalidad casi extraña de fácil. Los primeros libros me deslumbraron, no dejaba de recomendarlo a los pobres amigos que soportaban mi turre con el tal Paul Auster, pero luego, como a todos nosotros -a mí me sucedió con "Vértigo"- llegó la caída. Pero tengo que agradecerte a ti la reconciliación, Moli, cuando escribiste sobre "Diario de invierno". Fue un reencuentro en toda regla, y te lo debo a ti.

Y sí, los heterosexuales también sabemos reconocer a los hombres atractivos, y Auster lo es. Sus ojos saltones me recuerdan a mi mejor amigo. Y cómo no envidiar lo buena que está su mujer (confieso que no he leído ningún libro suyo).

En fin, comentario tonto donde los haya, pero aprovecho para mandarte un beso (y decirte que me ha gustado mucho la fantasía).