Fotografía de Gaspar Sánchez |
En el recorrido que haces todos los días para ir a trabajar o en tu carrerita de runner diaria, o en el camino que sigues para ir a recoger a tus hijos al colegio, te cruzas con un montón de gente. Muchas de esas personas te pasan desapercibidas pero otras, muchas también, a fuerza de verlas todos los días a la misma hora, en los mismos sitios, se convierten en algo familiar.
Cada día te las cruzas y ves cómo cambia su ropa según la estación del año, si van mejor o peor peinadas, si se han cortado el pelo, si van solas como siempre o si excepcionalmente van con un acompañante. Escuchas retazos de sus conversaciones con otros o por teléfono al cruzártelas y, de vez en cuando, al encontrártelas en otros sitios, a deshoras, fuera de la rutina compartida, no puedes evitar tener la sensación de "yo le conozco".
En la vida en la red pasa más o menos lo mismo. Leyendo blogs, picoteando en unos y otros, siguiendo a gente en twitter que a su vez sigue a otra gente que tú empiezas a seguir, pinchando en blogs que recomiendan, leyendo comentarios sugerentes, muchos desconocidos que viven a kilómetros de ti comienzan a serte familiares. A esos desconocidos familiares de la red también les "oyes" hablar en sus comentarios en blogs, en sus tuits, en sus conversaciones con otros desconocidos familiares.
Todos esos "desconocidos rutinarios" tienen sus vidas, sus problemas, sus ilusiones y sus proyectos.
La diferencia entre la calle y la red es que la red permite algo que si ocurriera en la calle a todos nos haría dar un respingo y pensar que el desconocido se ha vuelto loco. La red permite pedir ayuda, colaboración o solicitar voluntarios para tu proyecto, permite salir con el megáfono y decir: "Ey chicos, que estoy montando esto y necesitamos toda la ayuda posible".
Hace un par de meses, unos de esos desconocidos rutinarios de la red, que llevas años viendo y ellos viéndote a ti, desconocidos rutinarios que te has cruzado en twitter y en blogs, que lees y sospechas que te leen, salieron con su megáfono a pedir ayuda para un proyecto chulo.
Me acerqué a ellos y les dije, "Oye, yo no sé si puedo ayudar en algo pero me encantaría participar. Puedo hacer casi cualquier cosa, menos raíces cuadradas". (Lo de las raíces cuadradas no se lo dije... quería me cogieran).
¿Por qué me acerqué? ¿Por qué lo hice? Pues por lo mismo que he hecho casi todo lo bueno de mi vida, siguiendo un impulso y pensándolo mucho. No sabía realmente si iba a poder ayudar; si iban a querer o si iba a ser capaz de hacerlo. Soy regular trabajando en equipo.
¿Qué ofrecían los desconocidos rutinarios con su megáfono? Un proyecto muy chulo que encajaba con mi idea de la divulgación y la ciencia. Tenían un equipo ya formado y todo en marcha. ¿Qué podía ofrecer yo? No soy científica ni conozco muchos bares en Madrid. Pero siguiendo ese impulso les dije: "Contad con mi pluma y lo que sé de comunicación".
Podía haber salido fatal, podía haber sido un caos, un fracaso o mucho peor, una decepción mutua, pero no. Ha sido una experiencia maravillosa, un lujo de colaboración que me ha servido para recordarme a mí misma que soy buena en lo que hago. Un placer increíble y una suerte inmensa trabajar con un equipo entusiasmado, ilusionado y aterrorizado ante la enormidad del proyecto puesto en marcha.
24 horas antes de empezar, estábamos todos histéricos y nerviosos pero disimulábamos. Durante el festival, estábamos sobrepasados y flipados por el éxito y corriendo de un lado a otro, de un chat a otro, de un grupo de wasap a otro solucionando imprevistos, contándonos la última hora, compartiendo fotos.
Hoy, 5 días después de haber terminado, compartimos la sensación de resaca feliz. Estamos agotados pero muy muy contentos, con sensación de formar parte de algo muy grande y, a pesar del agotamiento, deseando empezar a preparar el proyecto del año que viene.
Dos meses después de acercarme a los desconocidos rutinarios del megáfono, puedo decir que hacer de esos desconocidos rutinarios primero unos jefes, para luego formar con ellos un equipo y hacernos amigos, es de las mejores cosas que (me) han pasado en la vida.
Y estoy muy muy contenta. Y además, he aprendido a trabajar en equipo.
Mil gracias a todo el equipo de Pint of Science y en especial a Inés y Gaspar.
14 comentarios:
No me puedo creer que hayas estado en Pint of Science. Me ha pillado en medio de exámenes y he sufrido cada día por no ir. Si hubiera sido esta semana en vez de la anterior... Ains :_
Hola Ana,
Este post ha sido emocionante para mi y supongo que lo será también para todo el equipo de Pint of science.
Hace cosa de dos meses, cuando ya todo parecía encarrilado en Pint of Science (el festival iba a celebrarse en 8 ciudades) llegó un breve mensaje de twitter a la cuenta de Gaspar. Molinos ofrecía colaborar. Yo cada día contestaba a decenas de correos que llegaban, bien a mi cuenta personal, bien a la corporativa. Pero las cosas que recibía Gaspar quedaban al final de la cola... Todos los días, él muy ocupado con asuntos del hospital, me preguntaba "¿Has escrito ya a Molinos? ¡Que nos mandó un DM!", y yo le decía, "Ay, se me ha vuelto a olvidar...".
Finalmente, un viernes por la noche me puse a la tarea. No conocía a Molinos. No la seguía en Twitter. Pero era una conocida rutinaria, de esos que te suenan, e incluso ubicas, porque les ves continuamente aunque no les sigas. Había que estar la altura. Molinos era mucho decir. Le pedí mil disculpas. Luego intenté explicarle lo que hacíamos y decirle que estábamos muy abiertos, y quedé a la espera de que fuera comprensiva. Ella contestó en seguida. Parece que le gustó. Luego le entusiasmó. A partir de ahí fue trabajar, trabajar y trabajar.
Y ella lo cuenta mucho mejor que yo. Ha sido una experiencia muy gratificante, y sabed que todos los que conocían a Molinos anteriormente se alegraron infinitamente cuando la vieron en Slack, nuestra herramienta de comunicación interna. Recuerdo a Fer cuando dijo eso de “eh… ¿eres tú?”
Sirva este humilde comentario para dar las gracias a Ana Ribera, Molinos, por el magnífico post que nos ha dedicado, a todo el equipo de Pint of science. Sin ella, ¡nada hubiera sido lo mismo!
Qué importante es soñar!!!
Lástima que estas iniciativas tan chulas, tengan tan poca difusión. De haberlo sabido a tiempo, habría asistido.
¡Estuve en el de CARA B de aletas cortadas! jajajaja por puñetera casualidad, también te lo digo ...
Estas cosas se avisan cuando uno todavía está a tiempo de apuntarse, no después. Joer.
:-)
Lo que entiendo de lo sucedido con "Pint of Science" es que mezcla Dedicación y Compromiso con Ciencia, Comunicación y Bares. ¡Eso dice MOLI por todas partes!
¡Qué buena idea!
Me ha impactado este post, pensaba que yo era el único que había aprobado la EGB sin saber hacer una puñetera raíz cuadrada.
Me he emocionado...
Un único reproche, tendrías que haber avisado en tu blog... Me habría acercado a alguna charla.
Marta
Gran trabajo el del Pint of Science.
Muy inspirador.
¡Como mola!
Ni idea del proyecto y mola. Felicidades a todos por la idea y por ponerlo en marcha.
¡Esto se avisa antes! :D
Me apunto para la próxima edición... ¡es un proyecto estupendo!
Sí. Ha sido un proyecto estupendo. Creo desde hace mucho tiempo que la ciencia hay que llevarla a otros espacios, a los que se puedan acercar públicos diferentes de los habituales. Había participado en algo parecido en Irlanda (donde los pubs tienen una importante tradición y son parte de la vida diaria). Por eso, en cuanto vi que se iba a hacer aquí, me ofrecí para participar.
Casi en el último momento descubrí que la responsable de comunicación era precisamente la autora de un blog que leo habitualmente ;)
Así que, además de disfrutar dando una charla (sí, esa parte de mi trabajo mola mucho, el poder hablar de lo que a uno le gusta y hacer que otras personas se interesen por ello), pude desvirtualizar a Moli y las prinzezaz.
Y, si el año que viene cuentan conmigo, repetiré...
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