miércoles, 4 de febrero de 2015

Un día bonito



Abro los ojos y por la ventana, a través de las cortinas de rayas de colores naranjas y verdes, entra una luz suave. Escucho el ascensor bajando con algún vecino y la respiración de C. Está enferma y ayer no podía dormir. Se quedó frita a mi lado y ahí sigue, con esa cara de buena que se le pone cuando está mala. 

He dormido bien, increíblemente bien. Sólo me he despertado tres veces en toda la noche y en ninguna de ellas he entrado en el bucle diabólico de pensamientos. 

Me levanto y despierto a M. Desayuna frente a mi, enfrascada en la lectura de Calvin & Hobbes. Pronto no tendremos que encender la lámpara que hay encima de la mesa; entrará suficiente luz por el ventanal. Podríamos hablar pero ¿por qué romper este maravilloso momento de calma y silencio en el que ella lee mientras disfruta de sus cereales y yo pienso en las mil trescientas cosas que tengo que hacer mientras remuevo el café y me como mi tostada? 

Miro el correo. Una buenísima noticia. Sonrío. Escribo varios correos para compartirla con gente que se va a alegrar tanto o más que yo. 

Me corto el pelo, no mucho. Lo justo para no parecer una señora mayor con el "pelo redondo". El plan de dejarme el pelo largo va viento en popa, para el verano tendré gran melena. Ya veremos cómo lo gestiono. Al salir de la peluquería me miro en el ventanal de una sucursal bancaria que han cerrado y me veo guapa. 

Estreno abrigo. 

Miro el correo otra vez. Otra buena noticia. Paso de mails y mando wasap para compartirla. 

Me entra pánico y pongo un tuit. 



Doy una vuelta por tuiter y me encuentro con que soy "musa" de un post precioso. Una historia de lluvia, otoño, libros y encuentros, en la que me puedo imaginar siendo protagonista, aunque yo nunca me pondría una bufanda blanca. Seguramente tampoco sería la que espera, sino la que llega tarde esperando poner al otro nervioso. 

Me toca ir al número 16. Ella se sorprende cuando le digo que la semana que viene cumpliré 42. 
"Es increíble. No pareces tener más de 35".
Sonrío mientras salgo a la calle con las manos en los bolsillos de mi abrigo nuevo pensando que efectivamente no llevo el pelo de "señora". 

Meriendo tostadas con nocilla, con muchísima nocilla y me pongo a escribir mientras brujuleo por la red y apunto mil ideas. Me agobio porque no me da tiempo a escribir todo lo que quiero y todo lo que se me ocurre. 

Otra buena noticia. ¿Qué pasa hoy? 

Decido tranquilizarme y escucho la lista "drive" que Juan ha creado en el Spotify. 

Aparece El Ingeniero con regalos para las tres. Bueno, para mí un regalo y dos fuentes de futura frustración: un juego de moldear dinosaurios y otro para hacer flores con lanas. 
"Es para animaros, porque habéis estado las tres malas."
Cenamos. Vemos un capítulo de Malcom in the middle. 

Corrijo el libro de un amigo que me va a matar cuando vea todas mis sugerencias. Quiero acabarlo hoy. 

Leo un rato. 

Apago la luz y pienso que el 3 de febrero ha sido un día bonito. 


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Bich, una de las primeras lectoras y amigas de este blog, cumple hoy 40 años. Este post lleno de cosas bonitas es para ella. ¡Feliz cumpleaños!


lunes, 2 de febrero de 2015

Atención al no cliente


Ping. Un mail. Estoy esperando noticias, así que corro a abrirlo. 

Asunto: "Anselmo, gracias por registrarse"

Empezamos bien. Esto no es lo que esperaba.

"Muchas gracias por registrarse en el Universo Adelfo Domingo. A partir de ahora podrá comprar, consultar, agilizar sus compras...blablablá"
Lo mando directamente a la papelera pensando que me parece un poquito desproporcionado el concepto "Universo" para una tienda de ropa, pero al fin y al cabo yo no tengo ni idea de moda y lo más cerca que he estado de ese "Universo" fue una vez que me miré en el escaparate al pasar. ¡Ah si, y conozco a un tío que lleva un abrigo que es de Universo!

Sigo a mis cosas. Ping. 

Asunto: Adelfo Domingo:pedido XT2034. 

¿Otra vez? 
"Hola Anselmo Molinos, gracias por comprar en Adelfo Domingo."
Obviamente no soy Anselmo Molinos y no me he comprado un polo de sport de manga larga gris de la talla 6 ni un jersey básico en lana merino gris medio talla 5. Por supuesto, no vivo en la dirección de Anselmo Molinos, ni en su ciudad, y sobre todo no tengo porqué recibir este correo. 

Antes de hacer mi buena obra del día, pienso qué es muy raro comprarse un polo de la talla 6 y un jersey de la 5. O Anselmo quiere ir arrugado y prieto o en ese Universo los tallajes van por otro lado. 

Me dan pena Anselmo y el responsable del Universo y decido mandar un correo. Concreto, claro y conciso. 
"A ver, no paro de recibir correos para un tal Anselmo Molinos que NO SOY YO. Comprueben la dirección de correo porque yo no soy el destinatario de esos datos y, sobre todo, Anselmo Molinos no los está recibiendo. 
Un saludo"
Vuelvo a mis cosas y me olvido del tema. 

Ping. 

¿Otra vez los del Universo? No me lo creo. Será para darme las gracias y pedirme perdón por las molestias. 

Ja. 
En relación a su consulta le informamos de que el registro en nuestra página web con el correo electrónico [email protected] está vinculado al nombre de usuario ANSELMO MOLINOS.
 Le informamos de cómo modificar el nombre en su cuenta de usuario..
Debe de iniciar sesión con su usuario (correo electrónico) y contraseña. Diríjase al apartado "Mi Cuenta" y modifique su nombre y sus apellidos.
 Quedamos a la espera de cualquier otra consulta.
Gracias por confiar con el Servicio de Atención al Cliente de Adelfo Domingo.”
No doy crédito.

¿Gracias por su consulta? ¿Qué consulta? ¿Modificar la cuenta de usuario? ¿Qué cuenta? ¿Qué usuario? Estos tíos están tontos: o en Universo no entienden español o he entrado en un bucle de surrealismo o esto es Encuentros en la Tercera Fase. 

Como mi anterior mail era más del estilo “Yo Moli, no Anselmo”. “Tú equivocarte”, me inclino por contestar en un tono claro, conciso, ingenioso y pelín hostilizado. Es probable que no me entiendan pero todo el mundo sabe que si el acercamiento amistoso no funciona, hay que sacar la munición. 
A ver, que me parece muy bien... pero YO NO SOY ANSELMO. 
No voy a entrar a modificar nada porque NO SOY CLIENTE. 
Me es indiferente que me sigan llegando sus correos, que van directamente a la papelera, pero al pobre Anselmo no le están llegando. 
Les sugiero, ya que es su negocio, que llamen por teléfono a Anselmo (tienen su móvil en los mails que tan amablemente me están haciendo llegar)  y le pregunten por su verdadero correo. A no ser que Anselmo les haya timado... lo que tampoco es mi problema. 
Un saludo”
Le doy a enviar mientras pienso maldades. Llamar a Anselmo para decirle que nunca se vaya por ahí de universos a comprar, entrar en la cuenta a cambiar la dirección y que me envíen a mi el polo y el jersey, aunque no sé muy bien qué voy a hacer con eso, o que ponga un tuit al communiy manager de la nave espacial; a ver si se entera. 

Ping. 
Estimada Sra,
Agradecemos sus comentarios. Le informamos que no recibirá mas correos electrónicos por parte de nuestra empresa.”
Estupendo. Me retiro del campo de batalla comprobando que mis armas han ganado a la incomprensión lectora y a la cerrazón del servicio de atención al cliente. 

Hoy he recibido un aviso de SEUR. 

¡Anselmo va a recibir hoy su paquete! 
Espero que sea su talla, porque como se ponga a devolver el envío me veo atravesando el escaparate y prendiendo fuego al Universo. 


*Esta historia está basada en hechos reales. 


viernes, 30 de enero de 2015

Lecturas encadenadas. Enero

Lo único bueno de mis 20 días de enfermedad han sido los desvaríos y la cantidad de tiempo que he tenido para leer. Lo malo es que este post va a ser larguísimo pero como sé que un 60% de los descerebrados entran y dicen “Mierda, libros. Paso que me agobio con todo lo que lee / Paso que no coincidimos en gustos”

El otro 40% es público entregado y sé que va a leer el post entero. 

Pero os quiero a todos igual. No, mentira. A los que leen estos posts, un poco más. 

Empecé el año con Clea, el último tomo de El Cuarteto Alejandría de Lawrence Durrell. Sobre esta tetralogía ya lo dije casi todo en el post anterior de lecturas encadenadas. Al terminarlo he pensado que es evidente la influencia de esta obra en Modiano y su “Café de la juventud perdida”. Ambas historias cuentan con múltiples puntos de vista caleidoscópicos y con una ciudad, Alejandría en el caso de Durrell y París en el de Modiano, que es un personaje más de la historia. 

Me ha encantado releerlo y desde luego lo recomiendo. 

“Recuerda, si a una chica no le gusta bailar y nadar, jamás sabrá hacer el amor.” 
 “- ¿Me tienes miedo?  - No, ni a ti ni a mi. -  ¿Imaginaste esto alguna vez?-  Los dos debemos de haberlo imaginado. De lo contrario no hubiera ocurrido jamás.” 

En una noche de insomnio y enfermedad, tras pelearme conmigo misma un par de horas, decidí que era mejor pelearme con un libro. El que tenía más a mano era A cuento de nada de Rafa Pons. No sé si me lo regaló cuando fui a su concierto (yo le regalé el mío) o si lo compré. Lo tengo dedicado.

Confieso que empecé a leerlo con pereza extrema y con todos los prejuicios del planeta metidos en la cama conmigo. ¿Un cantautor que escribe? O es un llorón o una colección de chistes malos. Resultó ser una colección de relatos, unos de varias páginas y otros microcuentos, con historias de parejas, de soledad, de amor y de desamor. Negaré haber dicho esto pero pronto me encontré doblando muchísimas esquinas para copiar párrafos en mi cuaderno a pesar de que mi ego se rebelaba contra la idea de identificarme con un cantautor. 

Voy a ser sincera, Rafa Pons no es Proust, ni Steinbeck ni Vargas Llosa, pero los relatos están llenos de frases que me han dejado del revés. Es un libro pequeño, menudo, ideal para llevar en el bolsillo del abrigo mientras se pasea o se espera a alguien y releer alguno de los relatos hasta aprenderlos de memoria igual que se tararea una canción que has escuchando mil veces pero que te sigue diciendo “algo”. (Además he entrado en un bucle adictivo con su música, pero ese es otro tema.)

“Me estoy empezando a preocupar. Creo que no consigues olvidarme”

 “Hoy tu y yo, desnudos en esta playa medio desierta fumando y cabalgándonos bajo la luz de la luna emulamos esa felicidad y casi casi lo logramos. Que putada crecer. Qué mierda que solo podamos ser plenamente felices cuando somos absolutamente libres." 

Los Surcos Del Azar de Paco Roca. El primer comic del año, me lo trajeron los Reyes. Se parece a Maus en la historia y a los comics sobre Berlin de Jason Lutes en el dibujo. Es la historia de los españoles que tras la Guerra Civil y después de tener que huir a África en unas condiciones espantosas, acabaron enrolados en el ejército francés y combatiendo contra los nazis confiando en que las potencias aliadas luego les ayudarían en España. 

Paco Roca cuenta la historia al estilo de Spiegelman, desde el presente mirando al pasado a través de la historia de Miguel. Me ha gustado muchísimo y he aprendido cosas sobre la historia después de la Guerra Civil. Todos a leerlo. 

 “- Eso es algo que me parece increíble. Personas que se separan en un momento dado y después de pasar mil aventuras se reencuentran en un lugar perdido. - Parece mentira pero pasaba (pasa). Los surcos del azar que decía Machado.” 

Marcos Ordoñez y su niñez contada en Un Jardín Abandonado Por Los Pájaros. Antes de seguir leyendo, compradlo. Ya. Ahora. 

Es un libro maravilloso que te sorprende, te acoge, te acompaña y te lleva de la mano por historias, recuerdos y personajes, su propia familia que comprendes y acabas queriendo. Marcos Ordóñez tiene, además, un sentido del humor inteligente y crítico muy difícil de encontrar hoy en día. Por si todo esto fuera poco escribe tan maravillosamente bien que le odias un poco. 
“Mi madre contribuía al menú traumático con un plato de nombre ensoñador, esfericidad sospechosa y contenido intrigante: buñuelos de Paris. Más datos de cata: óptimo rebozado (léase astuto camuflaje), textura blandilocuente con cenagosa viscosidad central; retrogusto indefinible con turbias notas agridulces. No estaba yo en la edad de pillar la alusión diáfana de la frase “De lo que se come se cría” que mi madre repetía empujando el tenedor hacia mis prietos labios, ni para columbrar el sentido profundo de la leyenda que asegura que los niños vienen de la capital francesa. Otro gallo me hubiera cantado, porque los buñuelos aquellos eran criadillas, vulgo cojones de carnero, que por algo era (y es) mi signo zodiacal."
Por sino os he convencido hablé de este libro en mis desvaríos.


Londres bajo tierra de Peter Ackroyd llevaba años en mi lista y lamentablemente ha sido una desilusión. Londres es una gran ciudad con todo un mundo en subsuelo: ruinas de templos, de iglesias, escondites, catacumbas, ríos encauzados y tapados, alcantarillas, túneles del metro. De todo esto habla Ackroyd pero el libro es casi una enumeración de todas estas cosas con poca explicación o historia. Además, como no lleva mapa, el lector se encuentra leyendo sobre zonas, nombres, situaciones geográficos que no le dicen nada. Creo que puede ser un buen libro para viajar con él a Londres y pasear siguiendo los sitios que va contando pero para leer en casa ha sido una desilusión.

El malentendido de Irene Némirovsky, también regalo de Reyes. El malentendido es su primera novela y se publicó en 1930. Todo lo que luego desarrollaría en sus mejores novelas está presente en ella y todo lo que es superfluo o cursi en esta historia desaparece después a favor de la crueldad, la ironía y el humor negro.

Es la historia de un amor idealizado y dependiente entre dos personajes que no caen bien pero que están perfectamente trazados. Está un poco en el estilo de Zweig en Carta de una desconocida aunque con muchísimo más crueldad.

Se lee rápido, entretiene y tiene el encanto de las historias de amor cotidianas ambientadas hace casi un siglo. Como decía mi abuela es un poco de “amor y lujo”. Y tiene la gracia de transcurrir en parte en Hendaya y el País Vasco, resulta curiosa la visión que de esas zonas tenía una expatriada rusa que vivía en París.

 “Y en cuánto al amor…debía de ser una sensación de paz, de calma, de infinita serenidad…El amor debía de ser el descanso, si es que eso existía.”

Y con esto y un bizcocho hasta los encadenados del mes de febrero en los que para empezar hablaré de espías de la II Guerra Mundial.

El cuadro es de Christopher Stott. 

miércoles, 28 de enero de 2015

Siete años de Cosas que (me) pasan

Hasta hace poco siempre me había imaginado que mis días pasaban en una línea de meses que empezaba el 1 de enero hasta llegar a junio, que se colocaba justo debajo de mayo y el verano transcurría en otra línea recta hasta octubre, que estaba colocado encima de septiembre y de ahí llegaba a fin de año para volver a empezar. 

Desde septiembre sé que ese recorrido es como una cinta de Moebius, infinita (hasta que se rompa) y con una sola cara. En ella hasta hace poco había 2 puntos que marcaban un principio y un final, un momento a partir del que las cosas cambiarían, serían distintas: el 15 de septiembre y el 1 de enero. 

Ahora tengo una tercera fecha, el 28 de enero, que marca un punto de arranque nuevo.

Hoy, 28 de enero, se cumplen siete años desde el día que decidí lanzarme a hacer algo que jamás había hecho y que ha resultado apasionarme y hacerme más yo. 

Sorprendentemente, además, parece que no se me da mal. 

En el último año las cosas que (me) pasan casi me matan. 

Cada post que he escrito, cada post que he publicado, han formado una senda de piedras por la que he ido saltando para no hundirme. A veces he pensado en quedarme a vivir en una de esas piedras, esperar a que alguien viniera a recogerme en helicóptero, en dejarme caer al agua, pero al final siempre decidía volver a saltar hasta llegar al día de hoy. 

Cada comentario ha sido un empujón para seguir. 

Cada salto que he conseguido dar me ha hecho sentirme absurdamente orgullosa de mi.

En el último año Cosas (que) me pasan me ha salvado la vida. 

Ahora voy camino de convertirme en, lo que un gran amigo ha definido como, una "culebrilla vivaz" y me gusta. 

Va a ser un año espectacular. Vamos a celebrarlo. 

Octavo año del blog ¡Allá voy!


Mil gracias a todos por todo. Mil gracias por estar ahí.