Esta mañana, como cada mañana cuando trabajo he entrado
en la cocina como una autómata, llorando de sueño y de autocompasión. He
abierto la nevera, cogido la leche, el zumo y la mantequilla y de camino a la
mesa he encendido la radio para escuchar cosas que no quiero oír pero que
consiguen que no me duerma mientras me estoy untando la tostada.
Entre las lágrimas, el café, el zumo, la tostada y
noticias de política y deportes que no me interesan nada escucho algo que me
activa.
Automáticamente pienso en un artículo sobre el tema queleí el año pasado y que me gustó porque aprendí mucho. Recuerdo la película de “El
abismo negro” y mi ya famoso vértigo cósmico y recuerdo este maravilloso corto
que vi hace unas semanas y que me encantó. Después, en la ducha, decido que ya
tengo post.
Encontré este corto en un este post. En él, la directora,
Penny Lane cuenta la historia de las sondas Voyager, habla de enamorarse, de
correr riesgos al hacerlo, de la historia de amor de Carl Sagan, de su pareja y de lo inmenso y desconocido que es el Universo.
Está en inglés y no he encontrado traducción ni subtítulos…asi que me he currado una traducción de andar por casa para los que no controláis inglés y en especial para Biónica. (Puristas de la traducción, perdón si he metido la gamba en algo)
De verdad, dedicad 14 minutos del fin de semana a verlo.
Las Voyager son ahora mismo, los objetos hechos por el
hombre más lejanos en el espacio y su viaje continuará literalmente para
siempre. Probablemente sean las únicas
evidencias de que alguna vez nosotros existimos.
Cada una de las sondas lleva en su interior un disco de
oro grabado (Golden Record se llamó el
proyecto). Es una compilación de fotos, sonidos e imágenes codificadas en un
código binario: una madre amamantando, un águila extendiendo sus alas, saludos
en 50 idiomas y un mensaje del Presidente Carter (era el Presidente de EEUU en
1977). Momentos y momentos del hombre en la Tierra. (Aquí suena ópera por si alguno se ha perdido
o quiere saber por dónde va el texto). Estos discos son una especie de tarjetas
de San Valentín (son americanos y es tradición) dedicada a la ínfima
posibilidad de que en algún lugar muy lejano en el tiempo y en el espacio las
sondas contacten con alguien.
Los ingenieros aseguran que la grabación durará un millón
de años.
No me sorprendió conocer que el proyecto Golden Record
fue una idea de Carl Sagan. Su historia es bien conocida (confieso que yo no
tenía ni la más remota idea…pero a lo mejor soy la excepción que confirma la
regla) pero lo que la mayoría de la gente no conoce es su historia de amor.
El 1 de junio de 1977 Annie Druyan, la directora creativa
del proyecto Golden record, estaba hablando por teléfono con su colaborador Carl Sagan cuando su corazón se paró. Fue un
momento, como una llamada de ninguna
parte ( interpretación libre por mi parte de la expresión que ella utiliza).
Nunca se habían besado, él estaba casado, pero a pesar de las circunstancias,
estaban enamorados y mientras hablaban por teléfono a miles de kilómetros de
distancia decidieron pasar el resto de su vida juntos.
Annie colgó el teléfono y gritó “Fue un momento único”
dijo. “Por fin entendí como debe ser hacer un descubrimiento científico.”
Dos días después del lanzamiento de las sondas Voyager,
Carl y Annie anunciaron su compromiso y permanecieron juntos hasta la muerte de
él en 1996.
Recuerdo cuando Carl Sagan murió. Yo estaba en el
instituto y tú (se refiere a su marido al que dedica el corto) debías estar en la Universidad. Es un juego al que me gusta
jugar de vez en cuando. Imaginarte por ahí, en algún lugar antes de conocernos,
preguntarme dónde estabas todos esos años, como por ejemplo…¿Dónde estabas tú
en 1986? (Imágenes de la explosión del Challenger. Yo me acuerdo perfectamente
dónde estaba y cómo me sentí) No pasé mi infancia fantaseando sobre cómo sería mi matrimonio. Todo el mundo conoce las estadísticas, parece ridículo esperar que funcione pero al final lo que hay que pensar es ¿Cuánto esperas de ello? Y ¿Cuánto riesgo estás dispuesto a correr?
-Aquí se corta la voz y se escucha el mensaje de Carter grabado en el disco saludando a quien sea que pudieran encontrar las sondas. –
El Golden Record es una visión esperanzadora de la
humanidad: sin guerra, sin hambre, sin juicios por divorcios. Mucha gente lo ha
criticado pero yo me alegro de que lo hicieran así, es como la visión buena que
das de lo que más te gusta.
Las sondas Voyager han encontrado muchísimas cosas
maravillosas ahí fuera: volcanes, geiseres, océanos de hielo, tormentas
eléctricas que duran siglos y lunas con forma de patata. Ellas no han enseñado que el universo es más vasto
de lo que jamás hubiéramos podido imaginar.
No han encontrado vida, ninguna evidencia de vida. ¿Qué pasa si esto es
todo? ¿Qué pasa si no hay nada más? Carl y Annie emplaron su vida en la ciencia. Estaban bastante convencidos de que no existe Dios, ni un destino.
En una entrevista, Annie dijo “ Carl y yo sabíamos que
habíamos tenido una oportunidad, que una pura coincidencia había sido lo que
había hecho que nos encontráramos en la vastedad del espacio y la inmensidad
del tiempo. Sabíamos que debíamos mimar cada momento como la increíble y preciosa coincidencia que era”
¿Te acuerdas de Conney Island? Paseamos por el muelle y
hablamos de casarnos de una manera totalmente hipotética. Tu dijiste que el
matrimonio era una transacción irracional, un contrato poco efectivo que la
mayoría de la gente firma ciegamente sin saber bien los términos, las
responsabilidades y los riesgos que se corren. Dijiste también la dificultad
para disolver un matrimonio viola el principio de eficiencia legal (algo más de
jerga legal que lo siento pero no controlo). No fue para nada una conversación
romántica.
Cuando te declaraste, recordé aquella conversación y
sonreí. Eres tan abogado, insistes en esas anticuadas ideas de hechos, evidencias
y a la vez tienes tanta esperanza, tanto amor.
En este punto estarás pensando qué es exactamente qué es lo que estoy
intentando decir.
Bien. Dentro de miles de años, cuando el Sol haya hecho
que la Tierra arda hasta ser solo cenizas y se haya convertido en nada, las
Voyager seguirán viajando a una velocidad increíble hacia lo desconocido.
Buscando.
Las Voyager se construyeron para durar sólo dos años pero
sorprendieron a todos.
Desearía haber vivido en esa época. Es difícil imaginar
un proyecto como el Golden Record ahora mismo. Desearía que Carl Sagan
estuviera aquí para decir: ¿Sabes qué? Miles de millones de años es muchísimo
tiempo. Nadie puede decir que pasará. ¿Por qué no intentarlo? ¿Por qué no
intentar alcanzar lo increíble? No hay manera de evitar lo desconocido, no hay manera
de adivinar qué nos dolerá de lo que estamos tratando de protegernos.
Necesitamos conocer para poder amar, tenemos que arriesgar todo, tenemos que
abrirnos para poder contactar incluso con la posibilidad del desastre” . Mi vértigo cósmico ha adquirido un bonito tono romántico pero sigue aterrándome.