viernes, 16 de abril de 2010

LIBROS ENCADENADOS.- Febrero, Marzo y mitad de Abril

Otro post de libros para ahuyentar a los lectores nuevos.

Esta vez no ha sido una cosecha muy fructífera. Ni fu ni fá, nada horrible quitando uno pero tampoco nada que me haya arrebatado.

Terminando El Poder del Perro y su sobredosis de acción, drogas, violencia, corrupción y dos millones de personajes, me lancé a releer "El último encuentro" de Sandor Marai. No hay mucho más que decir que lo que dije en la entrada que le dediqué hace unos días.

"A veces ocurre que el instante trae una posibilidad, y esa posibilidad tiene su momento exacto, y si el instante pasa, ya no puedes hacer nada"

"Cuando exijimos a alguien fidelida, ¿ es acaso nuestro propósito que la otra persona sea feliz? Y si la otra persona no es feliz en la sutil esclavitud de la fidelidad ¿ amamos a la persona a quien se la exigimos? Y si no amamos a esa persona ni la hacemos feliz ¿ tenemos derecho a exigirle fidelidad y sacrificio?"


" Uno también construye lo que le ocurre. Lo construye, lo invoca, no deja escapar lo que le tiene que ocurrir. Así es el hombre. Obra así incluso sabiendo o sintiendo desde el principio, desde el primer instante, que lo que hace es algo fatal. Es como si se mantuviera unido a su destino, como se llamaran y se crearan mutuamente. No es verdad que la fatalidad llegue ciega a nuestra vida, no. La fatalidad entra por la puerta que nosotros mismos hemos abierto, invitándola a pasar".

Muy triste todo, pero me encanta ese libro.

" Los misterios del rectángulo" de Siri Hustvedt. Esta claro que este no es mi año con el matrimonio Auster. Invisible fue una pesadilla y este ensayo de Siri con reflexiones más o menos teoricas o más o menos subjetivas ha sido un coñazo. Lo he terminado en diagonal. Hay alguna cosa interesante pero mucha paja.
" Rock Springs" de Richard Ford. Es una recopilación de cuentos ambientada en Montana. Todas las historias tienen como punto de partida el desamor, en la sorpresa ante las realidades de la vida que nos resultan incomprensibles y con las que sin embargo hay que vivir.
Todas las historias dejan un regusto amargo e incómodo.
" De alguna manera, quien sabe por qué, tus decisiones un día dan un vuelvoy pierdes tu dominio de las cosas. Y un día te despiertas y te encuentras en la situación en la juraste que jamás te encontrarías, y ya no sabes que es para tí lo más importante en este mundo. Y después de eso, todo ha acabado."
En fin, muy triste. Solo apto para gente con grandes reservas de optimismo en el momento de leerlo. Para empezar con Ford sigo recomendando " El periodista deportivo".
Roseanna de Maj Sjöwall y Per Wahlöö. Regalo del ingeniero por mi cumple. Con el furor de la saga Millenium todo el mundo empezó a hablar de los autores suecos, ya he comentado que para mi, Millenium está claramente influenciado por la serie del inspector Wallander. ¿ Qué había antes de Wallander? Pues el inspector Martin Beck, protagonista de esta novela y otras 9 escritas por este matrimonio de periodistas suecos en los años 60. Mola leerlo y ver como se resuelve un caso de asesinato sin móviles, sin fax, sin ordenadores, como las cartas tardan en llegar 14 días, como no hay un Grissom con guantes de latex y linternital...es una sensación muy rara. Sin todo lo que ahora parece imprescindible se resolvía el trabajo policial. Para el que haya leído la serie de Wallander, Beck es Wallander en los 60, gordo, malos hábitos, un matrimonio haciendo aguas, adicto al trabajo...con intuición...exacto. Ahora resulta que tampoco Mankell inventó nada. Muy entretenida.
El loro de Flaubert de Julian Barnes.De todos los de este autor es el que menos me ha gustado. Es una novela/ ensayosobre Flaubert y su obra, contada por un narrador que a la vez nos va dando pinceladas de su vida. Me ha interesado regular, algunos trozos han ido en diagonal.
"En los libros las cosas quedan explicadas, en la vida no. No me extraña que la gente prefiera los libros. Los libros dan sentido a la vida. El único problema radica en que las vidas a las que dan sentido son las de otros, jamás a las del lector"
Luego vino este horror..del que ya lo dije todo.
Por último " El día D.La batalla final" de Antony Beevor. Solo recomendable para frikis de la II Guerra Mundial. Es un tocho sobre batallas, estrategias, peleas entre los mandos...solo apto para gente como yo, obsesionada con el tema. Si alguien quiere empezar a leer sobre el tema mejor empezar por Stalingrado o Berlin, la caida.


Pues esto es todo por ahora.

jueves, 15 de abril de 2010

BOOK




Leer, leer, leer y leer.
No quiero hacer otra cosa.

miércoles, 14 de abril de 2010

MI AMIGA E.

En el colegio haces amigos, amigas en mi caso porque sólo había niñas. Hacías amigas un año y te parecía que esa amistad iba a ser para toda la vida, una cosa muy peliculera como de “para siempre jamás”. No importaba que al septiembre siguiente con esa amiga ya no tuvieras ningún contacto más allá de un hola por el pasillo y hubieras cambiado tus afectos por otra, para así año tras año ir cambiando de “más mejor amiga”.

Aún así, esas amigas salían más o menos del mismo círculo. En tu clase había gente con la que te parecía que podías tener algo en común y ser amigas, otro grupo con el que no tenías nada en común y además no querías tenerlo y otro con el que no tenías nada en común y hubieras vendido una mano por conseguir acercarte. Por último estaba el grupo “limbo”, las que ni una cosa ni otra.

E. era del grupo limbo. NI siquiera estaba en mi clase, sino en el “A”. A las del “B”, nos parecía que las del “A” eran todas unas pánfilas y unas cursis y por supuesto esa simple separación por letras establecía unas barreras que impedían claramente la amistad. O eso parecía en el colegio.

E. se fue pronto del cole, ni siquiera sé cuándo. Luego durante años supe de ella a través de otras amigas, ambas estábamos sumidas en relaciones amorosas estúpidas y tremendamente absorbentes y empezábamos a trabajar como se curraba antes, de sol a sol y por una miseria, luego no había tiempo para más.

Cuando ambas tuvimos a nuestros churumbeles, no sé cómo, ni me acuerdo, retomamos el contacto. Y descubrimos que teníamos muchísimas cosas en común, y un montón más que nos separan, pero resulta que sabemos combinarlas maravillosamente y ahora no pasa un día sin que hablemos o nos escribamos.

E. es alta, flaca y estilosa. Estas tres cosas obviamente son de las que no compartimos.

E. curra en algo parecido a lo mío. Vende libros de colores a las empresas de libros de colores, así que las dos sabemos exactamente en qué consisten nuestros curros.

E. se agobia por todo, exactamente igual que yo, lo que pasa es que yo he aprendido a disimular y que parezca que todo me la pela y lo tengo todo controlado. Estoy tratando de enseñarle este superpoder..pero no se deja mucho. El sufrimiento y la autoflagelación le van bastante. A veces me saca de quicio y me pongo muy en modo “espabila coño”. En esos momentos solemos tener nuestros mayores desencuentros, ella quiere mimos y manita por la espalda y yo voy y le arreo un par de collejas. No sé hacerlo de otra manera.

No sabe cocinar. No es que no sepa, es que le da pánico. La olla exprés es un invento diabólico. “Moli..¿Y si explota?”. El horno es una bomba de relojería que actúa por iniciativa propia y por supuesto también le da miedo. Creo que incluso la freidora le da pavor. Es desesperante intentar explicarle una receta: ¿cuánta cebolla? ¿Cuánto aceite? ¿Qué es pochar? ¿La cebolla se pone transparente? ¿Cuándo? Hay días que me dan ganas de hacer un tuper y llevárselo.

Me pone enferma que me pida consejo. Le echo la charla, le cuento lo que yo creo, punto por punto, en plan didáctico y pone mil pegas.” MolI, yo no soy como tú, no sé hacerlo así”. La parte buena es que finalmente me hará caso, pero eso será después de intercambiar una media de 50 mails, haberme sacado de quicio, ella llorará y yo soltaré mi famosa frase: “tía, eres una absurda, no te aguanto”.

Es divertida y entiende mi sentido del humor. Le encantan mis maldades y no se escandaliza.

Sé que ella me apoyará siempre. Cualquier cosa que le cuente, estará a mi lado apoyándome. Eso vale muchísimo y lo puedo decir de muy poca gente.

No cree que todo sea blanco o negro, sabe que todo es tirando a gris y que la mayoría de las veces hay que pensar mucho en uno mismo.

Es muy emocional, mucho más que yo. Bueno, eso no es mucho, porque yo tiendo al glacialismo, por lo menos de puertas afuera, pero ella es todo un torrente de emociones. Sin control de ninguna clase. Podemos empezar la mañana llorando por mail porque ha terminado “ Carta de una desconocida” y terminar el día en un torrente de emoción suprema porque se va a NY para luego por la noche recibir un sms agónico porque su churumbel amenaza con tener mocos y le da cargo de conciencia dejarlo para irse de viaje.

Sufre con tanta antelación que me descojono. En enero sufrimos por el veraneo, en verano por las vacaciones de navidad, cuando nació el niño sufrimos por conseguir plaza en el colegio y ahora que tiene 5 años sufrimos por a qué universidad irá. Para todo es así, puede ahogarse en un vaso de agua por una chorrada.

Nunca ha comprado condones. Yo sí.

Ama el myolastán. Yo no.

Me llama “tronca” y me saca de quicio.

Es dulce y cariñosa. Yo no.
Es muy princesa. Yo no.
Es superorganizada. Yo también.
Nos saca de quicio la misma gente. Nos miramos a través de una mesa de 14 personas y sabemos exactamente que acuchillariamos a ese tio con los palillos del sushi.

Odia que no cambie el bolso y que lleve medias color carne. “Moli para llevar eso no lleves nada”. Por supuesto no le hago ni caso.

Y ahora mismo mientras le escribo esto, estamos discutiendo por mail quien está más hecha polvo por la astenia primaveral. Es tan casina que le acabaré dando la razón.

Ah..Las dos estamos leyendo sobre la II Guerra Mundial, queremos volver a NY, nos parece increíblemente sexy Don Draper y le encontramos un puntito a Tony Soprano.

E. aquí tienes tu post ABSURDA.