Sé que estas triste, que llevas muchos meses triste..uno cree que se pasan esos días y luego retoma su vida y todo va a seguir siendo más o menos igual, pero nada es igual..nunca. Con el tiempo se lleva mejor, pero al principio hay unos meses en que uno se da cuenta de qué no sabe quien es, ni que hace, ni le apetece hacer nada ni tiene ganas de preguntarse porqué la apatía le puede y lo único que quiere es meterse en la cama y despertarse cuando ya no duela.
También ocurre que no quieres hablar con nadie porque crees que nadie es capaz de entender o de sentir esa tristeza suprema que te atrapa y a veces no te deja respirar.
Cuando murió mi padre, un amigo suyo nos trajo para que leyéramos “Una pena en observación “ de C. S. Lewis. Son las reflexiones que escribió al morir su mujer, era un hombre católico y muy religioso, pero eso no tiene mucha importancia, lo que es más impactante es como analiza su pena, su miedo, la angustia, la ansiedad y las fases del duelo. Cuando yo lo leí y ví que alguien había sido capaz de explicar exactamente como me sentía me sentía en cierta manera “ comprendida”…no te va a hacer feliz pero a lo mejor te consuela.
“Nadie me había dicho nunca que la pena se viviese como miedo. Yo no es que esté asustado, pero la sensación es la misma que cuando lo estoy. El mismo mariposeo en el estómago, la misma inquietud, los bostezos. Aguanto y trago saliva.
Otras veces es como si estuviera medio borracho o conmocionado. Hay una especie de manta invisible entre el mundo y yo. Me cuesta mucho trabajo enterarme de lo que me dicen los demás. Tiene tan poco interés. Y sin embargo quiero tener gente a mi alrededor. Me espantan los ratos en que la casa se queda vacía. Lo único que querría es que hablaran ellos uno con otros, que no se dirigieran a mi.” ( pag. 9)
“Gran parte de una desgracia cualquiera consiste, por así decirlo , en la sombra de la desgracia, en la reflexión sobre ella. Es decir en el hecho de que no se limite uno a sufrir, sino que se vea obligado a seguir considerando el hecho de que sufre. Yo cada uno de mis días interminables no solamente lo vivo en pena, sino pensando en lo que es vivir en pena un día detrás de otro.”( pag. 17)
Para Ainhoa.
Para todos mis amigos que ya han pasado por esto.
También ocurre que no quieres hablar con nadie porque crees que nadie es capaz de entender o de sentir esa tristeza suprema que te atrapa y a veces no te deja respirar.
Cuando murió mi padre, un amigo suyo nos trajo para que leyéramos “Una pena en observación “ de C. S. Lewis. Son las reflexiones que escribió al morir su mujer, era un hombre católico y muy religioso, pero eso no tiene mucha importancia, lo que es más impactante es como analiza su pena, su miedo, la angustia, la ansiedad y las fases del duelo. Cuando yo lo leí y ví que alguien había sido capaz de explicar exactamente como me sentía me sentía en cierta manera “ comprendida”…no te va a hacer feliz pero a lo mejor te consuela.
“Nadie me había dicho nunca que la pena se viviese como miedo. Yo no es que esté asustado, pero la sensación es la misma que cuando lo estoy. El mismo mariposeo en el estómago, la misma inquietud, los bostezos. Aguanto y trago saliva.
Otras veces es como si estuviera medio borracho o conmocionado. Hay una especie de manta invisible entre el mundo y yo. Me cuesta mucho trabajo enterarme de lo que me dicen los demás. Tiene tan poco interés. Y sin embargo quiero tener gente a mi alrededor. Me espantan los ratos en que la casa se queda vacía. Lo único que querría es que hablaran ellos uno con otros, que no se dirigieran a mi.” ( pag. 9)
“Gran parte de una desgracia cualquiera consiste, por así decirlo , en la sombra de la desgracia, en la reflexión sobre ella. Es decir en el hecho de que no se limite uno a sufrir, sino que se vea obligado a seguir considerando el hecho de que sufre. Yo cada uno de mis días interminables no solamente lo vivo en pena, sino pensando en lo que es vivir en pena un día detrás de otro.”( pag. 17)
Para Ainhoa.
Para todos mis amigos que ya han pasado por esto.