Como gané un premio he tenido que pasar el fin de semana en Paris. El trabajo de los ganadores es agotador. Los ganadores somos gente generosa y sorprendente y sorprendemos a la gente con llamadas que no esperan.
Antes de que os de un colapso, desvelaré que Molihermana fue la agraciada con la generosidad de la ganadora...osea Yo. Molihermana y yo tenemos un pasado común de viajes de fin de semana regalados. Cuando cumplí 25 nos fuimos a Venecia, cuando ella cumplió 30 nos marchamos a Roma…y cuando yo he ganado un premio...lo lógico era ir con ella a Paris.
Viajar con una hermana con la que te llevas bien mola mucho. Si además te descojonas y con solo mirarte sabes que estás pensando lo mismo es un despelote y si además las dos somos igual de malvadas y somos capaces de seguir los pensamientos de la otra aunque tengan un argumento muy retorcido todo es diversión.
Primero vayamos a lo obvio. Paris es precioso, sigue siendo precioso y los franceses saben cuidarlo. Paris es increíblemente caro, lo bueno de ir en un viaje pagado es que eso te da un poco igual… ¿8 euros por una Coca-Cola en un bonito café con Notre Dame a mi espalda? Bueno...venga…si total he venido gratis. ¿23 euros por un sándwich? Venga coño...que aquí no están en crisis. Pero lo que es un flipe son los precios de las casas…es una frikada que hago pero siempre me acerco a las inmobiliarias cuando viajo…lo de Paris es una pasada. Estudios de 11 metros cuadrados que se venden al módico precio de 180.000 €...eso si...trés jolie.
Cuando vas de turista paseando por un sitio como Paris, la fauna que te cruzas es impresionante. La moda es un concepto aparte en el universo del turismo. Basándome en una observación exhaustiva del entorno he establecido varios puntos:
- Los norteamericanos y orientales consideran que en Europa en primavera es obligatorio ir sin calcetines y con camiseta de tirantes. Lo han debido leer en la Lonely Planet porque el hecho de que haga 8º, truene y estén chapoteando en los charcos no les disuade del chanclismo.
- Entre los distintos miembros de las parejas americanas suele haber una amplitud térmica muy perturbadora. Uno de sus miembros (él o ella) suele ir abrigado como para hacer un crucero por Alaska, mientras que el otro va en bermudas y chanclas. Cuando los veo siempre pienso en como conseguirán dormir.
- Los italianos por el contrario siempre van excesivamente abrigados. Elegantes y con estilo pero forrados. Siempre llevan bufanda.
- Tenemos que tomarnos en serio la erradicación del chandalismo para el turismo. Lamentablemente he comprobado que el hecho de que el chándal haya costado 100 euros es considerado por determinados turistas como una prueba de que es una prenda perfectamente aceptable para pasear por la calle y hacerse fotos frente a Notredame. Esta tendencia está cogiendo fuerza y el resultado es que es casi imposible sacarte una foto sin tener a alguien detrás con un fabuloso chándal rojo de marca arruinando el marco turístico. Ahora que lo pienso me sorprende que los franceses con lo suyos que son no lo hayan prohibido.
Fuera ya del ámbito moda, tengo alguna que otra observación inútil.
Sorprendentemente las japonesas fuman como bestias...no se si llegan tarde o van demasiado adelantadas, pero son auténticas chimeneas. Las italianas van ideales pero no saben montar en bici, he visto a varias tambaleándose peligrosamente intentando manejar sus bicicletas y a alguna otra pasando de utilizar los pedales e impulsándose como los niños pequeños. Oh, olvidaba comentar que un italiano jamás se quita las gafas de sol.
Las parejas de nórdicos y de americanos mayores tienen una tendencia muy perturbadora al envejecer. Ellos envejecen con pinta de señoras mayores (rollo Paul McCartney) y ellas envejecen con pinta de leñadores que abren las botellas con los dientes. El resultado es que los ves venir y no sabes cuál es cual.
La vida del turista es increíblemente cansada y el paso museo es agotador, cualquier excusa es buena para pararse. Los músicos callejeros de París han tomado buena nota de este hecho y están estratégicamente colocados para provocar que multitudes de turistas se paren a observarles…ganan más dinero los que se colocan en lugares donde los agotados paseantes pueden sentarse. Por supuesto que más que tocar perpetren cualquier tonada da igual. Una banda de americanos formada por una sección de viento y dos bombos, vestidos todos de color naranja, se dedicó en la tarde de ayer a destrozar varias canciones populares con un considerable éxito de público…sospecho que debieron ganar más dinero que yo en un mes, a pesar de que su versión de Bésame Mucho era con mucho la más espeluznante que he escuchado en mi vida.
¿Qué he hecho en Paris?
Pasear muchísimo, muchísimo. Patear, patear y patear.
Recorrer la Isla de San Luis con calma, entrando en todas las tiendas y haciendo muchas fotos.
A pesar de que el Ayuntamiento de Paris estaba obviamente en nuestra contra y ha ideado un sistema de alquiler de bicicletas digno de Kafka, Molihermana y yo conseguimos vencer al maldito sistema y alquilar unas bicis para pasar la mañana del domingo recorriendo la zona de los Inválidos, Torre Eiffel, Trocadero, las orillas del Sena, la plaza de la Concordia, la plaza Vendome…un buen rulo.
Pasar una hora en Shakespeare & Co, brujuleando entre los libros tranquilamente. La librería es chulísima y mola mucho. Molihermana incluso tocó el piano que hay en el segundo piso. Para mi gusto habría que limitar la presencia de los dependientes americanos carajipis que pueblan la librería. Los hay de dos tipos: ellos y ellas. Ellos son frikis con gafas al estilo de José Luis López Vázquez en las pelis de los 70 con jerseys de lana con agujeros. Ellas son lánguidas y o bien llevan gorros de lana gordísimos con pinta de ser el hogar de unos 200 piojos o llevan medias rotas. Si les preguntas algo levantan la vista de lo que estén haciendo o interrumpen la absurda conversación que están teniendo sobre Faulkner para mirarte con cara de: “como osas perturbar el ambiente de intensos que tenemos aquí para preguntar algo”. Si no te dejas impresionar por esa mirada y les sigues interrogando acaban cortocircuitando y reconociendo que no saben de qué libro les hablas. Es un placer para mentes retorcidas como yo…aunque sinceramente creo que la librería ganaría encanto con otros dependientes.
He comido sopa de cebolla, croque Monsieur y una crepe de Nutella ante el horror de Molihermana que considera que la gente que toma Nutella en vez de Nocilla no es de fiar…
He estado tomando unas cervezas con el protagonista de uno de los posts que más me gustan.
He visto muchísimos frescos y noruegos..París está lleno de ellos.
Y una vez más he flipado con la Torre Eiffel que me encanta…
Un buen fin de semana.
Muchas gracias a Espasa, todo perfecto.