martes, 2 de junio de 2009

CALOR

Bueno, pues ya está aquí: un calor de mil pares. Y ya está aquí mi mala leche. Estoy hostilizada con el planeta en general y además no me soporto.

El calor acaba con todo lo bueno que hay en mi: supuro mala leche y malos pensamientos pero estoy tan agotada que no soy capaz de verbalizarlo. Lo mismo me enveneno.

Paso la mitad del día como Rodolfo langostino, precongelada. En mi edificio inteligente, el jefe de mantenimiento ha decidido que una temperatura de 18 grados es ideal. En cierto modo le entiendo, fuera hace 40, pues nada ponemos 18 dentro y como dice el ingeniero “ la media sale buena”. El caso es que llego por la mañana dormida del calor que tengo, entro en mi despacho y por un momento el frío me tonifica y consigo ponerme en marcha. Lástima que a lo largo de la mañana, según me voy poniendo azul ya no rindo lo mismo. La parte buena es que miro fuera y pienso que me hace ilusión salir a esas desiertas calles del polígono donde hace 40 grados a la sombra. No se mueve una hoja. Miro con envidia la calle, pero sé que en cuanto ponga un pie en la acera me dará un pasmo de la caloreta.

Cuando hace calor no soy capaz de hacer nada, se me quita el hambre, se me quitan las ganas de todo, sólo quiero llegar a mi casa y tumbarme en el sofá con un vaso de gazpacho. Me da igual si las niñas no cenan, si el ingeniero llega o no llega, sólo quiero fresco. Tenemos aire acondiconado en casa pero no me sirve de nada, el ingeniero controla su uso como si fuera un acelerador de partículas. No lo hace por ahorro, sino “ para no ponerse malo”. Por supuesto ese principio no se aplica en el coche donde ya llevo calcetines de repuesto ni en su trabajo a donde va con camisa de manga larga, pero en casa hay que cocerse.

Llega la hora de dormir y me tumbo para ver si descanso y consigo tener algo más que pulso periférico. Imposible. No hay nada más asqueroso que dormir con calor, te tumbas y a los 2 segundos estás pegado a la sábana y dándole la vuelta a la almohada para ver si consigues algo de fresco. Me tumbo boca arriba y veo el aparato de aire acondicionado mirándome con cara de “ si tienes calor es porque quieres bonita”.

Cuando duermo con calor entro en bucle. Me duermo pero sueño que estoy durmiendo y que paso calor y que me despierto del calor que tengo y efectivamente me despierto para comprobar que estaba durmiendo con calor. Vuelvo a cerrar los ojos y empieza el proceso otra vez, sueño que duermo con calor y me despierto y ahí que voy otra vez. Toda la noche en un puto bucle…y encima sudoroso.

Cómo duermo en bucle, después de comer me entra muchísimo sueño, no consigo mantener los ojos abiertos y tengo dos problemas. Uno, que sé que si me duermo entraré nuevamente en bucle, soñaré que estoy dumiendo en el curro y que me despierto porque me pillan…un stress. El segundo problema es que según sube la temperatura en el polígono sube el nivel de curro, aunque nadie lo crea, en el mundo de colocar libros por colores el verano es una época de mucho curro, pero yo estoy cansada , tengo calor, estoy de mal humor y además me hostilizo con toda esa gente tan féliz con el calor que hace. “ ¿salimos a tomar el solecito?”..el solecito, el solecito..te voy a dar puto solecito.

El calor acaba con cualquier posibilidad de estilo o femineidad por mi parte. En invierno disimulo, parece que voy conjuntada, me subo a los tacones, la bufanda me tapa la cara, si la camisa está pelín arrugada da igual porque llevas el jersey encima, si los calcetines no son iguales, nadie se fija..pero en verano estoy vendida. Lo que llevas es lo que se vé, no hay donde esconderse, lo único bueno es que saco mis pies a relucir que son preciosos.


Me suda el canalillo, espero que por lo menos sea sensual.

lunes, 1 de junio de 2009

La Comunidad.- otra entrega y no sé cuantas van ya.

MAK es un astro de la estafa, una dama del timo, una tía con un morro que se lo pisa. Cuando crees que se va a echar para atrás, la tía se te acerca y encima te hace malabarismos. MAK es la pera limonera.

El jueves pasado cuando llamó a desconvocar la cita dijo que iba a estar ocupadísima todos los días hasta el lunes. La sorpresa fue mayúscula, cuando el viernes por la tarde uno de los churumbeles que partía de fin de semana con la familia la vió sentada en la terraza del establecimiento que está a exactamente 10 metros del portal del inmueble. Rápidamente se fué a la comisaría y avisó a la policia ( a otros agentes, el Inspector A. está de vacaciones y cada vez que van tienen que contarle la historia a otro poli, ellos no saben que escribo este blog y que podrían darlo como referencia..pero eso es otra historia). De la comisaría salieron pitando 3 agentes de paisano pero cuando llegaron el pájaro había volado. Otra vez.


MAK había quedado en llamar esta mañana para concertar cita en un restaurante, pero ha llamado y ha dicho que no podía porque además el restaurante estaba cerrado. Quería quedar mañana a las 8 de la tarde en una pastelería. El churumbel le ha dicho que ni de coña, que ni a las 8 ni en una pastelería, que a las 7 en la puerta de casa. MAK ha consentido y ha comunicado que la propuesta que tiene que hacer es que el día 15 El bicho termina la rehabilitación, así que lo va a traer a la casa a ver si puede subir los 7 pisos andando, ( cómo no piense soplar las cenizas hacía arriba) y que si ve que no puede ( jajajaja) pues que devolverá las llaves. Ah, también ha dicho que vendrá con su abogado y en una nueva vuelta de tuerca resulta que una de los churumbeles la vió el otro día en un autobús acompañado por un joven trajeado que fue reconocido como " el ayudante del kioskero de la calle A". Cómo MAK aparezca con el ayudante de kioskero para hacerle pasar por abogado...las risas van a ser totales.


Los churumbeles han decidido dejar de ser pasivos. Mañana van de agresivos. La poli está avisada y a MAK le van a decir que devuelva las llaves y que van a cambiar la cerradura. Si fuéramos nuevos en esto podríamos pensar que será el fin de esta historia...pero MAK es mucha MAK.

NUEVA YORK

He terminado de leer " Mi Nueva York" de Brendan Behan. No es un libro imprescindible, no he aprendido nada especialmente interesante y no me dejará ninguna marca especial, pero como es de Nueva York me compensa.
Nueva York siempre ha estado en mi vida, bueno yo creo que en la de casi todos. Desde que eres pequeño ves Nueva York en todas partes, en las pelis de Superman, en los dibujos de Tom y Jerry, en la Pantera Rosa. Ni siquiera sabes que es Nueva York, pero lo es, no lo sabes pero se va convirtiendo en algo familiar.
La primera persona que conocí que pasaba tiempo en NY era mi amiga G. Todos los veranos se marchaba a hacer un curso de inglés en la universidad. Ella es el colmo del glamour y a mi me parecía que su entorno natural tenía que ser NY. Me daba envidia pero yo no me veía a mi misma siendo lo suficientemente glamourosa como para encajar alli.
La primera vez que fui en el año 95, no sabía a que iba. ¿ QUieres venir a Nueva York? A una pregunta así solo se puede contestar que por supuesto. Llegué alli y la visión de Manhattan desde el taxi me dejó sin habla ( cosa harto complicada). Durante una semana pasee en el ambiente gélido de la ciudad, con nieve por los tobillos y más capas de ropa que en toda en mi vida. Me veo en las fotos de aquel entonces y parezco Falete. Me daba igual, estaba feliz, me atrapó la ciudad, el ambiente, la gente, los edificios, pero más que nada el aliento de la ciudad. Nueva York es otra cosa, no tiene nada que ver con ninguna otra ciudad. Da igual quien seas, de dónde vengas y cómo seas, yo era Falete sin duro y sin embargo allí estaba más feliz que una perdiz. La gente no lo cree pero NY es una ciudad acogedora, eres perfectamente capaz de imaginarte viviendo alli. Prueba a hacer eso en Paris, te falta frenillo, amor por la bollería y saber poner cara de asco. NY es otra cosa.
Recuerdo de mi primer viaje, el NY que veía desde la ventana del hotel: grande, enorme, oscura, y sobre todo siempre en movimiento, siempre ruidosa, no duerme, no hay descanso. Te sientes sobrepasado para luego descubrir en los primero paseos, que sales a descubrir algo que " ya conoces". Todo resulta conocido, todo lo has visto antes y sin embargo asusta: amedrentan las dimensiones, el ruedo, el movimiento, la prisa de la gente, la cantidad de gente, de idiomas , las tiendas y los contrastes. Todo asusta y sin embargo te sientes acogido o por lo menos no te sientes excluído.
Planeamos el viaje de fin de novios a Nueva York pero no pudo ser. Nos tiraron las torres gemelas días antes de marcharnos y no parecía buena idea viajar a una ciudad en ruinas a celebrar los felices que estábamos, aparte del acojone de volar por aquel entonces. El 11 S fue para mi como una enfermedad. Recuerdo donde estaba, con quien, a quien llamé, cómo conduje a mi lugar seguro presa del pánico más absoluto que he sentido en mi vida. Me puse fisicamente enferma, me afectó tanto que durante un año el ingeniero no me dejó leer ni ver nada que tuviera la más mínima relación con Nueva York.


En el 2002 volví a Nueva York pero esta vez como cicerone del ingeniero. Me sentía como si hubiera vuelto a casa, conocía el camino, las calles, la línea de metro que tenía que coger. Sabía a que cafetería quería llevarle a desayunar y cómo teníamos que pedir los huevos. Sabía a que teatro de Broadway iríamos y que salas del Metropolitan visitariamos. Quería llevarle a la Frick Collectión, a comer perritos gigantes en Central Park, a ver atardecer en el Empire State y a cruzar el puente de Brooklyn, pero lo que más quería es que él se sintiera como yo: atrapado por la ciudad.

Probablemente nunca viva allí y siempre vaya de turismo, pero siempre me sentiré como en casa.
Iba a recomendar un montón de libros sobre NY, pero no quiero ser gafapasta, así que dejo sólo uno para todo aquel que vaya a ir, haya ido o crea que jamás va a conocerlo: Historias de Nueva York, de Enric Gonzalez. El corresponsal de El País en esta ciudad durante varios años escribe un libro a medio camino entre la guía de viajes y el diario de su estancia. Emocionante, entretenido e imprescindible si vas a viajar alli.