domingo, 30 de noviembre de 2008

EN EL TREN

Hoy he ido a echar gasoil al coche. Mientras esperaba a que el amable gasolinero me cobrara, pensando en lo alucinante que es que ahora mismo solo me cueste 40 € llenar el depósito, mi vista se ha paseado por el mostrador de comida prefabricada de la gasolinera y de repente me he quedado petrificada leyendo LORD SANDWICH.

No, no me he vuelto loca. Y no, tampoco como sandwiches con aspecto de ser de plastilina. Es que he recordado que yo tuve el inmenso ¿honor? de conocer al dueño de esa importante empresa de alimentación. ¿No es increible la gente tan peculiar que conozco?.

Debo decir que el recuerdo de este señor? me traé más bien escalofríos porque pasé hasta miedo. Corría el año 2003 y G y yo nos disponíamos a realizar nuestro viaje anual. El destino era Paris. Quedaba un mes para que naciera M. así que no podíamos volar, y además el tren nos encanta y es muy romántico. Como no estábamos hipotecados hasta la coronilla, tiramos la casa por la ventana y nos fuimos en Gran Clase en el tren " Ciudad de la Luz".

Éramos jóvenes, pipiolos, despreocupados y sobre todo desconocíamos la existencia de Lord Sandwich. Nos acomodamos en nuestro compartimento, leímos, tomamos una copa y a las 10 de la noche nos encaminamos al vagón restaurante a disfrutar de lo que pensábamos sería una romántica cena atravesando la Meseta. ¡Qué equivocados estábamos!

En el vagón restaurante no había ni una mesa libre, asi que tuvimos que sentarnos en una mesa ocupada por un hombre de aspecto un poco macarra..pero nada hacía preveer la noche de pánico que íbamos a pasar. Era Lord Sandwich.

Para empezar nos trató como si tuvíeramos 16 años. En segundo lugar enseguida dedujimos que era un poquito machista porque a mi ni me miraba, todo lo hablaba con G. incluso cuando yo comentaba algo miraba a través de mi. A lo largo de toda la cena nos instruyó sobre los beneficios de tomar 16 cafés de máquina al día, los 25 millones de personas que vivían en Nueva York y como nos estábamos equivocando por vivir en el centro de Madrid y no a 60 km en dirección norte. Todo en un tono amenazador que incluso me hizo morderme la lengua a mi. Barajé la posibilidad de descojonarme en su cara con lo de los 25 milones de habitantes de Nueva York...pero G. me arreó un rodillazo temiendo probablemente que nos pegara.

Creo que nunca hemos engullido la cena tan deprisa pero aún así a mi se me hizo eterno. No contento con esa charla, al percatarse de que estaba embarazada soltó dos perlas que literalmente me hicieron desear tirarme en marcha del tren.

-A las mujeres cuando están embarazadas se les pone carita de muñecas...pero claro cuerpo de elefantas......Lo mejor es mirarlas solo de cuello para arriba.

- Cuando mi mujer se puso de parto, no se quejó ni nada. Me despertó cuando ya estaba toda la cama llena de sangre..

Aparte de compadecerme por su pobre mujer...decidí que era la hora de irme a dormir...pero no iba a ser tan fácil. Estaba empeñado en tomar una copa con nosotros. Yo me negué aduciendo que no podía beber pero G. se vió obligado a ir con él. Debo decir que nunca se tomó una copa más rápido. Cuando llegó a nuestro compartimento me dijo: Ana coge el mismo tren que nosotros a la vuelta.
Teníais que habernos visto 4 días más tarde, como en las pelis de espías, escondidos detrás del periódico en la estación de Austerlitz.

De esta bonita anécdota se deducen varías cosas:
- no hay que hacer pandilla en los trenes
- cenar a las 8 puede ser de guiris, pero no es tan mala idea.
- sobornar al jefe del tren para que te reserven una mesa para 2 no está mal visto y además funciona
-los asesinatos en los trenes tienen su explicación.

viernes, 28 de noviembre de 2008

VIERNES

Tras una semana infernal por fin es viernes.

En el curro estoy haciendo amigos.

El de mantenimiento ha cambiado de estrategia, como me ha visto llegar con pantalones de pana, jersey de cuello vuelto y camiseta interior ha decidido asarme. Estoy a punto de pasar calor, pero sé cual es su estrategia…está esperando que le llame para decirle que hace mucho calor y volver a congelarme. Ni de coña. Antes vengo en tirantes y sandalias.

La “asistencia informática” de mi empresa empiezo a sospechar que también es de atrezzo. No me funciona el correo. Llamo al teléfono y te lo coge un tío que parece que te está haciendo un favor:

- Si, ¿Quién eres?.
- Soy tu pesadilla. NO funciona el correo. No me entran mensajes de fuera de la casa.
- Ah…
- Ah qué?. ¿Qué ya lo sabías? ¿Qué te toca un pié? ¿Qué lo vas a solucionar?.
- ¿Quién me has dicho que eras?.
- Mira tío, entiendo que quieras ser Bill Gates, pero has tenido mala suerte y eres el de asistencia técnica..y estás para solucionar marrones…así que si no te gusta haber elegido muerte..pero SOLUCIONALO YA.

No me ha hecho ni caso. Pero ahora le mando un mail desde la dirección de mi jefe y apuesto lo que sea a que en 10 minutos está solucionado.

Además de todo mi jefe se ha pirado y me ha dejado un encargo de alto nivel intelectual y que por supuesto me va a realizar laboralmente, nada más y nada menos que ENVOLVER 30 CAJAS DE MÚSICA…ya me están sudando las manos.

Menos mal que me conformo con poca cosa para alegrarme el día:

Acabo de hacer el pedido a la librería de todos los libros que voy a regalar en Reyes y eso me gusta.

Esta noche salgo con unos amigos que dan glamour a mi vida y me tratan como a una reina. Eso sí, primero vamos a cenar a un restaurante extremeño porque contra lo que se pueda llegar a creer ser glamouroso no está reñido con ponerse hasta las patillas de comer. Lo malo del plan es que mis buenos propósitos de hace 15 días de no volver a beber me temo que van a terminar hoy.

jueves, 27 de noviembre de 2008

ESA VISIBLE OSCURIDAD




Otro libro triste y van no sé cuantos este año. En breve haré recuento de mis lecturas anuales pero así por encima he leído un montón de libros tristes, nostálgicos y melancólicos.

El que acabo de terminar se llama “Esa visible oscuridad” de William Styron. Es una obra muy breve donde el autor narrra el proceso depresivo que sufrió al cumplir los 60 y dejar la bebida, no quiero decir que la depresión le viniera provocada por esos dos factores, sino que fue en ese momento de su vida. Tocó fondo, pensó en suicidarse y acabó hospitalizado. Lo interesante del libro no es ni porqué le dio depresión, ni como salió de ella si no como cuenta las sensaciones tanto físicas como mentales que se sienten al estar deprimido.

Yo estuve deprimida cuando nació mi hija M. Fue espantoso. Todo el mundo viene a decirte lo estupendo que es todo y tú solo quieres meterte en la cama y que te dejen en paz, no quieres a la niña ni a nadie. Quieres morirte. Tal y como explica Styron tienes mejores y peores momentos a lo largo del día, pero básicamente te dedicas a sobrevivir y arrastrarte. Para mi el peor momento era por la mañana..al despertarme, tenía ansiedad, angustia y una tristeza infinita. Luego sobrevivía todo el día..hasta que por fin conseguía acostarme. Por lo menos dormía aunque solo lo que un bebé te deja.

Al final consigues salir, pero se pasa muy mal y no se olvida.

En la depresión, esta fe en el rescate, en el final restablecimiento , falta por completo. El sufrimiento es inconmovible, y lo que hace intolerable la situación es saber de antemano que no llegará ningún remedio: ni en un día, una hora, un mes o un minuto. Si se da una ligera mitigación, sabe uno que es solo temporal; le seguirá más tormento. Aún más que dolor, es desesperación lo que apabulla el alma.”

ON FIRE

Julio de 2005. Sábado al amanecer. La familia duerme placidamente en Los Molinos.
Embarazada de 8 meses me levanto al baño y escucho unos gritos que parecen venir del jardín. Extrañada me asomo a la ventana y lo que veo casi me pone de parto: mi coche y el del ingeniero están ardiendo como si fueran unas fallas.

Salgo corriendo a despertar al Ingeniero.
- ¡¡¡¡¡¡¡ LOS COCHES ESTÁN ARDIENDO !!!!!! ( no soy nadie yo asustando)
El Ingeniero salta de la cama, se pone un albornoz y coge las llaves de su coche. Yo me río en mi histeria porque parece Darth Vader con todo el pelo de punta y el albornoz aleteando por detrás como una capa. El pobre coge las llaves del coche sin saber que ya son completamente inútiles.

Salimos al jardín y agarramos la manguera. Yo estoy acojonada porque claro las llamas tienen como 4 metros de alto…y me da miedo que explote, pero cuando lo comento  El Ingeniero me mira y con su mejor cara de ingeniero me dice:

- el gasoil no explota.

Dato que por supuesto yo desconocía pero que ya no se me olvida. Alguna cosa buena tiene que tener estar casada con una mente científica.

Con nuestro absurdo chorrito de manguera intentamos apagar el incendio mientras un par de viejetes madrugadores se acercan a apreciar el espectáculo: las llamas y la embarazada de 8 meses en pijama de ositos, el ingeniero en calzoncillos y albornoz y mis hermanos con cara de acabar de acostarse mirando como sus coches se consumen.

Al rato llegan los bomberos que con un par de manguerazos apagan el incendio. Resultado: coche del ingeniero. consumido…mi coche muy chamuscado.


Después llegaron los CSI de la Guardia Civil y determinaron que el causante del incendio había sido una urraca que posada en un cable había sufrido una descarga…se había prendido y había caído al suelo envuelta en llamas. El fuego se había extendido por el pasto y de ahí al coche del ingeniero. 

Esta es una prima hermana de la urraca pirómana fotografiada 10 después del incidente. Esta se chamuscó pero al caer sobre tierra quemada no causo más daños.




Los de las grúas que vinieron a buscar los restos no se lo creían.

La foto es mi coche, los restos calcinados que hay al lado es lo que quedó del
otro
Pero nunca os acostaréis sin saber una cosa más: el gasoil no explota.