lunes, 27 de abril de 2015

La primera vez


La primera vez no se lo esperaba. De hecho, no podía creérselo. Era imposible. Bueno, no era imposible, claro que no, pero no pensó que fuera a pasar. Era posible pero altamente improbable. 

Le pilló tan por sorpresa que sintió que el mundo entero frenaba en seco mientras ella salía disparada a una enorme velocidad sin posibilidad de parar ni de agarrarse a nada. Fue raro porque al mismo tiempo le pareció que sus pies se habían pegado al suelo y que todo había empezado a girar a su alrededor, sin formas, ni caras, ni nada reconocible, solo haces de luz dando vueltas. 

Le faltaba la respiración. Todo su mundo, el que había construido, aquel en el que creía que vivía se había esfumado. Tenía que haber algún error. No podía estar pasando esto. Sintió que se ahogaba. 

Su mundo se había hecho pequeño hasta convertirse en una sola habitación, una cocina. Pequeña, blanca. Pasado un tiempo, horas, días, cuando dejó de temblar, consiguió alcanzar el centro de la habitación, apoyarse en la mesa y sentarse. 

La habitación tampoco era ya su lugar seguro, se iba haciendo cada vez más pequeña, más asfixiante, más claustrofóbica. Sintió que sólo en aquella silla estaba a salvo.  

Intentó, en el tiempo que siguió a aquello, encontrarse cómoda, hacerse un lugar. Abstraerse, intentar no mirar más allá, no pensar, no sentir y olvidarse de todo lo que había creído hasta entonces. Si dejaba de creerlo dejaría de doler. A lo mejor. 

La segunda vez fue peor. A pesar de no pillarla por sorpresa no le hizo menos daño, le dolió más. Esta vez no sintió el mundo girar, esta vez ya no había mundo; sólo un vacío inmenso en el que no había aire suficiente para respirar. Como siempre le pasaba en los peores momentos, se echó a reír, se veía como un pez naranja, boqueando en un intento de encontrar el oxígeno que necesitaba para vivir, incrédula ante la sensación de no encontrarlo. 

No podía ser. Pero era. 

Consiguió mantenerse en la silla a duras penas. Intentó quedarse ahí, encontrar en el poco aire de la habitación el suficiente aliento para vivir. Se dobló sobre su dolor y se obligó a comer, a hablar, a intentar dormir, a reír, a hablar. El mundo que ella ya no veía seguía ahí, tenía que conseguir reunir las fuerzas suficientes para ponerse en pie, caminar y llegar a la puerta para salir. 

No pudo. Ahora ya no eran por sorpresa, ni grandes impactos o golpes. Eran pellizcos, arañazos o roces. Cada uno de ellos hacía que se escurriera un poco más de la silla. Perdió el criterio ¿había sido un arañazo o un roce? ¿Y si era sin querer? A lo mejor no se daba cuenta. 

Un buen día se descubrió tumbada en el suelo. ¿Soy yo? Claro que era ella o por lo menos una versión de si misma. Agarrotada, encogida, acojonada, atemorizada y pequeña. Siempre temblando, siempre con frío. Queriendo ser vista pero no mirada. 

No podía más. Sabía que no podía más. 

Le reventó el corazón y le dolió infinito pero al pensarlo se dio cuenta de que ni de lejos le ardía el alma como la primera vez; la vez en que dijo "es imposible". 

Con ese pensamiento se arrastró por el suelo. Volvió a reírse, se escurría por el suelo moviéndose como una gamba. Recogió todo lo que era, todo lo que había sido y sería. Llegó a la puerta. 

Salió.

Se sentía ligera. Había empezado a dejar de doler. 

Estaba lejos pero llegaría. 

31 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por hacerme reír tras visualizarme arrastrándome como una gamba... y por recordarme que ahí fuera hay un mundo de posibilidades.
:-)
un abrazo!

Mónica A dijo...

Terrible

Gayuba dijo...

Así me siento a veces...
Tú lo describes mejor.

Patricia dijo...

Moli,

te sigo desde hace mucho pero nunca comento.

En estos momentos estoy en la segunda vez, mi segunda vez. Aún no he llegado a la puerta.

Me dan esperanzas pero tengo mucho miedo. Y me está costando mucho más que la primera vez.

Quiero sentirme ligera de nuevo. Lo he conseguido antes, tras el primer diagnóstico. Pero esta vez estoy aterrada.

A pesar de las lágrimas que me has provocado y que me hacía falta soltar desde hace días, lo mejor ha sido lo de la gamba ahí puesto al final, también me has sacado una sonrisa, que también me hacía falta. Gracias.

Un abrazo desde más allá de los Alpes.

Gayuba dijo...

Me he ausentado demasiado tiempo de tu blog y me he perdido muchas entradas interesantes. Me llevará tiempo ponerme al día, pero lo intentaré. Expresas, en muchas ocasiones, lo que siento y no sé escribir. Quiero saber de M y de C, cómo van creciendo y tus lecturas, y tu entorno... Curiosa que es una ;-). Gracias Moli, por permanecer.

Ana Rosillo dijo...

Estoy en la primera vez, y todos decís que voy a salir que me voy a reír de esto.
Pero no lo veo, sólo tengo dolor y miedo .

Sprocket314 dijo...

Moli, muchos ánimos desde la muy fría y muy pérfida Albión.

el chico de la consuelo dijo...

Las paredes se hacen pequeñas,
el cielo se angosta
y la luz te hiere
como navaja abierta.
El aire cálido de la puta primavera
se cuela entre los poros
como si inhalaras
un ventolín de nubes.
A veces llega a los diecisiete
y te sorprende
como el mendigo disfrado de invierno
que recitaba el poeta;
otras sin embargo
llega cuando ya zozobras
mar adentro a los cuarenta
y arrojado
en ínsulas extrañas
ves los pecios del naufragio
cuando despiertas,
con el sol fuerte en la cara
la playa desierta,
y los harapos hechos jirones
que a penas te visten.

En ese momento
das gracias al dios ateo
que te guarda
por haberte dado el don
de saber escribir
porque no hay mejor medicina
que la escritura
a herida abierta,
sin tema,
una linea tras otra
escribir posesivamente
y en la medida de lo posible dejarse abrazar
arrullado leyendo lo escrito.

Un abrazo fuerte, comapañera
y pa lante
que no hay tormenta que no escampe.

NáN dijo...

Desde hace un tiempo, las cosas que (te) pasan tienen una calidad más humana (¿será cierto que el dolor nos iguala en lo humano?) y el modo de expresarlas es más profundo, más cercano a lo que leemos en los libros en papel (lo siento, pero soy de los que no llaman libros a los que llegan en una pantallita).

Como ya he salido dos veces, he tomado todas las precauciones físicas, mentales, legales, sicofónicas y militares para imposibilitar el refrán "no hay dos sin tres".

ELISA dijo...

Aunque no somos excepcionales a la hora de que nos pasen cosas, sí lo somos en la forma de encararlas y tú eres excepcional chica.

Anónimo dijo...

Te leo y leo los comentarios (muy enriquecedores muchas veces también) pero esta es la primera vez que comento.
Yo tuve mi primera vez hace casi tres años (y un par de segundas "pequeñitas") y sobre todo quiero expresar a las personas que están en su primera vez, como alguien que comentaba arriba, que sí se sale. Yo también estuve mucho tiempo como una gamba sin creerme que terminaría, y sin creerme que saldría feliz y reforzada. Recuerdo que preguntaba una y otra vez a una amiga que ya había pasado su primera vez: ¿cuándo deja de doler?.
Deja de doler. Nunca llegas a ser la misma. Pero deja de doler. Y eres mejor, más viva, más valiente, con una visión de la vida más amplia.
Las gambas se acaban convirtiendo en caballitos de mar ;)

Anónimo dijo...

La vida duele.
Y a veces mucho.

Es una metamorfósis, y también una destrucción, pero cada vez uno se recompone antes... O por lo menos ya sabe cual es la profundidad del abismo.

Se sale. Claro que se sale. Y contándolo y desahogándose se sale antes. Llegará el día en que el pasado no tire de ti hacia abajo, que sólo veas delante una ligera línea difusa, con dudas y luces, pero rodeada de aire limpio y fresco.

...ah! La próxima vez (que la habrá...) no te hagas gamba, hazte gusano para convertirte en la gran mariposa que ahogas dentro de ti. Y brilla, y vuela...

Un abrazo sincero
Enja.

anonima porteña dijo...

no termino de darme cuenta de que es........ pienso muchas posibilidades, pero sea lo que sea..... que puedas salir!!!!!!

Anónimo dijo...

Soy muy simple y no entiendo nada, peero mucho animo para lo que sea.
Abrazos,
Caracola.

molinos dijo...

Ey chicos, dejad de preocuparos. Estoy bien, en serio. Con catarro pero bien.

Gracias.

Cris Mandarica dijo...

Yo no me he preocupado con esta entrada, lo que pasa es que cada vez que vengo me sorprendes con algo genial. Enhorabuena por el texto. Biquiños!

sonia dijo...

Muy bien escrito Moli.Y gracias por comentar que estás bien,que me tenías preocupada.

Ther dijo...

Uhh, qué angustia sólo de leerte...

Nuria dijo...

He pensado que tienes mucha imaginación, porque yo también he escrito cosas así y jamás he tenido una primera vez. Espero estar en lo cierto, que tu mente sea tan creativa que no hayas tenido que experimentar lo que escribes.

Luego leo los comentarios y pienso que vivo en una burbuja feliz, que no me entero de nada y que estamos en el siglo XXI, y que qué vergüenza de mundo.

Han hecho un anuncio con dos adolescentes, una de ellas le dice a la otra que cuando tuvo su vez (no recuerdo si es la primera o no) se lo contó a su madre, y que juntas llamaron al 016. Yo añado que es un teléfono gratuito que no sale en las facturas, no deja rastro.

Y también quiero decir que es una pena que a las niñas tengamos que prevenirlas, en un mundo en el que esto debería ser una excepción rarísima. Y más, a su edad.

Y tristemente, no lo es.




sasadogar dijo...

Tienes el poder de evocar con tus palabras la sensación del que habla.Una situación traumática en la que te sientes incapaz de hacer nada.Ers grande Moli, porque con pocas palabras me has dejado un mal cuerpo.
Espero que sólo sea algo que imaginas y no hayas experimentado porque parece muy angustioso,
besazos desde Valencia

Anónimo dijo...

No me he enterado de nada, palabra.

Anónimo dijo...

Lo mismo digo. También soy simple.

Luxindex dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Oswaldo dijo...

¿Qué nos haces, Moli?

Anónimo dijo...

Pues yo había pensado que era un ataque de ansiedad, entre otras opciones. Aunque ya he dicho que no lo he entendido me inclino más por el dolor psíquico.

Anónimo dijo...

Lux, el pmdlb, eso es lo que vienes siendo. Ya lo dije y me lo repito: sal ya del economato y monta tu chiringuito, o di ande estás ya escribiendo y nos tienes aquí engañadas, bandido, mal hombre.

Anonimogonzalez

Anónimo dijo...

Está muy claro: es otra ruptura.

Parafraseo a Oswaldo: "qué nos haces, Moli?"

Besos.

nuria dijo...

¿Eeehhh?

saraolenchero dijo...

Está claro, es la primera vez que recibes una cartita certificada de la AEAT.

conunojoabierto dijo...

Me gusta mucho cuando haces esto!Besiños

Blanco Humano dijo...

Jó.