viernes, 15 de mayo de 2015

Letras escritas

En el verano de 1999 pasé muchas noches en Ávila, muchísimas. Cuando me levantaba para irme a trabajar a Madrid, al bajar a mi coche siempre me encontraba una notita en el parabrisas. El Ingeniero me las dejaba cuando se iba al monte a las 6 de la mañana. Yo le dejaba notas en casa para cuando volviera o buscaba su todoterreno mugriento al anochecer para dejarle una nota para el día siguiente. Las tenemos todas guardadas. 

Unos días después de morir mi padre, tuvimos que ponernos a mirar sus papeles de trabajo. Trabajaba en casa, su ordenador, su mesa y todas sus anotaciones manuscritas, sus cálculos de instalaciones eléctricas, fórmulas, notas, esquemas. Todo aquello escrito por su mano se elevó sobre el papel y se hizo casi tridimensional. Allí estaba él, todas sus anotaciones, sus características "j", el final de las palabras alargadas… era casi como oírle, hacía más increíble que hubiera muerto.

Tengo una caja llena de cartas recibidas durante mi niñez y mi adolescencia. Cartas llenas de flores, de chorradas, de “me gusta fulano pero no se lo digas”, “me he enrollado con mengano”, “mis padres son un rollo”. Tengo cartas de adulta guardadas en cuadernos y entre las páginas de libros. 

Me da pena pensar que si saliera ahora con alguien no tendría esas notas,  Los wasaps, y los mensajes y los chats están bien pero no son lo mismo que esa nota escrita en un posavasos de un bar de mala muerte de Ávila o en un ticket de tomates comprados en un mercadillo con el único motivo de tener un papel en el que dejar una nota. Me da pena pensar que si ahora tuviera 12, 14 o 16 años no escribiría cartas ni tendría cartas. Hay gente a la que hace años que no veo y sin embargo sería capaz de reconocer su letra en cualquier parte. 

Mi propósito del mes de abril fue escribir algo a mano todos los días. Quería escribir pero no quería hacer un diario, ni listas de cosas, ni nada que tuviera un propósito más allá de dejar por escrito lo que se me iba ocurriendo. Quería hacerlo porque sí, sin razón aparente más que comprobar si era capaz de hacer algo metódicamente durante 30 días seguidos, si es verdad que pasados 21 días uno adquiere una rutina que ya no puede dejar. 
Empiezo este cuaderno sentada en el banco de madera de la puerta de casa de Sos, el banco que tiene un Sol y una Luna y que C dice que no es un banco, que solo es un trozo de madera”. 
Una libreta nueva, blanca y rayada (sólo me gusta escribir en libretas rayadas) con un precioso canto naranja que me trajo mi amiga Cristina de Londres.

¿He conseguido escribir todos los días? Todos menos dos. Alguno no escribí en esa libreta, sino en mi cuaderno de mesa o en el que llevo en el bolso, eso era lo de menos. Lo importante era dejar algún registro escrito por mi manos, por la derecha concretamente. 

Lo más difícil no ha sido escribir sino dejarme llevar. Hubo días en los que me senté a escribir un par de líneas con una idea para un post y acabé hilando una historia entera, hablando de un desconocido, de que intentar olvidar es como abrazar un globo inflado o las mil palabras necesarias para mi próxima charla. Otros días, me senté a escribir sin propósito, sólo para dejarme llevar y he descubierto dos cosas. Primero, que cuando  consigo abstraerme de todo y centrarme sólo en transmitir lo que estoy pensando o sintiendo pierdo completamente la noción del tiempo.

La segunda cosa es mucho más impactante. Escribiendo a mano soy buena. No buena de hacerlo bien, sino buena de bondad. En un mail, en un post o de palabra puedo ser muy cruel, puedo insultar, encabronarme, hostilizarme, indignarme y hasta ser agresiva. Tecleando la hostilidad sale por mis dedos deprisa, sin pausa, sin pensar y con fuerza. A mano no me sale, tampoco es que lo haya intentado y no haya podido, sencillamente escribiendo a mano soy todo bondad. 

Es un descubrimiento fascinante porque cuando me di cuenta pensé en las cartas que escribo, que he escrito. Si alguien me importa mucho, si lo quiero mucho en algún momento de su vida recibirá una carta, una nota de mi parte en la que estaré yo siendo buena. No, “siendo buena” no es la expresión; en mis cartas soy yo en mi mejor versión, en mi versión achuchable o algo así. 

Eso es bueno. Muy bueno. 

Todos los mails que he escrito en mi vida y son muchísimos son iguales. Tienen el mismo aspecto, los mismos colores, la misma letra…pueden haber sido muy bonitos, endemoniadamente crueles o espantosamente anodinos y todos tienen la misma pinta. De un vistazo nadie sabría si son míos o de otra persona. 

Mis cartas y mis cuadernos no. Son míos, soy yo. Cuando pienso en mi muerte, en hacer testamento, en qué dejaré a laz princezaz, lo único realmente valioso que quiero que tengan son mis cuadernos. Todos. Incluso los que no ha leído nadie. Quiero que los tengan, los abran y de un simple vistazo me vean ahí en esas letras, en esos renglones, en la letra perfecta al empezar el cuaderno, apresurada al anotar alguna idea o directamente ilegible al tratar de terminar una página con una idea. Quiero que me vean en las anotaciones laterales, en las flechas, los tachones, los “esto no”, “recordar esto” y en las flores que dibujo al hablar por teléfono. Quiero que  cuando superen la pena de no tenerme (que espero que superen pero también espero que tengan… aunque últimamente cuando les pregunto si me quieren me dicen: Nos caes bien) me vean en esas letras, me lean en esas letras y me reconozcan. Que me sientan. 

Creía que había mi propósito de abril no tenía propósito. Escribiendo este post lo he descubierto. A lo mejor mi subconsciente me ha hecho escribir para mejorar mi caligrafía y que las princesas no me digan “Mamá, ahí no pone mochila, pone wadilo” 

jueves, 14 de mayo de 2015

martes, 12 de mayo de 2015

Cuando la política me toca la lectura


Llevo días queriendo escribir sobre la siesta, sobre mi propósito de abril, sobre un par de bancos y sobre un montón de cosas más pero, hoy, tengo que escribir sobre política. 

Yo no quería pero me obligan. 

Como todo el mundo sabe hay elecciones dentro de nada y todos los partidos se han lanzado a decir barbaridades, chorradas, memeces, o una combinación de estos tres conceptos según la hora del día, el programa en el que participen o la dirección del viento. No les hago ni caso pero claro, me tocan la lectura y los libros y me enciendo. 

Por lo visto los de "Ahora podemos" organizaron una especie de reunión el domingo para debatir su programa "El libro y las bibliotecas". Para empezar todo tiene un tufillo electoralista rollo "somos distintos, nos mola leer" que me da urticaria, pero bueno vale, acepto electoralismo como arma para sacar los libros a pasear. 

Jazmín Beirak, en la lista para la Comunidad dice que “Nuestras propuestas aspiran a crear más lectores y a aumentar los índices de comprensión lectora, relacionado con el área de Educación”.

Esto ya me chirría un poco más. ¿Crear más lectores con propuestas políticas? ¿Aumentar los índices de comprensión lectora? A mí eso me suena, aunque a lo mejor es que yo soy malvada y tengo la mente sucia (esto no es a lo mejor, esto es una verdad verdadera) a palabrería chachi piruli de Disney. 

Para empezar las propuestas políticas no crean más lectores. Los lectores se "hacen" por el hábito  creado en casa y no en el colegio, pero en cualquier caso, aunque quisieras hacer algo en educación, las competencias de temario en el colegio son del Estado, no de la Comunidad de Madrid así que todo esto no es más que aire metido en un globo rosa. 

¿Quieres promover la lectura? Di algo como "proponemos abrir más bibliotecas, ampliar horarios, financiar actividades de fomento de la lectura y dotar de dinero y libros a las localidades con menor índice de lectores". 

Pero claro, eso suena a "se necesita pasta" y no queremos sonar así, queremos sonar a dar saltos por la pradera, cantar el Lalalá y todo es beautiful. 

Después pasan a criticar "La noche de los libros" que para ellos es un "macro evento pero poco más". Vamos a ver, un "macro evento" de tres pares de cojones que hace que las librerías en Madrid estén abiertas hasta las mil, que la gente salga a la calle a comprar libros y se acerque a los mostradores en las calles, que se organicen charlas, presentaciones y firmas, que haya ciclos de documentales y exposiciones. No sé, a lo mejor es que yo me conformo con poco y los de Podemos querrían una alfombra roja con escritores posando con modelos de Moschino y zapatos de Jimmy Choo o que el fantasma de Shakespeare les hablara con una ouija, pero a mí, pobre mortal madrileña, me parece un evento espectacular que saca a los libros a la calle, los lleva a primera línea de los medios de comunicación y hace que la gente compre libros. 

Sigo leyendo esperando encontrarme con esa idea genial sobre La Noche de los Libros que me deje boquiabierta y me haga tragarme mis palabras y mis pensamientos. 
“El libro tiene un capital simbólico fuerte y debemos contar con actores y deportistas famosos que promocionen la lectura entre cientos de miles. Por ejemplo, Mireia Belmonte o Mario Casas recomendando a Benito Pérez Galdós”.
Reconozco que boquiabierta sí me quedo. Y reconozco que me trago mis palabras y mis pensamientos que son sustituidos por un alarido ensordecedor ¿EN SERIO? 

No doy crédito a semejante majadería. 

"El libro tiene un capital simbolico fuerte"...todo el mundo sabe que esta es una frase que mueve a las multitudes a querer leer. Es tann apetecible...como cortarse las cutículas con un hacha. 

En el mundo beautiful de Podemos supongo que habrán pensado: 

"La Noche de los libros es una memez de evento. Sí, la gente sale a la calle, compra libros y va a las librerías pero eso es solo un macro evento. Enseñémosles el sentido de la vida y hagamos que Mario Casas les hable de Benito Pérez Galdós. Hordas de lectores vamos a conseguir, alcanzaremos cimas de comprensión lectora jamás imaginadas, las bibliotecas rebosarán de lectores enfervorecidos, los editores nos amaran sobre todas las cosas y todo será precioso y de color azul cielo". 

¿Mario Casas y Mireia Belmonte? ¿EN SERIO? 

"Hay que tender lazos con el mundo del espectáculo" ¿EN SERIO ESTO ES LO QUE SE TE OCURRE PARA FOMENTAR LA LECTURA? 

¿Hay alguien con un cerebro en funcionamiento que crea que ver a un actor, repito un actor, recomendando a Galdós hará que broten los lectores como champiñones? 

Gracias al cielo, a la reunión se le ocurrió acudir a alguien con cabeza que argumentó que esas ideas eran una completa majadería, a lo que la aspirante a Presidenta de la Comunidad respondió:
"Nos preguntamos si debíamos quitar La Noche de los Libros. La respuesta fue no, porque ocupar el espacio público tiene una utilidad simbólica. Sin embargo, hay que dotarlo de contenido. Tenemos la voluntad política de que la cultura no sea elitista”.
Pero, pero, pero. ¿Ocupar un espacio público? Vamos a ver, si yo voy a una librería o a 25 La noche de los libros, no ocupo nada por muy simbólico que sea, voy de compras. Si voy a un concierto o a una presentación que se ha organizado desde una institución pública en una calle, una plaza o un edificio, tampoco ocupo nada, acudo a un evento. 

Me revienta la pseudo palabrería revolucionaria completamente vacía de contenido y absurda que se utiliza para sonar "distinto". Me revienta porque además no sé usarla cuando debo. A ver si la próxima vez que deje el coche en doble fila y me llamen la atención le digo al guardia "no tiene usted ni idea, no estoy aparcando en doble fila, estoy cargada de utilidad simbólica ocupando un espacio público". 

Lo de la voluntad política de que la cultura no sea elitista hablando de lectura es de bofetón con la mano abierta. Si algo no es la lectura, es elitista. Está al alcance de cualquiera. Todo aquel que quiera leer un libro o acceder a una biblioteca puede hacerlo ahora mismo. 

¿Debería haber más bibliotecas? Sí.
¿Debería fomentarse la lectura? Sí.

¿Cómo se hace esto? Con pasta, con campañas institucionales de fomento de la lectura que cuestan dinero, con charlas en los colegios pagando a la gente que da esas charlas. Con talleres en las bibliotecas para niños y adultos para acercar la lectura pagando a los profesionales que los imparten. 

Enséñame la pasta para todo eso y déjate de Mario Casas hablándome de Pérez Galdós, con todos mis respetos a Mario Casas y a Pérez Galdós. 

¿La manera de fomentar la lectura es a través de un actor de series de televisión? ¿Eso es lo que se te ocurre? ¿Y una nadadora de élite? Y ¿Son lectores de verdad, quiero decir, les gusta leer o los vas a usar como gancho? 

¿Vas a hacer que la lectura no sea elitista pagando a alguien para que anuncie que bueno es leer? Y ¡Qué tal si pagas para permitir que la gente acceda a la lectura y la descubra? 

De política no me gusta hablar pero es que hay cosas que me tocan muy dentro. 

Para fomentar la lectura lo que hay que hacer es apagar la tele y leer, que tus hijos, tus amigos, tu pareja, tus compañeros te vean leer y disfrutar con la lectura. Que te vean disfrutar tanto que te digan 

"Jo, ¿qué estás leyendo? me estás dando envidia. Yo también quiero". 


jueves, 7 de mayo de 2015

Soy el Pirata Roberts y tú no

Soy el Pirata Roberts. Es mi blog, mi post y mi historia así que elijo mi papel y lo adapto. Soy el Pirata Roberts, me quedan bien las mallas, el negro me favorece, tengo ingenio, cultura, ya puedo llevar coleta, estoy segura de que el bigote me daría prestancia y creo en el amor verdadero. Además, soy bastante inteligente, un poco listilla, con mucho sentido del humor, muy leal y no olvido. 

Como el Pirata Roberts yo también tengo una espada y sé usarla. De hecho, soy un espadachín de primera clase. 

Voy por la vida con mis movidas, mis amigos, mis diversiones, mis marrones y mis penas. Saltando con mis leotardos y mi coletita, mi antifaz y mi espada. Unos días son mejores, otros son peores, unos son fabulosos y otros el infierno en la tierra. Conozco gente, bastante gente y a pesar de que no soy lo que se dice muy sociable porque tengo una tendencia bastante acusada a hacerme bicho bola, si me lo propongo soy encantadora y amigable. Si me lo propongo y me pillas en buen momento. 

He tenido la suerte de encontrar a muchos Íñigo Montoya en mi vida, gente inteligente, con ingenio, cultura, sentido del humor, clase, saber estar y con los que me lo he pasado fenomenal en duelos de esgrima memorables que me han hecho sacar lo mejor de mi. 

Muchos de esos Íñigo Montoya siguen en mi vida, aguantándome la cabeza cuando me dan la píldora de revivir y estoy grogui, organizando conmigo Brigadas Brutales y apoyándome siempre. Otros ya no están y los echo de menos, pero confío en volver a encontrármelos, como el amor verdadero.  

Por otro lado están los secundarios. No, los secundarios no. Los extras. Personas que te encuentras en la película de tu vida y que son simples extras,  pero como resulta que es lo único que han sido en su vida, extras en la vida de otros, cuando llegan a la mía que es la Princesa Prometida y mola infinito se crecen. 

Ellos son extras. No protagonizan ni su propia vida porque son unos mierdas, pero llegan a la mía, se disfrazan y cogen una espada de plástico. Disfrazados de algo y con un arma en la mano se crecen y se acercan a entablar duelo conmigo. Soy El Pirata Roberts,  así que va en mi sangre pelear con cualquiera, darle su oportunidad de salir en el plano y esas cosas. ¡Quién sabe? A lo mejor descubro un nuevo Iñigo Montoya. Así empezó Sara Montiel. 

Siempre es mala idea. 

Peleo con el secundario con la zurda y de rodillas mientras con la otra mano tecleo posts o hago calceta. El secundario se crece y se cree Errol Flyn, Burt Lancaster y campeón mundial de esgrima en un par de días y de repente , sin comerlo ni beberlo, cuando lo más que ha hecho ha sido desgarrarme la camisa se descuelga con una absurdidad. 

"Pirata Roberts, dejo el papel porque no quiero hacerte daño y necesito vivir mi propia vida. Adiós. Ahí te quedas. No voy a excusarme" 

Y subiendo la nariz como Escarlata O´Hara intenta pirarse sintiéndose muy digno, muy poderoso y muy muy decente por hacer esa salida disculpándose por algo que ni aunque lo intentara un millón de años y a mi me maniataran conseguiría: hacerme daño. 

Muchas veces me río a carcajadas mientras los veo desaparecer pero otras veces, se me hinchan las narices y,  no me da la gana de que un extra de mierda, contratado para hacer bulto en la pantalla diga la última frase de mi peli.  

Es entonces, cuando se está yendo con el mentón levantado para volver a su película de mierda, cuando me acerco corriendo, le toco con mi espada en el hombro y cuando se gira, pensando que voy a estar llorando del disgusto, le trazo una M en el pecho y le digo esto: 

"Eres un imbécil, un cobarde, un maleducado, un mierda, un miserable y una persona sin la más mínima autoestima, clase, ni saber estar. Un mediocre, un gilipollas y un asco. Un egoísta. Un absurdo y una rata de cloaca"

Sus ojos salen de las órbitas mientras cae al vacío del barranco de la indiferencia con su absurda espadita agarrada en su manita sudorosa. 

En el fondo soy buenísima, les doy un final espectacular.