martes, 9 de diciembre de 2014

Órbita Laika. El despegue

¿Qué es Órbita Laika?

Una gran idea, un buen proyecto, un programa necesario. 

Mucho se ha escrito sobre la necesidad de difundir y comunicar la ciencia más allá del público (pequeño y selecto aunque nos creamos multitud) que acude a los eventos de divulgación, lee plataformas científicas y sigue blogs, secciones especializadas en prensa,  podcasts o tertulias de ciencia. 

¿Cuál es el mejor medio para hacer llegar la ciencia a la sociedad? 

La televisión. Ya lo dijo Sagan:

 “El medio más eficaz, con ventaja, para provocar interés en la ciencia es la televisión. Pero este medio enormemente poderoso no hace apenas nada para transmitir las satisfacciones y los métodos de la ciencia, mientras que su ingenio de ’científico loco’ sigue resoplando”. 

¿Qué tiene de bueno Órbita Laika?

Muchas cosas. 

Primero su mera existencia. Haber conseguido que un programa sobre ciencia consiga un hueco en la parrilla de una televisión nacional en late time es un éxito. Hay público que critica la hora, las 11 de la noche es una buena hora para el que tiene interés, para el que no lo tiene le da igual la hora y para el que lo tiene y madruga hay emisión por internet a cualquier hora. Haberlo programado a las 22 horas hubiera sido un suicidio televisivo. Pretender enfrentar ese formato a Jordi Évole o Risto Mejide es sencillamente un absurdo. Mucho mejor a las 11. 

Segundo acierto. El formato. La palabra documental, tertulia, divulgación echa para atrás a mucha gente. Un late night suena a algo ligero, entretenido y de alguna manera diferente asociado a la ciencia. ¿Ha funcionado? Lo veremos más adelante, pero como idea es buena.  Es arriesgada y difícil, pero el que no se arriesga no gana nunca. 

Tercer acierto. Un presentador con gancho. Ángel Martín puede gustarte o no, pero tiene gancho, conoce la tele, se le nota a gusto delante de las cámaras y es muy natural. Puede hacerte gracia o no, pero para el que no tiene interés por la ciencia ver a Ángel Martín en la TV después de tantos años puede hacer que se pare diciendo "Eh, ¿qué hace Ángel Martín aquí?"

Cuarto acierto. Los colaboradores. Estamos en las mismas, te pueden gustar más o menos pero son colaboradores con un prestigio como divulgadores y comunicadores de ciencia. Todos tienen un pasado apreciado en la red, con sus blogs, sus publicaciones y su tuiter, aunque hay que ser consciente de que ser conocido en tuiter, es como ser la gogó de la discoteca subida encima de la barra. Tienes la sensación de que todo el mundo te ve y te conoce, pero la realidad es que la mayoría de la gente está fuera de la discoteca y no es que no te vea, es que no sabes que existes. Salir en la televisión es la manera de poner cara a esos divulgadores para el gran público. 

Unos colaboradores lo hacen mejor y otros están más verdes. La televisión no es un medio fácil: creer que porque escribes bien, das buenas charlas o hablas en la radio podrás hacer tele es menospreciar un medio muy complicado y que exige trabajo. Además, y aunque esto suene a frase manida, la cámara o te quiere o no te quiere, y eso no lo sabes hasta que estás frente a ella. En general estuvieron bastante bien para un primer programa, cuando todo está por rodar... veremos más adelante. 

Quinto acierto. Los vídeos, especialmente el de la cocina y el de la Evolución. Son cortos, fáciles de seguir, queda clara la idea y permiten hacer un corte en la dinámica del programa.

¿Por qué funcionan tan bien? ¿Por qué es lo que más recuerda la gente? Porque los dos llevan un guión muy trabajado que no se percibe, esa es la gracia de un guión. El de la cocina, además, ofrece un acercamiento diferente al tema de los colorantes, novedoso y claro.

El de las matemáticas me gustó pero presenta un problema compartido en todo el programa: ¿Quién eligió ese grafismo y ese color rojo? ¿Por qué? ¿Nadie comprobó que se leía mal y a disgusto? El rojo no debe usarse en grafismos de tele a no ser que vaya sobre fondo blanco. (terminado el programa vi un tuit del director del programa diciendo que iba a cambiar todo el grafismo, ¡bien por él!).

Vamos con las cosas mejorables desde un punto de vista televisivo. 

Un late night lleva un ritmo. La primera parte del programa, el monólogo y la cancioncita, llevan el ritmo que se espera. Después, al comenzar la entrevista el programa empieza a acelerarse como si tuviera prisa por acabar, por terminar una cosa y pasar a otra. Ángel Martín lo hace bien intentando pausarlo pero todo resulta un poco precipitado. No hay prisa chicos... tranquilos. 

A esta sensación de prisa y descontrol contribuye una realización con un continuo movimiento de planos que no tiene ninguna lógica. ¿Por qué enfocar a los invitados por la espalda en escorzo? ¿Por qué hay planos desde detrás del escenario como si fuera una gala de Norma Duval? ¿Por qué planos lejanos desde detrás de las gradas del público? ¿Y los desenfoques? Lo importante es lo que están contando. Un plano del presentador y los invitados; es complicado hacer un plano a tres pero hay que hacerlo: ellos son lo importante, ellos y lo que cuentan. 

La pantalla al fondo ilustra lo que cuenta América, Clara o José Cervera. ¿Por qué no enfocarla mientras ellos hablan? Mantenerla como segundo plano detrás de Ángel Martin hace imposible que se vea lo que se está mostrando en ella. 

Otro problema es la iluminación, que pasa de ser más oscura que la boca de un lobo a un derroche de flashes que recuerda a las luces cutres de una fiesta de nochevieja y, además, es completamente innecesario. La iluminación de los entrevistados en la calle, refiriéndose a la evolución, era desasosegante: no sé si era a propósito, si la gente no quería que se le viera la cara o si era algún tipo de mensaje oculto "sobre esta oscuridad de conocimiento la luz de la ciencia del próximo vídeo os iluminará". 

Sé que estos aspectos pueden parecer triviales, pequeños o carentes de importancia frente al tremendo éxito que supone tener un programa de ciencia en la televisión nacional, pero muchos de esos detalles son los que hacen que un espectador se quede o no a ver un programa. Cuando los planos le marean, no consigue ver la pantalla, no lee los rótulos y es consciente de que algo pasa con la luz del estudio se dispersa, se desconcentra y se pira. 

Sé que estas pequeñas críticas pueden no gustar a los muy acérrimos defensores del programa, pero creo que no tienen razón. El programa no tiene que gustarnos a los que estamos convencidos de la necesidad de su existencia, ni a los que ya leemos divulgación... es para otro tipo de público, que necesita que se cuiden las formas. 

Si yo voy a un concierto de Bruce Springsteen, me da igual que esté afónico, no toque ninguna de mis canciones favoritos y desafine... pero si quiero convencer a alguien de lo bueno que es, necesito que cante perfecto, el repertorio mole y la banda suene perfecta. A Springsteen le diría ¡maldito puedes hacerlo mejor! Y lo mismo le digo a José Antonio Pérez, ¡puedes hacerlo mejor! 

El late night es un tipo de formato en el que encajar la ciencia como tema es algo nuevo. Es arriesgado pero no por ello no se debe hacer. No se puede hacer a martillazos, hay que pulir las secciones, hacer el guión más fluido (no es necesario intercalar un chiste cada tres frases para demostrar que la ciencia es entretenida), dar continuidad y hacer que cada cosa que se haga sume para conseguir tu propósito: hacer un programa de divulgación diferente que acerque la ciencia a todo tipo de público. 

Hacer televisión no es trivial ni fácil. Tiene sus trucos y sus métodos, y algunos de esos trucos y métodos fallaron el domingo en el primer programa de Órbita Laika. Otros estuvieron estupendamente utilizados. La buena noticia es que los fallos son fácilmente solucionables. 

Ojalá lo hagan y triunfen. El domingo que viene allí estaré. 



PS: A favor de un pacto de estado para no más chistes de "los de letras" y "los de ciencias".


viernes, 5 de diciembre de 2014

Lecturas encadenadas.- Noviembre

Noviembre ha sido un mes de hojas, jardín y mucho otoño. He leído bastante pero menos que en octubre que fue una pasada. Cinco libros, 4 escritos por hombres y uno por una mujer. Tres novelas, una especie de biografía/hagiografía y un ensayo. Tengo que volver a los comics en algún momento.


Dos Puntos De Vista  de Uve Johnson. La biblioteca pública de Retiro es maravillosa y me encanta. Todas las semanas montan una especie de stand en el que colocan libros referidos a un tema que esté de actualidad. Hay veces que me interesa y veces que paso millas. Este libro estaba colocado entre otros muchos con motivo de la conmemoración de la caída del Muro de Berlín. ¿Por qué lo elegí? Sencillamente porque me llamó. 

La historia está contada desde dos puntos de vista: el de la enfermera D que se encuentra en Berlín Este y el fotógrafo B que vive entre Hamburgo y Berlín Oeste. Se conocen y tienen una historia aunque este contacto se produce antes de que la novela comience y el lector sólo lo conoce a retazos y a partir del momento en que Berlín queda definitivamente dividido por la construcción del Muro. No hay ni un solo nombre propio en toda la novela, todo son iniciales y descripciones: el hombre del pelo pajizo, la camarera con el delantal...La sensación al leer la novela es exactamente la misma que tuve al ver "La vida de los otros": desasosiego, desconfianza, miedo, frío físico y emocional, estado de alerta. 

El interés del libro no está en la historia sino en cómo te hace sentir, en como crees que debía ser sentirse atrapado en una ciudad que hasta hace nada era tu hogar, convertido en sospechoso y desconfiando de todo el mundo.

El factor humano de John Carlin. No tenía la más mínima intención de leer este libro pero una tarde con Juan haciendo no sé que chorrada en su casa, acabó en mis manos y su recomendación: te va a gustar.

Confieso  mi total desconocimiento de la historia de Mandela más allá de vaguedades y cuatro ideas. El libro es una crónica periodística sobre Mandela y su construcción de Sudáfruca como país, a partir o incluso antes de su salida de la cárcel.

A pesar del inevitable tono hagiográfico, es indudable que Mandela era un ser político de los que ya no hay y ha habido muy pocos. Un hombre con empatía, visión de estado a largo plazo, capaz de dejar de lado sus sentimientos personales y el rencor y con capacidad para ver más allá de sus propios intereses. Casi parece un extraterrestre comparado con lo que estamos acostumbrados a sufrir. Por otro lado, es seguro que tendría su lado oscuro pero fue capaz de construir un país dejando atrás algo tan grave como el apartheid. El papel del rugby como catalizador del interés nacional no sé si es emocionante o aterrador. Pensar que un deporte, sea el que sea, puede tener más peso y más influencia a la hora de mover conciencias y actitudes que cualquier otro razonamiento me da bastante miedo.
"Su arma secreta era que daba por supuesto no sólo que le iban a caer bien las personas a las que conociera, sino que él les iba a gustar a ellas. Esa enorme seguridad en sí mismo, unida a la sincera confianza que tenía en otros, era una combinación tan irresistible como encantadora. Era un arma tan poderosa que engendró un nuevo tipo de revolución. En vez de eliminar al enemigo y partir de cero, incorporó al enemigo al nuevo orden deliberadamente construido sobre los cimientos del viejo. Al concebir su revolución, no sólo como la destrucción del apartheid, sino, a largo plazo como la unificación y reconciliación de todos los sudafricanos, Mandela rompió el molde histórico." 
Un libro interesante, ameno y aunque creo que a Carlin se le va un poco la mano en el tono, es una buena manera de conocer un momento histórico muy importante.

El verano sin hombres de Siri Hustvedt. Sabía que este libro no me iba a decir nada muy interesante, conocía su existencia desde que se publicó pero como su anterior novela "Elegía para un americano" me pareció tan horrible no me había decidido a cogerlo. Le tocó el turno ahora porque sabía que sería algo ligero, tonto y que no me hostilizaría en exceso, solo lo justo.

Siri cuenta la historia de una profesora de poesía que se separa de su marido y tras una crisis nerviosa se marcha a la ciudad dónde vive su madre en una residencia para pasar un verano sin hombres, tranquila, escribiendo y pensando y elucubrando y mirándose el ombligo. Repasa su vida, recibe mails de un desconocido bastante poco interesantes aunque a ella le parecen lo más, da clases a unas adolescentes que tienen sus movidas entre ellas, intercede en las peleas de los vecinos.

Todo es de una sinsustancia espectacular. No tengo nada contra los libros ligeros e insustanciales pero me molesta que se se disfracen de profundidad cuando no hay nada que rascar. Sinceramente, creo que Siri después de sus primeras colecciones de relatos y Todo cuanto amé ha tocado techo en cuanto a su ficción. Sus ensayos de arte son otra cosa.
"Un libro es un producto de la colaboración entre el lector y el texto y, en el mejor de los casos ese encuentro da lugar a una historia de amor como cualquier otra." 
Las nuevas confesiones  de William Boyd. A este supernovelón llegué por recomendación de Elena Rius, ya tardáis en pasaros por su blog  y lo saqué de la bibilioteca.

Es un novelón en toda regla que abarca la vida de John James Todd desde que nace en 1899 en Edimburgo hasta que no se sabe muy bien que pasa con él al final de su vida. Tendrá una infancia solitaria en Edimburgo al haberse quedado huérfano de madre en el parto y no congeniar muy bien con su padre y su hermano. Pasará por un internado, por una carambola absurda de la vida acaba en un un destacamento de escolares de colegios privados en el frente belga en la I Guerra Mundial y allí encontrará su vocación de cineasta que le llevará a Berlín y marcará toda su vida.

El libro avanza bien y aunque el protagonista resulta antipático desde el principio, el retrato de la vida en Escocia a principios de siglo, la I Guerra Mundial,  y el del Berlín de entreguerras están muy bien logrados. Después naufraga un poco hasta llegar a un final pero es una novela que se lee con interés.
"No sabemos nada con certeza. No podemos determinar nada. Actuamos únicamente en base a la probabilidad y la esperanza. Antes funcionó así: puede que vuelva a ocurrir. Pero no cuentes con ello."
"Lo que más envidio a la gente es la capacidad de usar el autocontrol y la privación de una forma positiva. Vivir y ser feliz con la negación, con la ruta no elegida."
El último libro del mes ha sido un regalo de la Editorial Turner, Curiosidad: Por qué todo nos interesa  de Joseph Ball. He doblado tantas esquinas que me he comprado un cuaderno especial para copiar todo lo que me ha llamado la atención y quiero recordar y ampliar. Va a ser el cuaderno de las lecturas de aprender o algo así, todavía no tiene nombre.

¿De qué va el libro? Philip Ball intenta explicar como la curiosidad es uno de los motores del conocimiento. Es una característica únicamente humana, un don que tenemos y que durante la Edad Media tuvo una mala prensa porque por motivos religiosos y de decoro se pensaba que la curiosidad era "el apetito desenfrenado de los que tratan de saber más de la cuenta" como exponía Cesare Ripa en 1593.
"El deseo de saber cómo, y por qué, la CURIOSIDAD, es una característica solo presente en el hombre, y en ningún otro ser vivo. De modo que el hombre se distingue de los demás animales no solo porque posee razón, sino también por esta pasión tan singular." 
A pesar de ese desprestigio de la curiosidad y de los innumerables peligros que se veía en caer en ella, fue la curiosidad de los filósofos de la naturaleza y de los alquimistas los que comenzaron lo que más tarde se conocería como revolución científica. No tenían un método, ni un sistema, simplemente miraban a su alrededor y se preguntaban cosas o tenían planes locos como encontrar la piedra filosofal, conseguir volar a la luna o cualquier otra locura.

El libro es super entretenido, muy ameno y maneja una gran cantidad de información de manera interesante haciendo muchos paralelismos (dentro de lo posible) entre aquellos filósofos de la naturaleza y nuestros científicos actuales.

Muy recomendable para todo aquel que quiera saber algo de historia de la ciencia sin aburrirse ni sentirse abrumado.
"Con un coste de 4.800 millones de euros y una planificación de 25 años, el GCH es la máxima expresión de la ciencia con mayúsculas. ¿Por qué invertir tanto dinero y esfuerzo? Aymar (Exdirector General del CERN) invoca el papel de la curiosidad humana. Según el científico, el colisionador no es más que el último avance dentro de una trayectoria ininterrumpida de curiosidad por la naturaleza que se remonta a los mismísimos orígenes de nuestra especie. Se trata, afirma el científico de una prolongación de lo que siempre hemos hecho."

Y espero que siempre hagamos.

Y con esto y un bizcocho hasta los encadenados de diciembre.

La ilustración es de Tom Gauld para el especial de libros de The Guardian.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Desde el salón de mi casa


Si hace 7 años me llegan a decir que iba a hacer una entrevista en riguroso diferido desde el salón de mi casa mientras las princezaz me hacían burla escondidas detrás de una puerta de cristales, hubiera dicho: Ni de coña.

Y una vez, hubiera fallado.

Una vez más, otra prueba más de que el blog me ha cambiado la vida. Y ésta no es la prueba más importante.


EntrevistaWiki7RM from Molinos on Vimeo.




miércoles, 3 de diciembre de 2014

Casi 10 años juntas.




Me acuesto con un dolor de cabeza infernal y os escucho al otro lado del pasillo parloteando sin parar. No hace falta que me levante para ver qué estáis haciendo. Lo sé. M  en la litera de arriba, de lado mirando hacia abajo, mientras la payasa de tu hermana te recita la obra completa de Navidad, su papel y el de los restantes 40 actores, mientras se contonea con su pijama de leopardo rosa. 

Es un pijama horroroso que me espanta pero mientras os oigo troncharos de la risa pienso en lo mayores que sois ya y en todas las cosas que he aprendido y que aprendo de vosotras. 

Sois personas distintas a mi. Me cuesta decir "mis hijas" porque el posesivo me resulta ajeno. No siento ningún tipo de vínculo posesivo o de pertenencia. Ni siquiera cuando os abrazo y achucho, ni cuando os veo dormir a mi lado os siento como algo mío. Sois mi responsabilidad pero no me pertenecéis ni tengo ningún tipo de control sobre lo que sentís o pensáis. Puedo controlar lo que hacéis por ahora... pero poco más. 

Sois independientes. Esto me encanta. Sois mayores y a la vez unas canijas pero me encanta lo independientes que sois de mi y de El Ingeniero. Tenéis ideas diferentes a las nuestras, gustos dispares entre vosotras y también con respecto a lo que me gusta a mi. Opináis sobre aspectos de la vida que me dejan asombrada, unas veces porque veo que son opiniones que habéis sacado de conversaciones con nosotros y otras veces porque son conclusiones perfectamente razonables que vosotras solas habéis elaborado. Algunas veces estáis equivocadas (como con el pijama rosa de leopardo o la absurda opinión sobre no peinarse jamás).

Me veis, nos veis como vuestros padres pero también como las personas que somos y lo que nos pasa. Siempre supe que erais muy listas. Mentira. No lo sabía, uno quiere creer que sus hijos son muy listos, que serán muy listos. Esa creencia viene en el kit de ser padres pero en realidad no tienes ni idea. Por otro lado, oyes decir que los niños no se enteran, que hay cosas que no pueden entender y como no has tenido hijos nunca te lo crees aunque, por otro lado, te recuerdas a ti mismo de pequeño dándote cuenta de todo y entendiendo muchísimo. Os veo a vosotras, os veo mirarme, mirarnos, mirar la realidad y sé que os enteráis de todo y lo entendéis y cuando algo os chirría, nos preguntáis. 

Sois distintas entre vosotras. Me alucina como viviendo en la misma casa, recibiendo la misma educación, las mismas buenas y malas influencias, siendo torturadas por mi incompetencia maternal casi con la misma intensidad (M tu lo sufres un poco más) sois tan diferentes. Veo cada rasgo que os hace diferentes y los rasgos que compartís y de los que no sois conscientes porque ahora mismo no queréis pareceros en nada. 

Veo que algunas de las cosas que os he/hemos enseñado han calado en vosotras. Años de batallar, repetir, desesperarnos, súbitamente se han convertido en una satisfacción que casi me hace llorar cuando os veo recoger vuestro cuarto, expresar vuestro desagrado porque alguien en la clase se ha metido con otro alguien, o vuestra extrañeza porque en casa de fulanito no hay ni un libro. Veo que tenéis ideas propias razonadas a partir de una idea que es mía pero que ni siquiera recuerdo haberos contado así que supongo que la habéis asimilado por distintas conversaciones. Reconozco que este momento satisfactorio rozaría casi al orgasmo si llega el momento en que no tenga que recordaros tres veces al día que los cepillos de dientes no se dejan tirados en el lavabo y que la pasta de dientes hay que cerrarla. 

Sois constantes y muy cabezotas. Dos características que no habéis heredado de mí. M, la natación hasta la extenuación ocupa ahora todo tu espacio mental y C,  tu pasión guitarrera  no sé si te llevará al éxito en los escenarios pero desde luego te satisface tantísimo que soy incapaz de decirte que vas a volverme loca. 

Me divierte que no digáis palabrotas aunque no sepáis que significan e incluso las cambiéis por "lala" en los estribillos de algunas canciones y sin embargo hayáis copiado muchas de nuestras expresiones y las repetís de manera inconsciente: "te lo estaba diciendo con sarcasmo", "otra cosita hecha", "Obvio" o "me estoy hostilizando". 

Hace mucho mucho muchísimo tiempo un tipo con el que compartí un año de clases de francés y que tenía un nombre extraño, algo como Eufrasio, Efraín o algo así y una barba de hipster cuando nadie era hipster me dijo mientras íbamos en el metro "Eres la impaciencia que camina". No tengo paciencia para nada y ahora mismo viendo lo asombrosas que sois en estos casi 10 años que llevamos conviviendo las tres, me muero de la impaciencia por saber qué mujeres vais a llegar a ser; qué estudiaréis, como será el primer amor que os romperá el corazón, como seréis de adolescentes, en qué trabajaréis y un millón de cosas más. 

Lo he dicho más veces y lo repito. Siempre te dicen que aproveches cuando tus hijos son pequeños pero para mí el mejor momento con vosotras siempre es ahora, aunque estoy deseando veros/vernos dentro de otros diez años. 

Y odio ese pijama... pero por fin os habéis dormido.