jueves, 13 de noviembre de 2014

Queridos publicistas: así se vende lotería


Lotería de Navidad: juego de azar al que se juega una vez al año por la absurda y completamente idiota sensación de que si no compras, tocará debajo de tu casa y te sentirás gilipollas. 

El problema es que "debajo de tu casa" incluye muchas veces: tu curro, el de tu pareja, el gimnasio, el bar de la esquina, la peña de tu perro, el colegio de tus hijos y  la casa rural en pueblo perdido de la serranía de Cuenca dónde fuiste a pasar un fin de semana en septiembre. 

Podemos tomárnoslo de otra manera: tradición navideña que consiste en gastarte 20 euros en un décimo comprado en el lugar donde más odias a la gente que te rodea para que en el hipotético caso de que toque no ser el único idiota que no juega. Es decir, todo el mundo compra la lotería de su curro. 

El anuncio de este año de la lotería de navidad está mal planteado por eso. 

¿Cuál es el propósito del anuncio? Vender más décimos, vender todos los décimos que se pueda. 


No lo creo. 

¿Qué queremos?
Acabar con las existencias de décimos.
¿Cómo lo queremos?
Cómo sea, haciendo lo que sea. Todo vale. 

Vamos a ver, señores publicistas. Vamos a dejarnos de sensiblerias patéticas, irreales, efectistas y de mucha vergüenza ajena y vamos a pensar como auténticos cabrones del márketing. 

El viejales del anuncio se despierta en su casa el día de la lotería que recordemos es laborable. Se va al curro, se zampa un atasco de mil pares de cojones mientras llueve a mares (recordemos que no es Berlín, es Madrid, o Cuenca, o Albacete o Pontevedra). Llega a su curro, entra en un edificio deprimente, se sienta en su ordenador y se abstrae a currar. Va llegando gente y cada vez hay más barullo. 

De repente alguien grita ¡NO PUEDE SER! 

¿Qué pasa?
Ha salido el gordo y es el 14711. 
No puede ser. 
¡qué si coño! ¡Es el nuestro! El número que lleva colgado en la puerta de entrada desde septiembre para que compráramos todos. 
¡De puta madre! ¡Somos ricos! A tomar por culo el curro... vámonos a celebrarlo. 

El viejales teclea como si de ello dependiera su vida, la pradera se queda vacía. 

Notificación de wasap: 

- "Cariño, acabo de ver que ha tocado en tu curro"
- "No compré este año, estaba harto de comprar todos los años". 
- "Tú eres imbecil."

El viejales mira la pantalla, escucha unos pasos a su espalda, un compañero se le acerca y le dice: 

- Martínez, te lo dije. Y total eran 20 euros. 

Sobre impresionado el slogan "¿Quieres ser el que escuche "Te lo dije"? que es muchísimo más efectivo que la trola esa de cuento de hadas de "el mayor premio es compartirlo". 

Este anuncio sí que movería en masa a comprar décimos de lotería. Hordas de gente corriendo a comprar los décimos de sus curros, despertándose por la noche sudando sólo de pensar que Martíenez pueda ganar la lotería y ellos no. Gente pensando en sus jefes comprando décimos y ellos no. Hasta madrugarían para llegar antes y no quedarse sin ellos. 

No entiendo como no soy publicista. 

Eso sí, Berlín en 1989 está precioso. 

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Lecturas encadenadas.- Octubre (y II)

Vamos con los últimos cinco libros de octubre que quedaron pendiente en la anterior entrega de los libros encandenados.

De Neguri a Lausanne - diarios de una transicion 1977-1980, de Alejandro Gaytán de Ayala. De este libro me habló Juan Ignacio Pérez Iglesias mientras paseábamos por San Sebastián arriba y abajo hablando de Pinilla, de museos y de un millón de cosas más. Luego, tuvo la gentileza de enviármelo. Mil gracias Iñako. 

Es un libro muy curioso. Son las memorias de un señorito vasco de Neguri en los años de la transición, cuando todo su mundo y su posición económica y social se desmoronan. Es culto, católico, de familia del Opus, de derechas, jugador de bridge, anglófilo, aficionado a la ópera y a la música clásica, viajero, depresivo y homosexual. Es una especie de Oscar Wilde o de personaje de novelón inglés del periodo de entreguerras. Refinado, infantil para muchas cosas, observador de la realidad política y social que se va imponiendo en el País Vasco. Es clasista, casi racista, profundamente egoísta, y está asustado porque todo su mundo y sus certezas se desmoronan con 37 años.

En algunos momentos y salvando las distancias, me recordaba al Sandor Marai del primer tomo de sus memorias que son también las de un señorito quejumbroso y elitista que a veces resulta cargante e insoportable, y que es incapaz de valorar lo bueno de los cambios que se producen a su alrededor independientemente de los perjuicios que le ocasionen a nivel material. Repito que es un libro curioso y tiene su mérito el que se haya atrevido a publicar esos diarios casi sin editar, enfrentándose a esa realidad 30 años después. Es un poco una mezcla de Dowtown Abbey y el Hola con unos toques de realidad política.
"En realidad, la naturaleza humana se acostumbra fácilmente a la desaparición de los demás, por muy queridos que sean, que es la única manera de seguir viviendo". 
"Verdaderamente, las mujeres vascas viejas son de una elegancia natural extraordinaria, por muy bajo que sea su nivel social. La mujer humilde cursi es un producto de otras latitudes". 
Catedral  de Raymond Carver.  Colección de relatos que saqué de la biblioteca y que no recuerdo de dónde me llegó la recomendación. Todos los relatos son bastante deprimentes y tétricos. Algunos angustiosos. En casi todos aparecen niños en circunstancias tristes, dramáticas o incluso terribles.  Con los relatos siempre tengo la misma sensación de inquietud y asombro. Me intriga cómo los autores son capaces no de contar una historia completa sino de transmitir la sensación de que han observado una vida, a unos personajes y ha cortado un pedazo de esas vidas para mostrárnoslas, transmitiendo la sensación de que hubo algo antes del trozo que nos muestran y habrá un después que nos veremos, que no se nombra pero que aún así, los lectores sentimos real.

Llegados a este punto del mes, pensé en que todo lo que había leído hasta ese momento era pelín deprimente y que a lo mejor me convenía leer algo más ligero, menos dramático así que fui a la biblioteca, busqué a David Lodge y saqué Pensamientos secretos . Lodge escribe otra vez el mismo libro; una universidad inglesa, un profesor casado e infiel,  intrigas académicas, vida inglesa. Los escribe como churros y se leen exactamente igual, como un entretenimiento fácil y sin complicaciones. Un pasarratos sin más.
"Es un buen ejemplo de lo que estábamos hablando esta tarde, la intimidad de la conciencia, el secreto del pensamiento, es el archivo del que sólo nosotros tenemos la llave, y menos mal que es así...". 
Como la lectura fácil no dio resultado, volví a lo que pedía el cuerpo. Plataforma de Michel Houellebecq. Tras lo mucho que me gustó en su día "El mapa y el territorio" parecía una apuesta segura.

La historia de Michel, un funcionario gris, sin vida, sin intereses más allá del sexo y su historia al conocer a Valerie en un viaje organizado y comenzar una relación "perfecta" me ha dejado bastante fría a pesar de las pormenorizadas y detalladas escenas de sexo espectacular. Paralelamente a su historia personal, se desarrolla la trama sobre la vida profesional de Valerie centrada en el desarrollo de la industria turística, los viajes organizados para que turistas europeos salgan de sus vidas grises y de las normas que el viejo mundo impone para vivir aventuras de todo tipo en paraísos lejanos en Asia, África y América.

No me ha parecido gran cosa a pesar de su fama, muchísimo más flojo que "El mapa y el territorio" que me deslumbró. No le he encontrado la gracia ni me ha escandalizado ni me ha hecho pensar. ¿Se supone que es una reflexión sesuda sobre el sexo? ¿Sobre la depravación moral de Europa? ¿Sobre la mojigatería fingida? ¿Sobre la hipocresía occidental? Ni lo sé ni me importa mucho, la verdad. Se lee bien pero sin mucho más interés.
"Es imposible hacer el amor sin un cierto abandono, sin la aceptación, al menos temporal, de un cierto estado de dependencia y de debilidad. La exaltación sentimental y la obsesión sexual tienen el mismo origen, las dos proceden del olvido parcial de uno mismo: no es un terreno en el que podamos realizarnos sin perdernos".
Terminé el mes con un regalo de la editorial Turner, Las esposas de Los Álamos de Tarashea Nesbit. El tema me apetecía, la vida de las mujeres, de las familias que acompañaron a los científicos reclutados por Estados Unidos tanto en su país como en Europa a mediados de la II Guerra Mundial para llevar a cabo una investigación supersecreta en el desierto de Nuevo México, en Los Álamos, y que terminó con la creación de las bombas nucleares que se lanzaron sobre Japón para poner fin a la guerra.

Pues bueno, a pesar de que el tema me apetecía el libro es regulero. Desconozco la razón por la que Tarashea ha optado por contar la historia en primera persona del plural, englobando en ese "nosotras" a todas las mujeres que llegaron a Los Álamos siguiendo a sus maridos. El resultado es que la narración resulta artificiosa, superficial y poco atractiva, porque realmente no llegas a conocer a ningún personaje ni ninguna circunstancia concreta. Es todo una sucesión de párrafos del estilo: 
"Llegamos recién casadas, o inmersas en la crisis matrimonial de los siete años, o siendo todavía muy amigas de nuestros maridos, o sin estar ya enamoradas pero tratando de seguir adelante por nuestros hijos, o por nosotras mismas. Algunas esperábamos continuamente que se produjera un desastre y teníamos siempre las persianas bajadas, a algunas nos invadía un escepticismo discreto, aunque nadie se diera cuenta, y nuestro apelativo era Polly. Algunas de nosotras siempre nos las apañábamos con lo que teníamos, y no tardamos en formar clubes de lectura y grupos para hacer punto. Algunas brillábamos en reuniones, y organizábamos bailes por las noches y meriendas y clubes de bridge".

Y así todo el libro. "Algunas", "otras", "éramos", "queríamos, "no queríamos"... un despropósito y una desilusión. 

Y con esto, un bizcocho y mi insomnio de alerta, hasta los encadenados de noviembre.

La fotografía es un cuadro de Jordan Buschur titulada Sideways Stack. 



lunes, 10 de noviembre de 2014

Charlando con las princezaz


Vamos en el coche Molimadre, las princezaz y yo. 

Siempre es la misma rutina, primero escuchamos la radio intercalando emisoras que les gusta a ellas con otras que me gustan a mi. Hay canciones que son innegociables y aunque a ellas les gusten mi dedo sale disparado a quitarlas en cuanto suenan los primeros acordes. 

Pronto las emisoras dejan de escucharse. Ponemos el mp4 de M, con música variada que Molimadre y yo resistimos durante un periodo de tiempo que a nosotras nos parece eterno y a las princezaz un suspiro. Ya son mayores pero todavía son capaces de escuchar la misma canción en bucle n veces sin que les estalle el cerebro. Ni que decir tiene que ni Molimadre ni yo tenemos ya esa capacidad. 

Llega el turno de Molimadre.

- Ahora mi música.
Abuuu, ópera noooo. Por favor, ópera no. 
- No voy a poner ópera pero vamos no entiendo que no os guste con los horrores que escucháis vosotras.
-Abu, yo no entiendo que a ti te guste la ópera. Son siempre señores gordos que hacen “ohhh ohhhh ohhhh” y que van vestidos con ropas de los 80.
- ¿De los 80? jajajajajaja. ¿Por qué dices eso?
- Porque es ropa de hace mucho tiempo. ¿Qué es eso que suena?
- Es Elvis Presley, el rey del rock. No puede ser que no le conozcáis.
- ¿Es muy viejo?
- Está muerto.
- Pero es viejo.
- No, se murió joven pero hace muchísimo tiempo.
- A mí es que toda la música que sea AC no me interesa para nada.
- ¿Música AC? ¿Qué es eso?
- Antes de C. 
- Jajajajajajajaja. 
- Y ¿este que suena ahora quién es?
- Es Bob Dylan.
- No me lo digas... esto es música MAC.
- ¿Música MAC?
- Muchísimo antes de C. 

************************

- Chicas ya llegamos. En cuanto pasemos el congosto veremos el cielo de Benasque.
- Abu, siempre es el mismo cielo.
- ¿Qué dices?
- Que el cielo es siempre el mismo, aquí, en Madrid y en la China capuchina. 
- Pero ¿de qué cielo hablas? ¿del azul o del de ir si eres bueno?- Molimadre va directa al abismo. Me concentro en la conducción para no reírme. 
- El cielo de ser bueno no existe Abu, es un estado. 
- Oh... un gatito por la carretera.- Molimadre decide abortar la conversación. 

***********************


Cenamos. Hablamos del colegio de las princezaz y de las próximas olimpiadas que van a a celebrarse y por las que estamos nerviosos porque a lo mejor eligen a M para la natación. La conversación deriva hacia la fundadora de su colegio. Las princezaz deciden contarle la historia a Pobrehermano Mayor.

- La Madre Alberta se llamaba Alberta Jimenez y se casó y tuvo muchos hijos pero se murieron todos y entonces decidió pedir permiso para abrir un colegio.
- ¿A quién le pidió permiso?.- pregunta Pobrehermano Mayor que se está descojonando ya.
- A Dios, creo.- contesta C. 
- Y ¿se le murieron todos los hijos?.- pregunto yo.
- Todos menos Albertito.- contesta M muy seria.
- ¿Albertito?.- grandes carcajadas por mi parte.
- Que sí mami, que lo ponen en el libro. “Tuvo muchos hijos pero se murieron todos menos Albertito”.
- ¿Y qué paso con Albertito?.- Pobrehermano Mayor ha encontrado un filón.
- No sé...lo mismo sigue vivo. 
- En fin, es una historia buenísima pero no tan buena como la de la fundadora de mi colegio.
- ¡Cuéntanosla!
- Pero si ya os la he contado. 
- ¡No nos acordamos!
- Vale. A ver. Enriqueta Aymer de la Chevalier era una aristócrata francesa..
- ¿Qué es eso?
- Era de una buena familia, muy rica y con muchos privilegios.
- ¿Tenía un cuarto para ella sola? ¿Llevaba vestidos?
- Si, si...pero calla. Cuando llegó la Revolución Francesa que quería acabar con todos los privilegios de los nobles y de los curas y las monjas, ella escondió a un cura en una trampilla que había debajo de su piano.
- ¿Tenía piano? ¡Qué morro!
- Eso da igual, el caso es que alguien se chivó a las autoridades.
- ¿Quién?
- No lo sé, no me acuerdo.
- Mami, así no se cuentan las historias. 
- ¿Te lo cuento o no? Bueno, la metieron en la cárcel pero como ella era tan buena se dedicó a enseñar a leer a la hija del  carcelero y así cada mañana cuando llegaba la lista de los que iban a guillotinar...
- ¿Qué es guillotinar?
- Pues es una máquina en la que te tumban, pones la cabeza sobre una madera y desde arriba dejan caer una cuchilla que te corta la cabeza.
- ¿y te mueres?
- Claro.
- ¿Y qué hacían con los cuerpos?
- Pues los metían en carros y los tiraban. 
- ¿Donde? ¿En el contenedor verde?
- ¿Qué?
- ¡Si! y los ojos iban al contenedor de vidrio...


Por el rabillo del ojo veo a Pobrehermano Mayor llorando de la risa... la conversación se me ha ido de las manos. 

viernes, 7 de noviembre de 2014

Lecturas encadenadas.- Octubre (I parte)

El insomnio de alerta, que es por lo visto el que sufro, probablemente haga que mi vida sea muy corta, mucho más de lo que a mí me gustaría pero por otro lado voy a morir joven pero muy leída, como decían las abuelas.

En el mes de octubre, en noches y noches de escaso descanso y tras haber intentado por otros medios no desesperarme, he aprendido que la única manera de que la noche pase rápido y con el menor sufrimiento posible es leyendo, así que he devorado 9 libros.

Civilización: Occidente y el resto , de Niall Fergusson. De este libro también habló Fernando P. Cossio en su conferencia en San Sebastián y, como me llamó la atención, lo saqué de la biblioteca. 

La premisa de la que parte Fergusson es que Occidente, Europa y América del Norte han dominado el mundo extendiendo su cultura desde aproximadamente el año 1500 hasta más o menos el 2000 o 2007 cuando empezó la gran crisis económica. Fergusson hace un batiburrillo en el que toca todos los palos para tratar de explicar porqué una serie de pequeños reinos desunidos y sin nada en común consiguieron extenderse por todo el mundo, superando a grandes imperios como el chino, el otomano, el maya o el azteca. Fergusson habla de economía, de religión, de desarrollo científico y de instituciones políticas para intentar explicar ese auge occidental. 


Creo que no consigue convencer en sus argumentos, para demostrar el porqué de ese dominio, que sí que fue real y creo que tampoco aclara las causas por las que obviamente está desapareciendo, pero es un libro muy entretenido que maneja gran cantidad de información de manera amena y con muy buenas reflexiones; algunas controvertidas y polémicas pero que sirven para reflexionar. Merece mucho la pena.

"Puede que la amenaza última a Occidente no venga del islamismo radical, ni de ninguna otra fuente externa, sino de nuestra propia falta de comprensión de nuestro propio legado cultural y de nuestra fe en él".
Las uvas de la ira, de John Steinbeck. En su día, hace mil años, había leído esta novela, pero me la trajeron los Reyes y decidí releerla. Sólo recordaba la impactante imagen final, del resto tenía un vago recuerdo, un recuerdo en el que me veía a mí misma pensando que era demasiado joven para esa historia. No creo que fuera demasiado joven pero había leído demasiado poco para entenderla bien.

Es ahora cuando he entendido todo el desarraigo, la desesperanza, el desamparo y el drama de los emigrantes que tienen que dejar sus casas y sus tierras desesperados por llegar a una tierra prometida que resulta no serlo tanto. Steinbeck intercala los capítulos sobre las tribulaciones de la familia Joad con otros en los que sitúa todo lo que ocurría en los años 30 en Estados Unidos, con una minoría que se enriquecía mientras otros muchos vivían en una miseria atroz y desesperanzadora.
"Tengo un montón de ideas pecaminosas que, sin embargo, parecen inteligentes".
Me ha gustado también porque es una novela casi feminista: son las mujeres, La Madre, las que tiran de todos, las que mantienen la fuerza y el aguante para arrastrar y seguir y sostener.
"Una mujer puede cambiar mejor que un hombre -dijo Madre consoladora- la mujer tiene la vida en los brazos. El hombre la tiene toda en la cabeza. No te importe. Quizá... bueno quizá el año que viene tengamos casa".
Verde aguade Marisa Madieri. Recomendación de Elena Rius que saqué de la biblioteca. Es un libro precioso pero muy muy triste. No ha sido un mes de libros alegres para nada.

Es un libro raro, un diario del presente de la autora y del pasado. Su vida como madre, como esposa, sus vacaciones, sus sensaciones diarias, sus miedos mezclados con los recuerdos de una infancia no demasiado alegre y marcada por el exilio forzado de su Fiume natal al terminar la II Guerra Mundial.

Los padres, los abuelos, las relaciones familiares, el colegio, su vida como refugiada están contados en fragmentos de recuerdos tristes que consigue colocar en su pasado siendo consciente desde el presente de que ella también es esos recuerdos, que esas experiencias la han hecho quien es.

Es un libro verde agua, triste y melancólico, duro y tranquilizador a la vez.

"En cada palabra dada y recibida, en cada gesto y pensamiento, en cada fragmento incluso breve y casual de nuestra existencia y de la de los otros, hay algo de precario y algo de ineluctable, de caduco y de indestructible."

Marisa era la mujer de Claudio Magris y falleció de cáncer poco después. Él hace un emotivo postfacio del libro.

En el café de la juventud perdida de Patrick Modiano. Comprado en la Librería La Fuenfría porque no pude resistirme.

Me ha gustado muchísimo y eso que París es una ciudad a la que le tengo manía, y que hay una protagonista misteriosa que también me crispa mucho.  Son 131 páginas en las que a través de los ojos de varios personajes Modiano construye la historia de la misteriosa mujer, Jaqueline, a la que todos llaman Loki a partir de su aparición en el café que es también protagonista y parte de la historia. 

Al terminar de leerla, pensé que me sentía a mí misma, que la experiencia de su lectura había sido como cuando de pequeña leía los libros de "Elige tu propia aventura".  Me imaginé la historia, la dibuje en mi cabeza como una plaza hexagonal (no sé porqué  hexagonal) en la que está el café Conde. En ella desembocan distintas calles que son las historias de cada personaje y que te dan una visión de la ciudad y también de la plaza. Al contrario de lo que pudiera parecer, con esos múltiples recorridos y vistas de la plaza no consigues construir la historia completa, porque cada calle tiene sus callejones  y sus ángulos ocultos. Cada vez que llegas a la plaza descubres algo nuevo y una nueva incógnita. 

"Pero ni la una ni la otra éramos amigas de demostraciones. Es posible que se comportase así conmigo, con aparente indiferencia, porque no se hacía ninguna ilusión en lo que a mí se refería. Debía decirse que no había gran cosa que esperar puesto que me parecía a ella." 

En El Buscalibros he escrito una reseña más profesional de este libro que la verdad es que recomiendo para conocer al nuevo Premio Nobel.  

Y con esto y medio bizcocho hasta la segunda parte de los libros encadenados de octubre.