lunes, 28 de enero de 2013

Y VAN CINCO...


Lunes 28 de enero de 2008 - Lunes 28 de enero de 2013

Gracias a Cosas que (me) pasan he aprendido a escribir. Es algo que jamás me propuse en serio. Me senté y escribí una entrada y hasta hoy. No escribo igual que cuando empecé. Escribo mejor, mucho mejor. No es que lo haga perfecto ni mucho menos, pero ya no me da vergüenza, sé que cuando pienso que nunca más se me va a ocurrir algo es sólo un momento de pánico y cuando me releo sigo sorprendiéndome de mis propios escritos. Continuo siendo verborréica, impulsiva, poco cuidadosa con la puntuación, los espacios y las tildes e intento enmendarme, pero tengo trucos de escritora que jamás pensé que adquiriría. Empecé a escribir porque me aburría y con miedo. Ahora escribo porque no sé estar sin escribir y lo que me da miedo es no poder hacerlo.

Gracias a Cosas que (me) pasan, he aprendido a mirar el mundo. He desarrollado una mirada bloguera con la que examino todo lo que (me) pasa. No pretendo escribir sobre todo lo que me afecta, ni tengo ganas, ni capacidades ni necesidad, pero he aprendido a mirar el mundo de otra manera. Algunas de las cosas que me afectan las veo de una manera diferente al saber que podré escribir sobre ellas, y otras veces me encuentro escribiendo sobre cosas que jamás pensé que me interesaran pero que sin embargo al enfrentarme a ellas como “escritora” cobran una nueva visibilidad.

Gracias a Cosas que (me) pasan veo a mis hijas. No sólo las veo como mis hijas, las veo como ellas, M y C. Son dos personas diferentes entre ellas y diferentes de mi y yo las veo y creo que ese punto de vista hace mejor mi relación con ellas. Ya que soy una madre defectuosa en muchos campos (en casi todos) esa nueva forma de mirarlas, verlas y apreciarlas, enriquece mi relación con ellas y le da un valor distinto. Esto no puedo explicarlo mejor, es una sensación. Escribir sobre ellas es una expresión del amor infinito que siento por ellas y que como soy una raspa no sé expresarles. Sé que ahora no lo aprecian pero cuando me lean (si es que los hacen) lo verán reflejado aquí.

Gracias a Cosas que (me) pasan me he hecho visible. Visible para la gente que no me conoce de nada pero también para los que me conocen. Escribir me ha permitido expresar opiniones, recuerdos, sensaciones, ideas o completas memeces que por alguna que otra razón no había sabido expresar a mi mundo 1.0,a mis hermanos, Molimadre, mis amigos, mis compañeros de los libros de colores. Me leen y me ven y me conocen más. No quiero decir que no me conozcan, de hecho al leerme les encaja lo que leen y no les chirría pero me ven, me descubren.

Gracias a Cosas que (me) pasan he conseguido compartir mi mayor pasión en la vida, la lectura .He descubierto que soy capaz de transmitir el entusiasmo por leer, la emoción por los libros que me llegan y que soy una buena recomendadora de libros. Una de las mayores satisfacciones que me ha dado el blog es la alegría cuando algún descerebrado me deja un comentario diciendo que una de las lecturas que he recomendado le ha encantado. Siempre sonrío y digo ¡Bien!

Gracias a Cosas que (me) pasan he conocido un montón de gente, muchos de los cuales se han hecho amigos y que ahora forman parte de mi vida. Me he reído con ellos, he bebido, bailado, cantado, he ido a conciertos de Bruce, a comer, a cenar. He recibido mails de descerebrados maravillosos que un día deciden sentarse a escribirme para contarles que les gusta leerme y que después de empollarse todo el blog (además de maravillosos tienen mucho vicio) sienten la necesidad de decirme que están ahí y que me leen.

Gracias a Cosas que (me) pasan he descubierto algo en lo que soy buena, algo en lo que no me siento un fraude. No soy la mejor, ni la única y tampoco lo pretendo, pero el blog es lo mejor que he hecho en la vida y lo he hecho sola, con una constancia que ni sabía que tenía. No sólo es constancia, es interés, es voluntad y es ganas de hacerlo cada vez mejor. Cosas que (me) pasan no es sólo escribir y me siento orgullosa hasta el infinito y más allá, a veces tan absurdamente orgullosa que hasta me da vergüenza.

Gracias a Cosas que (me) pasan he podido comprarme mi primer ordenador, el Moliportatil, que estreno escribiendo esta entrada que jamás pensé que escribiría.
5 años. 1140 posts.

Ni un sólo día he pensado en dejarlo.

sábado, 26 de enero de 2013

UNA DOCENA DE CUADROS PARA ENSEÑAR A VER EL ARTE



A mirar el arte se aprende. Más allá del “me gusta o no me gusta” hay todo un mundo y es posible aprenderlo. Mirar cuadros no tiene porqué ser aburrido, y no todos son iguales, pero para apreciarlo hay que aprender poco a poco. 

No hace falta ser un erudito en historia del arte, ni un sesudo intelectual para enseñar a nuestros hijos a mirar los cuadros, a ir más allá. Aprender a mirar la pintura puede ser divertido, entretenido y puede enseñarnos muchas cosas de nuestros hijos. 

Traigo para hoy un breve recorrido por unos cuantos cuadros más o menos conocidos de la historia de la pintura que pueden servir para empezar a enseñar a mirar. 

Algunos pueden verse en España y otros no. Todos están accesibles en la web..pero mi consejo es imprimirlos para enseñárselos a los niños…para que los diferencien de una pantalla. Un cuadro no es una pantalla. 

Ah y por supuesto, seamos realistas, esto tiene sentido hacerlo a partir de los 4 ó 5 años, pretender que tu bebé de 1 ó 2 años entienda algo es ciencia ficción por muy listo que a ti te parezca.  


Para enseñarles a mirar hay que preguntarles primero ¿Qué ven? ¿Cuántos caballeros hay? ¿Qué están haciendo? ¿Cuántos animales son capaces reconocer? ¿Cuántas plantas? Pregúntales si creen que está bien pintando, si hay muchos detalles o pocos. Cuéntales que tipo de animal es un armiño. ¿Hay algo escrito en el cuadro? ¿Qué pone? Yo te lo soplo..en uno está la firma y en otro hay una frase en latín que dice “ Mejor morir que perder el honor”.   





¿Qué es? No es un conejo, es una liebre. Hay que enseñárselo junto con el anterior. Los dos tienen muchos detalles pero el acabado no tiene nada que ver, uno es óleo y el otro es acuarela. Tienen que ver que son distintas técnicas pero que ambas permiten contar hasta el más mínimo detalle. Hay que enseñarles que la liebre está pintada sin ningún tipo de fondo ni referencia espacial, está sobre un fondo blanco,  pero parece tan real que puedes tocarla. ¿Dónde tiene su sombra?  ¿Está firmado? ¿Qué pone? Durero firmaba con un anagrama con su inicial: A. 




 
¿Qué vemos? No es un caballero ni un animal. Es una ciudad, ¿Qué edificios vemos en la ciudad?  ¿ Se parece a nuestras ciudades? ¿ Es de día o de noche? ¿Hace sol o llueve? ¿Cuántas personas hay? ¿Qué están haciendo? ¿Cuántos barcos? ¿Dónde dan las sombras? Una vez que se hayan explayado sobre todo lo que ven y hay muchísimo para ver, hay que explicarle que esto es una vista de la ciudad en la que vivía el autor y que en aquella ciudad y en esa zona de Europa les gustaban los cuadros de cosas diarias, como si te asomaras a tu ventana y pintaras lo que ves desde allí. Pregúntales si creen que es un cuadro que se colgaría en una casa normal.



Al fondo hay una batalla, es la ciudad de Breda que acaba de ser ganada por los tercios españoles en Flandes. ¿Qué hay en el cuadro en primer término? Ahora es cuando puedes explicarles la diferencia entre lo que sucede en un primer plano y lo que pasa al fondo. En primer plano hay un hombre que se arrodilla y que entrega una llave a otro que la recoge, es la la llave de la ciudad de Breda que se rinde. Hay dos ejércitos, uno a cada lado, ¿ tienen distinta cara? ¿ Están tristes o contentos? ¿ A dónde se dirige nuestra vista? El cuadro está pintando con colores oscuros..pero nuestra vista salta por él dirigido de una “mancha” blanca a otra como puntos de luz, marcando  una diagonal que lo recorre : la bandera de la esquina derecha, los cuellos de los caballeros, el soldado con la  mano levantada y la camisa ensangrentada. A cada lado del cuadro hay dos personajes que nos miran..el de la derecha es Velázquez.   Conviene enseñarles también que no todo está pintado con el mismo detalle.


5. Las tres gracias de Rubens ( Museo del Prado)
El comentario “ son señoras gordas” es inevitable, puede que incluso sean tan cabrones como para decir “ como tú”, pero eso da igual, es parte de aprender a mirar. Rubens pinta a tres señoras “gordas” y desnudas. ¿Cómo están colocadas? ¿ Vemos las caras a las tres? ¿Están desnudas del todo o llevan alguna prenda? Cuéntales que Rubens las pinta sin tener un lápiz “color carne”..usa solo los tres colores básicos:  amarillo, rojo y azul. Haz que busquen las pinceladas de azul que son más evidentes.  Otra buena pregunta es ¿Dónde está el punto de vista? ¿Las vemos desde arriba o desde abajo? Y por supuesto..¿Qué hay al fondo? 




¿Qué está pasando en la estación? ¿ El tren llega o se va? ¿ Es de día o de noche? ¿Qué colores predominan? ¿Cómo es la pincelada? ¿ Está todo “dibujado” o son más bien manchas? ¿Cuántos triángulos hay? ¿Hacia dónde va la mirada? Monet dirige con la composición la mirada hacia arriba, siguiendo la estela del humo de las locomotoras y lo hace con la luz y con las líneas del edificio que nos dirigen  Las líneas de las vías que nos llevan hacia fuera. Es un buen momento para explicarles que los trenes ya no van a vapor..y esas cosillas. 



 Es el dormitorio del pintor. ¿Qué tiene en su cuarto? ¿De qué material son las sillas? ¿Y el suelo? ¿Cómo se abre la ventana? ¿Qué colores predominan? Amarillo, azul y verde…esos son los colores que predominan y que son fríos. ¿Dónde se va la vista?  A las dos manchas oscuras entre marrón y rojo, la mesa y la manta de la cama, que son colores cálidos. ¿Cuántas puertas hay? Todas las líneas rectas van en la misma dirección..incluso las verdes del suelo..¿a dónde dirigen nuestra vista?  ¿Cómo consigue hacer que el agua de la jarra y la botella sea transparente? ¿Cómo nos indica que lo que hay encima es un espejo? ¿Cómo lo sabemos?   Por supuesto, aquí hay que contar la historia del pintor y lo de la oreja..que no se crean que se lo inventaron un grupo musical. Ah y si queréis enlazarlo, encima de la cama hay un autorretrato de Van Gogh.  



Este les flipa. Aquí no hay que preguntar qué vemos, si no ¿Cómo está pintado? Hay que acercar la vista y ver que está pintado a partir de puntos de color. “Puntillismo”. Los puntos son de colores y al alejarte la vista los va mezclando y formando las figuras y la composición, pero si te acercas no ves nada más que puntos de colores.  Las pinceladas no son tales sino que sonpuntos y la mezcla de colores la hace tu vista.  Conviene enseñárselo junto con cualquiera de los anteriores para que comprendan la diferencia.  Una vez explicado esto, hay muchísimas cosas para ver en el cuadro todas reconocibles para ellos: niños jugando, barcos, árboles, sombrillas,  perros, gente paseando, merendando…



¿Qué vemos dentro? ¿Qué vemos fuera? ¿Qué colores predominan? Enséñales que la curva de la guitarra es como la de la botella y que la nube es como las montañas nevadas del fondo. ¿Cómo son los objetos transparentes? ¿Se parece a Van Gogh? ¿Están todos los objetos vistos desde el mismo punto de vista?


 


¿En qué se diferencia de todos los anteriores? Es en blanco y negro. ¿Por qué? ¿Que nos cuenta? ¿ Algo alegre o algo triste? ¿Cuántas mujeres hay? ¿Y animales? ¿Y la bombilla sol? ¿Hay varios planos o todo está en el mismo? ¿Todo se ve desde el mismo punto de vista?  Por supuesto hay que contar la historia, un bombardeo que destruye una ciudad y la gente chilla, las casas arden y muchas personas mueren. ¿Es un cuadro grande o pequeño? ¿Se parece a Juan Gris? 



De Hopper vale casi cualquiera. Para los niños es un artista que les resulta cercano porque todo lo que pinta lo reconocen, son cosas de su entorno.  ¿ Qué vemos aquí? Es un edificio parecido a los de nuestras ciudades.¿Por dónde se pone el sol? ¿Sólo hay esa luz? ¿Cuántos puntos de luz hay en el cuadro? ¿Qué hace la gente que vemos por las ventanas?  ¿Dónde caen las sombras? ¿Cómo está pintado? ¿Con detalle o a pinceladas grandes? ¿Qué están haciendo las personas que vemos por las ventanas?

 

De Rothko vale también cualquier cuadro. No es lo que hay en el cuadro, es como te hace sentir. Hay que mirarlo muy fijamente , y si pueden verlo in situ, que se acerquen mucho hasta que el color les envuelva. En este caso que el color es rojo, es un color que envuelve, que da calor, que acoge. Y “rojo” no es absoluto, son tres rojos distintos. ¿Cómo pueden ser de distintos?  No hay nada “pintado” pero el cuadro hace sentir. ¿Qué es la abstracción?  




A mirar un cuadro se puede aprender igual que se aprende a leer. Una vez que entiendes lo que ves, puede gustarte o no, pero los cuadros están llenos de cosas para enseñar y para aprender. ¡¡ y no son un rollo!

Publicado originalmente en Unadocenade

jueves, 24 de enero de 2013

MI TARDE CON ENRIC GONZÁLEZ




Por razones que no vienen al caso estoy disfrutando de unas vacaciones de solterismo. Solterismo desde las 9 de la mañana que despido a las princezaz que se van al colegio, hasta las 5 que como buena madre (aunque falsa) las recojo en el colegio. 8 horas libres a mi entera disposición. 

Como llevo 12 años, 1 mes y 23 días condenada a la vida en el polígono de Mordor, cuando disfruto de días laborales en Madrid me comporto como si fuera de provincias. Voy caminando asombrada de la cantidad de gente, de los coches, de las muchísimas tiendas que hay y de la actividad incesante de la ciudad. Me paso la vida en un polígono industrial, en las brumas de Mordor que apestan a pienso de perro y con bolas de paja que ruedan…llego a Madrid y me siento Alfredo Landa en Vente a Alemania Pepe. 

El caso es que estoy disfrutando de mis vacaciones de solterismo muchísimo. Y no, no me gustaría pasarlas con las princezaz y El Ingeniero por ahí. Esto me va a restar puntos en el ranking de madres entregadas pero me da igual. Estoy feliz. 

Además de feliz, estoy superenergética y con ganas de hacer cosas y una de las cosas que me apeteció hacer ayer fue ir a la presentación del libro de Enric González que hacían los intensos de JotDown en la librería Méndez en la calle Mayor. 

Cumplí un poco por encima mis obligaciones maternales de tarde con laz princezaz y salí corriendo a pillar el metro.

-        Mami, ¿dónde vas?

-        A la presentación de un libro.

-        ¿Más libros?? Pero si tienes miles...

-        Ya pero este es de un escritor que me gusta mucho…

-        Mami…te gustan más los libros que nosotras.

-        ¡Claro que no!! Pero con vosotras estoy todas las tardes y este señor solo está hoy.

-        Bueno...vete pero tráenos algo. 

Con la conciencia tranquila por el permiso de las princesas y mi carácter de madre desnaturalizada me lancé al metro a las 6 de la tarde. Y para seguir cumpliendo con mi papel en la vida...llegué tarde. 

Estaba completamente petado. Fui capaz de abrir la puerta, cerrarla y quedarme pegada a ella. Había muchísima gente, muchísimos, muchísimos tíos y todos obviamente  más altos que yo. Allí estaba yo, al final de la librería, con mi abrigo de caperucita roja sin ver nada. ¿He comentado que había muchos tíos? Una proporción alarmantemente alta de tíos...conté 10 tías en toda la librería...en fin, pensé que mi afición por Enric era compartida por más mujeres. 

Poco a poco,  y haciendo la lagartija fui avanzando posiciones, hasta conseguir colocarme cerca de una estantería dónde apoyarme y dejar el bolso y el abrigo. Lamentablemente estaba al lado de Pérez Reverte pero no se puede tener todo. 

Desde esa posición estuve escuchando hora y media a Enric y a Ramón Lobo sin verles. Sólo oía lo que contaban del libro, de la vida de Enric, anécdotas, quejas, lloriqueos periodísticos (de esto ya escribiré un post). Habló sobre sus libros, sobre su fichaje por El Mundo, comentaron la manifestación que durante un rato atronó la calle Mayor…Estuvo muy entretenido, un poco largo para los que estábamos de pié sudando la gota gorda pero muy entretenido.  Hubiera estado mucho mejor si no hubiera tenido que escuchar las cosas que P. Reverte decía alegremente pensando que nadie le oía o pensando que los que le oíamos le hacíamos la ola. En cualquier caso, me sirvió para comprobar que yo tenía razón en mi apreciación sobre él.
Al terminar el charleto, seguí haciendo la lagartija y mágicamente acabé la quinta para que Enric me firmara el libro. Por fin le vi. 

Enric se ha dejado el pelo largo, un poco rollito Richard Gere. No soy muy fan de Richard Gere, pero me parece una buena técnica. Primero Enric demuestra que no tiene un problema de caída capilar y segundo se tapa las orejas de soplillo. El único problema que le veo es que ese pelito largo derive hacia la ya conocida tendencia a envejecer hacia señora mayor que ya he comentado por aquí. Enric, no me hagas eso.
Al llegar mi turno y como me corresponde tuve una conversación absurda con Enric. 


-        Hola... ¿Cómo te llamas?

-        Molinos.

-        ¿Molinos? ¿Has dicho Molinos?

-        Bueno, si...es una historia larga pero es que publico con ese nombre...

-        ¿Escribes?

-        Bueno...sí, más o menos...algo parecido.

-        Vale, seguro que no dedico más libros a nadie con ese nombre.

-        Así pensado mola. 

Puestos a hacer el frikifan decidí tirar la casa por la ventana y le pedí si se haría una foto conmigo. 

Nos hicieron mil. Ahí estábamos, de pié, mirando a mi móvil y 3 cámaras más,  sonriendo como unos pánfilos. Era casi como un photocall, me faltaba el palabra de honor absurdo. 

-        Habéis salido movidos.

-        Soy yo que estoy temblando de la emoción con esta chica.- dijo Enric. 

Y ahí que me fui sonriendo más feliz que una perdiz. 

Salí y jarreaba. 

Una tarde genial. 

Ah casi lo olvido. Ramón Lobo es como Santa Claus pero con la barba recortada. Dijo que hacia las camas por la mañana y había aprendido a hacer pan. Quiero adoptarlo. 

Y casi olvido también que una descerebrada me reconoció pero no se atrevió a saludarme. Jamás pensé que diría algo así. 

Mi primer post sobre Enric

miércoles, 23 de enero de 2013

SESUDO ANÁLISIS DE LAS PELIS MALAS DE MIEDO.



Las pelis de miedo buenas son cojonudas. Son unas películas que además del factor acojonarte hasta el infinito son pelis bien hechas, con historia, personajes, atmósfera y que crean interés y un miedo que te cagas. 

Ni que decir tiene que hay muy pocas pelis de miedo de ese estilo. 

La pelis de miedo malas son espantosas y además no dan miedo. Dan asco, dan susto, dan pesadillas, aburrimiento supremo,  pero miedo, miedo que te cagas no dan. 

Hacer una peli de miedo espantosa  es coser y cantar. 

Veamos cómo. 

Para empezar necesitamos gente corriendo. Gente corriendo sin criterio  y absurdamente. Hay dos tipos de carreritas tontas. Aquellas en las que se huye de un  asesino o maniaco que persigue sin mucho criterio pero que termina siempre con la más guapa del casting o aquellas en que se da vueltas como pollo sin cabeza porque hay espíritus o fantasmas; en éstas se corre pero menos. 

Los protagonistas deben ser analfabetos o gafapastas con algún tipo de disfunción social. Si se mudan a una casa increíblemente barata e increíblemente estupenda, muestran una total despreocupación hacia esa puta coña que han tenido. No hay suspicacia como la que  cualquiera de nosotros desarrollaría: mmm... ¿una casa tan cojonuda con 7 dormitorios, árboles en el jardín y porche con columpio por 12.000 euros? aquí hay gato encerrado. No, a ellos les parece que han tenido mucha suerte, se abrazan y  allí que se meten. 

Tú como espectador ya estás cabreado porque sean tan gilipollas. Que no es que estés en contra de personajes idiotas, de hecho dan mucho juego, pero es tan obvio lo que va a ocurrir que ves como el facto miedo se aleja por el horizonte y llega a tu pantalla el factor: que previsible es todo. 

Continuemos. Para el buen desarrollo de la trama es fundamental que los protagonistas carezcan de visión periférica y se limiten a ver lo mismo que el caballo de un picador. Por eso cuando las imágenes en los espejos, el asesino en serie o 7 babuinos enfurecidos bailan por la habitación ellos giran la cabeza rápidamente pero ¡mecachis! no consiguen verlos. Dan vueltas hasta que se marean y salen de la habitación pensando: me lo habré imaginado. 

Tú como espectador no solo has visto al fantasma, al asesino y a los babuinos, es que además antes de que si quiera el protagonista entrara en la habitación ya sabías que iban a aparecer. Las pelis malas de terror pueden darte la impresión de que ves el futuro.

Para identificar al protagonista que conseguirá salvarse a pesar de que es el más odiado por los espectadores solo hay que guiarse por el oído. La mujer o el niño que grite como un cerdo en una matanza,  es el inconsciente disfrazado de  valiente que a pesar de merecer morir entre horribles dolores en el minuto 5 aguantará hasta el final. Llegará jadeando como si hubiera corrido el maratón o echado el polvo del siglo y sí, da igual que sea un niño. 

Por supuesto hay que tener en cuenta que la inteligencia no está bien vista en este tipo de películas.  Normalmente aparece un personaje inteligente que dice lo único coherente y con sentido de todo el guión. Algo que el espectador piensa: hombre por fin alguien que ponga un poco de orden en este absurdo.  Por supuesto lo que dice es desechado por el resto de personajes oligolérdicos que opinan que el listo está flipado. El listo muere, lo que les debería demostrar a los pasmados que lo mismo es mejor pirarse,  pero algo tan obvio les pasa desapercibido y se quedan allí mirándose las uñas con su visión con orejeras. 

Necesitamos niños. Hay que elegir de qué tipo queremos los niños en la peli mala de miedo. Tenemos los niños que dan  un miedo que te cagas o los que se pasan toda la peli a punto de palmarla pero sin enterarse. Ambos grupos son odiosos y el espectador quiere matarlos desde el minuto 1. De hecho, nada como una peli  mala de miedo para cortar las efusiones reproductivas en caso de tenerlas. 

La casa molona e increíblemente barata,  tendrá por supuesto una mala instalación eléctrica que funcione con bombillas de 20 vatios y unas puertas misteriosas que no abran pero que tendrán pomos que giren con mucha holgura. Por supuesto los protagonistas con cero actividad neuronal después de comprar la casa al encontrar una puerta que no se abre, se quedan tan tranquilos y no llaman a nadie para tirarla  abajo, ni se les ocurre desatornillar el picaporte.  Suelen esperar a que la puerta se abra sola y por allí salga una luz sospechosa, sospechosa para todos menos para ellos. 

Por último necesitamos un director al que le flipe el preciosismo. Esto quiere decir que se sienta poético, especial y con mucho gusto y se dedique a plagar la película de planos a contraluz, planos con ventanas abiertas por donde entra una  brisa que mueve las cortinas, planos oscuros como boca de lobo en los que de repente aparece una lucecita por donde vemos al protagonista sin visión periférica haciendo el gilipollas. Y eso, se supone que te va a dar miedo. 

Las pelis malas de miedo son como las malas pelis porno. Todo es tan obvio como en ellas “soy el fontanero y vengo a arreglarle las cañerías” “Hola, soy el asesino y vengo a perseguirte para casi matarte pero soy un incapaz y no lo conseguiré” 

Una buena peli de miedo, una de las que acojona hasta el infinito es aquella en la que el terror viene de algo cercano, cotidiano, que está ahí al lado y parece inofensivo. En una buena peli de miedo no hay ni un plano oscuro, todo el terror está ahí a plena luz y no te puedes creer lo acojonado que estás. 

Pensad en Los Pájaros, pensad en El resplandor y acojonaos. O mejor sentaos a verlas. 

Es como una buena sesión de sexo...nada de velitas, nada de cena romántica, nada de hotel con encanto…una mañana cualquiera a plena luz y sin que te lo esperes. Eso mola mucho más.